Me lo contaron mis viejos: Una Mujer Llora dentro de la mina del Carbón

altSe ha dicho que hace muchos años, una mujer llamada Ana María vivía cerca de la mina del carbón, con su esposo e hijo. Su esposo trabajaba en la mina y le iba muy bien. Eran una familia muy unida, eran felices. Ella trabajaba vendiendo dulces con su hijo. Ella tenía mucho miedo de que le pasara algo a su esposo porque anteriormente en la mina había muerto un joven aplastado por unas rocas y, desde ese momento, Ana María no quiere que su marido trabaje ahí, pero como no hay más trabajo su esposo tiene que quedarse allí a trabajar. Siempre cuando se va a su trabajo, Ana María se preocupa mucho de su esposo y no se queda tranquila hasta que regresa. Cuando veía a su marido desde la puerta, ella ya estaba mejor, se ponía muy contenta e iba a abrazarlo.

Pronto se venía la navidad. Ana María y su esposo armaron el árbol de navidad pero no sabían qué regalarle a su hijo, que ya tenía 10 años, así que tuvieron que ir a comprar algo que a él le gustara para regalárselo. Pasaron una buena navidad los tres solos, cuando llegó el momento de abrir los regalos Ana María y su esposo le pasaron el regalo a su hijo y a él le gustó. Al otro día, salieron a ver a su familia que vivía en Maule. Allí estuvieron toda la tarde junto a su familia, se divirtieron. Llegó la noche y se fueron a su casa, llegaron muy cansados y se fueron a dormir. Al otro día se dieron cuenta que faltaba poco para el año nuevo. Su esposo tuvo que ir a trabajar y dejó solos a su esposa e hijo. Cuando llegó a casa, el marido de Ana María le contó que no estaba muy bueno el trabajo, pero ella no le dio mayor importancia y le dijo que todo iba a estar bien. El marido de ella se tranquilizó y creyó en Ana María, pero la situación no fue así. Su marido empezó a traer menos dinero a su casa, se dieron cuenta que la situación empeoraba y faltaba poco para el año nuevo. Ellos no sabían qué hacer con esta situación.

Al otro día, su esposo se fue a trabajar y preguntó si podía traer a su hijo de 10 años a trabajar y le dijeron que sí, que no había problema. Cuando llegó a su casa le dijo a Ana María que llevaría a su hijo a trabajar para tener más plata. Ella no quería que su hijo fuera a trabajar tan pequeño, que todavía le quedaba mucho por estudiar. Comenzó a llorar y mucho, no paraba de llorar, le decía a su esposo que no lo llevara, que ella no quería que su hijo fuera a trabajar, le rogó para que no lo llevara, que era muy peligroso que él estuviera en la mina trabajando. Su marido le dijo que al otro día iban a conversar, cuando ella estuviera más tranquila. Se fueron a dormir.

Al otro día, antes que su marido e hijo se fueran a trabajar, Ana María y su esposo conversaron y ella no quería que fuera, pero al final ella le dijo que sí, que lo llevara, con el dolor de su corazón, a trabajar en la mina. Todas las mañanas, cuando se iban, Ana María se preocupaba mucho; o sea, el doble de lo que se preocupaba antes. Cada vez que los veía llegar, ella salía a corriendo y se tranquilizaba.

Llegó el día de año nuevo. Su esposo e hijo fueron a trabajar. Ana María estaba nuevamente preocupaba por ellos, tenía el presentimiento de que algo había pasado. Llegó la noche y su esposo e hijo no llegaban a casa. Ella sintió las sirenas de la policía que iban hacia la mina, fue rápidamente hacia allá, preguntó qué pasaba y se enteró que su hijo y esposo habían muerto aplastados por una roca. Ella no sabía qué hacer, comenzó a llorar. Los carabineros se la llevaron a su casa, la tranquilizaron un poco y se fueron. Ella no podía creerlo, no podía soportar que su hijo y esposo hubieran muerto. Al día siguiente, ella se mató porque quería estar con su hijo y esposo.

Desde ese día, en la mina se escucha el llanto de una mujer que dice que anda en busca de su hijo y esposo. La gente que ha entrado en la mina dice que ve una sombra de una mujer que anda dando vueltas, que no para de llorar y de llamar a su hijo y a su esposo, porque quiere verlos nuevamente, que los necesita y quiere estar con ellos para siempre.

Dice la leyenda que cuenta toda la gente, que si una niña o cualquier persona que tenga un hermano menor o hijo pequeño entra a la mina o se acerca, ella los sigue hasta su casa para llevarse al niño, porque piensa que es su hijo y comienza a decir que no quiere que se lo quiten, que no quiere que su marido lo lleve a la mina a trabajar, que no se lo lleve porque es muy pequeño para ir a la mina a trabajar como él… pero sólo es un mito.

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