Manifestaciones callejeras, represión policial y cacerolazos nocturnos marcaron el día 10 de gobierno de Javier Milei en Argentina, en rechazo a sus políticas de eliminación de ayudas sociales y regalar bienes públicos.
Por Alejandro Baeza
Este miércoles 20 de diciembre se conmemoraron 22 años del inicio del Estallido Social de 2001 en Argentina que desembocó en la salida del presidente de la Rúa en helicóptero escapando de una Casa Rosada rodeada de manifestantes que protestaban ante las medidas económicas antipopulares para hacer frente a la grave crisis que atravesaba el país y que hacían pagar a la población los costos.
No obstante, este año la fecha tenía un matiz distinto, pues la convocatoria realizada por organizaciones sociales, sindicatos y movimientos populares también era para rechazar las medidas económicas de shock anuncias por el presidente Milei. Por ello fue que el gobierno argentino utilizó la estrategia chilena para debilitar las marchas, es decir, represión a grupos que se reunían inicialmente para evitar que siquiera comience la manifestación. Así, sin tener jurisdicción, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, «dispuso en la Ciudad de Buenos Aires un megaoperativo con miles de efectivos de la Policía Federal y la Gendarmería. El titular de la Policía porteña, Diego Kravetz, expresó su malestar. Más tarde, las autoridades porteñas intentaron apaciguar el conflicto» consigna el medio trasandino Página1/2.
Te puede interesar: Narcoguay FC: fútbol, política y narcotráfico en Uruguay
Sin embargo, apenas amaneciendo el día ya se dejaba ver la disposición de las autoridades con llamados por altoparlante en distintos lugares públicos amenazando a la población para que no participara de las protestas.
A pesar de todas las provocaciones, amenazas y un descomunal cerco represivo, la movilización de unas decenas de miles de personas se abrió paso para llegar hasta la emblemática Plaza de Mayo, donde se realizó un acto a 22 años del Argentinazo y se leyó un documento contra el ajuste del gobierno de Milei, misiva que lo definió como "una declaración de guerra contra los derechos laborales, sociales y democráticos de los trabajadores y el pueblo", y puntualiza que "Milei reutiliza la inflación como un mecanismo de ajuste para golpear los salarios y jubilaciones, profundizando de manera brutal los niveles de inflación y pobreza que dejó el gobierno de los Fernández y Massa". Con respecto al protocolo antipiquetes de Bullrich declara que es "ilegal, un intento de atacar un derecho democrático elemental" y que obedece a que "saben que el pueblo argentino no se quedará cruzado de brazos ante este ajuste".
Como si quisiera provocar todavía más a la población, el presidente Milei realizó una cadena nacional donde comunicó la privatización una serie de bienes públicos y la eliminación de cerca unas 300 leyes de protección social, anuncio que fue respondido de manera inmediata por cacerolazos en distintos puntos del país.
Cacerolazos que se extendieron hasta la medianoche incluso en las afueras del Congreso Nacional.
Así, apenas cumplidos 10 días de mandato, y sin «luna de miel» mediante, el gobierno de ultraderecha vivió su primera jornada de protestas, la que probablemente sea el inicio de un ciclo de manifestaciones que harán frente a sus medidas antipopulares.
Imágenes: Resumen Latinoamericano