Por Ruperto Concha / resumen.cl
El miércoles pasado, primer día de nuestro otoño meridional, se celebró el Día Mundial del Agua. Esos días mundiales que en la práctica son una manera de armar la agenda de los asuntos que debieran importarnos. Día de la Madre, día de la Mujer, día de la Tierra, el día del Orgullo Gay, el día del Trabajador, etcétera. Como sea, esa chorrera de días mundiales, al menos nos sirven para reflexionar.
¿Sabe Ud. qué referentes se aplican para buscar algún otro planeta donde haya vida como la conocemos?… Exactamente, eso mismo: se busca la posibilidad de que en ese planeta haya atmósfera, rica en oxígeno, y agua líquida. Si falta el aire o si falta el agua, la vida es imposible.
Y en nuestro planeta Tierra, el único donde de veras sabemos que hay vida, hemos abusado de nuestra atmósfera y de nuestra agua, vaciando en ellas millones y millones de toneladas de inmundicias.
El vaciamiento de gases polucionantes en la atmósfera y de residuos químicos y orgánicos en el agua, ya ha exterminado a centenares de especies completas de seres vivos, y si seguimos como vamos, de repente le tocará a nuestra especie el turno de ser exterminados. Como quien dice, vamos a morir de puro estúpidos. Veamos esto del agua.
Entre los planetas, la Tierra se caracteriza por su color azul. Somos el Planeta Azul, tanto por el colorido de la mezcla de nitrógeno y oxígeno de nuestra atmósfera, como por el reflejo del azul de nuestros océanos a la luz solar.
Hay abundante agua en nuestro mundo. Pero está saturada de sales. Cada litro de agua de mar contiene alrededor de 35 gramos de sales. El agua dulce, la que sustenta la vida terrestre, es sólo un 2,5% del agua planetaria. Y esa pequeñita porción de agua está, además, repartida en forma caprichosa. La mayor parte se concentra en costras de hielo y nieve, en napas subterráneas y en humedad. Únicamente un 0,3% del poquito de agua dulce, está naturalmente disponible. Un 87% de ella está en los lagos, un 11% en pantanos y ciénagas, y sólo un 0,05% del total del agua dulce del planeta se encuentra disponible en forma de ríos y manantiales.
Y, vea Ud. sin embargo, esa diminuta porción del agua planetaria, a través de millones y millones de años, ha sido suficiente para sustentar la totalidad de la vida terrestre, manteniéndose casi inalterablemente disponible, gracias al llamado "ciclo hidrológico", que se inicia con la evaporación del agua oceánica, la formación de nubes que viajan con el viento y el retorno a la tierra en gotas de lluvia, copos de nieve o granizo.
Para los seres humanos, la disponibilidad de agua dulce es la clave absoluta de supervivencia de las personas, de las naciones, de la organización cultural y política, la economía y cualquiera esperanza de progreso.
En el promedio mundial, un 8% del agua disponible va a consumo doméstico. Un 22% tiene uso industrial y un 70% se invierte en agricultura, básicamente en riego. En los países ricos, el uso doméstico sube al 11%, el industrial al 59%, y el agrícola baja a sólo el 30%. En cambio, en los países pobres, entre los que estamos todos los latinoamericanos, el uso doméstico es de 8%; el industrial llega al 10%, y el agrícola se eleva al 82%.
Un informe publicado por la revista Scientific American dice que la demanda anual mundial de agua según los datos disponibles a 2012, era de 9 billones 87 mil metros cúbicos de agua, y aumenta en 64 mil millones de metros cúbicos cada año.
Cada familia mediana, de 4 o 5 personas, consume diariamente un metro y medio cúbico de agua. En los servicios higiénicos, cada descarga del inodoro utiliza 15 litros, y se estima una media de 8 a 10 descargas diarias.
Según los índices de aumento de la población mundial, el consumo de agua potable debe aumentar en un 50% hacia 2030, cuando el 70% de toda la gente del mundo viva en ciudades. Y, ese enorme aumento en el requerimiento de agua se producirá casi por completo en los países más atrasados, pues el mundo desarrollado ya ha controlado su natalidad, dejándola en una tasa del orden de 1,8% de hijos por mujer, o sea, 18 hijos cada 10 familias y una lenta disminución de la población.
Y un detalle significativo. No sólo las naciones más atrasadas y pobres siguen teniendo explosión demográfica. Son también las que presentarán más demanda de agua potable, siendo que ellas vacían al mar o a los ríos el 80% de sus aguas inmundas o contaminadas, sin tratamiento sanitario y sin reciclaje.
