La poesía es un lenguaje de des-programación

Entrevista a Franco Ibañez Zumel  por CYP: Revista digital Crítica & Parnaso

CYP: En 2000 fueron llamados la generación muerta; anteriormente la llamaron la generación invisible; otros la generación transparente, la del 87, la generación mutilada, en los 80 la generación NN, etc. ¿Quiénes y qué son Uds.?, los autores que durante tres décadas se vieron obligados a confrontar un sistema fiero con todas las formas de lucha posible y además cautelar una producción literaria que fuese el reflejo de una época dura sin caer en la panfletería?

FIZ: Obviamente nombres para nuestra generación hay muchos porque en ese momento la emocionalidad y la aventura iban de la mano con el peligro y la clandestinidad y en muchos de los casos eso invita a mitologizar, sublimar incluso algunas cosas; sin embargo, formalmente -e incluso la academia a veces lo grita- somos la generación del 87, nacidos desde el 57, viviendo en el 67 y produciendo desde allí en adelante hasta cristalizar el 87. Alguien aplicó -según tengo entendido- el término «NN», es verdad, pero como un sentimiento, una manera de signar desde la emoción un momento álgido, no con el fin de conceptualizar un corpus literario-generacional bajo determinado contexto.

Nos acercamos más que a lo de NN, a lo de generación muerta o invisible en el sentido de que cuando se disipó el clima social en Chile ya había pocos de esa generación, unos estaban fuera, otros muertos, otros clandestinos aun, otros pocos produciendo, evitando el ruido y la exposición y por otra parte irrumpieron en la capa literaria cohortes completas de escritores nóveles con una energía avasalladora, emergentes, jóvenes en realidad, que esperaban un contexto más liberal para gritar (había que hacerlo por salud mental nacional), con más recursos para mostrar y difundir su producción, esas cohortes aplastaron solo a nivel de imagen y presencia a los pocos poetas y escritores que estuvieron preocupados de sobrevivir, producir y luchar, salvo un par de excepciones obviamente. Podemos decir que hubo un apagón comunicacional para la generación muerta, un lapso que la transparentó, dejando de lado el asunto de que en realidad lo menos importante para ellos era la difusión y la figuración.

Muchos de ellos militaban desde el centro a la extrema izquierda, eran transgresores per se, la clandestinidad, el anonimato y el silencio fueron su forma de vida durante casi veinte años, las intervenciones literarias eran peligrosas, ya que en los 80 habiendo más de cinco personas reunidas en un sitio cerrado en segundos adquiría caracteres de protesta social; de allí que el mote NN se ajustó como un guante, los sin nombre, los clandestinos, los anónimos…los no nacidos; para el exopoeta Jorge Ojeda y yo existe el patio 29 de los autores de los 80 y hasta ahora lo único relevante en esto es que no se conocen todos los cadáveres aun.

CYP: ¿Sientes que todo está dicho?, ¿hay requiebros por el aplastamiento y la irrupción de estas nuevas generaciones sedientas?

FIZ: Para nada, al contrario, lo que se «perdió» para algunos lo regresaron con creces las nuevas tecnologías, las redes hoy sociales; los trabajos casuales de investigación empírica obviamente, nos han mostrado verdaderos valores en la poesía y la escritura de los 70, 80, e incluso 90 sin difundir, hay mucho de qué hablar, nada está dicho, el asunto es que la academia en general aún está entrampada en el estudio de la literatura hispanoamericana desde la conquista hasta no sé dónde; el canon español sigue siendo duro de roer y en ocasiones el tema etario en los docentes es muy fuerte hablando de generación vs generación o disciplina vs disciplina en algunas facultades importantes del país; es verdad que yo preferiría más a Lihn, Millán, Ojeda, a Zapata, Vöhlmer, Sparza, Miquea, Martínez, Lastra, Arancibia o a Lira, Magma, en libros, en clases de literatura y en investigación, pero son escasas las universidades que tienen como target la investigación sobre este segmento, es algo que esperamos cambie en un par de lustros.

CYP: ¿Consideras que hay escasez de fuentes?

FIZ: En cierta medida, pero hay antecedentes y aciertos, Aristóteles España utilizó la red para fijar precedentes, fue un acierto; luego -e incluso antes- un par de artículos sueltos curiosamente extranjeros, Triviños y Alonso de la UdeC lograron hitos con «las plumas del colibrí» y otras publicaciones en plenos años duros con autores de la zona desde donde se irradia al resto del país, y que luego se posicionaron a nivel nacional como insignias; sin embargo lo más curioso y que llamó mucho mi atención fue, no solo la publicación del libro «El árbol de los libres» de Fabián Muñoz en México, con quien me contacté y conocí a través de David Chávez, mexicano pasante en el doctorado en literatura de la UdeC, estrecho colaborador y editor de Casa Litterae, sino la historia detrás de la publicación, una verdadera película. A partir de allí descubrí el trabajo de Andrés Morales, un gran aporte; Lissette Olivares; Tureuna; algunos trabajos de Zapata sobre Lihn, y muy en especial el magistral artículo específico escrito por Katherine Chávez en la plataforma cultural SURCO por la ciudad de Temuco y novena región; no hay escasez de fuentes, cada vez aparece algo nuevo y eso es bastante alentador a nivel teórico.

En un nivel real, por otra parte, tenemos los testimonios en vida de Lara, Miquea, Giordano con una interesante propuesta «El silencio de Claudio», Zapata, Ojeda, Cociña por Concepción la cuna de la lírica nacional.

CYP: Piensas, entonces, que hay aportes reales y distintivos a la literatura chilena por parte de esta generación

FIZ: Obviamente y en distintas dimensiones, historiográficamente, semiológica e inclusive lingüísticamente; la poesía urbana no reconocida aún en un 100% viene con un fuerte impulso desde allí; la poesía urbana mapuche representada de manera formidable por David Añiñir; lo situado del discurso acusando 20 años de violencia, hermetismos y el guante recogido por algunos expositores jóvenes con temáticas de resistencia al sistema rizopanóptico esta vez tienen su origen allí, en un contexto de miedo, de sobrevivencia, de relación distintiva con el cuerpo y la ciudad, que no solo cruza la literatura sino que se traspasa al teatro, a la música y hoy ya no tangencialmente a la fotografía; la idea del propio cuerpo como medio de expresión lírica desde antes de Zurita hasta acá.

