El gran desafío del “Vial”: regresar al profesionalismo y no perder su esencia en el intento

Por Resorte.- Mucho se ha hablado del Club Deportivo Ferroviario Arturo Fernández Vial estas últimas semanas, sobre todo de su historia de lucha, íntimamente ligada a la clase trabajadora de la Octava Región.

Además con el hecho de que hayan conseguido vencer la meiosis* del club, inducida por grupos económicos hace un par de años, y ser campeones de la Tercera A subiendo al profesionalismo -como corporación deportiva sin fines de lucro-, el Vial ha conseguido ganarse la simpatía y la esperanza de muchos hinchas -incluso de otros equipos- que hoy ven en el fútbol negocio, la expresión máxima del despojo capitalista neoliberal en nuestras vidas, expresado en la mercantilización total del fútbol y en la pérdida del rol social histórico que han tenido los clubes deportivos y el fútbol como deporte.

Pero el éxito deportivo se traduce en una especie de paradoja para la historia del Vial, en una especie de punto de inflexión, donde todos los ojos de los futboleros rebeldes del país están puestos sobre los socios e hinchas aurinegros. Esto porque deben tomar decisiones importantes, ya que todo club que ingrese al fútbol profesional, debe convertirse obligadamente en empresa (SADP), según la Ley de Sociedades Anónimas Deportivas Profesionales, promulgada por el "gran demócrata" neoliberal,  Ricardo Lagos, el año 2005.

En los primeros años de implementación de esta ley mercantilizadora del fútbol, los clubes profesionales que estaban en Primera A y Primera B, podían optar por ser Corporación sin  fines de lucro con fondos de inversión -como la figura más democrática del proceso-, las otras dos alternativas eran concesionar a una SA o ser SADP, propiamente tal.

Hoy el CD Arturo Fernández Vial, está obligado a ser SADP, si quiere jugar en Segunda  B (antigua Tercera División) y la discusión ya está en el tapete de los mismos hinchas, socios y la directiva de la Corporación de Fútbol Arturo Fernández Vial.... La gran pregunta que nos hacemos todos es el título de este artículo: ¿Cómo regresar al profesionalismo y que el club no pierda su esencia social en el intento?.

Podríamos optar por el camino fácil y principista, de decir que el Vial no debería jugar profesional porque se traicionaría al tener que adquirir una figura de empresa, pero si creemos que todas las formas de lucha son válidas, también estas implican luchar desde dentro, y mostrarle alternativas a todos aquellos que dicen que la única manera de hacer bien las cosas es con plata y mucha, y que está bien que Piñera se compre el Colo aunque sea de la Católica, porque es un emprendedor...pero el viejo y querido Marx sigue teniendo razón, el problema no son las figuras legales de los medios de producción, sino la propiedad de estos, y la única manera de seguir en la senda del fútbol popular, de clase y con contenido es que la propiedad de los clubes quedé en manos de sus socios.

Existen experiencias en otros países hacia donde mirar y que han logrado subvertir ese orden que el neoliberalismo le impuso al fútbol: existe una alternativa para los nuevos clubes que ingresan al profesionalismo, la cual hay que revisar respecto a la legalidad chilena y si no está exigir que se lleve a cabo, porque sino atentaría contra lo que los propios capitalistas más vociferan y defienden, su famosa libertad de mercado, que sabemos que no existe como tal, porque para que haya libertad real debe haber igualdad y eso claramente no existe en ningún país capitalista.

Pero regresando a la alternativa respecto al fútbol,  esta es la de la de los Clubes de Accionariado Popular (CAP)...pero ahora viene una nueva pregunta ¿Qué es un Club de Accionariado Popular?.

Un club de Accionariado Popular, que en inglés significa Public Company,  es una forma de administrar un club en la que el poder del club recae en manos de los aficionados, de los socios. En términos económicos es una empresa conformada como un tipo de cooperativa. El accionariado popular nace en 2005 de la mano de unos hinchas del Manchester United, que no aceptaron que unos empresarios yanquis se hicieran con la propiedad de su equipo y decidieron fundar el suyo propio, al que llamaron F.C United of Manchester (algo del conflicto se puede ver en la película del gran Ken Loach, Buscando a Eric, donde actúa Cantoná).

Algunos equipos que siguieron la idea y adoptaron esta forma de administración a su club fueron, por ejemplo, el Wimbledon y el AFC Liverpool (Inglaterra), el FCB Unione Venezia italiano, el CAP Ciudad de Murcia, el Tarraco FC y el Union Club Ceares, todos clubes del Estado español.

Para poder entender el accionariado popular este tiene ciertos principios básicos:

– La Junta Directiva será elegida democráticamente por sus miembros.
– Sólo se puede comprar una acción por persona, y esa acción da derecho a un voto. Por lo tanto, las decisiones adoptadas por los miembros se decidirán en base a un voto por cabeza.
– El club desarrolla fuertes vínculos con la comunidad local y se esfuerza para ser accesible a todos, sin discriminar a ninguno.
– El club se esfuerza por que los precios de entrada sean lo más accesible posible, dando facilidad a todo el mundo.
– La Junta se esforzará, siempre que sea posible, para evitar la comercialización directa.
– El club es una organización sin fines de lucro.
– El club acepta el patrocinio, pero no permite logotipos de los patrocinadores que aparecen en las camisetas del equipo.

Como vemos se puede, hay alternativas, pero esto requiere de un gran compromiso de socios e hinchas, lo que llamamos en Fútbol Rebelde, fortalecer el territorio -nuestros clubes y su influencia-,  para construir territorialidad, es decir, lograr controlarlos en todos los términos, de manera colectiva.

Pero para que una apuesta como esta resulte bien, no sirve mirar de lejos el proceso, o estar cuando las cosas vayan bien en términos deportivos, se necesita que cada hincha se ponga en términos humanos y materiales al servicio del club, para construirlo como nos contaban nuestros abuelos, en aquella época en que los clubes eran el centro social de las ciudades y barrios, época en que ni siquiera existía esto del merchandising  y no se podían comprar camisetas del club amado, pero con más compromiso los colores de nuestros clubes se llevaban pegados a la piel, época en que los clubes eras nuestros y nosotros éramos el club...Esperamos que los socios del Vial tomen la decisión correcta que beneficie a todos y no unos pocos.

*Meiosis: porque fue una división que en un primer momento dejó a ambos clubes partidos por la mitad, muy disminuidos en capacidades deportivas, financieras o sociales, según fuera cada caso.

Fuente: http://www.futbolrebelde.org/blog/?p=4984

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