A 27 años de Apoquindo: cuando Aylwin defendió la violencia policial a comienzos de la postdictadura

[resumen.cl] El pasado 21 de octubre se cumplió un año más desde la llamada «Masacre» o «Matanza» de Apoquindo, donde efectivos de Carabineros dispararon más de 300 balas contra un bus del transporte público donde iban militantes del Movimiento Juvenil Lautaro luego de realizar una acción en el banco O’Higgins de la comuna de Las Condes. Siete personas muertas y decenas de heridos producto de la violencia policial fueron parte del respaldo del presidente de la época, Patricio Aylwin Azócar.

Alrededor de las 14:00 hrs. del 21 de octubre de 1993, integrantes del Movimiento Juvenil Lautaro (MJL) realizaban una acción de «recuperación» en el banco O’Higgins ubicado en la dirección Apoquindo 6417, comuna de Las Condes, en Santiago de Chile.

El objetivo era generar financiamiento en pos del rescate de prisioneros políticos que se encontraban recluidos por su lucha contra el régimen.

En el repliegue de las y los lautaristas, al subirse a un bus de la locomoción colectiva, son intervenidos por una patrulla de Carabineros, generándose un fuego cruzado que terminó en una balacera contra las y los pasajeros.

Pese a que quienes integraban el MJL mostraban pañuelos blancos de rendición, Carabineros avanzó con su ráfaga de balas.

El resultado fue de 7 personas muertas -entre las que se encontraban pasajeros y lautaristas como Raúl González, Alejandro Soza y Yuri Uribe-, 12 heridas y alrededor de 300 impactos de bala que daban cuenta del actuar de la violencia policial pese a que las y los lautaristas ya habían mostrado su cese al fuego minutos antes la balacera.

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El hecho fue conceptualizado como la «Masacre de Apoquindo» o la «Matanza de Apoquindo», la cual fue respaldada por el primer gobierno de la postdictadura encabezado por el democratacristiano Patricio Aylwin Azócar.

En sus declaraciones, Aylwin planteó que «cuando se arrancan los delincuentes se acusa a Carabineros de ineficiencia, de negligencia, de que la autoridad no se ejerce. Cuando se ejerce la autoridad entonces se acusa (…) de excesos«. Pese a las críticas emanadas de parte de la población respecto al actuar policial, el  democratacristiano las categorizó como «una crítica absolutamente pasional e irracional«.

Como broche, Aylwin enfatizó en que «yo respaldo plenamente la actuación de Carabineros«. Durante el mismo año, meses antes de Apoquindo, el aparato de inteligencia del Estado conocido como «La Oficina» daba término para pasar a trabajarse en la Dirección de Seguridad Pública e Informaciones, organismo dedicado a la «contrainsurgencia» y las tareas de inteligencia correspondientes.

En este sentido, el trabajo sobre el concepto de seguridad pública fue elemental para establecer el despliegue policial en distintos ámbitos de la vida. Así, el respaldo del Ejecutivo, sumado a la herencia -reciente- de la dictadura cívico-militar, vino a profundizar la tan denunciada impunidad de los agentes del Estado.

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