Mitos y Leyendas de Coelemu: La sirena del río Itata

[resumen.cl] Cerca de la desembocadura del río Itata, paseaba una hermosa muchacha disfrutando el  atardecer primaveral. De pronto, a contra luz ve la figura de un hombre que se bañaba con gran soltura, Lo curioso es que tenía el cuerpo muy velludo. El hombre, al verla, la llamó de distintas formas, pero la muchacha se negó rotundamente. Al ver tamaño desaire, el nadador se indignó y le gritó tal cantidad de insultos y groserías que la muchacha salió corriendo con la espalda helada de miedo.

Cuando ya estuvo lejos, volvió la mirada y vió que el hombre tenía cola de pescado. Al llegar a su aldea, buscó a su novio y le contó lo sucedido. Este no podía creerlo y decidieron ir de paseo por la playa a ver si encontraban al misterioso nadador. Como las aguas estaban tranquilas, se internaron en una canoa. Todo parecía normal. Hasta que de pronto, se levantó una ola gigantesca y volcó la frágil embarcación con sus ocupantes como si se tratara de un juguete. El joven  se recuperó rápidamente y nadó donde su novia, quien luchaba con fuerzas ocultas, como si algo le estuviera sujetando las piernas, se ahogaba. El joven se zambulló y con sorpresa descubrió que las piernas de su novia estaban unidas, en el acto fue atacado por la espalda y el monstruo marino se llevó a la muchacha hasta perderse en las profundidades del mar. El joven sobrevivió, pero nunca más volvió al lugar.

Algunos pescadores cuentan que en las rocas fue visto el cuerpo de una mujer húmeda, con cola de pescado y desde allí cantaba  tristes canciones, como rogando al novio que regrese y la libere de esa maldición. Pero también cuentan que el joven se enamoró de otra mujer y se fue del lugar, abandonando los recuerdos de la misteriosa desaparición de su novia. Dicen que la mujer pez al saberlo cayó en el mar de la  desesperación y en su locura perdió el sentido de orientación. Navegó al revés, contra la corriente, río arriba, en una larga y desesperada travesía, como por arte de magia, buscando el lugar donde huyó su novio. Hay quienes cuentan haberla visto cerca de Coelemu otros dicen que se radicó en el sector de Cato porque allí sintió la presencia de su amado.

 En un lugar escondido, tan lejos de la playa, sola, con la esperanza y el amor en su garganta, aún lo está esperando. Dicen que aparece todos los jueves, el mismo día en que dejó de ver a su enamorado, sobre las aguas del río, al atardecer. La gente del lugar la ha escuchado  cantar hermosas y tristes canciones. Hasta la fecha, el hombre nunca ha aparecido. Como no queriendo reconocer la realidad. Pero no faltan los curiosos seducidos por su canto. Incluso a través del tiempo se han conocido numerosos enamorados de la hermosa muchacha. Incluso hay quienes han querido verla de más cerca y tocarla, Pero al internarse en la espesura del follaje que rodea el lugar, pierden el sentido de orientación y sus mentes enloquecen, vagan en la montaña y no vuelven nunca más, porque la magia y el amor no son para cualquiera. Es para uno solo y se guarda hasta el fin, hasta que muere el amor y la magia se pierde aturdida por la realidad.

 

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