La sensación de haber sido aplastada como generación se remite solo a un hecho comunicacional, de figuración parafernálica, de farándula, mediático, pero eso no significó una paralización de la producción literaria del Chile de los 70, 80, al contrario.

CYP: Qué es la cofradía NN-Sur?

FIZ: Una reunión y una aventura, un conjunto de personalidades con estilos diversos y dispersos por todo el país que están unidos por un hilo invisible al que todos reconocemos como adhesivo, propio, libremente elegido, a veces molesto, y que permite trabajar estratégicamente, además de nuestra producción individual, en función de la difusión literaria, la descriogenización y la promoción de una línea de autores hasta ahora transparentes. Fuera de ello es un grupo de poetas, una familia con costumbres propias, con una dinámica propia, con sus ritos y un férreo sentido de pertenencia para unos, una plataforma para otros y un ring para los restantes, me agradaría pensar en una ética, pero creo que es mucho pedirle a ese grupo de goliardos locos y disparados, y eso que somos bastante viejitos.

CYP: ¿Es un círculo cerrado?

FIZ: Me gustaría decir que no, sin embargo cualquiera puede acercarse, hay que separar acá dos cosas que causan siempre confusión, una de ellas es la Cofradía, la que se conoció en el sur de los 80 en medio del fragor de la síntesis de una serie de parámetros, el territorio con su mística, la rebeldía y cuestionamiento propio de la edad hacia todo, la actitud hacia lo nuevo, las experiencias personales, lisérgicas incluidas, el contexto sociopolítico muy denso, el perfil psicosocial mismo de quienes la componen, las áreas en que se desempeñaban para sobrevivir, los avatares, las dudas y aventuras que nos unieron, la literatura como centro, en fin la creatividad; todo ello confluyó en un grupo reducido, aparte del resto de los universitarios comunes en la UFRO, la UC y la urbe; ajeno, contradictorio, alienígena, distinto por donde se le mirara, conflictivo; sus intereses eran otros, sus lecturas, sus preferencias literarias escapaban al canon intelectual del momento; mientras todos leían en lo ideológico a Marx, Engels, Giap, Marighella, ellos leían además a Laing, Sartre, Camus, Hesse, Reich, Pound, a los antipsiquiatras como Basaglia, Cooper, etc. Eso era la cofradía, una hermandad no tan homogénea ni definida como se piensa, mucho menos masiva, no exclusivamente de poetas y en la que no todos participan en un cien por ciento, pero que se gestó allí y que luego de la diáspora volvió a reunirse, esta vez con objetivos de trabajo claros, principios y ceremonias. Allí es difícil que ingrese alguien que no haya pasado por las mismas vivencias y procesos, se intentó abrir en un momento el tema al exterior, a recibir miembros, pero fue un rotundo fracaso, sin embargo la cofradía, sin pretender para nada ser vocero, no desconoce ser parte de algo más macro y reconoce en los nexos generacionales algo más grande aun que ella misma, es solo un grupo de amigos que sabe no está solo, pero con costumbres propias, peleas y reconciliaciones propias, con una dinámica familiar propia que no es necesariamente cómoda para los externos y a veces para los propios internos.

La otra cosa y no necesariamente producto de aquello es la consolidación de un quehacer editorial, lo que permite hoy en día difundir, al margen de si algunos están lejos geográficamente o a nivel de roles, ideas y apreciaciones; no todos participan -hay diferencias- y con ello me refiero a esa hoy organización que genera gestión cultural, eventos, encuentros, ediciones y publicaciones y ahora proyectos; si bien es cierto eso ya no le pertenece a la cofradía partió de allí, es nuestro signo y colaboramos; allí entra quien lo desee, de hecho hay muchos de distintos lugares geográficos, países incluidos y de distintas áreas, allí se toma en cuenta todo lo que ayude a promocionar la literatura de aquellos años en lo que se pueda. Ambas cosas si bien es cierto no son lo mismo y hoy son autónomas unas de otras, tuvieron un tronco común y aunque duela un poco el no estar allí se debe comprender que todo evoluciona.

CYP: Tu obra literaria tiene hasta ahora tres momentos, el momento del peligro entre el 73 y el 90, el de la trascendencia luego de esos años y ahora comienzas a hablar de una parafernalia llamada exopoesía, ¿siempre harás lírica?

FIZ: Lo que ocurre es que la lírica es un formato más flexible que puede manifestarse y dejar huellas indelebles en un instante, es rápido porque las ideas son evanescentes y se debe estar en alerta constante sobre ellas, en un viaje en bus, al mirar una persona, al ver alguna situación que te mueva o conmueva; no necesita una mayor elaboración salvo el clic primigenio, no es necesario un desarrollo, personajes, conflictos formalmente planteados, una estructura; eso es cómodo y como tal adictivo. Respecto de lo otro no, no solo hago lírica estoy en medio de una novela cuyo proyecto debería abarcar tres libros, me había demorado bastante hasta que llegó Enrique Giordano de EEUU y me dio luz sobre el tema de la uniformidad en la estructura, la flexibilidad del soporte a raíz de su propia obra «El silencio de Claudio», aun así el primer libro no está presupuestado al menos para salir este año.

CYP: Qué diablos es la exopoesía?

FIZ: Es una discusión interesante y que hasta ahora solo se maneja en Concepción desde donde se irradia hacia el resto del país, una elucubración demasiado seria y peligrosa del escritor Jorge Ojeda, y que desde mi punto de vista tiene que ver con el rol de la poesía en los procesos de repersonalización en una sociedad sitiada como lo plantea Bauman, aunque yo prefiero llamarla sociedad copada pues hay un rebalsamiento de las ideas formales sobre el sistema-sociedad y a pesar de la idea de Bauman sobre una modernidad sólida y líquida para caracterizar lo que considera dos caras de la misma moneda me molesta lo de «residuos humanos» de alguna manera, quizás en lo fuerte de lo connotativo; en líneas generales la exopoesía, como lo veo, está relacionada con el peso que las personas, especialmente quienes trabajan con la semiótica, contenidos y creatividad deben cargar durante su vida en donde van acumulando dosis peligrosas y altísimas de estructuración diseñadas, codificadas e implementadas por el poder rizopanóptico a través de una educación orientada al consumo de información y significados que estructuran lo «real» «desde fuera» de la percepción del ser humano y que a su vez es administrada intencionadamente, gestionada no precisamente por personas sino por corporaciones y complejos estructurales muy macros, sospechosos per se.

