El 17 de agosto de 1959 se publicó uno de los discos que ha trascendido en la historia de la música y, específicamente, en el jazz. «Kind of Blue«, una obra de poco más de 45 minutos que refleja la complejidad de la simpleza en múltiples dimensiones. Cuando las notas musicales calan en lo profundo de quien escucha.
Por Javier Arroyo Olea
Fue entre los meses de marzo y abril de 1959 cuando el grupo liderado por Miles Davis, compuesto por Paul Chambers, James Cobb, John Coltrane, Julian «Cannonball» Adderley, Bill Evans y Wynton Kelly se reunieron, quizá, sin saber lo que se lograría.
La grabación, realizada en dos tandas de trabajo, tuvo lugar en el 30th Street Studio de Nueva York, espacio de trabajo de Columbia Records.
¿Característica del espacio?: el lugar era una antigua iglesia ortodoxa remodelada.
En este sentido, el ambiente acústico de la grabación «facilitaría» el trabajo del sexteto de Davis.
No se realizaron ensayos previos. Davis, de pocas y rasposas palabras, invitaba a los integrantes a sumarse con sus instrumentos utilizando solo una base o indicaciones generales. Pese a que esto no significaba que no se realizaran segundas tomas, el ejercicio de dialogar con los instrumentos, mientras rodaba la grabación, fue lo esencial.
El resultado es reconocido por la historia. Piezas musicales que vieron la luz en agosto de 1959 y que transitan entre los géneros, pero que es liderada por el jazz.
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Cada una de las piezas pareciera ser montada con extrema delicadeza. El comienzo con «So What» hace dialogar el piano con el contrabajo de una forma exquisita, de la cual rápidamente participa Cobb con su batería.
Parece una conversación entre el sexteto y, de pronto, ingresa la trompeta de Davis. Contundente. Reconocible tras un marcado plato de crash que, al comienzo, se pensaba como un error debido a su fuerza. Sin embargo, entró perfecto.
Y así es como se da rienda al disco que, hasta la actualidad, se mantiene vigente.
Con notas simples, pero con una profundidad notable, Kind of Blue se establece como una obra que invita a ser escuchada detenidamente.
Las texturas musicales que presenta Kind of Blue conllevan, para quien lo escucha, un reflejo y acompañamiento de emociones. Pareciera ser que, con sus instrumentos, el grupo nos hace transitar por un recorrido que no queremos que termine.
Y es este recorrido el que queda en la memoria. La dinámica «alegre» de Freddie Freeloader se complementa con los rasgos oníricos de Blue in Green, donde el sonido flotante nos hunde en un mar de emociones que, incluso, nos hace preguntar qué es lo que estaban pensando, en ese momento, los autores de la pieza.
Cada pieza musical, por separada, es una obra en si misma. El ejercicio de reunirlas y darle un hilo conductor permite adentrarnos de manera mucho más profunda en las emociones que nos provoca.
Identificar cada elemento, las notas, los momentos de encuentro entre los instrumentos, los momentos de solo, es un desafío que, pareciera, no terminar ni con la primera ni segunda vez que se escucha.
En Celebrating a Master of Piece: Kind Of Blue, disponible en YouTube, diferentes personas e integrantes del sexteto de Davis dan a conocer parte del proceso de elaboración del disco.
Esto se puede complementar con libros, artículos, documentales y una serie de aportes e interpretaciones que se han realizado sobre el disco tras su publicación.
Sin embargo, lo que cada quien pueda interpretar, es lo que hace que Kind of Blue sea una compañía transversal. No solo en fechas específicas, sino que a través de procesos en los que, esta obra, nos acompaña desde la emoción.
Un aniversario más suma esta obra, la cual ha acompañado múltiples procesos personales y colectivos.
Confiemos que seguirá sumando años y, más importante aún, personas que sean acompañadas con este notable trabajo.
A continuación, Kind of Blue:
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