Para este viernes, la subsecretaría de pesca determinó el fin de la extracción de sardina común y anchoveta que se había reabierto el lunes 18 de noviembre. Esta decisión fue provocada por la presión de 60 organizaciones de pescadores artesanales y tripulantes pesqueros que desde el miércoles no pescaron más.

En total fueron tres días de pesca en los cuales, según Carlos Pino de SOPAR Talcahuano, se alcanzaron a extraer unas 7 mil toneladas de sardina y anchoveta de tallas mínimas y que aun no había desovado.

Carlos, que es tripulante pesquero, denuncia la profunda negligencia de las instituciones pesqueras que establecieron la reapertura de la captura desoyendo a los trabajadores que anunciaron que esta pesca iba a ser un crimen. De hecho, el propio IFOP (Instituto de Fomento Pesquero) había afirmado que la sardina tenía un tamaño por sobre los 14 cm, en supuestos muestreos a la altura de la Isla Quirina hacia el norte que fueron desmentidos por la realidad de ejemplares que no pasaban los 5 cm.

La futura población de sardina y anchoveta tendrá serias dificultades, ya que lo que se pescó ahora, no alcanzó a reproducirse. Si considera que cada sardina y anchoveta desova cientos de huevos, el daño fue catastrófico, afirmó Carlos.

Sin duda, la reapertura del periodo de captura fue una medida digitada desde el empresariado pesquero, que necesitaban la materia prima para convertirla en harina y con ello alimentar animales de criadero. Se ha establecido que para generar 1 kilo de carne de animal de criadero, son alrededor de 7 kilos de carne de pescado silvestre los que se utilizan, dependiendo de las especies. Para esto fue esta pesca, la que falazmente el subsecretario Pablo Galilea justificó, diciendo que fue un monitoreo.

Los trabajadores han cobrado una importancia decisiva en la detención de este crimen, pues la sobreexplotación pesquera amenaza con hacerlos desaparecer. Es necesario que la población se involucre en una lucha por una nueva forma de administrar la pesca, ya no para enriquecer a unos cuantos, sino para poder vivir.

Al tiempo que colapsan distintas especies por la sobreexplotación (y también por la contaminación), la población pierde una fuente nutricional fundamental. En particular, la sardina común y la anchoveta, son la base de la cadena trófica de una serie de especies mayores, por lo que sin ella se coarta el desarrollo de otras especies. Estos peces contienen altas cantidades de Omega 3 que es un ácido que se forma en las algas que consumen éstos y se acumula principalmente en su tejido adiposo. Su incidencia en la salud de las personas es vital, pues está involucrado en el desarrollo y vitalidad de las funciones cerebrales y de la retina de los fetos, neonatos y adultos; ayuda a la prevención de enfermedades vinculadas al sistema cardiovascular; contribuye a fortalecer el sistema inmunológico, entre otras cosas.

La recuperación de las poblaciones de peces es fundamental y las autoridades, digitadas por el empresariado pesquero, no lo harán. Por el momento, la veda de sardina y anchoveta, desde Valparaiso hasta nuestras costas, se extenderá hasta marzo.

Foto de Archivo: La imagen aérea muestra un cardumen de sardina y anchoveta habitando dentro la primera milla marítima. (SINTRISAN)

Mala Pesca: La depredación pesquera en Chile

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