A 35 años de la Matanza de Corpus Christi: Honor y gloria a las y los rodriguistas asesinados por la dictadura

Por José M. Carrera

En un mes como éste, un 15 y 16 de junio de 1987, hace ya 35 años, la dictadura de la derecha y las FFAA chilenas cometió uno de sus peores crímenes, el hecho fue conocido como la Matanza de Corpus Christi. Este múltiple asesinato acabó con la vida de 12 combatientes rodriguistas; tres heroínas, Elizabeth Escobar de 29 años, Patricia Quiroz 29 años, Esther Cabrera de solo 22 años; y nueve héroes, Recaredo Valenzuela de 30 años, Patricio Acosta 25 años, Waldemar Henríquez 28 años, Wilson Henríquez 26 años, Julio Guerra 29 años, Joaquín Valenzuela 29 años, Ricardo Rivera 24 años, Ricardo Silva 28 años y Manuel Valencia de solo 20 años de edad, compañeros y compañeras de muchos de nosotros.

Resalto que ahora se ha conocido la resolución final de otro crimen semejante, durante los días 23 y 24 de agosto de 1984, hace 38 años, en una operación de exterminio conocida con Operación Alfa-Carbón o Matanza Vega Monumental fueron asesinados siete combatientes del MIR por agentes de la CNI, en las ciudades de Concepción, Los Ángeles, Temuco y Valdivia. Han pasados 38 años y recién este 10 de junio, se dictó la resolución condenatoria final. En un dilatado y doloroso proceso para los familiares de los caídos se ha dictado justicia, claro entre comillas, por la tardanza, las condenas y que varios de los criminales ya están fallecidos. Honor a los revolucionarios miristas Luciano Humberto Aedo Arias, Nelson Adrián Herrera Riveros, Mario Octavio Lagos Rodríguez, Mario Ernesto Mujica Barros, Rogelio Humberto Tapia de la Puente, Raúl Jaime Matamala Barrientos y Juan José Boncompte Andreu, nunca olvidemos sus ejemplos y a sus familiares, cariño y respeto.

También puedes leer: Corte de Concepción confirma sentencia a 17 ex agentes de la CNI por asesinato de combatientes de la resistencia a la dictadura en Operación Alfa Carbón

Y nuevamente como todos los años familiares, organizaciones y colectivos rodriguistas, nos autoconvocamos en los lugares de los asesinatos: el Dúplex 213 de Villa Olímpica, la calle y la casa de Varas Mena, la calle Alhué de Las Condes, la casa de Pedro Donoso de Recoleta, el Cementerio General, en Lota y en muchos otros lugares del país.
Sin dudas, cada uno de nosotros recuerda en el lugar donde se encontraba en esos aciagos días de 1987, en especial sus sobrevivientes, el impacto de ese crimen, y lo que significó para el FPMR en esos entonces: seguir y seguir luchando contra esa dictadura que nos oprimía como pueblo y el rechazo a la traición que significaba acomodarse a las negociaciones que se maquinaban vergonzosamente.

Debido al carácter clandestino de la organización, la mayoría no conocíamos los nombres verdaderos de esas y esos combatientes asesinados, obviamente tampoco sus misiones. Hoy sus rostros son conocidos, y se transformaron en banderas de combate presentes en los lugares donde cientos de chilenos y chilenas, sobre todo los más jóvenes, irrumpieron en la Revuelta de 2019.

¿Vale la pena recordar el contexto político de esos días de junio de 1987?

Eran tiempos de intensas y oscuras negociaciones entre los personeros de la dictadura y dirigentes de la futura Concertación, avalados todos por el gobierno de EEUU. El atentado al tirano y el caso arsenales sucedidos el año anterior (1986) estaban muy presentes.

Entre los políticos oportunistas, surgían voces para condenar al FPMR y su lucha, sembrando miedo, terror, «son militaristas» decían, era la oportunidad para aplastar la lucha revolucionaria y aislar más todavía al PC de las negociaciones que a espaldas del pueblo se hacían, como lo manifestaba nuestro Comandante José Miguel, Raúl Pellegrín. Surgían epítetos condenatorios y nuevos calificativos políticos para los combatientes, «faltos de realismo político», «fetichistas de las armas», «bajos de nivel político», «chileno-sandinistas», «hijos de Castro», «guerrilleristas», «influenciados por sus formaciones militares», etc., etc.

La visita del Papa en abril del 87 había subido los tonos de la lucha popular, sobre todo después de los enfrentamientos en su recibimiento en la población La Bandera, a pesar que el FPMR indicó una tregua momentánea.

