Apaga la tele: Una separación
Esta producción iraní se estrenó el 2011, dirigida por Asghar Fahradi, está ambientada en el presente y aborda una diversidad de temas, desarrolla diferentes facetas de la sociedad persa, tan desconocida y manipulada por los medios, que desde el inicio, la cinta golpea sólo con el título, efectivamente se narra la historia de un divorcio, una separación en el país de la intolerancia, según la propaganda estadounidense.
Cinta emocionante que se aguanta en dos factores muy potentes, por una parte hay actuaciones bien logradas de los tres protagonistas, Nader y Simin, la pareja en cuestión y su hija, Termé, todos ellos desarrollan eficientemente un drama familiar basado en proyectos de vida disímiles de los padres. Por otra parte, la historia cuenta con un guión muy bueno, que complejiza los elementos argumentativos y muestra diversas situaciones sociales, culturales y económicas en que se desenvuelve un Teherán lejos del estereotipo.
El mayor logro es que entendemos cuáles son los problemas cotidianos de una pareja que decide mutuamente separarse, ya que el padre privilegia el cuidado de su padre enfermo y ella quiere explorar nuevas oportunidades en el extranjero, todo cambia cuando un inesperado asunto con la justicia provoca un vuelco en la vida de la familia. Irán es una sociedad que entrega múltiples posibilidades, pero en el marco de diferencias sociales atravesadas por una religiosidad que determina las relaciones personales, enturbiando de moralidad las circunstancias de la vida.
La historia se desarrolla en ese entendido, una crítica abierta a ese aspecto del Irán actual, por otra parte nos llena el gusto al mostrarnos un país muy real y cercano, con personas y problemas que podríamos ser nosotros y no mujaidines con pensamientos de hace tres siglos. Una película valiente y honesta, bien dirigida y desprejuiciada, que nos cuenta una historia cualquiera y que representa muy bien el momento de ese país, ni peor ni mejor que nuestras cristianas sociedades, de igual forma culposas y represivas.
Esta es una película clara y aguda, una cinta para ver con interés e instruirse acerca de los conflictos sociales de Irán, pero también puede verse desde un enfoque de género o una perspectiva laicista, en definitiva una película con muchas lecturas y que nos abre un montón de preguntas acerca del país, de las mujeres y los hombres, del dinero y la justicia, es una película que entusiasma por el desafío que nos plantea.
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