Cataluña: Represión cruenta contra el independentismo de izquierda y el movimiento social

En 24 horas trece personas han sido detenidas en los Países Catalanes. Estas detenciones se suman a decenas de otras desde el día de la huelga general del pasado 29 de marzo. Paralelamente, unos 250 estudiantes y profesores de Valencia han recibido la notificación de una sanción que, en algunos casos, se eleva hasta 6.000 euros por haberse manifestado en las calles en la denominada Primavera Valenciana. Esta ha sido en los últimos días, la respuesta del poder al desafío contra la rapiña a que están sometiendo las arcars públicas y los bolsillos de trabajadores y trabajadoras. En lo que llevamos de 2012, unos cuarenta militantes de la izquierda independentista han sido detenidos. A esta cantidad se suman otras decenas de militantes y activistas de los movimientos populares. Esta cifra no nos sitúa por  sobre de nada ni de nadie, pero si que es indicativa de la apuesta inequívoca de la izquierda independentista por la estrategia de la unidad popular, y de la potencialidad de esta estrategia por poner en dificultades el poder, mientras se acumulan fuerzas.

Todos los episodios represivos, que no han sido pocos, demuestran el alarmismo existente entre las clases dominantes. El simple susto electoral griego ha hecho aflorar la posibilidad de dar un tumbo al panorama político de un país. El descrédito absoluto del discurso político y económico ha instaurado en la conciencia de la gente la duda y la necesidad de pensar autónomamente, y a la vez la convicción que todo está en el aire, todo es posible. El primer paso de todo cambio es la sensación de que este es posible que acontezca.

Nuestro discurso avanza. Y a medida que avanza va resituando a todo el mundo. Desde el progresismo hay quienes impulsan crear una Syriza a la catalana, jugando por enésima vez con el espejismo del reduccionismo electoral. Otras intentarán hispanizar una y otra vez los espacios de lucha, en aras de la solidaridad entre los pueblos -¡que es una cosa bien diferente!-. Y finalmente, el independentismo que a la hora de la verdad huye por las cloacas, dirán mil veces que todo lo que no sea un frente patriótico es hacer política españolista.

También desde hace un tiempo, algunos opinologos del cataluñismo radical regionalista están pretendiendo desacreditar la lucha del movimiento popular y la implicación de la izquierda independentista, haciendo alusiones a la Guerra Civil y al hecho que, según ellos, la izquierda catalanista del momento entregara el país en manos de la FAI (anarquistas) antes de crear un pacto nacional con la derecha catalanista. Exactamente el mismo discurso que hacía la Liga Regionalista hace setenta años… justo antes de ir a guarecerse bajo el capot del general Franco. Y esta es una lección que no hemos de olvidar, ni ahora cuando este tipo de discursos se intensifican amparados por altavoces de toda clase, ni más tarde, cuando caigan las bambalinas de la autonomismo y quienes siempre han tomado las decisiones, aparezcan otra vez atados de manos y pies al estado español.

Al fin y al cabo quedan pocas recetas mágicas, pero sí algunas importantes. Perseverar en la estrategia y no distraerse en bambalinas, da frutos. También da sus frutos avanzar del brazo con el movimiento popular, servirlo y no servirse de el. Y sobre todo saber que el camino será largo y que de semanas como esta, desgraciadamente habrá más. La solidaridad debe ser nuestra arma más potente. El ejemplo de solidaridad del movimiento cabe a los represaliados es en los tiempos que corren, un ejemplo de dignidad que hace que la buena gente -este concepto tantos años secuestrado por los votantes de los partidos del orden oilítico- se identifique y entienda las razones de nuestra lucha. Y nuestros represaliados y represaliadas, con su dignidad por bandera, son el ejemplo del pueblo que vamos construyendo día tras día, lucha tras lucha.

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