El modelo holandés en educación: La brutalidad hecha programa

Mucho se ha hablado de la reforma tributaria por estos días, cuyo contenido tiene de todo menos un cambio radical en la política tributaria. Mucho se ha hablado también, que mediante la recaudación de impuestos de esta reforma se financiará la gratuidad de la educación chilena. Pero poco se ha hablado del problema constitucional con la educación, es decir, que la libertad de enseñanza -que no es la libertad de cátedra sino la economía de mercado en la educación- este al mismo nivel que el derecho a la educación.

¿Para qué una gran reforma tributaria, que no es tal, que financiará una educación, que no queremos?

Esa discusión es fundamental, porque si esto se realiza significará que la reforma tributaria-que da las excusas para que las empresas traspasen los costos al consumidor, pues no lo protege- subsidiará a un sistema educativo privado.

 

Hace un par de años, desde la boca de José Joaquín Brunner, «experto» en educación se viene pregonando que el modelo educativo chileno debe enfocarse hacia el modelo holandés. En palabras de Brunner al Mercurio «La constitución de los Países Bajos asegura un trato igualitario para todo tipo de colegios y el gobierno está obligado a financiar a los colegios privados a la par con los colegios municipales. La subvención consiste en un subsidio que sigue al alumno y cuyo monto cubre el total de los gastos en que debe incurrir un colegio para dar una formación de calidad a un alumno con características socioeconómicas comunes en dicha sociedad.
Este monto aumenta significativamente en el caso de alumnos vulnerables, trátese de hijos de padres holandeses con bajos niveles educacionales o de hijo»

 

Lo primero que cabe peguntarse es, más allá de las ideas de estos señores,  por qué a uno de los principales ideólogos del fracasado modelo de educación chileno se le sigue dando la categoría de «experto». No es menor preguntarse esto, pues el programa de educación de Michelle Bachelet tiene como referente el modelo holandés.

Educación 2020 también va en este juego, planteando que nunca se ha planteado terminar con la educación particular subvencionada, sino apuntar al modelo holandés.

 

Es decir, los ideólogos del lucro en la educación hoy se travisten en expertos del modelo holandés e indican que la libertad de enseñanza no es un problema central en educación.

 

Los últimos 9 años de movilizaciones estudiantiles no han pasado por la mente de los «expertos»

 

Es fundamental aclarar esto, porque los expertos de hoy, que dirigen las políticas educativas del país son los mismos que pregonaron la continua subvención a establecimientos particulares subvencionados y el amansamiento de fortunas por parte de los sostenedores sin mejorar la «calidad» que prometieron, y por la naturaleza del sistema segmentándolo por estrato socio económico.

 

Gracias a estos ideólogos, la educación municipal, entendida como el último resabio de educación pública que apenas resistió a la dictadura y los gobiernos civiles, desde el 2008 a la fecha cuenta con menos estudiantes que el sector privado.

 

El sistema que tiene agotado al modelo chileno no es la municipalización en si misma, sino su forma de financiamiento a través del pago por subvención: el voucher. Mientras no haya un cambio rotundo al régimen de subvenciones, el modelo seguirá beneficiando al que puede pagar más.

Este modelo es el que responsabiliza a los profesores de los malos resultados -es decir, se castiga al formado y no a quienes forman deficientemente, las instituciones educativas- que permitió la competencia brutal en el sistema por entrega de recursos a través del SIMCE, que ha transformado los estudiantes en técnicos de la PSU y que ha permitido la brutalidad de que  «un 44.3% de la población adulta en Chile se encuentra en una situación de analfabetismo funcional en textos, un 42% en documentos y un 51.4% en el área cuantitativa», según el Segundo Estudio de Competencias Básicas de la Población Adulta, del 2013.

 

Más allá de defender la educación pública per se, el modelo holandés se cae en Chile, por su propia realidad. Holanda cuenta con uno de los índices de desarrollo humano más altos del mundo(0,921, 4 a nivel mundial – Chile 40), y una de las menores porcentajes de desigualdad socioeconómica (Coeficiente Gini 0,254, 7º a nivel mundial – Chile 132)

 

Darle tiempo a estos mefíticos expertos es claudicar en la lucha por el derecho a la educación pública y de calidad.

 

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