[resumen.cl] Durante el día sábado, se notificó a través del Servicio de Evaluación Ambiental de la Región del Biobío que la empresa San Carlos Spa a cargo de la Central Hidroeléctrica San Carlos, habría desistido del proceso de evaluación ambiental, y en consecuencia, del Estudio de Impacto Ambiental.

La central que buscaba ubicarse justo en el límite entre las comunas de Los Ángeles y Mulchén y que estaba a cargo de la empresa Inversiones San Carlos SpA, desistió de manera autónoma del proceso de evaluación ambiental.

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El proyecto iba a ser el sexto en la zona y venía siendo criticado desde el Consejo Regional del Gobierno de Biobío y organizaciones sociales, por el impacto negativo que tendría en las comunidades, el territorio y el río Biobío.

Durante la semana pasada se dio a conocer un informe evacuado desde la División de Planificación y Desarrollo Regional objetaba cuatro puntos del proyecto energético, entre ellos la no descripción correcta sobre el proceso de inundación y creación del espejo de agua, insuficientes medidas de mitigación, reparación y compensación, entre otras falencias.

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Además, según consigna La Tribuna, desde el GORE se sostuvo que el proyecto no presentaba una identificación, balance y análisis de la pérdida de servicios ecosistémicos de la zona a inundar. Y estimó como insuficiente el Plan de Desarrollo local propuesto por el titular.

Cabe destacar que la misma empresa San Carlos Spa, parte de la Empresa de Energía Llaima, posee actualmente la Resolución de calificación ambiental (RCA) aprobada -autorización que entrega el Servicio de Evaluación Ambiental SEA para dar marchs a los proyectos-de Central Frontera, otro proyecto con las mismas características y que se encontraría en el sector aledaño (ver mapa).

Con una superficie de 799,76 ha el proyecto de pasada, Central Frontera, pretende poseer una potencia instalada de 109,3 MW, superando a la de Central Rucalhue y contando con un presupuesto de US$300 millones.