[resumen.cl] Este 2 de septiembre se han conmemorado diez años del accidente en el cual fallecieron 21 personas (18 pasajeros/as y 3 tripulantes) a bordo de un CASA C-212-300 Aviocar de la Fuerza Aérea de Chile que se dirigía hacia el archipiélago Juan Fernández. Las trabajadoras del entonces Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, Romina Irarrázabal y Galia Díaz, iban a bordo de ese avión junto a integrantes de la Fuerza Aérea, la ONG Desafío Levantemos Chile y de Televisión Nacional de Chile.
Durante esta semana diversos gremios de trabajadoras y trabajadores del Ministerio de las Culturas emitieron diversas comunicaciones y realizaron distintos acciones para recordar el aciago hecho. Por su parte, la Asociación de Funcionarios y Funcionarias del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio (AFUCAP) realizó un acto recordatorio donde su Presidenta, Patricia Torres, recordó a tales trabajadoras y también se refirió al significado que tiene su muerte y las situaciones que la rodearon. Para profundizar en ello, ha respondido a las consultas de Resumen.
-Se han conmemorado diez años del fallecimiento de Romina Irarrázabal y Galia Díaz ¿Qué representa la muerte para quienes laboran en las instituciones de las reparticiones del Ministerio de las Culturas?
Siempre la muerte deja heridas profundas en las personas. En nosotras caló muy hondo porque ambas eran personas muy luminosas, que amaban lo que hacían y eran muy dedicadas. La institucionalidad en cultura es reciente y ellas estuvieron desde el origen del ex Consejo Nacional de las Culturas y las Artes, eran nuestras primeras mártires.
El impacto de un accidente aéreo, la realidad de ambas, mujeres jóvenes llenas de vida, muy queridas, deja en realidad una herida muy profunda. Y como lo expresé también en el homenaje en el que participé en nombre de AFUCAP, pedimos perdón por no ser enfáticas en la defensa de nuestros derechos laborales, contar con condiciones para realizar nuestro trabajo, estar más pendientes de las condiciones en que salen nuestras compañeras a realizar trabajo en terreno. Las autoridades no lo hicieron y no lo van a hacer, porque tienen intereses meramente políticos y muchas veces económicos, pero no velan en realidad por un desarrollo cultural integral que no deje de lado a quienes trabajamos en la cultura desde el sector público.
-¿Qué situaciones se visibilizaron con su muerte?
Principalmente, la muerte de Galia, quien dejó dos hijos, uno adolescente y una hija de meses, nos obligó de golpe y de la peor manera a observar con más detalle las condiciones de las madres trabajadoras que también tienen labores en terreno. Muchas veces nos toca viajar, por largas horas, dejar a nuestras hijas e hijos encargados o bien restarnos de avanzar en lo laboral porque las condiciones para nuestro desempeño en igualdad de condiciones con nuestras compañeras y compañeros no están equilibradas. Galia se subió a ese avión porque estaba normalizado que volvíamos a trabajar y salíamos a terreno y ahora no, hubo una modificación de la norma para todas las mujeres a causa de su muerte y de una hija lactante que quedó sin su madre.
-¿Cómo han sido abordadas estas situaciones desde la actividad gremial y cuál ha sido la respuesta de las autoridades durante esta década?
Es histórico y ya "costumbre" que las autoridades no se preocupan de las y los trabajadores. Galia y Romina sufrieron acoso laboral y nada se hizo para resolverlo. Las autoridades hacen lo justo, si es que lo intentan. Hoy vemos, en pandemia, como muchas de nuestras compañeras madres siguen sufriendo acoso laboral, menoscabo y maltrato. Y en lo más técnico, se plantea como única solución de apoyo al sector de la cultura en estos difíciles momentos la concursabilidad, beneficio complejo de alcanzar y que llega a unos pocos no más y, como hemos visto recientemente, a instituciones vinculadas a políticos o grandes empresas que a todas luces no necesitan financiamiento estatal. Pero, lo peor de esta situación es que las mujeres madres que deben velar por la salud de sus hijas e hijos, que deben preocuparse de su educación, alimentación e higiene, tienen recargas laborales nunca antes vista. Que las tienen trabajando hasta altas horas de la madrugada y luego nuevamente temprano en la mañana a trabajar.
Para nosotras, en Cultura, no solo es el 2 de septiembre, para nosotras es el día a día que recordamos a Galia y Romina y desde AFUCAP sobre todo, damos una lucha para que se visibilice el abuso y se logre el respeto y dignidad que todas y todos merecemos.