Resulta así obvio que se está gestando una crisis terrible del problema de abastecimiento de agua. Ya actualmente alrededor del 40% de la humanidad vive en áreas donde el agua es cara y escasa. La proyección de la FAO y la mayoría de los gobiernos dice que de aquí a seis o 7 años más el déficit de agua atormentará a más de 2/3 de la humanidad.
Por supuesto, eso lo saben también los gobiernos, y es en esa perspectiva que se está diseñando la estrategia geopolítica. En estos momentos hay alrededor de 260 ríos importantes, cuyas aguas cruzan 2 o más países. Eso equivale a decir que hay al menos 260 conflictos que podrían derivar en guerras.
De inmediato salta a la vista el conflicto entre Chile y Bolivia por las aguas del acuífero del Silala, que canaliza hacia Chile un caudal que está disminuyendo notoriamente, de 330 litros por segundo en 1977, al caudal de hoy de apenas 200 litros por segundo y eso puede deberse al agotamiento de los manantiales de Bolivia, o, según sospechas bolivianas, a excavaciones de ductos subterráneos desde Chile que estarían drenando secretamente los acuíferos.
Pero las desorbitadas pasiones patrioteras a raíz de ese diminuto arroyuelo altiplánico, resultan casi cómicas frente a los enfrentamientos dramáticos motivados por la necesidad de agua dulce en África y todo el Oriente Cercano y medio.
En el caso de Israel, más de dos tercios de toda el agua disponible proviene de más allá de sus fronteras establecidas por las Naciones Unidas al crear el Estado de Israel.
Israel ya ha declarado categóricamente su intención de anexarse definitivamente el territorio de Siria en los Altos del Golán, que anualmente le rinden 80 millones de metros cúbicos de agua. Además, por la ocupación de Cisjordania palestina, que tiene derecho a más de un tercio de las aguas del río Jordán, Israel obtiene otros 30 millones de metros cúbicos de agua al año.
O sea, la estrategia de Israel está poniendo en la balanza la existencia de una latente crisis armada contra sus vecinos de Líbano, Siria, Jordania, Palestina y Egipto, a cambio de mantener un abastecimiento del orden de los 200 mil metros cúbicos anuales de agua.
La otra dramática pugna por el agua dulce se produce en África, en la cuenca del río Nilo, que tiene una longitud de 6.825 kilómetros y abastece a una población de 400 millones de personas repartidas en 9 países.
Tras la invención del país bautizado como Sudán del Sur, y ante los alardes de Etiopía de ser una potencia emergente, Egipto llegó a amenazar con guerra a Etiopía por el proyecto de construcción de una gigantesca represa hidroeléctrica sobre el Nilo, cuyo llenado absorbería nada menos que 74 millones de metros cúbicos de agua, lo que equivale a prácticamente toda el agua del Nilo durante un año entero.
Sudán y Sudán del Sur apoyaron el rechazo, y finalmente se ha logrado un acuerdo, más o menos tambaleante, de participación de los 4 países en el proyecto, incluyendo fijar una cuota máxima de uso del agua del Nilo en el llenado de la represa, que posiblemente llegará a tomar 4 o 5 años después que sea terminada.
Por cierto, el acuerdo es frágil. En tanto, una sequía desastrosa ha afectado toda la región del oriente de África, especialmente en Etiopía y Somalía, donde ya miles de habitantes han muerto de inanición. De hambre y de sed.
En tanto Egipto está tomando precauciones inquietantes, que incluyen la renovación amplia de sus arsenales, su equipamiento de armas pesadas, misiles y blindados de tecnología avanzada, y el reforzamiento de su fuerza aérea con aviones y helicópteros adquiridos en Rusia, y eso incluye capacitación militar rusa para los efectivos egipcios.
Posiblemente el más peligroso de los conflictos internacionales por el agua dulce se está fermentando entre dos potencias armadas de misiles y bombas atómicas. Se trata de India y Pakistán, que se enfrentan por el control de la región de Kashmir, en el Himalaya, donde nacen los grandes ríos que alimentan la cuenca de gran Indus.
Ambas naciones experimentan angustiosa necesidad de abastecimiento de agua dulce para su incesante crecimiento poblacional unido a la disminución de las lluvias monzónicas debido al cambio climático. De hecho, en Pakistán, los recursos hídricos han disminuido desde 5 mil metros cúbicos por persona en 1955, a sólo 1.420. Casi dos tercios menos.