Se negociaba la salida de Pinochet y la izquierda tradicional se plegaba a las transacciones, por acción u omisión, abandonando sin tapujos y vergonzosamente principios, hundiendo cualquier salida potencialmente más popular. El gobierno de EEUU no quería al PC en las negociaciones y los dirigentes de la Democracia Cristiana y el Partido Socialista, cual yanaconas, obedecían.

A pesar del intento de aislamiento del Partido Comunista, en su interior rebrotaba una discusión de validar o desechar lo obrado política y militarmente hasta esos momentos, se discutía en plena lucha y clandestinidad, desarmando ánimos, intentando relevar responsabilidades. Reflotaban pensamientos de los que en lo interno no querían más, o quizás nunca quisieron, la estrategia de Rebelión Popular y el FPMR.

No se puede negar que en esos días, a lo interno del Frente, se coordinaban ideas para el nuevo caminar que muchos rodriguistas nos proponíamos emprender ante el manifiesto abandono que se hacía de la lucha directa contra la dictadura.

El aislamiento de los que seguían combatiendo en primera línea (el FPMR entre ellos) era cada vez más evidente, lo que, sumado al desgaste en la lucha, detenciones, repeticiones de rutinas o errores en el modus operandi, flaquezas en los métodos conspirativos, se profundizaba.

Eran momentos en que para algunos todo se podía poner en dudas, hasta borrar con el codo los objetivos finales que por la boca se vociferaban.

En este contexto que analizamos entran los agentes de la dictadura, que actuaron como los criminales que eran, sabían que a los entregados y cobardes hay que invitarlos a conversar, a los indecisos, neutralizarlos con el miedo, y a los intransigentes, como nuestros 12 hermanos y hermanas, había que matarlos para intentar producir los efectos de terror que necesitaban. Y esos asesinos actuaron el 15 y 16 de junio de 1987.

Un montaje cubrió ese crimen. La dictadura y sus órganos de inteligencia tildaron de «enfrentamiento» el suceso y luego en la post dictadura dilataron la justicia por años y años. Solo la valentía y decisión de los familiares hizo el milagro para que fluyera la verdad, ellos nunca creyeron la versión «oficial» y lograron que la justicia chilena los encausara y condenara.

No se debe olvidar tampoco que el vil asesinato de los militantes del FPMR, fue mostrado por prensa de la dictadura, El Mercurio, La Segunda, la Tercera y la televisión servil, como un enfrentamiento y no un asesinato.

Finalmente los asesinos, claro que en correspondencia con la filosofía democristiana de la Transición, recibieron condenas insignificantes, «en la medida de lo posible», que han cumplido en cárceles de privilegio, conservando sus grados militares y premiados con jubilaciones millonarias.

A todos nos impacta visitar las calles y lugares donde resistieron y fueron asesinados nuestros hermanos(as), cruzar el portón de hierro oxidado de la casa de Pedro Donoso 582 en la comuna de Recoleta, uno de los lugares de la masacre, se siente el frío de la muerte en los pasillos arruinados y en el piso que ahora es de tierra, por el abandono del lugar. Ver sus nombres escritos en los mismos sitios donde fueran asesinados, claro que impacta. No se ha tenido el valor de declarar esa casa como Patrimonio Nacional, quizás ante el temor que se transforme en un verdadero «Museo de la Memoria Combatiente».

Por eso es destacable y emociona el trabajo que organizaciones territoriales del sector de Pedro Donoso, sobre todo muchos jóvenes, están haciendo para transformar la casa un sitio de Memoria. Gracias por esa iniciativa.
Estamos seguros que la terquedad de todos estos años para no olvidar, tanto la heroicidad y las traiciones cometidas, lo que para nosotros es reivindicar NUESTRA MEMORIA, ha dado rutas de perseverancia y dignidad en el presente, prueba de ello es que los héroes y heroínas de Corpus Christi y presos políticos, como Mauricio Hernández Norambuena, estuvieron reflejados en muros y banderas, como símbolos de consecuencia durante la Revuelta de octubre 2019.

Honor y Gloria para los héroes y heroínas de Corpus Christi.

Libertad para Mauricio Hernández Norambuena, preso político rodriguista.

Libertad para los presos políticos de la Revuelta y del pueblo mapuche.

Estas leyendo

A 35 años de la Matanza de Corpus Christi: Honor y gloria a las y los rodriguistas asesinados por la dictadura