[resumen.cl] El cuerpo sin vida de Gabriela Urzúa Pérez de 39 años fue encontrado el día de ayer en el patio de su casa en Rancagua, luego de ser estrangulada por su cónyuge Miguel Toledo Meza de 45 años quien tras ejecutar el cobarde femicidio se quitó la vida.

Fue el hijo de la pareja de 21 años quien encontró el cuerpo sin vida del padre, dando aviso a Carabineros, quienes concurrieron al lugar hallando el cuerpo de Gabriela Urzúa. Según relatos de cercanos y familiares, la pareja se encontraba separada desde hace dos semanas.

Las tibias declaraciones de la ministra del SERNAM Claudia Pascual hicieron un llamado a denunciar y acompañar a las víctimas, cuestión insuficiente si pensamos que solo desde el año 2010 a la fecha tenemos la alarmante cifra de 308 mujeres asesinadas por su condición de género.

La impunidad y el silencio marcan este escenario ya habitual en una sociedad que no educa ni debate en torno a la violencia de género, estableciendo una suerte de escenario cotidiano, donde la muerte de mujeres a manos de hombres por el solo hecho de ser mujeres, parece no ser un tema relevante. Una misoginia (odio hacia las mujeres) invisible que percude nuestra vida cotidiana, y frente a la cual no debemos ni guardar silencios cómplices, ni naturalizar estas situaciones, entendiendo que estos fenómenos no obedecen a la "maldad" de algunos hombres ni a un tema privado-doméstico, sino más bien a un sistema social (patriarcado) que ejerce de diversas maneras la violencia hacia las mujeres (trabajo, acoso callejero, entre otros) y que tiene como expresión brutal el femicidio.

Esta perspectiva favorece entender la violencia en un contexto más amplio y poder enfrentarla de manera social-colectiva, no individual, en tanto la soledad y el aislamiento son una constante a la cual se enfrentan las mujeres violentadas hoy en Chile.