En este contexto, el de la pasividad ante las hipnosis sociales, la poesía es un lenguaje de desprogramación.

CYP: ¿Tiene algo que ver con la antipoesía?

FIZ: Hay discusiones, algunos de quienes están en el tema perciben la antipoesía de Parra como un estadio necesario, aunque otros piensan que la antipoesía es solo un chiste y otros que el sufijo está relacionado con exoesqueleto en el sentido de estructura rígida externa y su consecuente ruptura, o lo exo como tercerización; por mi parte pienso que no tienen relación en absoluto, la exopoesía -en conceptualización aun- está relacionada con un proceso exógeno en el sentido de «desde fuera del poder» no necesariamente místico, o extático, pero no es lúdica, aun cuando puede ser utilizada lúdicamente siendo uno de sus ejes el manejo de las mismas imágenes que se utilizan por parte del Poder Rizopanóptico para obligar subliminalmente al «consumidor» para que consuma o prosuma (de prosumidor) -y con esto no me refiero al consumo de alimentos o productos transgénicos u orgánicos, sino al consumo de imágenes, símbolos, información, contenidos, semas- para, de esta manera, «desprogramar al programado» en dos direcciones iniciales, el conocimiento consciente y cabal del macrosistema en el que estás viviendo y el tema de la verdad entendida concretamente también como mapa impuesto con consecuencias concretas sobre la vida de cada uno, lo cual suele ser complicado para la mayoría, pues consiste en preguntarse si uno quiere o no quiere «saber» esa verdad-realidad, cómo ésta funciona, cómo nos cautiva y encadena a una idea exógena y dirigida de la vida que nunca ha sido nuestra y que sin embargo debemos beber y tragar sin cuestionamiento alguno a través de sus sistemas de reproducción; si uno dice querer saberla o si simplemente es curioso; si se desea lo suficiente saberla como para reconstruir desde cero -como luego de un terremoto- tu entendimiento desde lo que llamas «vida» o «realidad», no importando si tu nueva concepción o percepción encaja o no con el resto de quienes te rodean, aunque te sientas incómodo con ese «resto», incluso cuando duela, cuando te muestra aspectos de ti o de lo que te rodea que son impactantes, complejos, inquietantes, dolorosos, humillantes o cuando esta realidad va más allá de tu propia comprensión, leí eso en alguna parte. Eso solo es el comienzo, los pasos iniciales; luego viene el tema de entender y caracterizar el rizoma, sus tentáculos, entender que ya no hablamos de capitalismo, imperialismo, modernismo, globalización, ideologías, que éstas aunque sean un eco de inercia, se diluyeron entre los setenta y noventa sin excepción, que cuando se habla de globalización o modernidad nos están engañando, que estamos rodeados panópticamente de algo monstruoso, rizomático, que está en todas partes y en ninguna; y que nos mantiene hipnotizados e inmóviles, rebotando entre una casa, una familia y un trabajo, pagando deudas que no se extinguen, consumiendo una TV con imágenes sin sentido, oyendo una música y discursos de mierda, alimentos que empeoran la calidad de vida, viviendo en ciudades y jaulas en donde nos golpean duro desde que comienza el desfile diario hasta estando incluso dormidos y en donde quienes están en cúspide de la pirámide para protegernos participan gustosos del festín negado a la masa, teniendo como único objetivo mantener la obra de teatro y por supuesto redituar, mientras por otra parte las ovejas ven cómo el país es solo una imagen, que ni siquiera el agua es propia, que desapareció, que cada vez hay más presencia de lobos y zombies.

CYP: Se ve serio, postmodernista

FIZ: No, es solo una discusión de un grupo de personas viejas ya, literatos, académicos, psicólogos penquistas, no es serio aun pero lo será cuando los formalistas elaboren un corpus; el tema es bueno no solo por lo de la exopoesía, sino por la tesis tras el concepto de poder rizopanóptico; un ejemplo, hoy la mayoría de las personas giran gran parte de su vida diaria de una u otra manera en torno a la política, la economía, ya sea actuando en sus órbitas, o siendo bombardeada por el ruido comunicacional que generan -no puedes huir de ello a ningún sitio- no entendiendo que la política experimentó modificaciones imperceptibles pero significativas, desde los 70 inclusive, como imagen semiótica con sus signos y símbolos, ya no son siquiera herramientas fiables, la política no corta nada relevante desde décadas y tienes ingentes mosquitos girando en torno de esa lámpara que se apagó hace mucho y ni hablar de economía, religión o filosofía «estamos rodeados de lobos, ovejas y zombies» realmente rodeados y este país se metió con entusiasmo al escenario. Las personas en general se quedaron estancadas con una idea estática de lo que les rodea, heredada de la seguridad que nos otorgaba ontológicamente la filosofía, la religión, los estados nacionales paternalistas (aun cuando éstos, como buenos padres, nos castigaran con o sin miles de muertos, torturados o detenidos desaparecidos), las sesiones de educación hipnótica y obsoleta en las salas de clase de primero a octavo básico, de primero medio a cuarto medio y luego las aulas universitarias que reproducen un sistema inerte con un cartón como regalo y que al enfrentar la realidad debes comenzar desde cero olvidándote de los años en que invertiste tu dinero y comprometiste tu mente con un sistema por lo menos «extraño».

Hoy no tenemos realidad, tenemos una videósfera, peor aun, como vanguardia existe una retícula de intelectuales ingenuos que actúan en base a lecturas primarias quienes creen que la videósfera, refrita y re copiada, equivale a la validación por convención de una realidad sin piso y sin entender que ahora es solo un reflejo de algo que tuvimos hace mucho, y que ésta solo funge como un tentáculo cuyo núcleo son las tres «O» Omnisciencia, Omnipresencia y Omnipotencia, en consecuencia bajaron el asunto pre digerido a la base de la pirámide.

CYP: ¿Conspiranoico?

FIZ: Creo, aunque informado de primera mano.

CYP: Tu poesía primera tiene vaivenes y en general no es muy lírica, se ve como pesimista, discursiva, avasallante con lo real, como frontal quizás…ácido.

