PODCAST | Crónica de Ruperto Concha: Entender que hay que entender

Por Ruperto Concha / resumen.cl

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El jueves pasado, la agencia noticiosa estadounidense AP, Associated Press, publicó un extenso artículo revelando cómo el gobierno de Estados Unidos, pese a las terroríficas sanciones contra la actividad económica de Rusia, en realidad ha seguido haciendo importaciones de productos rusos al país, por un valor de más de mil millones de dólares mensuales. O sea, más de 6 mil millones de dólares hasta la fecha.

Algunas de estas importaciones han sido "discretamente" autorizadas por el gobierno de Joseph Biden. Por ejemplo, masivos cargamentos de fertilizantes agrícolas. También Washington está haciendo la vista gorda sobre los millones de barriles de petróleo exportados por Kazakstán y despachado en buques petroleros rusos, supuestamente de los pozos petrolíferos de Kazakstán, pese a que se sabe que un alto porcentaje de ellos en realidad vienen de pozos petrolíferos rusos.

Entre las empresas estadounidenses que siguen comprando e importando metales producidos y refinados en Rusia, se cuentan numerosas empresas consideradas "estratégicas" por el gobierno de Biden, y que actúan como contratistas, financiados con dinero de los contribuyentes de Estados Unidos. Como es el caso de la aeronáutica Boeing que, para servir un contrato de 29 mil millones de dólares, sólo en el mes de julio importó de Rusia 35 mil toneladas de aluminio de alta calidad.

Otros metales escasos e irreemplazables son importados de Rusia de manera extremadamente disimulada. Casi a escondidas. Otros productos no metálicos, como el gas neón, que es indispensable para la fabricación de microchips sobre placas de silicio, ese gas es producido en Rusia y era refinado en plantas instaladas en Ucrania que abastecían a la China, Estados Unidos, Taiwán y Corea del Sur. Paralizadas por la guerra las plantas refinadoras de Ucrania, ahora el abastecimiento de neón necesita ser realizado en las plantas refinadoras de Rusia.

También la gigante estadounidense Westinghouse sigue importando de Rusia uranio enriquecido para la fabricación de los pellets radiactivos que son el combustible de las centrales atómicas generadoras de electricidad.

Estados Unidos tuvo que admitir la necesidad de sortear sus propias sanciones antirrusas para poder seguir teniendo acceso a la gama de productos rusos indispensables para la producción industrial de alta tecnología.

Y, entre las formas de esquivar las sanciones, además, otros países, como México, Brasil y Argentina, que no se han querido sumar a la "alianza antirrusa" en defensa de Ucrania, están ahora importando activamente esos valiosos productos para luego venderlos como nacionales.

El director de la Oficina de Coordinación de Sanciones Antirrusas de Washington, Jim O'Brien, admitió que el Gobierno de Estados Unidos está consciente del impacto que tienen las sanciones sobre la economía, y por eso intenta disminuir en lo posible sus efectos negativos.

Pero eso que están haciendo en Estados Unidos, con complacencia del gobierno, ¿pueden o no pueden hacerlo también las empresas europeas?… Vamos viendo lo que está pasando en Europa.

 

 

En Inglaterra, el viernes pasado, el alcalde de Londres, Sadiq Khan, impactó a la prensa con un llamamiento a que el gobierno intervenga en fijar por decreto el precio de la electricidad, para evitar que el país entero quede en situación de desastre.

La explosiva intervención del alcalde de Londres fue en respuesta al anuncio del gobierno británico de que el precio de la electricidad volvería a subir en un 80%.

Según el alcalde Sadiq Khan, es indispensable que el gobierno proporcione a la gente el alivio de siquiera un porcentaje de consumo de electricidad gratuita para los barrios de gente de menos recursos.

Por su parte, el dirigente social y vecinal londinense Martin Lewis especificó que con la anunciada alza de las cuentas de electricidad las familias británicas tendrán que pagar un promedio de casi 12 mil dólares al año.

Frente a ello, se organizó rápidamente un movimiento llamado "No Se Paga", que convoca a dejar de pagar las cuentas de electricidad hasta forzar al gobierno a ofrecer una alternativa aceptable para la gente.

En palabras de dirigente Martin Lewis, "No pagar es hablar. No pagar es hacernos oír".

