Apaga la tele: La Caza
Uno de los asuntos más complejos de tratar en la sociedad moderna son los delitos de abuso infantil y pederastia, esta cuestión se ha transformado en un problema de dimensiones insospechadas y la cinematografía no ha quedado ausente de este nuevo fantasma social.
La caza es una película sueca dirigida por Thomas Vinterberg, estrenada en 2013 ha provocado gran polémica dada el carácter crítico del guión y el inmenso debate que se esconde tras el cúmulo de supuestos y convenciones sociales moralizantes. La cinta de Vitenberg se enfoca desde la posición del pederasta o, más bien, del acusado de dicho delito y esto no es nada común ni en el cine ni en los reportajes de los medios de comunicación.
La película relata cómo se desarrolla una acusación de pederastia en una comunidad sueca, un pueblo donde todos se conocen desde siempre y donde han construido una red de fuertes lazos, en ese escenario se instala el manto de la duda y hace discurrir el guión, cautivando la atención del espectador solo con la fuerza emocional de la historia, sin mayores estridencias, tal vez una de las características del cine del norte de Europa.
Esta cinta nos revela la inercia moral de las convenciones protestantes, cómo han llegado a ser rehenes de unas reglas que definen el comportamiento sin conocer a las personas y sus devenires, echando por la borda las historias compartidas por años en una comunidad en virtud de uno de los nuevos terrorismos de estado, el miedo a la pederastia, estos nuevos terrorismos buscan separar a las personas de sus contextos, instalando las normas castigadoras del patriarcado como el árbitro de lo que deben ser nuestras relaciones.
La película es tremendamente efectiva, pues construye lentamente el conflicto para desatarlo hacia la medianía de la cinta con la fuerza de los prejuicios y el miedo al otro y a las convenciones sociales, como decíamos, a partir de la mitad del film se torna muy potente, ayudada por actuaciones sobrias y energéticas, donde destaca claramente el protagonista, es por eso que debe darle tiempo al desarrollo del guión. Destaca igualmente la resolución del conflicto, dejando una puerta a la continuación del debate.
Llenas de escenas notables, debemos hacer la salvedad de la condición europea de esta película, impresiona el control de los personajes y la fortaleza de antiguas convenciones tratadas con las inferencias propias de una cultura no católica, aun así las miradas conservadoras siguen estando instaladas en esa sociedad, confirmando que las fuerzas más atávicas de nuestra especie provocan los conflictos más importantes, porque nos constituyen en esencia y permanencia como sujetos, como ven es una cinta que nos incita.
Por último, es interesante darnos a la tarea de analizar las películas para cuestionar nuestras ideas más fijas, buscando nuevas posibilidades de interpretación y si además este necesario ejercicio de inteligencia se hace de la mano de una obra artística de calidad, tanto mejor.
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