FIZ: Somos viejos, los viejos no somos líricos, no necesitamos la lira para expresar o adornar; láricos puede ser, mas no líricos, hay demasiados poetas líricos, misticoides, abstractos, buscando algo que ya existe, creo, y la situación en que nos desenvolvemos no tiene precisamente incienso ni música, al menos no armónica.

Ácido? de todas maneras, tengo serios problemas sociales me gusta tenerlos, soy bocón y me carga la gente en general por su incapacidad de interpelar; en nuestros tiempos las cosas nos interpelaban a nosotros y de allí debíamos aprender a interpelar, a discutir, a analizar, a sintetizar; la interpelación al nivel más concreto de la realidad era nuestra herramienta maestra, dejando de lado el hecho de nuestro existencialismo sartriano; la lírica es el opio del escriba; el escriba, el escribiente lleva las cuentas, su trabajo es auditar crear universos y generar epísteme, la epísteme y la hermenéutica nos dan parámetros con el fin de construir una realidad para no perder la razón, para no diluirnos, para no convertirnos en ovejas, para evitar la programación. Hoy los poetas o escritores que escriben mirándose líricamente el ombligo son unos pendejos que jamás crecieron, no digo que no existan cosas que a uno lo emocionen, pero el no hacer nada por -al menos- despertar al dormido signa con fuerza al ejercicio literario como un diversionismo huero y peligroso.

La poesía, la literatura, la vida en el en sí y en el para sí, pues trabajamos en varios planos -semánticos inclusive- no tienen sentido si las aíslas de la circunstancia, la poesía tiene un rol, una función, el ejercicio literario es en sí una función, una relación matemática, aunque no le guste a algunos, no se da en planos cartesianos y no es un ejercicio en el vacío, es concreta, de otra forma no podría desprogramar a nadie, se sitúa fuera de círculos ontológicos pre construidos, la poesía, la literatura en total es nuestro Morpheus, y el lirismo huero que sigue adormeciendo a la gente o separándola de sus vidas no sirve acá, tal vez sí en un lamasterio.

No puedo hablar por todos pero el poeta o el escribiente o el escritor (que es el más institucionalizado) no pueden ser suaves, esa huevada de la sublimación primaria me recuerda con escalofríos a los curas haciendo misa en latín de espaldas, además porque después te toca a ti ponerte de espaldas ante ellos; el poeta, el músico, el pintor, el fotógrafo, el actor, el comunicador, el periodista es un elegido, los elegidos tienen misiones y deben cumplirlas antes de salir del sistema y eso no se hace susurrando de rodillas en este contexto, no estamos en la Grecia de Píndaro ni en la época bizantina, menos en el barroco, estamos en el ahora y en el ahora ocurren cosas muy desagradables a nuestras espaldas y bajo nuestros pies a cada instante, éstas son tergiversadas, procesadas y difundidas por algo muy oscuro y no hay otra forma de escribir que no sea para despertar, aunque sea doloroso descubrir que debes empezar por ti mismo respondiendo preguntas incómodas porque sabes de antemano las respuestas y éstas terminan interrogándote y tú sabes que no somos inocentes, es en este sentido en que uno comprende a cabalidad que la literatura se define por su literaturnost, que como escritura, lenguaje o como texto debe situarse fuera del poder, aunque éste logre derribar a algunos ángeles y arrastrarlos al averno, porque en ella, en la escritura, se produce el desplazamiento desde la lengua, la separación, el distanciamiento de una lógica cartesiana barata como lo propone Barthes. Debe haber, hay un ethos en ser escritor, debe haberlo pues la literatura y su ejercicio aunque no se entienda bien aun, tienen carácter, personalidad propia y es una amante muy exigente, pero sigue siendo eso, una función -no necesariamente social- pero si función matemática y el nexo entre esa función y lo concreto es el vigía, el centinela, el escritor, el pintor, el músico, el analista con una ética definitivamente; ahí el ethos funge.

CYP: ¿Qué es importante para ti en un poema, el mensaje? ¿La métrica? ¿El estilo?

FIZ: Básicamente que el mensaje llegue donde tiene que llegar y a quien tenga que llegar, no interesa el estilo, menos la métrica, en la poesía del 83 eso eran pendejadas, había que huir y escribir o pasar hambre y escribir y el hambre, la soledad y el miedo no tienen mucho de métrica, de hecho soy de la idea de Leo Ojeda sobre que los libros en general son quienes buscan a sus lectores, no éstos a los libros, eso es lo formidablemente relevante, y si te buscó es por algo, aunque ese algo no siempre sea bueno o claro; los libros, dicho sea de paso, suelen entregar muy malas costumbres, en especial a las ovejas negras, costumbres que tarde o temprano terminan pasando la cuenta, pues los pastores no son muy amigos de ello, y a raíz de ello suelen por lo general perseguirlas y comerlas o meterlas al redil.

CYP: ¿Política e ideología en tu literatura?

FIZ: Sí, en los primeros libros hubo mucha, traté de no caer en el panfleto, pero era bastante difícil no hacerlo, hay mucho que queda fuera en lo que se publica porque no pasa el cedazo, Bécquer decía que había que vestirlos, en fin no se puede renegar del periodo que vivimos y aceptamos ¿no?

De todas formas querámoslo o no, la ideología siempre está presente en el quehacer, naturalmente es lo aceptado y más que aceptado lo asumido, la liturgia ontológica nos cazó en la trampa de los espejos y no hay mucho que hacer al respecto

CYP: Sin embargo igual se lee la capa política a veces, a propósito de ello en aquellos tiempos violentos te tocó duro, tus iguales te pasaban la cuenta hasta tuviste un sumario por irresponsable tipo Roque Dalton, y en general se te discriminó por indisciplinado en tu organización, cuéntanos un poco de eso.

FIZ: Sí, bueno yo creo que uno debe separar muchas cosas para encontrar lo que se busca, yo era una cigarra y se me discriminaba, me hacían bulliyng (risas) y no era para menos, no puedo desconocer tampoco mis irresponsabilidades, en especial a nivel de seguridad.

