El presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmud Abbas, instó ayer al reconocimiento del Estado durante su discurso frente a la Asamblea General de las Naciones Unidas. El líder de la OLP apeló a una nueva negociación basada en el derecho internacional y advirtió de que la política de colonización podría colapsar sus instituciones. El Consejo de Seguridad debatirá la cuestión el próximo lunes, aunque está previsto que EEUU ejerza el veto.
GARA | NUEVA YORK
«Yo, en mi capacidad de presidente del Estado de Palestina, he presentado al secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, una propuesta para la admisión de Palestina sobre las bases de las fronteras de 1967 con Jerusalén como su capital, como miembro de pleno derecho de Naciones Unidas». Con estas palabras, y exhibiendo el documento entregado minutos antes a Ban Ki Moon, el presidente de la Autoridad Palestina (AP) confirmó ante la Asamblea General de la ONU que su iniciativa para el reconocimiento internacional ya está en marcha. El discurso de Abbas no se salió del guión establecido ni aportó novedades sustanciosas. Combinó la enumeración de las continuas agresiones de Israel contra los territorios ocupados con llamamientos al diálogo. «Estamos preparados para volver inmediatamente a la mesa de negociación sobre la base de la legitimidad internacional y del completo cese de las actividades de asentamientos», aseguró Abbas, que fue recibido con una gran ovación e interrumpido con insistentes aplausos.
«Ha llegado la hora de la Primavera palestina, la hora de la independencia», proclamó Abbas. Las bases de su propuesta siguen invariables: reconocimiento del Estado en sus fronteras de 1967 (que incluyen Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este), retorno de los refugiados en base a la resolución 194 de la ONU, renuncia a la violencia y apuesta por la resistencia pacífica y reconocimiento del Estado «como la mayor contribución jamás hecha para la paz en Tierra Santa». Por este motivo, el discurso del líder palestino insistió en buscar la complicidad de los estados que ya han expresado su apoyo a su iniciativa y reclamar la adhesión de los que todavía no lo han hecho, en clara referencia a EEUU, que ya ha anunciado su intención de vetar la solicitud. «Es hora de vivir como otros pueblos de la Tierra, libres en una patria independiente y soberana», proclamó.
Colonización contra AP
La política de colonización desarrollada por Israel fue uno de los principales blancos de Abbas. «Es la responsable de los sucesivos fracasos del proceso de paz», constató, para asegurar qeu «esa política destruirá cualquier posibilidad de lograr una solución de dos estados, para la que hay consenso internacional». En este sentido, el líder palestino dio un paso más y advirtió que la proliferación de asentamientos «minará la estructura de la Autoridad Palestina y su propia existencia». No se puede olvidar que la negativa de Israel a paralizar temporalmente las colonias fue el motivo de la última ruptura de las negociaciones directas, ocurrida hace ahora un año. «La ocupación es una carrera contra el tiempo para rediseñar las fronteras en nuestro territorio en lo que se quiere presentar como un hecho consumado» denunció Abbas, que también hizo mención al bloqueo de Gaza, al muro y a las condiciones de apartheid en la que sobreviven los palestinos en el interior del Estado de Israel.
El histórico discurso pronunciado por Yasser Arafat en 1974 se convirtió en una referencia para la escenificación de Abbas, que llegó a repetir la recordada frase del Rais: «no deje caer de mi mano la rama de olivo».
En este sentido, el líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) también tuvo palabras para los israelíes. «Construyamos juntos un futuro para nuestros hijos en el que disfrutemos de libertad, seguridad y prosperidad. Construyamos puentes de diálogo en vez de puestos de control y muros de separación», aseveró, reiterando el derecho de su pueblo a la autodeterminación.
«Rápidamente»
Poco antes de pronunciar su discurso, Abbas había entregado formalmente su solicitud para la admisión de Palestina como miembro de pleno derecho en la ONU. A pesar de las insistentes presiones de EEUU, que no ve con buenos ojos la iniciativa porque teme que su esperado veto en el Consejo de Seguridad podría repercutir en su relación con el mundo árabe, el presidente de la AP entregó la carta al secretario general de la ONU, Ban Ki Moon. Este trasladará la petición «rápidamente» al Consejo de Seguridad, según indicó un portavoz de la organización internacional, Martin Nesirky.
El presidente de turno del Consejo, el embajador libanés Nawaf Salam, confirmó ante los periodistas que ha distribuido el texto de la iniciativa palestina entre los 15 países miembros. «Les he convocado el lunes a las tres de la tarde (21.00 horas en Euskal Herria)», señaló. Lo que no se sabe es cuánto tardarán en resolver la cuestión, ya que no está establecida ninguna fecha tope para que los países pertenecientes al Consejo decidan.
