Estudiantes de la Universidad Federico Santa María vuelven a protestar por el congelamiento de aranceles

Este martes, estudiantes de la Universidad Federico Santa María volvieron a manifestarse cortando la Avenida Las Golondrinas en repudio a la intransigencia de los directivos quienes no ceden a las exigencias de rebaja del costo de matricula y de congelamiento de aranceles.

Los estudiantes esta semana cumplirán un mes en paro de actividades, pues lo que está en juego es de vital importancia para su presente y futuro, debido a que los costos que no cancelan hoy, lo hacen a través de crédito que, aunque su tasa de interés se bajó al 2% gracias a las movilizaciones del 2011, las sumas de la deuda siguen siendo onerosas.

En la manifestación, los estudiantes sufrieron la consecuencia de la intolerancia y la estupidez de un chofer de vehículo particular quien atropelló a uno de ellos, lo que por suerte no tuvo consecuencias de mayor envergadura. Luego de horas en la Avenida, los estudiantes se retiraron a la universidad y evaluar el estado de su movilización.

A días de iniciadas las protestas, Resumen conversó con Cristian Maldonado, estudiante de Construcción y Jose Luis Coronado, presidente del Centro de Alumnos de Electrónica, quienes detallaron las exigencias de su movilización.

La triestamentalidad efectiva, se expresa en la necesidad que los estudiantes tienen de decidir sobre la manera en que se implementa la actividad académica, la cual tiene una serie de deficiencias, tales como la insuficiente infraestructura que tiene la universidad para dar cabida al gran número de estudiantes que ingresa año a año. Muestra de ello es que algunas salas las dividieron en dos para poder desarrollar clases a diferentes cursos, sin embargo, estas salas quedaron con la mitad de su capacidad, la que es insuficiente para albergar satisfactoriamente a los cursos que las deben usar.

Respecto a la infraestructura han tenido logros, pues el año pasado consiguieron que se repararan las goteras de algunos pasillos y reparaciones necesarias en bibliotecas y talleres. Esto afirma la convicción que ninguna mejora llegará por ocurrencia de los directivos, sino que será conseguida por los propios estudiantes.

Por otra parte, los estudiantes denuncian la escasez de profesores de planta. Calculan que un hay un 30% aproximado de profesores contratados y el resto sólo hace su clase y se va, pues trabaja a honorarios, lo que no permite que los estudiantes puedan disponer de una atención mayor en su proceso académico. Jose Luis afirma que en su carrera, el único profesor contratado es el Jefe de Carrera.

También creen que es necesario que la evaluación que les hacen periódicamente a los profesores sea pública y vinculante, además que se extienda a los directivos de diferentes servicios de la universidad, pues hasta ahora los resultados de tales consultas  permanecen en secreto y no constituyen parte de ninguna decisión para mejorar el desarrollo de la actividad académica.

Los estudiantes perciben una diferencia abismante con la realidad de las sedes de Valparaiso, pues estas ofrecen grandes espacios e infraestructura, totalmente contrapuesta a las condiciones de la sede local.

Exigen que haya una auditoría interna a la sede de Hualpén, pues hay incoherencia entre el balance que hacen los directivos locales con los que hacen los de la casa central en Viña del Mar, en tanto los primeros constantemente han dicho que la sede de Hualpén presenta «números rojos», es decir, pérdidas económicas, lo que es negado en Viña del Mar.

Demandan un aumento de fondos para becas administradas por estudiantes, que se expresan en becas de transporte para estudiantes que lo requieren.

Hay una paradoja, pues han solicitado un bloque de horario libre para facilitar la realización de asambleas o actividades colectivas en la universidad, lo que ha sido aceptado por los directivos, afirmando que promueven la participación estudiantil. No obstante, se niegan a la triestamentalidad y a la posibilidad de que los estudiantes adquieran facultades de decisión en la sede.

El Congelamiento de aranceles y la rebaja de la matrícula son otras exigencias negadas mañosamente por los directivos que se han comprometido a invitarlos la primera quincena de noviembre a hablar sobre la fijación de tales costos, sin que esto implique participación real y además, al término del año académico.

Los estudiantes afirman que estas movilizaciones han sido conducidas activamente por las bases, pues sus motivos son sentidos por ellas. Además, considerando el prontuario represivo que tiene la universidad, que ha cerrado el semestre para varias carreras movilizadas en años anteriores, provocando perjuicios en los estudiantes, la organización se presenta como la única herramienta efectiva ante quienes la dirigen.

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