.Tras más de cuatro horas de debate, el Senado argentino convirtió en ley, por 55 votos a favor, la iniciativa de muerte digna que reconoce el derecho de los enfermos «a aceptar o rechazar determinadas terapias o procedimientos médicos o biológicos con o sin expresión de causa, así como también a revocar posteriormente su manifestación de voluntad».
A partir de su entrada en vigencia, los pacientes que «padecen una enfermedad irreversible, incurable o terminal o hayan sufrido lesiones que lo coloquen en igual situación» pueden negarse a recibir procedimientos, cirugías y «medidas de soporte vital, cuando sean extraordinarias o desproporcionadas en relación a las perspectivas de mejoría». Para ello, deberá expresar su voluntad al médico, quien antes debe haberlo informado sobre su real estado de salud, los tratamientos posibles y sus consecuencias.
También podrá rechazar procedimientos de hidratación o alimentación cuando los mismos produzcan como único efecto la prolongación en el tiempo de ese estadio terminal irreversible o incurable. En todos los casos la negativa no significará la interrupción de otras acciones destinadas al adecuado control y alivio del sufrimiento.
Al momento del cierre del debate, el jefe del bloque de la opositora UCR, Luis Naidenoff, destacó que la iniciativa «no contempla ni la eutanasia ni el suicidio asistido». «Tiene que ver con una muerte digna, entendida como al preservación de la dignidad durante el proceso de muerte», aclaró.
Se establece que, en el caso de que el paciente se vea impedido de dar su consentimiento, serán sus familiares o los responsables legales quienes tomarán la decisión
El debate sobre la muerte digna cobró especial relevancia en Argentina tras el caso de una beba que nació muerta el 27 de abril de 2009 pero fue reanimada. A la pequeña Camila no le funciona ninguno de sus sentidos y tampoco tiene conciencia. Respira y se alimenta de manera artificial.
Desde el año pasado, sus padres emprendieron una campaña para reclamar «una muerte digna» para la menor que pasa sus días internada en el Centro Gallego de Buenos Aires.