El seremi de agricultura notificó que se encargará un estudio al centro extranjero FraunHofer Chile Research que analizará cuantitativamente la crisis apícola que vive la región del Bío Bío, esto debido a que apicultores de la región han denunciado la masiva mortandad de abejas , afirman que en Quillón, a modo de ejemplo, han desaparecido hasta un 50% de las abejas.
Los apicultores de Los Ángeles encienden las alarmas asegurando que las abejas no tienen con qué alimentarse. Pero estas advertencias vienen desde mucho antes, recordemos que en el congreso de apicultores que se realizó el 2012, los presentes denunciaron cómo el polen transgénico proveniente de semilleros de exportación de maíz y raps afectaba la producción de miel.
La mortandad de las abejas es un fenómeno que se presenta a nivel mundial. Las abejas comenzaron a morir en países como Francia, Italia, España, Suiza, Alemania, Austria, Polonia, Inglaterra, Eslovenia, Grecia, Bélgica, Canadá, EE.UU. Brasil, Japón, la India, y también en Chile.
La muerte de las abejas no solo afecta a los apicultores, ya que las abejas son importantes por un lado, por la producción de miel que contribuye al bienestar de la población por sus propiedades antisépticas, expectorantes, energizantes, alivia malestares en la garganta, influye sobre las enfermedades reumáticas, tiene un efecto desintoxicante en todo el organismo, etc. además provee importantes nutrientes a quienes la consumen-. Pero las abejas, además de producir miel para nuestra alimentación, cumplen un rol fundamental en el ciclo de reproducción de las plantas. En su búsqueda de alimento, las abejas melíferas diseminan el polen, permitiendo la polinización y reproducción de las plantas. Las abejas de miel polinizan el 70 % de los cultivos destinados en su mayoría a nuestra alimentación.
¿Qué está provocando la muerte de las abejas?
La industria alimentaria que ha utilizado masivamente pesticidas y ha plantado largas extensiones de transgénicos. La utilización de pesticidas del tipo neuroactivos conocidos como neonicotinoides, como el Tiametoxam, la Imidacloprid (vendido en Chile como Gaucho 600 FS, usado en maíz, avena, trigo entre otros) y la Clontinanadina, producidos por las trasnacionales Bayer, Syngenta, Monsanto, Down y Du Pont, han dañado a los insectos, como las abejas, provocando la pérdida de sentido, de dirección, afectando la memoria, el metabolismo cerebral, parálisis y mortandad. Esto porque las plantas que alimentan a estos insectos están llenos de químicos y su polen es transgénico.
En nuestra región las zonas en las cuales se presenta mayor extensión de plantaciones de transgénicos y a la vez las más contaminadas con plaguicidas son Los Ángeles, Coihueco, Bulnes, El Carmen y Chillán, comunidades que están en alerta por la desaparición de las abejas.
Otro factor que influye en la desaparición de las abejas es el negocio forestal. La biodiversidad de nuestro bosque nativo ha sido ferozmente sustituido por la masiva plantación de monocultivos exóticos de rápido crecimiento, el pino y el eucaliptus, que no satisfacen las necesidades alimentarias de las abejas, ya que el pino no tiene flor que las abastezca de polen; asimismo, la fumigación de estas plantaciones artificiales ha provocado la muerte de colmenares completos, por la toxicidad de los pesticidas. Cuando atacó la Polilla del pino, las forestales fumigaron todas sus plantaciones y con ello murieron casi todas las abejas de la región. Los campesinos demandaron a las forestales, pero todo quedó impune.
Lo que está pasando con las abejas es una muestra más del descriterio y absurdo que es sobreponer el negocio y lucro de los empresarios en este caso forestales y de la agroindustria por sobre el bienestar de la población y nuestro ecosistema. Nuestra alimentación es la que se está poniendo en riesgo tanto por su privación como por los niveles de toxinas que consumimos.
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