Asamblea del Barrio Puchacay en Concepción cumplió dos años: nació con el Estallido Social

La tarde del pasado sábado 23 de Octubre, vecinas y vecinos del Barrio Puchacay celebraron el segundo aniversario de la constitución de su Asamblea Barrial, surgida inmediatamente después del estallido social del 18 de octubre del 2019.

Por Joaquín Pérez / resumen.cl

La Fiesta se realizó en la Plaza de la Población Lagos de Chile, tradicional lugar de reunión, donde cada martes se encuentran las personas que conforman la asamblea desde hace ya dos años.

La experiencia del Barrio Puchacay no es la única en Concepción ni en Chile, a solo días de iniciado el levantamiento social de octubre de 2019, en las plazas de diversos barrios de varias ciudades del país, surgieron las primeras respuestas organizativas a aquel proceso histórico que se vivía. La rabia y el descontento comenzaban a organizarse en clave territorial y horizontal en las denominadas Asambleas Barriales.

Históricos Barrios de Concepción vieron nacer sus Asambleas: Puchacay, Cerro Gavilán, Lorenzo Arenas, Barrio Norte, Barrio Oriente, Barrio Universitario, Nonguén, Palomares, Concepción Centro, Andalién, lo mismo ocurría en Talcahuano, desde Medio Camino a los Cerros en la Península de Tumbes, pasando por históricos barrios como Salinas o Las Higueras. Algo similar sucedió en San Pedro, en los barrios de Boca Sur y Lomas Coloradas, en otros lugares se levantaban Asambleas Comunales, como Hualpén, Los Ángeles o Chillán, Coordinadoras como Lagunillas en Coronel o Pedro del Rio en Concepción.

La radicalidad y masividad de las manifestaciones dejaba en claro lo profundo del fenómeno social que se vivía, los partidos políticos absolutamente deslegitimados, incluidos los de izquierda por su cercanía al último gobierno de Bachelet. Los sindicatos, en el peor momento de su historia, a excepción de la Unión Portuaria, no estaban ni por cerca de la altura de lo que se vivía, muestra de ello también es la nula representatividad del sindicalismo en la actual Convención Constitucional.

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Las mayorías descontentas, sin partidos ni sindicatos, se vieron obligadas a articularse a nivel territorial. La anormalidad instalada en las ciudades, permitió que todas y todos de alguna forma estuvieran más tiempo en sus barrios y fue desde allí que se comenzó a gestar una organización del pueblo germinalmente.

A estas Asambleas territoriales y horizontales, confluyó gente de diversas edades e identidades. En el debate comenzaron a conocerse y cruzar ideas, gente que provenía de diversos mundos y que tenían diversas demandas, pero que en conjunto comenzaron, primero, a eliminar las desconfianzas y luego, a trazar perspectivas conjuntas que abordaban la problemática nacional desde ópticas feministas, ecologistas y clasistas.

Las Asambleas no eran solo debates, también sostenían las movilizaciones. "No soltar la calle" y "hay que seguir", eran las demandas…"hasta que la dignidad se vuelva costumbre". También desde los espacios territoriales se buscaba la articulación para proyectar los espacios más allá de las demandas territoriales. Uno de los primeros consensos políticos que se dio en estas Asambleas fue el rechazo transversal al acuerdo de la "Cocina" del 15 de Noviembre del 2019.

Encuentros como los realizados por las Asambleas del Gran Concepción, primero en el Parque Ecuador, y un segundo en la Universidad del Bio Bio en Concepción durante el verano del 2020, al cual además concurrieron Asambleas de Chillán y Los Ángeles, daban cuenta de los esfuerzos de articulación que estos espacios buscaban.

En paralelo, en Concepción también surgieron Asambleas de Carácter temático, como la Asamblea Ambiental del Biobío; el movimiento feminista igualmente confluía en esos días en gigantescas movilizaciones, verdaderas demostraciones de fuerza que obligaron a una de las primeras rectificaciones del acuerdo del 15 noviembre y obligar al parlamento a garantizar que la Convención fuera paritaria.

En contraste, aún cuando los primeros encuentros lograron derribar las desconfianzas y conocerse mutuamente, no alcanzaron a prosperar mayores niveles organizativos, ni a profundizarse las discusiones políticas. Fue en ese contexto que apareció la pandemia, la cual atentaba contra lo fundamental que habían logrado las asambleas barriales, que los vecinos se conocieran, se reunieran, debatieran, se organizaran y lucharan juntos, nuevamente cada uno se vio obligado a volver a encerrase en sus casas.

Las Asambleas intentaron resistir esta situación y rápidamente surgieron las reuniones por plataformas online gratuitas como Jitsi. Más aún, la pandemia generó un socavón económico profundo en la familias que dependían de trabajos informales o precarios, ante lo cual las Asambleas respondieron con el "apoyo mutuo" o las "ollas comunes", las redes de oficios como en Puchacay o Barrio Norte.

También surgieron las cooperativas de consumo ante el alza de precios, escasez de recursos, o la problemática que generaban las restricciones a la libre circulación. Sin embargo, la prolongación de la pandemia fue golpeando la participación en estas organizaciones, algunas de las cuales abiertamente dejaron de existir durante esta etapa. Las que lograron sobrevivir, disminuyeron drásticamente en relación a su realidad previa al Covid. Sin embargo, en Puchacay la Asamblea ha ido recuperando fuerza en la medida que se retomaron las reuniones presenciales con el fin de las restricciones. Así, se han desarrollado: talleres de diagnóstico y proyección, actividades de propaganda, feria de oficios, actos culturales, lo que ha provocado que vecinas y vecinos retornen a la Asamblea del Barrio.

En este sentido, la actividad del Segundo Aniversario fue una buena muestra de aquel proceso. La Asamblea tenía bien merecida su fiesta de aniversario, ya que en estos dos años han sido muchas las iniciativas que han desarrollado y que, a pesar de todas las dificultades, han sabido mantener un grupo humano muy diverso, tanto por su origen geográfico como social, como también por su género, grupo etario e ideología. Han sido cientos de personas las que han pasado por esta Asamblea entregando su aporte, algunas ya no participan activamente por diversos motivos, entre ellos un éxodo asociado al alza de los valores de las propiedades y con ello de los arriendos, que pocos han podido cubrir.

Nadie en la Asamblea se olvida de algunas y algunos que no han podido retornar, de Belén o Karmina y su apoyo a la construcción de la huerta colectiva, de Javier quien diseño el logo de la Asamblea que hoy se estampa en sus afiches y poleras, tampoco del Mati que diseñó la página web (www.puchacay.cl), Nina y su alegre rebeldía en cada pasacalle, de Luz en la Red de Oficios, Cota y su compromiso con cada actividad, de Pepe y su Tía en la Memoria del Barrio, de Ángela en la animación de las actividades de financiamiento, Viela, Samuel y Rodri en la protesta y propuesta contra los edificios de altura, Fresia dando cara a los pacos en las manifestaciones de octubre cuando agredían a la gente más joven, de Boris uno de los que más apoyaban la propaganda en la Asamblea, de Emilio que moderó alguna de las reuniones masivas, de Elena que casi se la llevan los milicos en aquellas noches de toque de queda, a Gaba la vocera en los meses más duros de la pandemia, a Loreto y los paseos a los cerros para reconocer el entorno natural. Fueron tantas y tantos que entregaron su aporte en esta construcción colectiva, que esta asamblea tan fraternal y alegre sigue esperando.

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