La India, por su parte, también ha caído en su abastecimiento de agua a prácticamente las mismas cifras que Pakistán, debido al cambio climático que ha reducido los glaciares del Himalaya, y que al fundirse lentamente en los meses de verano permitían alimentar el caudal de los ríos. Ahora, el aumento de la temperatura hace que las precipitaciones no se almacenen como nieve y hielo en las montañas, y en cambio provoca aumentos torrenciales en los ríos durante un corto tiempo, dando paso luego a la sequía.
En estos momentos, Pakistán se presenta como un aliado incondicional de la China, con la que comparte enormes proyectos de infraestructura incluyendo un súper puerto sobre el Golfo Pérsico, muy cercano a la frontera con India. Y, como inquietante señal de aquella alianza, en la última Parada Militar, el día Nacional de Pakistán, desfilaron también dos batallones del Ejército Chino.
Según analistas como el profesor Peter Gleik, del Pacific Strategic Institute, de Estados Unidos, la creciente combinación de aumento de la población y disminución del agua disponible provocarán un angustioso incremento de los conflictos internacionales. Y, de ellos, el más peligroso es el de India y Pakistán, por sus respectivos arsenales atómicos.
En nuestra América Latina, al margen del diferendo por las aguas del Silala, entre Chile y Bolivia, el problema del agua ha alcanzado niveles catastróficos por los fenómenos inesperados y contradictorios provocados por el Cambio Climático. En estos momentos, luego de un período de sequías, el inesperado fenómeno del Niño Costero ha provocado aluviones, inundaciones y gravísima erosión de tierras agrícolas en Ecuador y la zona central y norte del Perú.
También en Chile, inesperadas lluvias de verano tuvieron efecto catastrófico en el Cajón del Maipo, y de hecho hay consenso en prever que la temperatura de la zona central de Chile tendrá un aumento permanente de entre 2 y 4 grados Celsius.
No obstante, junto a ello, según informes publicitados por la empresa sanitaria Aguas Andinas, ya en la zona central de Chile el 100% de las aguas servidas y residuales son tratadas para su sanitización, purificación y reciclaje, como agua limpia, para utilización en agricultura.
Además, según Aguas Andinas, el procesamiento de las aguas de desecho tiene como efecto colateral generación de gas metano para uso industrial y doméstico, y los residuos orgánicos procesados producen fertilizantes agrícolas.
No obstante, frente a las buenas noticias exhibidas por Aguas Andinas en el Día Mundial del Agua, está también resonando muy fuerte la prohibición en Dinamarca de importar paltas chilenas procedentes de plantaciones del Norte Chico, particularmente de las zonas de Petorca y la Ligua.
La sanción se basa en las denuncias, suficientemente demostradas en Europa, de que un grupo de millonarios, entre los cuales se cuentan altos personajes de la política chilena, incluyendo ex ministros, estarían robando el agua de los ríos de la zona, mediante tuberías subterráneas, para abastecer sus plantaciones de paltas, dejando secos los ríos, llevando a la ruina a los demás plantadores y dejando a la población en situación de miseria.
La medida fue acogida por el gobierno y tuvo el apoyo de todas las principales distribuidoras y supermercados del país. Además, se ha convocado a los distribuidores de Holanda, Francia y Alemania para que también terminen sus importaciones de paltas chilenas.
Especialmente se ha destacado en Europa, como situación escandalosa, que en Chile se haya privatizado el agua, dejándola sujeta simplemente a las normas de comercio de propiedad privada.
Junto a ello, se destacó que los gobiernos de Chile, de la Concertación, de la alianza por Chile y de la Nueva Mayoría, no han dado cumplimiento a sus obligaciones internacionales, y que muchos políticos son gestores al servicio de los grandes empresarios.
Es una lástima que semejante baldón sobre la clase política chilena se produzca justamente en momentos en que necesita mostrarse respetuoso del derecho internacional, teniendo pendientes sus juicios con Bolivia, precisamente en tribunales radicados en Europa.
Como fuere, parece percibirse que también en nuestro Chile los ciudadanos jóvenes están entendiendo que protestar absteniéndose de votar, no sólo es una protesta blandengue, sino, por el contrario, es permitir que se eternicen los vicios y la corrupción.
Y, hablando del agua, ¿terminarán los políticos "pidiendo agüita" ante una nación enojadísima?
Quién sabe qué pasará en las próximas elecciones de Chile.
Hasta la próxima, amigos. Cuídense. Es necesario. Hay peligro.