Quien valoró negativamente la intervención de Abbas fue Hamas. «El discurso está repleto de contradicciones. Por un lado ha descrito de forma precisa el sufrimiento de los palestinos, (pero) por la otra ha expuesto soluciones a la ocupación y ha abogado en gran medida por la reanudación de las negociaciones», dijo en un comunicado Fauzi Barhum, uno de sus portavoces.
«No sirve ni para concretar las aspiraciones del pueblo palestino ni para crear un Estado sin ocupación, sin el muro de separación y sin asentamientos. Este discurso no ayuda al derecho de retorno de los refugiados», agregó. Poco antes, el presidente de la AP había tenido también palabras para la resistencia islámica, asegurando que la reconciliación nacional era un hecho y que se traduciría en elecciones en un año, una iniciativa paralizada, en parte, por las presiones occidentales.
El Cuarteto para la Paz en Oriente Medio (EEUU, UE, Rusia y la ONU) urgió ayer a palestinos e israelíes para que reanuden sus negociaciones directas en un mes y alcancen un acuerdo de paz definitivo en 2012. «En un mes habrá una reunión preparatoria entre las partes para fijar la agenda y el método de la negociación», dijo el Cuarteto, que añadió que el objetivo es que las partes «se comprometan a lograr un acuerdo no más allá del fin de 2012».
«Esperamos que palestinos e israelíes vuelvan a la mesa de negociaciones en semanas. En tres meses esperamos ver progresos significativos en materia de fronteras y seguridad, y en seis meses un acercamiento global para que después pueda alcanzarse el acuerdo final», señaló la alta responsable de la política exterior de la Unión Europea, Catherine Ashton, en declaraciones a la prensa. Preguntada sobre cuál sería ese plazo, la política europea señaló que «un periodo de tiempo razonable», al tiempo que se mostró confiada en que ahora «seremos capaces de avanzar y de que las dos partes vuelvan a la negociación».
«Ahora ya hay un claro calendario para las dos partes», afirmó el presidente del Cuarteto y ex primer ministro británico, Tony Blair, al término de la reunión, al tiempo que calificó la situación como un «paso positivo». En su declaración, el Cuarteto se plegó a «la visión que el presidente de EEUU, Barack Obama, tiene sobre el conflicto». Después de una semana de especulaciones sobre una declación final, los miembros del Cuarteto apenas llegaron a exigir a israelíes y palestinos que «superen sus obstáculos». GARA
«El año pasado nos reunimos en Jerusalén. Me habría gustado ir a Ramallah. Hoy estamos aquí, en el mismo edificio, nadie nos impide encontrarnos. Juntémonos hoy mismo». El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, lanzó su titular al final de su discurso. Después de una alocución centrada en potenciar la islamofobia y en la que llegó a justificar la ocupación de territorios, el líder hebreo apeló a una reunión inmediata que no se ha producido en los últimos doce meses por su negativa a paralizar temporalmente la construcción de asentamientos.
«No he venido a recibir aplausos, sino para decir la verdad: que Israel quiere la paz, que yo quiero la paz, pero solo a través de negociaciones directas. La verdad es que los palestinos se han negado a negociar la paz, y la verdad es que eso no debería pasar», añadió, para señalar durante otra parte de su declaración que «los palestinos quieren un Estado sin paz». «No dejéis que esto ocurra», sentenció, en alusión al discurso de Yasser Arafat en el que apelaba a la comunidad internacional a «no dejar» que cayese la rama de olivo. Efectivamente, el presidente hebreo recibió pocos aplausos. Apenas los de algunos socios. Por desgracia, la televisión de la ONU no amplió el plano para permitir visualizar quién secundaba sus palabras.
La oficina de Netanyahu había anunciado que el discurso del primer ministro iba a quedar para la historia. Pero, en realidad, el líder del Likud se limitó a repetir la retórica sionista y a apelar a a la amenaza islámica como único argumento. Las referencias a Irán, al 11-S o a Hizbullah buscaban tapar la evidencia de que Israel no está dispuesto a asumir ninguna de las demandas de la comunidad internacional. De hecho, Netanyahu se permitió recriminar a la ONU el hecho de que su Asamblea General haya condenado en interminables ocasiones las políticas de Tel Aviv.
El primer ministro isralí repitió insistentemente la palabra «paz». Aunque impuso una condición básica: el reconocimiento del Estado judío. Un elemento que, hasta Oslo, había sido calificado como «racista» incluso por la propia ONU. GARA