Indígenas urbanos en Argentina: La pupila desintegrada

Son muchas las formas y  razones del exilio y del autoexilio. Políticos, económicos, culturales, internos; individuales y colectivos. Todos son dolorosos. Por eso lo emplean los poderosos como alternativa a la muerte inmediata contra los que obstaculizan su mordedura insaciable, contra la resistencia, contra quienes califican de sobrantes.

Entrevista con la abogada mapuche, Sandra Painelifu.

Los indígenas que viven en la urbe, lejos de sus comunidades, desplazados por la miseria y el despojo, sufren su exilio mudo, son pupila desintegrada  entre innumerables.

Sandra Painelifu, mapuche de Neuquén y abogada, es parte de la Comisión de Juristas de Indígenas en la República Argentina. Ha puesto su profesión al servicio de la causa de distintos pueblos indígenas en Argentina y el extranjero.

 Ahora se dedica a defender a los indígenas ‘de ciudad’. Dice que en el país «No hay estadísticas del números de indígenas. El 2004 se realizó una encuesta complementaria al censo de 2001 que arrojó una población indígena de 600 mil personas, pero que no discrimina entre los que habitan zonas rurales y áreas urbanas.»

 En el programa radial ‘Canto Libre’ de Radio Sur (http://www.radiosur.org.ar/), quien suscribe pregunta a Sandra Painelifu.

 -¿Qué caracteriza tu labor jurídica?

 «Que todos los casos indígenas están vinculados a la discriminación. En mi comunidad nos tocó defender la recuperación de una escuela que estaba asentada en nuestro espacio y el gobierno había cedido su administración a una congregación religiosa. Luego dimos la lucha para que la escuela promoviera nuestra cosmovisión ancestral y finalmente ganamos. Siempre cuestionan que incentivemos una educación intercultural, diciendo ‘¿Qué pueden enseñar los indígenas?’ Para ellos -el Estado y sus extensiones- primero fuimos incapaces, analfabetos, brutos, salvajes. Y en la actualidad somos considerados ignorantes.»

-¿En qué situación se encuentran las luchas indígenas?

 «Nos encontramos frente a distintos niveles de concientización como pueblos. Por ello algunos están en una escala de reivindicación mayor, cuestión que, por lo demás, ocurre en todos los planos y luchas sectoriales. Algunos salen de lo cotidiano y toman estado público. Hablo de los mapuche, guaraníes, aymaras, quichuas, collas, y el pueblo qom del que últimamente tenemos más noticias por la resistencia que están ofreciendo.»

 -¿Qué ocurre con los demás?

 «En general los pueblos indígenas se caracterizan por reivindicar desde el silencio. Y ello tiene que ver con lo que ha significado la asimilación, la segregación, el despojo, el desarraigo.»

TERRITORIO Y MIGRACI"N

-¿Qué distancia existe entre tierra y territorio?

 «El territorio, en términos universales, no sólo es lo tangible sino donde estamos inmersos y lo que permite recrear la cosmovisión, la espiritualidad, la cultura y el ser persona. Es decir, la tierra para los indígenas es un concepto mucho más amplio que el puro valor económico que comporta; es aquello donde se puede realizar la vida en plenitud y se produce la interrelación entre los distintos elementos que están en la naturaleza donde el ser humano es un elemento más. Por eso los pueblos indígenas sin territorio no pueden desarrollarse como tales.»

 -¿Por qué la migración a la ciudad?

 «Muchos tuvieron que migrar con la esperanza de contar con mejores condiciones de existencia. Lamentablemente, desde la conquista quedamos sin gente. De hecho, cuando se habla de reparación histórica ese punto no se toca, se pasa por encima. Entonces no alcanza con reformas sólo desde lo legal, desde declamar o enunciar derechos, sino desde lo concreto.»

 -¿Y mejoró la vida?

 «Desde la conquista quedamos indigentes. Y en el caso de las personas pertenecientes o descendientes de pueblos indígenas que han debido migrar, su situación es aún más complicada porque al trasladarse a la ciudad quedan despojadas y en muchos casos, no pueden volver a su territorio original. De ese modo permanecen preocupadas porque mientras sus familias han seguido desarrollándose en espacios cada vez más reducidos, los alambrados continúan corriéndose sobre territorio indígena con la excusa de las personerías jurídicas que registran o no a la población. Por otro lado, la situación de indigencia vuelve prohibitiva la capacitación. Estos 10 últimos años se han entregado muchas becas, pero son insuficientes. Se trata de procedimientos muy burocráticos y asociados a la corrupción. En múltiples ocasiones, las comunidades -que son meros reductos a veces- continúan abreviándose mientras la población crece. Esta es la realidad de los indígenas urbanos. Aun cuando queramos regresar, ya no existe lugar.»

 FOLCLOR Y CASTIGO

 -¿Qué pasa con los identidad indígena en la ciudad?

 «En un primer momento se vio como una cuestión ‘folclórica’ debido a la falta de conciencia, negación y enajenación cultural proveniente del Estado, la Iglesia, la escolaridad y la justicia. Ello provocó que muchas personas perdieran y olvidaran su identidad de pueblo. Entonces un porcentaje de indígenas urbanos hizo de todo para parecerse lo menos posible a quien era. Se trabajó esto desde el poder para folclorizarlos.»

 -¿Qué perspectivas le ves a la causa indígena?

«Desde hace alrededor de medio siglo hasta hoy, ha comenzado a reivindicarse la condición de pueblo indígena. En consecuencia, se trabajan ya otras pautas donde surge con fuerza la lucha por el territorio, al igual que la demanda de participación en todas las cuestiones que nos competen. Actualmente, por ejemplo, se está poniendo acento en modificaciones en el Código Civil, e incluir la propiedad comunitaria e indígena que es totalmente antagónica al concepto de propiedad privada, y que tiene jerarquía constitucional. Pero, claro, el Estado pretende enfrascar nuestra posición dentro del derecho privado, sin consultar a los pueblos indígenas.»

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