HidroAysén: Chile herido

altComo era de esperar, fue aprobado en Coyhaique el Proyecto que da luz verde a la construcción del monstruo hidroeléctrico HidroAysén. Una vez más, los grandes consorcios económicos imponen su soberana voluntad para hacer lo que se les plazca en nuestro desvencijado paisito.

Los encargados de tomar la decisión fue la Comisión de Evaluación Ambiental (CEA) de Coyhaique. Este pomposo título no es otra cosa que la junta de Seremis Regionales de Aysén, la Intendenta Regional y el Director del CEA Regional. Es decir, todos funcionarios de gobierno, puestos allí para cumplir órdenes emanadas desde Santiago. En este caso fue una orden impartida desde el palacio de la Moneda, monitoreada por sus ministros Hinzpeter y Golborne, y controlada por los empresarios mandantes de todo este espectáculo. Los Seremis hicieron su trabajo de despejar el camino para los depredadores de nuestro país, de nuestros recursos naturales, del clima, del planeta. El proyecto pasó como por un tubo.

Puerta abierta y campo libre para destruir sin asco la patagonia chilena. Esta vez no habrá llamado de teléfono del gerente general de palacio al gerente general de HidroAysén para frenar el proyecto, como hizo Piñera tiempo atrás para frenar la Termoeléctrica de Punta Choros. Aquel show del súper gerente, que a punta de telefonazos posaba de héroe ambientalista, tenía bajo la manga el objetivo de dar manga ancha a cualquier nueva basura termoeléctrica que estuviera en proyecto (y hay unas cuantas), a cualquier monstruo hidroeléctrico que quisieran imponer, y a la oscura ambición de los proyectos nucleares.

El terremoto de Japón hizo retroceder los impetuosos afanes de Golborne y compañía empresarial por echar a andar la construcción de plantas nucleares. Pero ese mismo terremoto y ese mismo retroceso nuclear, sirvió de justificativo y de cobertura para que los depredadores pasaran a la ofensiva con otro tipo de proyectos energéticos destructivos que estaban en desarrollo y en carpeta.

Un monstruo que produce monstruos.

Las empresas generadoras dueñas del Proyecto HidroAysén, Endesa y Colbún (Grupo Enersis), controlan el 74 % del Sistema Interconectado Central (SIC), que abastece de energía al 90 % del territorio. Si llega a consumarse la instalación del monstruo de Endesa en Aysén, controlarán el 80% del SIC.

Para que se consume el flagelo falta todavía que HidroAysén presente el proyecto del tendido de líneas de alta tensión que deben llevar la energía producida en Aysén hasta Santiago. ¿Porqué a Santiago? Porque la energía que produzca HydroAysén está destinada a las grandes empresas mineras de Santiago al norte y no a la ampolleta de su casa, como le había dicho el viejito pascuero.

De modo que nos tenemos que aprestar a ver el show de presentación y aprobación del proyecto de tendido de alta tensión de 2300 kilómetros de largo, por 100 metros de ancho, que extenderá por el territorio chileno la herida producida en Aysén. Proyecto que cruzará 7 regiones, 6 parques nacionales, 11 reservas nacionales, 26 sitios de conservación natural, 16 humedales y violentará los territorios de no se sabe aún cuántas comunidades indígenas, sin contar otras propiedades o áreas de interés natural o turístico.

La campaña sucia

Desde antes del terremoto de Japón el gobierno venía desarrollando una intensa campaña mediática para hacernos creer que estamos a las puertas de una tremenda crisis energética en el corto y mediano plazo; crisis que solo podría ser impedida por las medidas que ellos (los gerentes de Palacio) están adoptando.

Por su parte, el consorcio HydroAysén inicia una intensa campaña publicitaria para blanquearse y tratar de convencer de que ellos salvarán al país de la hecatombe energética que se anuncia desde La Moneda. En eso el consorcio no tuvo asco en gastarse 220 millones de dólares en publicidad y lobby. Todo perfecto para el dúo dinámico de la destrucción del paisito y del planeta a quiénes lo único que parece interesarles es hacer grandes ganancias y a corto plazo, lo demás y los demás, ¡que se jodan!.

Tal crisis no existe. Lo que existe son otras verdades. Una. Las grandes mineras privadas (que a su vez se han apoderado de nuestras riquezas minerales) son las que demandan se les suministre cada vez más energía. Energía que debe ser barata y sin límites, de lo contrario a ellos no les resulta atractivo explotar las minas y hacer rápidas ganancias.

Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas, sobre registros del año 2009, las empresas mineras consumen el 34 % de la energía gastada por el país en un año, el sector industrial consume el 26 %, y ahí ya estamos en el 60% del total. El consumo residencial llega al 15%, el comercial al 12%, el agrícola un 2% y varios 11%. El dato muestra a las claras de que "crisis" estamos hablando.

