Papa en Barcelona: nadie lo esperaba

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Robinson Silva desde Barcelona, para Resumen.

Barcelona no lo esperaba, tal como lo plantearon las campañas de los movimientos anticlericales, ateos, feministas, de liberación homosexual y ciudadanos de a pie, al Papa de Roma no lo esperaban en la ciudad condal.

Sin embargo Ratzinger vino igual, trayendo la falta de respeto y el fascismo como banderas. Primero hizo una analogía entre el año 1936 (guerra civil en el estado español) y la situacion actual, diciendo que persistía el anticlericalismo y que eso no era bueno, polémicas declaraciones en un país que tuvo que soportar la imposición católica durante 40 años con el franquismo a las espaldas. Luego y ya en la Sagrada Familia, condenó el aborto y el matrimonio homosexual, mientras estos colectivos se manifestaban en la calle. Ni una palabra sobre la pedofilia o la corrupción que envuelve a la Iglesia que dirige y que hoy por hoy, esconde la cabeza frente al cúmulo de acusaciones en este sentido que se producen alrededor del planeta.

En medio de todo ello, diferentes acciones intentaron romper el enorme operativo policial, que impidió acercarse al recorrido del papamóvil, incluyendo la molestia de los vecinos de los barrios que se cerraron incluso para el tránsito de peatones. Ya el día viernes miles de personas repletaron la plaza Sant Jaune (ayuntamiento y palacio de la Generalitat) para manifestarse contra la política vaticana y la venida de Benedicto XVI a Barcelona.

Hoy domingo, se sucedieron diversas manifestaciones y actos de protesta contra el Papa. A primera hora, en la plaza de la catedral, alrededor de 200 personas lesbianas y gays se besaron delante de la salida del papamóvil, ante el estupor de los fieles católicos y los sacerdotes. Al mediodía, las feministas y activistas gays se manifestaron con concentraciones en Plaza Universitat y en Paseo de Gràcia. La enorme parafernalia montada para el espectáculo eclesiástico, pagada con dinero público, fue recibida con indiferencia por los barceloneses, ciudad donde prima una cultura laica, de hecho la mayoría de los fieles que concurrieron a la cita, venían del interior del país o directamente de otras zonas del estado español, como Aragón o Castilla, la inmensa mayoría quedó indeferente frente al jefe de una institución cada vez más desacreditada y elitista.

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