Violencia hacia las mujeres aumenta con las fiestas de fin de año

Femicidio número 57 fue perpetrado en la ciudad de Rancagua

[resumen.cl] Grisela Vargas (27 años), de profesión técnica paramédica, es el nombre de la mujer número 57 asesinada en Chile durante 2015. Su agresor, Raúl Carrillo Herrera (29 años) pareja y conviviente hace diez años, y trabajador temporero, asesinó a la mujer asfixiándola con almohadas en su cama, tras mantenerla encerrada en su habitación desde el domingo a las 15:00. Luego de perpetrado el femicidio, el hombre se ahorco con una cuerda.

El lugar de los acontecimientos fue la Villa Las Cañadas, pasaje Camino del Amanecer de la ciudad de Rancagua, donde ambos cuerpos fueron encontrados por el hijo de 10 años, quien anunciara a su abuela de lo ocurrido. El niño estuvo todo el tiempo en el primer piso de la vivienda, y según el propio relato del menor, se alimentó durante dos días de dulces y pan, y frente a la falta de respuesta de sus padres, pidió ayuda y avisó a su abuela materna, quien es la única familiar que tiene en Rancagua, puesto que son oriundos de Osorno.

Además, durante este martes, fue detenido por femicidio frustrado, el agresor de una mujer en la Localidad de Santa Fe, sector Tierras nobles, quien apuñaló a la mujer con un arma blanca en el muslo. El sujeto, de iniciales M.A.C.H., de 36 años, era ex pareja de la mujer, y tenía orden de alejamiento producto de anteriores ataques.

Tal como demuestran las tasas de femicidio y denuncias de violencia de género en Chile y América Latina, durante las fiestas de fin de año, se intensifica la violencia hacia las mujeres.

Producto de la división sexual del trabajo, aumenta la carga sobre labores domésticas asociadas al bienestar de los demás, como preparar cenas, comprar regalos, preparar la casa, etc., las cuales son asumidas mayoritariamente por mujeres.

A esto se suma el estrés asociado a los altos niveles de consumo que se estimulan e incentivan en toda la población, así, gastos y deudas, producen mayores tensiones al interior de los hogares.

El contacto y encuentro más continúo de los integrantes de la familia, sumado a las altas ingestas de alcohol, potencia las conductas agresivas de varones contra las mujeres, cuestión que se puede constatar año tras año, al analizar las cifras de víctimas y denuncias.

Es relevante, pensar desde el mundo social, como cada persona debe hacerse observador/a y denunciante de la violencia hacia las mujeres. Un llamado a no invisibilizar la violencia, y un compromiso colectivo de resguardo y protección de las mujeres, sobre todo considerando las fechas por las cuales nos encontramos atravesando.

 

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