Dos. El negocio de generación de energía, en este país, es un tremendo negocio. Parte con el regalo que Pinochet le hizo a las empresas privadas que recibieron gratis y a perpetuidad los derechos de agua de todo el país. No es chiste. El agua es de ellos por obra y gracia del dictador y por la complicidad y cobardía de los gobiernos concertacionistas que jamás han levantado un dedo para terminar con este descriterio y desvergüenza. Por ahí parte la cuestión. Dueños del agua, los empresarios depredadores solo tienen que montar su helicóptero y recorrer nuestra geografía buscando dónde están los ríos más caudalosos, los cañones de montaña más estrechos y los lagos más angostos, condiciones básicas para que la construcción del monstruo salga barata. Rápida y barata, de manera que los costos sean bajos y la rentabilidad sea pronta. Otra cosa no les interesa. Las razones que gobiernan las decisiones son siempre económicas y no técnicas, como nos tratan de hacer creer. Y no solo tienen que ver con el negocio de la generación de la energía sino también con el otro gran negocio de la transmisión y el otro de la distribución.

Tres. El estado chileno no cuenta (como si tuvo hasta hace 36 años atrás) con una matriz de desarrollo energético que privilegie por el bien común, las necesidades de desarrollo del país y, hoy por hoy, las necesidades de protección del medioambiente, del clima y del planeta. Hoy, lo único que se privilegia son los intereses del empresariado y su insaciable avaricia, que se adorna con cuentos de crisis, o de compensaciones o de generación de empleo. Solo cuentos puesto que en la realidad generan ruina para todo el entorno donde instalan sus monstruos, sean estos hidroeléctricos o termoeléctricos. Ruina para el medioambiente y el país, ruina para sus habitantes como ocurrió en Alto Bío-Bío, como vemos en Lo Rojas y Coronel, como vemos en Ventana y Quintero.

Mientras este patrón de desarrollo económico no se cambie, los depredadores seguirán destruyendo el territorio y matando su gente, y nosotros seguiremos siendo víctimas de sus mentiras, sus show mediáticos, su mala leche.

Cuatro. La cuestión no es si se construye tal o cual tipo de central de generación energética, la cuestión es que estas definiciones están siendo tomadas teniendo como norma el interés empresarial y no del país y su gente. La institucionalidad vela solamente por cumplir la necesidad del empresariado de hacer pingues negocios y lograr suculentas ganancias. La ley de medioambiente no está pensada ni hecha para proteger el medioambiente (menos a las personas), sino para garantizar al empresariado una forma legal de hacer sus negocios a pesar del medioambiente; lo que regula la manoseada ley es cómo burlar la existencia de normativas y conciencia medioambiental para que los proyectos logren realizarse. Esta ley si es un chiste del parlamento chileno.

Energía para arrasar

La aprobación de HidroAysén demuestra que al empresariado le sobra energía para imponer sus proyectos. Cuando no les alcanza con la adhesión gratuita que obtienen de la derecha, chasquean un dedo y logran la solícita colaboración de los concertacionistas. Ejemplos abundan y no viene al caso entrar a enumerarlos.

No les basta con Aysén y la Patagonia, nada parece ser suficiente cuando de depredar se trata. Es así como han tratado de pasar la aplanadora con una serie de proyectos termoeléctricos, incluidos los dos que impusieron en Coronel y el que intentan imponer en Laraquete. Pero también está en desarrollo el plan empresarial por implantar otro monstruo hidroeléctrico en la cordillera de Panguipulli; proyecto en el que Endesa pretende construir dos centrales, inundar extensas zonas indígenas y apoderarse de dos lagos, ríos y saltos naturales.

La casta empresarial vuelve a sentirse a sus anchas en La Moneda y hacen y deshacen en el paisito.

Foto: Protestas en rechazo a HidroAysén en Concepción.

Relacionados

Se aprueba HidroAysén pese al rechazo general (+ fotos de la protesta en Concepción)

Entrevista: Bolivar Ruíz habla sobre planificación energética

Laraquetinos: ¡no a la termoeléctrica!

Exigen estudio de impacto ambiental para termoelectrica en Laraquete

Nuevamente se suspende la votación de la Termoeléctrica Pirquenes de Laraquete (+VIDEO)

Resumen Radio de la semana: Laraquete amenazado con una Termoeléctrica

Piñera anuncia normativas, preparando la construcción de 23 termoeléctricas más

Termoeléctrica en Laraquete: De la que no se habla

Ante rechazo vecinal, Río Grande no expone su proyecto de termoeléctrica.

Laraquete segundo basurero del Golfo de Arauco, después de Coronel

Endesa aparte de contaminar, destruye las casas de los vecinos.

El lobby termoeléctrico

Los cuestionamientos que complican a quienes decidirán la suerte de HidroAysén

Etiquetas
Estas leyendo

HidroAysén: Chile herido