No ha pasado ni una semana desde que comenzaron las gestiones de la CUT con la clase política, tras establecer los puntos de la agenda laboral con el gobierno el fin de semana pasado, y ya una amenazante bancada de parlamentarios de la derecha tradicional han manifestado su tenaz oposición, alineándose con los dichos de los gremios patronales.
Según informó la propia multisindical, los temas más importantes que toca la agenda serían la titularidad sindical, la negociación supraempresa -sin modificar el concepto de empresa-, el reemplazo de los trabajadores en huelga y la utilización abusiva del despido por necesidades de la empresa.
Los parlamentarios de la comisión de trabajo, Andrés Allamand (RN) y Hernan Larraín (UDI), plantearon la reciente semana al gobierno la posible inconstitucionalidad de las propuestas del gobierno y la CUT en la agenda laboral. La derecha chilena, acogiéndose a la fascistoide Constitución del 80, apela a que las medidas relacionadas con la titularidad sindical y el reemplazo de trabajadores en huelga podrían ser inconstitucionales pues vulnerarían la libertad de afiliación sindical y la «libertad» de trabajo de los trabajadores que no están en huelga.
Las maniobras de la Alianza apuntan a lo realizado el año 2006 con la Ley de Subcontratación, donde apelaron al mismo argumento de inconstitucionalidad -entre los Parlamentarios Allamand y Longueira- y el Tribunal Constitucional les dio la razón.
Las maniobras podrían entrampar cualquier avance desde la vía parlamentaria a una reforma laboral trascendente, pues según estipuló al Diario Financiero (www.df.cl) el propio Arturo Martínez «Creo que la derecha va a buscar defender la ley laboral con la Constitución de Pinochet y el gobierno es sensible a esas cuestiones»
El enlodamiento de una agenda laboral que ni siquiera se ha presentado a cabalidad -cabe recordar que la reforma laboral se realizaría a mediados de noviembre- parece marcar el rumbo de una política pública que nació sin combustible. El poco oxígeno que ha ido quedando a las propuestas ha sido diezmado por los llamados a cautela del empresariado y su brazo político estableciendo como condicionante la desaceleración económica -su excusa anterior al ciclo recesivo fue que las reformas laborales ahuyentaban las inversiones-
La CUT por su parte pasa por uno de sus peores momentos en la historia. Cuestionada por su complacencia con el actual gobierno y su escasa autonomía respecto de los partidos políticos -una de las exigencias fundamentales de las organizaciones de trabajadores- , también ha sido criticada por no ser democrática al no permitir el voto universal en sus afiliados.
La central no ha llamado a estar alerta, ni a posibles movilizaciones tras lo que fue una pequeña señal el 4 de septiembre con una movilización nacional, antes de comenzar las conversaciones con el gobierno.
Fuente imagen: www.previsionsocial.gob.cl