Alejandro Rodríguez Escobar, prisionero político en Santiago Uno, denuncia: "Un vil montaje"

El día 30 de agosto del presente y pasado el medio día, fui detenido por personal de la Policía de Investigaciones de Chile (PDI) -en la comuna de 'uñoa-, cuando me dirigía a mi lugar de trabajo, por una orden emanada de la Fiscalía de Las Condes, acusado, supe después, de «asaltar un camión de Prosegur».

Me golpearon, fui esposado y conducido en un vehículo hasta mi domicilio -un departamento de Villa Los Presidentes-, donde los efectivos efectuaron un amplio «allanamiento». Nunca se me dijo el motivo ni se me mostró orden alguna de detención ni de allanamiento. Posteriormente, me trasladaron hasta un cuartel de la Policía de Investigaciones en Las Condes... Allí, pasadas las 16:30 horas la PDI efectuó «una rueda de reconocimiento» con dos testigos del «asalto» en que me acusan haber participado. Me pusieron en la fila y «fui reconocido». ¡Y cómo no!, si los otros en la fila eran personal de la propia PDI, que llevaba a cabo la supuesta investigación.
Por esta razón -cosa insólita e inaudita-, tanto testigos como policías se conocían de antemano. Además, el asalto se había cometido un año antes. Yo no contaba con ningún abogado como lo estipula la ley para estos casos. Todo fue viciado, como lo señaló posteriormente el juez Jorge Norambuena. Denuncio responsablemente, esto es un vil montaje.
Estando en el cuartel de la PDI, me encontré con la sorpresa que en esta misma unidad también estaba Patricio Gallardo Trujillo, ex preso político y militante del MAPU-Lautaro. A él también se le acusa de este «asalto» y, al igual que yo, fue «reconocido» por los «testigos», en igual procedimiento. Cabe señalar que ambos no tenemos ningún tipo de relación y, más aún, no nos veíamos desde hace casi tres años. La última vez fue un 12 de octubre, en 2007, en la marcha de los pueblos originarios.
Ambos fuimos trasladados al cuartel Borgoño de la PDI, por «razones de seguridad» -dijeron-, pero está claro que su intención era mostrarnos ante la prensa, que se encontraba desde hacía varias horas en la unidad policial y ya había informado de nuestra detención por la TV, radio y medios electrónicos. Fue la prensa la que me preguntó por «explosivos» encontrados en mi domicilio. ¿De dónde sacaron eso? Ya en el cuartel Borgoño nos pidieron realizar «peritajes» para la detección de sustancias explosivas, cosa sumamente extraña ya que se nos acusa de un asalto a un camión blindado y, como dije antes, ocurrido hace un año atrás.
Por otra parte, los objetos y pertenencias que fueron incautados por la policía en mi domicilio correspondían a productos químicos, además de herramientas y sopletes que utilizo para la elaboración de joyas, uno de mis oficios. Había también, y fue incautada como prueba, literatura, panfletos, afiches y propaganda -que data de bastantes años atrás (2004)- destinada a campañas por la liberación de los prisioneros políticos de la Cárcel de Alta Seguridad (CAS), donde estuve prisionero.
Fui prisionero político y pertenecí al MAPU-Lautaro, permaneciendo prisionero casi 12 años y, hasta el momento de mi detención este 30 de agosto, me encontraba en libertad condicional y firma semanal, desde hace 6 años.
Denuncio que hoy me encuentro nuevamente secuestrado por el Estado y soy un rehén del capitalismo, encarcelado actualmente en el C.D.P. Santiago Uno, en los Módulos de Máxima Seguridad.
Llevo más de 80 días secuestrado y en este lapso el Cuarto Juzgado de Garantía me ha otorgado en dos ocasiones la libertad, esto por las aberraciones cometidas sobre mi persona durante la «investigación» en mi contra, y por carecer de pruebas que me liguen al supuesto asalto del que me acusan. Pero ante las apelaciones interpuestas por la Fiscalía, la Corte de Apelaciones me ha negado el legítimo derecho de caminar libre.
Este caso huele mal y me recuerda a los procesos llevados a cabo por las Fiscalías Militares de Pinochet a fines de los '80 y principios de los '90. Se han utilizado testigos inducidos por parte de la PDI y la Fiscalía como única «prueba», a pesar que, se dice, se nos viene investigando hace más de un año. ¡Y recién ahora nos someten a ruedas de reconocimiento! Todo lo que ha obrado la Fiscalía está completamente viciado, esto es un vil montaje. Además, han ignorado por completo pruebas y testimonios que nos sitúan en nuestros respectivos lugares de trabajo el día del ilícito del que nos acusan.
Por otra parte, no resulta casualidad que nuestras detenciones fueran realizadas justo después de los bullados allanamientos a las casas okupa y posterior detención de lxs compañerxs anarquistas y antiautoritarios -o el mal llamado «Caso Bombas»-, dándole así un revuelo mediático y potenciando ambas noticias. Buscaban juntar todo en un mismo saco y así darle mayor realce a este montaje: Sí, montaje. Soy categórico en denunciar esto como un vil montaje, orquestado y organizado por la derecha golpista, especialista en este tipo de maquinaciones y campañas del terror en contra de todos los que pretendemos vivir y subsistir, al margen, lejos de sus políticas neoliberales y de libre mercado, instaladas a sangre y fuego durante décadas.
Hago un llamado a todas las mentes concientes y a las organizaciones sociales a denunciar este montaje político-jurídico con el fin de lograr mi libertad y mi vuelta a la calle.