Y, para el terror del gobernante partido Conservador británico, los dirigentes de los sindicatos de trabajadores de servicios públicos y estatales dieron a conocer su apoyo a las protestas, señalando que las alzas de precios se están precipitando 35 veces más rápido y más fuerte que las alzas de sueldos y remuneraciones.

Con ello, anuncian una situación de "catástrofe nacional" si el gobierno es incapaz de fijar los precios.

Es decir, en momentos en que el Partido Conservador se prepara a designar al nuevo primer ministro, las bases sociales, a su vez, muestran que están preparándose para un estallido incontrolable.

Infortunadamente, hasta ayer, el gobierno británico sólo se había limitado a reiterar que la gente tiene el deber moral de sufrir miseria a cambio de socorrer al gobierno de Volodomir Zelenski, en Ucrania, en su lucha contra Rusia.

 

 

El otro país europeo que es miembro de la OTAN pero no de la Unión Europea es Noruega, que, además, es el único país de Europa que dispone de importantes yacimientos submarinos de petróleo y gas natural.

Y, naturalmente, gracias a las sanciones impuestas por Estados Unidos bloqueando el consumo europeo de gas y petróleo ruso, Noruega está disfrutando de la enorme alza de precio de ambos productos. De hecho, a partir del inicio de la guerra de Ucrania en febrero, el precio del petróleo se disparó desde 60 dólares en 2021 a más de cien dólares por barril, y se anuncia que, por la incapacidad de aumentar la producción petrolera de la OPEP, el precio puede llegar a sobrepasar los 150 dólares por barril, con un alza equivalente en el precio del gas.

En estos momentos en que los países de la Unión Europea están abrumados por el costo y la escasez de la energía, diversos gobiernos solicitaron que el gobierno de Noruega intervenga ante las empresas petroleras para que no apliquen las exorbitantes alzas de precio de los hidrocarburos y se limiten a mantener contratos de larga duración a precio fijo.

La respuesta del gobierno de Noruega fue un NO, sonoro y redondito. El ministro de Petróleo, Terje Aasland, señaló que su país ya no se siente atado a contratos de larga duración y que los precios ahora los establecen las leyes del libre mercado.

Y ante los sentimentales discursos morales de socorrer a Ucrania, señaló que la forma de socorrer al gobierno de Zelenski la tienen que decidir Washington, la OTAN, y la Unión Europea.

Así de simple. Bueno, todavía no se ha informado sobre las reacciones de la gente del resto de Europa ante la evangélica cortesía con que Noruega se negó a compartir sufrimientos como Ucrania lo exige.

 

 

Otra de las naciones europeas de máximo prestigio mundial es, sin duda, Francia. Y en Francia el presidente Emmanuel Macron, con insólita franqueza, emitió una sombría declaración ante la Nación Francesa admitiendo que, por la crisis provocada por la guerra en Ucrania, el pueblo de Francia tendrá que asumir que la Era de la Abundancia Económica ha llegado a su fin.  Que habrá que hacer sacrificios para encarar las emergencias. Y que está consciente de que los ciudadanos van a sentir angustia y ansiedad.

Pero, frente a la sombría declaración del presidente Macron, la ultra derechista Marine Le Pen emitió una durísima declaración ante la prensa acusando al presidente Macron de ser un mentiroso. Según ella, la crisis económica no se originó en las brutales sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea contra Rusia, sino en la incapacidad de los gobiernos que no lograron diseñar alternativas y rumbos nuevos cuando todavía había tiempo.

Según Marine Le Pen, Francia y Europa entera no logró comprender que está desarrollándose en estos momentos una nueva realidad social, cultural y económica.

También en Alemania, la presidente del partido derechista Alternativa Alemana, parlamentaria Alice Weidel, señaló que el gobierno de Olaf Sholtz y en general los gobiernos occidentales han cometido un error gravísimo al dejarse arrastrar por los poderes militaristas de Estados Unidos y la OTAN, en vez de imponer la neutralidad de Europa y su disposición a hacer prevalecer el entendimiento a través del derecho y la negociación diplomática.

Y, curiosamente, ese planteamiento de las líderes derechistas de Francia y Alemania es coherente con los planteamientos de la centroizquierda de Alemania, del propio partido Social Demócrata del que el primer ministro Olaf Scholtz es militante.