En los 80 con Manosalva y Riffo creo, no podíamos evitar el estar declamando con la cara pintada o con capuchas o máscaras en los actos culturales públicos y cerrados, sabiendo que éstos estaban plagados de informantes de la CNI, ellos nos seguían, los burlábamos solo porque eran bastante amateurs; allí descubrí que, por los métodos de contrachequeo y seguridad del Manosalva éste también andaba en «algo raro», fuera de ello no había por dónde, trabajando en comunicaciones del CEDEH en la UFRO, marchando en primera fila en las protestas con los izquierdosos más mostrados como Rubén Fritz, el Cato, Alba y finalmente por la tarde caminando con Juan Emilio por las calles del Temuco ochentero, yo no entiendo por qué estamos aquí todavía, ahora que lo veo en retrospectiva.

CYP: Tu militancia no fue precisamente en un partido normal, sino en un movimiento cuyo nombre aun suena como de clandestinidad y misticismo, estuviste casi 15 años, solo unos pocos sobrevivieron ¿qué diferencia hay entre la sigla y lo específico?, ¿qué tenía de especial?, ¿se ha dicho todo sobre tu ex-casa?

FIZ: Como yo lo vi y viví, el partido era un hervidero en 1979, e incluso antes una vorágine de ideas, personalidades, iniciativas, sueños, formaciones distintas e integrativas en toda área imaginable, debías aprender y saber de todo literalmente y no solo eso, debías tener una capacidad de síntesis superior, una ética superior, por eso nos dolían mucho las situaciones que nos indicaban a hermanos que se metalizaban, caían en debilidades demasiado humanas o se corrompían; podíamos entender a los traidores pero no a quienes transgredían la esencia ética de la organización, esa misma ética que pedíamos del pueblo y que éste no estuvo a la altura de asumir. Teníamos miedo por el momento que nos golpeaba, pero no cejábamos en el esfuerzo de sobrevivir y conservar principios «supra ideológicos», era una lucha constante.

La sigla, el MIR murió, pero el mirismo no lo hizo, su obstinación se origina en parte porque era mucho más que una organización instrumental, aunque no lo entendieran todos. Pienso que por el hecho de que una de sus aristas no fue ni será viable muy pocos han considerado el hecho de que el MIR fue eso, un movimiento, los movimientos no mueren, quedan plasmados en el inconsciente colectivo de las personas porque recogen y reflejan expectativas de esas mismas personas como un signo identitario atávico; era un movimiento, además, multidimensional; con muchos espacios, polisémico; en él estaban plasmados como núcleos primarios una serie de conceptos que hoy en día tienen una proyección importante en el nuevo contexto del sistema rizopanóptico, una proyección molesta, obstinada, asombrosa, obstinadamente vigente; estos núcleos estaban consignados implícitamente en las bases fundacionales, habían niveles de lectura sobre la idea del movimiento en sí desde sus orígenes, sin embargo en ese momento debieron desarrollarse solo aquellas que encajaban en el contexto político y social, que por lo demás, eran los que fungían como ejes cohesivos centrales de su desarrollo; en la dinámica del movimiento ésa era su fase aun inicial, germinal.

CYP: Pero era un partido militar, de resistencia

FIZ: El MIR fue antes de nada un movimiento, insisto en ello, un movimiento iconoclasta -ojo con eso- original, explosivo, exultante, contracultural, político e ideológico, lírico, mítico, en total una idea muy fuerte y transversal, era signado por elementos subjetivos en la mente y espíritu de quienes concebían, exigían y construían un cambio total desde lo interno hacia lo externo, su perspectiva consideraba y abarcaba todos los parámetros opresivos, no solo sociales, ni políticos en una América Latina subdesarrollada total y absolutamente sumida en la miseria a todo nivel, el movimiento no estaba llamado a ser solamente una vanguardia en la dimensión política e ideológica, menos aun militar; si bien es cierto el contexto internacional, regional y la extracción no solo de quienes lo integraban sino de su objeto determinaron el desarrollo únicamente de esta arista tras ellos habían otros, otras ideas, otras urgencias, otras visiones y perspectivas que no estaban necesariamente relacionadas con lo telúrico y lo contingente, pero que debieron quedarse en la sombra luego del golpe.

Era multicapa, cruzaba desde la aristocracia vetusta, pasando por los obreros, por los habitantes de los barrios, las minorías étnicas, profesionales, hasta los abandonados a su suerte en el infierno de un país que venía saliendo con todos los costos asociados de una miseria endémica que se arrastraba en determinadas capas desde la colonia y que cooptado por la división regional post segunda guerra luego de Yalta y la repartija solo esperaba más miseria; no se quedó en sus tesis, llenó un vacío, logró cosas relevantes en la conciencia de lo que en ese instante era un esbozo de pueblo, entregó herramientas metodológicas para lograr cambios estructurales y fijar en la conciencia de las capas marginadas ideas tales como la autogestión, el comunitarismo, la necesidad de un cambio estructural en la educación, en la salud, en las relaciones laborales, en los vecindarios, recuerdo que en un momento llegó a mis manos hasta una propuesta de políticas culturales para el país en momentos en que el resto de las organizaciones estaban sumergidas; sin querer sublimar nada, pues también hubo antivalores, opino que de su seno salieron artistas, no solo políticos, poetas, escritores, músicos, historiadores, sindicalistas, líderes religiosos, profesores, médicos con una estructura mental distinta y sólida como un subproducto colateral inesperado, pero real.

CYP: ¿Eran todos marxistas leninistas?

FIZ: Para nada, yo creo haber visto a uno o dos en años, era raro que alguien fuera apegado a las recetas, existía el marco de análisis obvio, era lo básico, claro, no había mejor herramienta, pero de hecho pensábamos que copiar un modelo no era una opción si no recaracterizábamos los períodos de manera racional, tomando en cuenta nuestras raíces, la historia de nuestra propia pobreza, de nuestras falencias como país inserto en un espacio económico, cultural y geográfico «post guerra» como lo mencioné; una minoría sabía que las cosas habían cambiado totalmente luego de cuba, que no podíamos quedarnos con discursos románticos, que la lucha era básicamente por sobrevivir en los 70, porque en primer lugar estábamos solos, el entrecomillado pueblo no estaba, cuando no había desaparecido había huido despavorido y cerró sus puertas tras de sí; el enemigo era demasiado fuerte y el tema de la lucha era mucho más amplio; una revolución como en Cuba provocaba cierta incredulidad en la «mayoría silenciosa», se quería tal vez pero no se asumía; se cuestionaba la idea rusa, se criticaba a Stalin, habían cristianos, pobladores, estudiantes, intelectuales, profesores, trabajadores, mapuche, algunos «se decían» trotskistas o maoístas o lo que fuera como un rótulo de pertenencia, pero lo único que los motivaba realmente era ser parte de un corpus diferente, deshacerse de un gorila y su banda de psicópatas sádicos y luego implementar una nueva sociedad, había mucho discurso, mucha teoría a veces, pero en el fondo real de las cosas ni siquiera era necesario ser de izquierda, habían aires nuevos, en el fondo se pedía transversalidad en acceso a derechos, igualdad y que se fuera lo antes posible el gorila, te estoy hablando de mi experiencia, la regional.