Alejandro Rodríguez Escobar,

Rehén del capitalismo.

Secuestrado por el Estado.

– Basta de montajes y maquinaciones de la derecha golpista !!!

– Cuando aumenta la injusticia aumenta la lucha !!!

– Presos a la Kalle !!!

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Estando en el cuartel de la PDI, me encontré con la sorpresa que en esta misma unidad también estaba Patricio Gallardo Trujillo, ex preso político y militante del MAPU-Lautaro. A él también se le acusa de este «asalto» y, al igual que yo, fue «reconocido» por los «testigos», en igual procedimiento. Cabe señalar que ambos no tenemos ningún tipo de relación y, más aún, no nos veíamos desde hace casi tres años. La última vez fue un 12 de octubre, en 2007, en la marcha de los pueblos originarios.
Ambos fuimos trasladados al cuartel Borgoño de la PDI, por «razones de seguridad» -dijeron-, pero está claro que su intención era mostrarnos ante la prensa, que se encontraba desde hacía varias horas en la unidad policial y ya había informado de nuestra detención por la TV, radio y medios electrónicos. Fue la prensa la que me preguntó por «explosivos» encontrados en mi domicilio. ¿De dónde sacaron eso? Ya en el cuartel Borgoño nos pidieron realizar «peritajes» para la detección de sustancias explosivas, cosa sumamente extraña ya que se nos acusa de un asalto a un camión blindado y, como dije antes, ocurrido hace un año atrás.
Por otra parte, los objetos y pertenencias que fueron incautados por la policía en mi domicilio correspondían a productos químicos, además de herramientas y sopletes que utilizo para la elaboración de joyas, uno de mis oficios. Había también, y fue incautada como prueba, literatura, panfletos, afiches y propaganda -que data de bastantes años atrás (2004)- destinada a campañas por la liberación de los prisioneros políticos de la Cárcel de Alta Seguridad (CAS), donde estuve prisionero.
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Llevo más de 80 días secuestrado y en este lapso el Cuarto Juzgado de Garantía me ha otorgado en dos ocasiones la libertad, esto por las aberraciones cometidas sobre mi persona durante la «investigación» en mi contra, y por carecer de pruebas que me liguen al supuesto asalto del que me acusan. Pero ante las apelaciones interpuestas por la Fiscalía, la Corte de Apelaciones me ha negado el legítimo derecho de caminar libre.
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