Leyendas de San Pedro: La Laguna Llacolén

La Laguna Llacolén

El río Bio Bio fue por siglos la frontera histórica entre el reino de Chile y el territorio mapuche, allí nuestros indómitos ancestros pusieron una barrera infranqueable a la invasión colonial europea.
La ciudad de Concepción fundada con fines militares, albergaba un poderoso ejercito el único pagado con fondos de la corona de Castilla y Aragón.  En los primero años de la conquista llego hasta la capital del sur, un joven capitán castellano quien fue puesto a las ordenes de García Hurtado de Mendoza, entonces capitán general y gobernador del reino de Chile.
Este joven soldado fue designado a tareas de exploración en territorio que los godos consideraban hostiles, al sur del río Bio Bio.  Con una clara tarea de cuantificar el tamaño de un ejercito mapuche que se reunía al sur del río Bio Bio, cruzo una noche a nado y se interno en la cordillera de Nahuelbuta, un fuerte temporal lo atrapo en la cordillera y perdió tanto la orientación como al grupo de soldados que lo acompañaba.
En el vagar por entre los cerros bajo hasta un estero y de allí a una hermosa Laguna, donde encontró a una hermosa joven mapuche, bañándose en sus aguas, de solo verla el español se enamoro, se aproximo muy sutilmente y una vez que esta emprendió camino a casa se le acerco para que le ayudara a encontrar un camino de vuelta a Concepción.
La joven mapuche era nada menos que Llacolén hija del mítico Galvarino, guerrero indómito, el mismos cuyos brazos fueron cortados brutalmente por los españoles durante el combate de Lagunillas, en un intento fallido de intimidar a su aguerrido pueblo que resistió por tres siglos la invasión colonial europea.
El joven capitán siguió cruzando la frontera natural y en cada ocasión se aproximada al sitio donde se encontró a Llacolen produciéndose nuevos encuentros entre los jóvenes.  Sin embargo y en el contexto de preparación para la guerra y alianzas entre los lov mapuche, Galvarino había prometido en matrimonio a su hija Llacolen al Lonko Millantu, a quien Llacolen queria mucho ya que se conocian desde pequeños, pero entre Llacolen y el capitán español había surgido un amor intenso, amor que la joven pareja mantuvo en secreto.
Tras el combate de Lagunillas y al enterarse Llacolen del salvajismo con que su padre había sido mutilado por el ejercito hispano, se fue a refugiar hasta su laguna, mientras lloraba en sus orillas, vio que desde los cerros llegaba su joven capitán, mientras esto ocurría, Millantu la buscaba para consolarla, al encontrarla junto al militar español, saltó sobre él produciéndose una lucha cuerpo a cuerpo que terminó con una cabeza destrozada y una espada en pleno corazón: los dos jóvenes el mapuche y el español habían muerto. Desesperada la hermosa Llacolén ante tanta tragedia se internó en las aguas de la laguna, que luego tomaría su nombre, siendo hoy parte de la comuna de San Pedro.

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