CYP: ¿Esperaban una reacción tan violenta?

FIZ: Luego del golpe esperábamos una respuesta sanguinaria, no antes; mucho antes del golpe la gran mayoría miraba el mayo del 68 de la Sorbona, el movimiento hippie de EEUU, y experiencias como la cubana pero con un sesgo más que nada de romanticismo como una perspectiva rica en significados y oportunidades, sin embargo teníamos en mente la masacre de Tlatelolco también, te recuerdo que el momento de inicio del movimiento era un «punctum ucrónico» en que se dieron una serie de condiciones que pudieron cambiar estructuras completas, no se repitió y no se repetirá, no queríamos sangre ni guerras aunque sabíamos que todo podía pasar queríamos cambiar primero lo que nos aquejaba, a nivel de subjetividades y objetividades.

CYP: ¿Tu conclusión sobre ello, lecciones?

FIZ: Pienso, y espero no ser el único, que nuestros hermanos que cayeron eran la última reserva cultural y política de un país; por muy mal flujo que hayan tomado las cosas, no debió ocurrir; La dictadura borró de un plumazo a toda una generación de mentes y Chile se atrasó culturalmente, intelectual, social y creativamente decenas de años; había en esa casa de muchas habitaciones y de muchas ventanas personas y luces tan inteligentes y únicas con ideas tan adelantadas de época que aun suenan como innovadoras y que aun hoy no he hallado -salvo pálidos reflejos- en algunas personas que he conocido cuando brillan algunos de esos destellos locos.

¿Lecciones? siempre las hay pero son individuales y dependen de quién haya vivido ciertos procesos y en ciertas zonas y contextos, sin embargo conclusiones básicamente tres, una clase política de hoy desarraigada, sin capacidad de síntesis, manipulable según intereses y dineros, cero perspectiva, llena de errores, divisiones añejas y egotismos suicidas. Un pueblo que siempre fue el mismo sin conciencia, fáciles de hipnotizar a través de la imagen, la farándula y el sistema; ovejas, zombies, lobos, salvo algunas excepcionales excepciones, pero no es sorprendente entendiendo que nunca existió una identidad chilena, que desde la colonia hasta hoy el chileno culturalmente o no es nada, o es copia…lo vivimos cuando frente a la moneda el 73 a dos cuadras de allí habían cientos de curiosos viendo la novedad de un bombardeo en vivo y en directo en un telón mejor que gigante, ese es el chileno una especie de sapo multiforme y pasivo cuyos cerebros son formateados capa por capa frente a una pantalla diariamente.

Y la última, una ética, una forma de ver y actuar que agradezco, aunque escasa.

Hablemos de literatura mejor, es un tema de vital importancia

CYP: Los buenos escritores chilenos vivos de hoy, ¿opciones?

FIZ: Yo separaría entre aquellos institucionalizados, en donde cae la mayoría de los de mi generación obnubilados por los tentáculos del poder, o domesticados al servicio o con ilusiones de estarlo de grandes empresas editoriales, mineras y cadenas televisivas internacionales y los que habitan los márgenes. No hay luces, concluyo.

He leído a los latinoamericanos, me falta mucho de César Aira, en Chile solo salva Bolaño y aunque tuve mis conflictos debo reconocer a Donoso; en poesía Maquieira está en la cúspide de todas formas y se mantendrá allí aunque desaparezca, se las trae.

De los institucionalizados o domesticados en general no hay nada que me cause interés, es el mismo recocido de siempre, garrapatas chupadoras repitiendo lo mismo de los grandes autores, autor tras autor, tema tras tema, leitmotiv tras leitmotiv, edad tras edad, veo interesante a las mujeres en la ciencia ficción, un punto para Novoa, pero en general hay malos autores porque también hay malos lectores o lisa y llanamente no los hay, es desastroso y baldío el paisaje literario chilensis, mucho titular nada de contenido pocos leen a Amis, Magris, kawabata, Eco, Böll, Grass, Murakami, Koontz, Baricco, Roth, Munro, Auster, Pamuk, Grossman, Dolina, Handke, Coetze, Camus (¿lo nombré?), Sábato, especialmente Sábato y esto lleva a una escasez escalofriante de creatividad, expectativas y especialmente estilo en el escritor chileno de hoy en día que es inversamente proporcional a su capacidad para posicionarse a través de medios más que por la calidad de su producción. Hay mucho afuera, muchas experiencias más que estilos. En Chile se está escribiendo mucho, pero no se está creando nada, solo hay bombos, parafernalia y platillos y el dinero está como para implementar propuestas literarias de nuevo tipo.

De los otros lo mejor está en casa y me inclino mucho por la poesía única de Damsi Figueroa o Jorge Ojeda, Lara, y Zapata, los láricos como Magma; los interesantes en sus propuestas como Esparza, Añiñir, Quintupill y Huenún pasan soplados los tests de calidad y estilo, casi todos originarios de regiones, especialmente observo mucho a Giordano en su regreso apoteósico.

Malas noticias para aquellos que piensan que ser buenos autores es estar en librerías, programas de TV, inauguraciones varias o en eventos de toda índole inclusive encuentros literarios; lo pasan bien, pero ninguno de ellos es conocido ni en Nueva York, ni en California ni en Cincinatti, ni en Paris, ni en Moscú, tampoco en Reykjavík y el parnaso aun no los ha censado por su calidad, de eso hablamos. Hay un gran vacío mal tapado por la pantalla.

Descubro lo que siempre se ha dicho, la mejor poesía y literatura se escribe en provincia, la capital es para fulgurar con parafernalia con repetitividad de sensaciones al cansancio garantizada, malas noticias igual, serán aplastados, la envidia y prepotencia de algunos o de la mayoría de los consagrados les hará pasar muy malos ratos, serán rechazados, perseguidos o ignorados, denostados y arrastrados por las arenas del desierto de sal de la creatividad de los montados en el corcel de la vacua fama, aunque sabemos que hay dos tipos de fama.

