Desde finales de 1977 la lucha que libraba el pueblo nicaragüense contra la dictadura de Somoza comienza una etapa decisiva. El Frente Sandinista de Liberacion Nacional (FSLN) desata la "Ofensiva de Octubre" que contempló alzamientos rebeldes en Masaya, San Carlos, Río San Juan; al mismo tiempo que da inicio a la guerrilla permanente, abriendo el Frente Norte "Carlos Fonseca".
Por esos días comienzan a llegar a Nicaragua los primeros chilenos para apoyar capacidades de mando y de organización rebelde. Principalmente se trata de militantes y cuadros del MIR que se agregan al Frente Norte algunos, y otros se dispersan por el país en ciertas tareas de los GPP, una de las tendencias del FSLN.
Durante 1978 este proceso insurreccional fue en aumento. En agosto se produce la toma del Palacio Nacional; en septiembre se inician los levantamientos insurreccionales de León, Chinandega, Estelí, Masaya, Matagalpa y Managua. A fines de ese año el FSLN da inicio a la "Ofensiva General" y se abren varios frentes de lucha guerrillera; al ya mencionado Frente Norte, se agregan el Frente Sur "Benjamín Celedón", el Frente Central "Camilo Ortega", el Frente Occidental "Rigoberto López Pérez", el Frente Oriental "Carlos Roberto Huembes", el Frente "Pablo Úbeda", que también operaba en la zona central, y el Frente Urbano de Managua, la capital.
Es en este escenario que los sandinistas requieren de la ayuda efectiva de la solidaridad combatiente internacional para reforzar los flancos débiles de su proceso de conformación de fuerzas militares. Así mismo necesitaban reforzar capacidades técnicas para el desarrollo de combates en las condiciones de guerra regular en que había entrado el conflicto. Es así como, junto al decidido apoyo del gobierno cubano, se constituye un gran contingente internacionalista proveniente de varios países latinoamericanos.
"BATALL"N CHILE"
El grueso de este contingente estaba conformado por combatientes chilenos que veían la posibilidad de ejercer el internacionalismo y de acumular experiencia combativa para venir luego a combatir la dictadura militar chilena. La mayor parte de esta tropa estaba conformada por militantes del PC chileno que se habían estado formando desde 1975 en academias para oficiales en Cuba. Un numeroso destacamento, cerca de un centenar, organizado en el "Batallón Chile", es enviado al Frente Sur, que operaba en la zona fronteriza con Costa Rica; otros grupos menores son destinados a los diversos frentes.
Desde su arribo a territorio nicaragüense, el aporte de los internacionalistas chilenos se hizo notar. Diversos combates fueron la prueba de fuego para estos brigadistas. En la infantería, en la defensa terrestre, en la artillería, en la aviación, en los puestos médicos, en los puestos de mando, en las comunicaciones radiales, se hizo visible y notoria la efectiva labor de los combatientes y oficiales provenientes de los partidos de la izquierda chilena.
Los combatientes y oficiales chilenos cumplieron un digno papel en el desarrollo de las fuerzas militares rebeldes, en el desenlace de muchos combates y en el desarrollo de la guerra que culmina con el triunfo sandinista en julio del 79. Varios de ellos regaron con su sangre y marcaron con su ejemplo las tierras de Sandino: Juan Ernesto Cabezas Torrealba, Edgardo Javier Lagos, Days Huerta Castillo, Roberto Lira, fueron algunos de los chilenos caídos en la lucha contra Somoza.
Después del triunfo sandinista, muchos combatientes y varios oficiales chilenos continuaron ayudando en Nicaragua. Militantes del MIR y del PC siguieron prestando un apoyo destacado en la difícil tarea de organizar un nuevo estado y enfrentar la contrarrevolución; a ellos se sumaron chilenos provenientes de otras orgánicas de la izquierda que habían llegado en los últimos meses del conflicto o que arribaron luego de conseguida la victoria.
CONTRA LA CONTRA
Algunos oficiales colaboraron en la creación de las nuevas fuerzas armadas de Nicaragua, tanto en puestos de responsabilidad o de estado mayor, como en puestos y tareas en terreno, sirviendo de ayudantes o asesores de los jefes nicaragüenses en las zonas militares.
Otros chilenos prestaron una ayuda significativa en la conformación de la nueva policía y en tareas de seguridad, propias del Ministerio del Interior. Así mismo, llegaron en esta etapa muchos chilenos a realizar una labor de asesores en diversas áreas consideradas más políticas: economía, salud, administración pública, entre otras.
Sin embargo, la labor más activa y apremiante la cumplieron aquellos oficiales y combatientes que debieron continuar la guerra, enfrentando ahora a "La Contra", como se denominó a las fuerzas contrarrevolucionarias. La Contra fue organizada, financiada, apertrechada y abastecida por la CIA y con prontitud ocuparon parte del territorio nicaragüense y desde donde comenzaron su intento por boicotear el nuevo proceso e impedir la consolidación socialista en Nicaragua. Llevaría años de esfuerzo y sacrificio al pueblo nicaragüense y sus fuerzas armadas revolucionarias poder derrotar definitivamente a la Contra; pero el daño que vinieron a hacer, ya lo habían hecho.
Este nuevo episodio de la guerra de Nicaragua contó, una vez más, con el aporte de los internacionalistas chilenos, pero también cobró valiosas vidas: Jorge Olivares Vega y Luis Mendoza Vivallo son algunos de los nombres que se quedaron para siempre en tierras centroamericanas.