En una larga declaración de análisis político, publicada el viernes en el periódico Der Spiegel, un grupo de los más prestigiosos personeros de esa colectividad hizo un llamamiento urgente a que el gobierno de Alemania cambie de rumbo, que deje de proporcionar armas al gobierno de Zelenski en Ucrania para prolongar una guerra insensata y ruinosa, y que, en cambio, establezca un diálogo sano e inteligente con Rusia, para encontrar una solución diplomática a la crisis.

El documento llevó el título de "Que las armas se callen", y está firmado por más de un centenar de personalidades de gran prestigio en los medios académico, financiero, industrial y político de Alemania, incluyendo congresistas de la Bundestag alemana y del Parlamento Europeo, así como personalidades de todas las regiones de Alemania.

Y en él destacan que en estos momentos hay una contradicción inaceptable entre las posiciones que está asumiendo el gobierno de Olaf Scholtz, de obediencia a la OTAN y al actual gobierno de Estados Unidos, contradiciendo el espíritu de la socialdemocracia y el sentimiento de la gente socialdemócrata, que durante tantas décadas ha defendido el desarme y la política de entendimiento internacional.

"Continuar la guerra sólo aporta más muerte y sufrimiento, más destrucción y miseria, sin acercarnos a una solución humanamente aceptable".

Señalan también que enviar más misiles y aviones de combate es la peor alternativa. Que Alemania tiene el deber moral de reanudar un diálogo inteligente con Rusia, y reunirse con otros países en busca de mediadores respetables para el desarrollo de negociaciones de paz.

De hecho, en su misiva, los líderes social demócratas señalan que China debiera ser invitada a integrarse como mediadora en las negociaciones de paz.

 

 

De los países miembros de la Unión Europea, España es claramente el más derechista. Y hasta el Partido Socialista Obrero de España ha sido marginado por la izquierda española bajo acusación de ser sólo un instrumento de la derecha.

Como fuere, el actual jefe de la Diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell, ha tenido un desempeño casi feroz en todo lo referente a aplicar las sanciones contra Rusia y cortar todo diálogo con Moscú. Josep Borrell es militante del Partido Socialista Obrero español.

De hecho, según sus propias declaraciones, entrevistado el martes por el periódico español El País, Josep Borrell afirmó que comprometerse en un apoyo total a Ucrania contra Rusia es un "deber moral" para toda persona de Europa.

Entonces el periodista que lo estaba entrevistando le preguntó cómo se justifica la tremenda diferencia entre el "deber moral" pro Ucrania y anti Rusia, y la absoluta indiferencia de Europa ante la situación del pueblo palestino agredido y despojado una y otra vez por Israel.

El gran jefe de la diplomacia europea tuvo que tragar saliva antes de responder. Finalmente admitió que es verdad que hay un doble estándar, pero se justificó señalando que en la diplomacia siempre hay un doble estándar.

Según Borrel, sin duda la situación en que se encuentra el pueblo palestino en Gaza, según sus palabras, "es repugnante, es un escándalo y una vergüenza, pero en Europa tenemos que admitir que no hay una solución a la tragedia del pueblo palestino y de todo el Oriente Medio, sin una intervención poderosa de Estados Unidos. La Unión Europea no puede hacer nada allí".

Oiga... ¿Esa es la doctrina que actualmente rige la diplomacia de Europa?

 

Será necesario realizar un análisis de la realidad estratégica que se nos viene encima. Pero ya estamos viendo, ahora, cómo, a pesar del estruendo de propaganda anti rusa con que se está silenciando lo que de veras piensa y lo que de veras quiere la humanidad europea, poco a poco se está haciendo evidente que una revolución rara, rarísima está cobrando fuerza.

Una revolución en la que, como decía nuestro gran poeta Nicanor Parra... "La Izquierda y la Derecha Unidas... ¡Jamás serán vencidas!"

En esencia, se trata de que los europeos finalmente están entendiendo qué es necesario entender para que las cosas resulten verdaderamente bien.

Hay un valioso documento sobre la crisis de Ucrania y el futuro económico de Europa, publicado por la revista digital "Rebelión.org".

Si alguno lo desea, hágamelo saber y tendré el gusto en enviárselo por correo electrónico

Hasta la próxima, gente amiga. Cuídense. ¡Hay peligro!

 

 

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