Sugerencia, escribir anónimamente y publicar en editoriales independientes, fortalecer la literariedad desde abajo, levantar una cultura nueva en la escritura desde la creación hasta el fin del proceso editorial, a pesar de las falencias en la distribución, escribir calladamente como Martínez, olvidar el mundillo, hundirse en el universo propio escribir, escribir y escribir sabiendo que el mundo dejó de existir hace mucho y que escribes para aquel que viene en camino, para el sobreviviente ávido de documentos que le permitan reconstruir desde cero con un «ethos» con las lecciones aprendidas de antemano.

CYP: ¿Tus libros son buenos?

FIZ: Mis libros, mi escritura, mi producción no es mala ni buena, y desconfío de quienes opinan sobre ella desde cualquier perspectiva con estos parámetros, insisto, una obra, un libro no es bueno ni malo, es un mensaje; la literatura a fin de cuentas no es entretención vana y cortesana, siempre ha sido «mensajes cifrados» no para todos, no para cualquiera, solo para algunos; los libros buscan a su lector no a la inversa, quien lee o busca en la lectura entretención y matar el tiempo son lectores, pero lectores lobotomizados, que pueden ver televisión o ir a un evento masivo no haciendo diferencia alguna, buscan un orgasmo leyendo las cincuenta sombras de alguien y pensando que con ello son intelectuales porque están al día en literatura, están en la matrix, dormidos, son ovejas, zombies, las primeras no tienen voluntad, los segundos no saben dónde está la voluntad y punto, no cualquiera está calificado para leer un libro como debe hacerse, los tiempos han cambiado, no es como en nuestra infancia.

CYP: ¿Pero cuál es tu libro que te llama la atención hasta ahora?

FIZ: Me inclino por sobrevidas

CYP: ¿Por qué?

FIZ: Porque fue escrutado por los ojos del mejor editor y crítico literario chileno de hoy en día y pasó su cedazo, no hay crítico más riguroso que Luis Riffo, me gusta César Valdebenito por su desparpajo y ausencia de temor, por otra parte especialmente me llama la atención Marks porque es informado, lúdico y fresco a pesar de su faranduleo y de que hasta ahora solo he tenido la oportunidad de leer sus análisis sobre literatura anglosajona clásica y sin embargo, Riffo descolla, no importan amistades, el análisis es el análisis y la amistad la amistad, Riffo además de seco y profesional no se hace problema en mirarte a los ojos y decirte un par de verdades, conoce la obra de Triviños, decano de los analistas literarios chilenos, es un hombre notablemente riguroso, no son palabras de buena crianza. El tipo se las trae. Si él te prologa es como tener un doctorado, es una graduación.

CYP: Sobrevidas es considerado como el fin de un estilo, el ochentero precisamente. Allí el tema de la ciudad como repositorio urbano de especies extrañas, zombies, mutantes y el cuerpo o los cuerpos como plataformas usables y a las cuales se les puede irrespetar autónomamente de sus identidades ontológicas es recurrente; supuestamente deberías haber cruzado ese umbral con ese libro, sin embargo en «Vía Férrea» retomas los personajes y no te preocupas de transparentarlos, ¿es un leitmotiv?

FIZ: Existe una continuidad que probablemente nunca abandone respecto de los ejes temáticos; la ciudad y el cuerpo serán temas recurrentes, no solo para mí y porque simplemente estén allí; por otra parte luego de una dictadura y como hijos de ella pueden pasar tres generaciones y no habrá tema sobre la mesa que tenga mayor relevancia, el dolor nos mueve, el dolor mueve al mundo como un dínamo, y el dolor se expresa o tiene su sustrato en el cuerpo y en el alma, que a su vez son parte del cuerpo o de la identidad del cuerpo; lo que pasó no fue simple, no fue una asonada de aristócratas e intelectuales contra los mismos pero del otro bando, afectó a todas las capas sociales y somos seres dialógicos, hablantes y oyentes, esto nos sucedió, de esto hablamos, no importa el bando nos afectó a ellos y a nosotros. Recuerda que luego de Franco en España sucedió «El destape», el destape se adueñó del cine español, de la escritura española, de la pintura española, de su música y el eje -manifiesto al menos- fue el sexo, la sexualidad, la genitalidad. Nosotros como chilenos no nos destapamos de la misma manera, no solo porque seamos distintos sino porque a estas alturas tengo la impresión de que no ha llegado totalmente el momento de la catarsis, o se confirma acá mi idea del sapo multiforme, algo pasa, algo falta, algo está por suceder pero no ha sucedido y el cuerpo es parte relevante de «ello», la ciudad es y será parte relevante de «ello», nadie puede abstraerse, ambos son temas vitales y ambos temas no están resueltos, son incógnitas, misterios y los escritores somos atraídos por los misterios, ergo hablamos y hablaremos de ello por un buen tiempo más y eso es al menos normal, consecuencia lógica, lo esperable.

CYP: Diferencias entre ambos, «Sobrevidas» y «Vía férrea».

FIZ: Sobrevidas es un libro reposado, pleno y reflexivo pero curioso e ingenuo, su eje es la persecución en la batalla de los habitantes oscuros, de los cobardes, los antihéroes, los indecisos, las ovejas, pero no solo eso sino además su objetivo es fungir como la píldora que trata de despertar al dormido y dejar de manifiesto lo que ocurre bajo los pies de todos, es un libro bien estructurado bajo los ojos escrutadores del editor y crítico.

Vía Férrea es intimista, al igual que «los amores de beretta» su núcleo está al final, acá es «crónica de viaje» un relato sobre el tránsito, allá era «recapitulaciones», conclusiones mías no más, pero de ninguna manera una intención de guiar a nadie.

CYP: ¿Cuál es la razón por la cual «Rojo, negro y adiós a las armas» aun no ha visto la luz y vaga como un fantasma?

FIZ: Ese libro es casi un mito y la razón por la cual no ve la luz aun, es porque está esperando una parte muy importante de su corpus, esa razón es Carmen, no saldrá a la luz sin su intervención. No puede ver la luz sin esa mujer y no la verá si ella no lo decide.

CYP: ¿Es decir que tal vez jamás sea publicado?

FIZ: Más que probablemente.

CYP: Aprovechando el impulso, la literatura como instrumento ideológico ¿hasta dónde está permitida?

FIZ: Pregunta y discusión añeja, sabía que la iban a hacer, pero en fin; como lo sostengo la literatura es definitivamente una función y una función siempre es una relación, a su vez las relaciones o son de equivalencia u orden: en ambos casos siempre serán de reflexividad, la relación del hombre con el entorno, con la urbe, con el devenir, consigo mismo y sus temores, preguntándose las mismas preguntas de siempre, obteniendo las mismas parcas respuestas de siempre, sin embargo siempre al interior de un marco trazado, un mapa, una estructura de poder subyacente; la literatura es la literatura y punto, multimodal, un papel en blanco, o cuadriculado a veces sucio, pero papel al fin y al cabo, es utilizable eso es todo, con qué fines no lo sé, ve tú; allí afuera hay un mercado enorme, dantesco; que existen fines mejores que otros de acuerdo; que existen ángeles y diablos indudablemente; que la literatura es una suave pluma y un arma al mismo tiempo, nada que decir, pero en ambos casos -en todos los casos- para usarla hay que hacerse parte de una ética y asumir consecuencias, la ética es una relación y aun a pesar de ello nadie te asegura que quien tiene el dedo en el gatillo de esa arma está maduro; existen los comerciantes y los lobos quienes cautelan que el sistema funcione como jaula o cárcel utilizando la literatura como cancerbero; los alienados que la usan como terapia, droga o máscara, pero ¿qué hacer?

La literatura como herramienta de una ideología es un chiste no porque no exista la situación, sino porque es el menor de los problemas hoy en día.

Lo concreto es que la escritura, si bien es cierto, es una función también es una facultad inherente al ser humano, es diosa y meretriz, una dama en la mesa, espíritu y barro, flexible y rígida. Tu pregunta carece de respuesta cartesiana inmediata en este caso, sin embargo, para alivio de pragmáticos y misticoides puedo decir que hay fines superiores en esta función y es que en esencia en una función hay simetrías y asimetrías -distopías y utopías mediante- y si alguien desea ver en la literatura un arma, una herramienta o un consolador es cosa de cada cual, para mí es una argamasa con lo que construyo angustiosamente algo que quiero construir y punto, el resto me lo guardo por el momento.

CYP: ¿Qué es hacer poesía entonces de acuerdo a tu percepción?, ¿Cómo se cautela una ética hoy en algo tan contradictorio como un discurso subjetivo y propio como es la poesía?

FIZ: Básicamente hacer poesía es construir un forado en el cerebro de quienes están en suspensión animada, no en el aeda o el escriba, éstos ya tienen cientos de forados y nacieron desde lo exo, ese forado es un nexo, ¿por qué otra razón lo construirías?, un puente que te conecta con algo tan complejo que es muy probable implique un re-encaje (en el sentido de castaneda) es algo complejo como para que no tenga una justificación; aunque parezca contradictorio con lo que he dicho no hay una ética a estudiar en la literatura en sí solamente, una relación es entre dos entidades, poeta-poesía, eso nos pertenece a nosotros, es nuestra colaboración, depende de quién la ejerce, eso hace una diferencia, la diferencia esencial. Tenemos el caso de Thomas, de Kerouac y Ginsberg, pero también tenemos el caso de Hamsun, Pound y otros; En lo local tenemos el caso de los láricos, intelectuales y telúricos Teillier y Lihn cada uno en su preimagen de dominio, pero también tenemos el caso de Serrano, Alvaro Corbalán el despiadado jefe operativo de la CNI y Mariana Callejas, también poetas, al igual que Mackenna el farandulero. Vida, muerte, erotismo «Eros y Tánathos» la poesía es también un grito sin control y allí no cabe crítica; no hay nada que decir al respecto, ¿qué mejor respuesta?

Algunos dicen que hacer poesía es orar, otros dicen que es masturbarse; en lo personal pienso que hacer poesía, escribir, pintar, fotografiar, esculpir, crear de la nada es básicamente una respuesta una reacción a algo, porque todo nuestro cuerpo y alma presienten que algo va a ocurrir u ocurre dentro y fuera de nosotros -no hay fronteras entre ello y eso- y no habiendo manera alguna de exteriorizarlo es una manera intrínseca y genética de gritar, de resistirse a algo que no conocemos, quizás a nuestros demonios o fantasmas y que por el momento podemos identificar solamente con la culpa, el miedo a lo desconocido, al abismo profundo y oscuro que todos llevamos dentro como herencia sin saber qué cresta es o de dónde lo traemos.

Hay mucho volador de luces como en todo, pero a fin de cuentas tendremos solo dos cosas, el lenguaje y la escritura, ambos son transgresores de una u otra forma, sin embargo permanece oculto a los ojos de muchos tras el velo de Isis algo tenue llamado «la experiencia de la literatura», allí hay un campo que no ha sido controlado y a través de lo exo -la exopoesía- si se desea, a través de ese pensamiento de lo exo, del «afuera» se puede contribuir concretamente a disolver «la todapoderosa herencia de la metafísica del individuo y de la sustancia a la que todavía siguen aferrándose con éxito las inteligencias humanas…» , la misma que hoy se mantiene, se proyecta sin contrapeso sobre la conciencia, lo dice Sloterdijk; Blanchot nos abre la mente con sus espacios literarios, el propio resucitado Foucault se sube al carro.

Las batallas no pueden darse en la cancha del sistema, sería suicida, sería una moda más que pasa sin pena ni gloria, es hora de hacer una diferencia y esa diferencia debe ser desde lo exo definitivamente, sino solo seremos un «ismo» más, seguiremos agregándole apellidos a la poesía y petrificándola y el poeta seguirá siendo el bufón de siempre conformándose con las migajas que la nobleza le arroje.

¿Esperan que haya cambios? ¿Esperan mejorar situaciones?, ¿esperan tener sueños?…malas noticias, estamos atrapados todos en una esfera que no vemos.

Lean un artículo excelente de Rolando Garrido Quiroz del Instituto de Literatura de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso sobre la poética del espacio, y lean exopoesía.

 

Enviado por: Casa Litterae

Etiquetas
Estas leyendo

La poesía es un lenguaje de des-programación