A las doce, de anoche, mientras en Chile se festejaba el triunfo en la Copa América, en Grecia ya eran las 7 de la mañana y estaban abriéndose las mesas de votación para el dramático referéndum convocado por el jefe de gobierno Alejandro Tsipras.
El referéndum presenta dos opciones: Un sí a la aplicación de las medidas impuestas por la banca europea y el Fondo Monetario Internacional, que implica un endurecimiento aún mayor de las medidas de austeridad en el gasto público, que incluyen restar gran parte de los aportes de salud y el pago de las jubilaciones, en momentos en que en el país la cesantía ya alcanza el 30% y se eleva al 60% en los menores de 30 años.
Frente a eso, está la opción No, presentada por el gobierno, que rechaza esas exigencias estranguladoras y propone que la nación griega desafíe a sus acreedores forzándolos a negociar nuevos plazos y formas de pago para la gigantesca deuda nacional.
La propaganda de la Unión Europea ha levantado tres conceptos básicos para aplicar el máximo de dureza al estado griego. El primer concepto, es la afirmación como axioma fundamental de los valores occidentales, el que las deudas hay que pagarlas y que el deudor tiene que ponerse a merced del acreedor.
El segundo concepto es que la responsabilidad del enorme endeudamiento de Grecia cae directamente sobre la nación griega, a la que muestran como si vivieran en un tren de gastos brutalmente más allá de los ingresos reales de las personas. O sea, la gente gastaba más de lo que ganaba.
Y el tercer concepto es que los griegos son flojos, y trabajan poco.
Pero, fíjese Ud., esos conceptos o son falacias o afirmaciones insultantes y sin ninguna base real.
Es necesario entender las causas de esta desastrosa crisis económica que tiene arruinada a Grecia y que está amenazando también con arruinar a la Unión Europea. En los hechos, aparece configurada una inmensa maniobra fraudulenta que fue manejada por la financiera estadounidense Goldman Sachs a partir de los años 2000 y 2001, en los momentos en que Grecia estaba postulando a ingresar a la Eurozona y reemplazar su moneda nacional, la Dracma, por la recién implementada moneda europea, el Euro.
La maniobra fraudulenta fue conducida desde el gobierno de Kostas Simitis, militante del partido socialista PASOK, de tendencia similar a la del actual partido socialista chileno, hasta 2004, y luego, hasta 2009, fue administrada en el gobierno de Kostas Karamanlis, del partido Nueva Democracia, similar en Chile al partido Renovación Nacional.
De 2009 a 2011 gobernó Yorgos Papandreu, nuevamente del PASOK supuestamente socialista, y fue reemplazado Lukas Papademos, en una alianza del socialista partido Pasok, con el derechista partido Nueva Democracia. Y el 2012 asumió el gobierno Antonis Samaras, apoyado por una coalición del Pasok, el partido cristiano Dimar, y Nueva Democracia, algo así como el Partido Socialista con los demócrata cristianos y Renovación Nacional.
Es así que, durante una década completa, esos partidos políticos de los llamados "tradicionales" y defensores de la institucionalidad, gobernaron a Grecia hundiéndola hasta sumirla en la bancarrota.
Y recién ahora, en enero de este año, el joven dirigente Alejandro Tsipras, del partido de izquierda Syriza, asumió el gobierno de su país, en alianza con los Independientes de izquierda.
Es decir, hablando claro y concreto, todo el desastre de endeudamiento, paralización económica, cesantía brutal y empobrecimiento extremo de la gente común, fue obra de los políticos tradicionales en cuyas manos se hizo humo la monstruosa cifra de casi 400 mil millones de euros, de los cuales prácticamente nada llegó a manos de los ciudadanos comunes y sus familias.
¿En qué consistió la operación fraudulenta en que se inició la catástrofe? ... Básicamente se trató de burlar los estrictos requisitos impuestos por el Tratado de Maastrich, de la Unión Europea, para cautelar la solvencia económica de las naciones que ingresaran a la zona del Euro, con uso legal de la nueva moneda europea.
No se aceptaría a ningún país cuyo endeudamiento fuese superior al 60% de su producto interno bruto, y cuyo déficit presupuestario fiscal fuese superior al 3%. Pero, para la cúpula política de los partidos griegos que se turnaban en el poder, el acceso al Euro abría la posibilidad de contraer empréstitos gigantescos, que ciertamente iban a dejar cuantiosas comisiones para el bolsillo de los políticos que manejaran esos dineros.
En representación de la cúpula política griega, fueron designados por consenso político dos gestores plenipotenciarios. El señor Christóforo Sardelis, jefe de la oficina gubernamental de gestión de la deuda externa griega entre 1999 y 2004, y el señor Spyros Papanicolau, que lo continuó hasta 2010.
Ambos próceres negociaron en conjunto con la financiera Goldman Sachs una vasta maniobra de ocultamiento del endeudamiento real de Grecia, que ya superaba el 100% de su producto interno bruto, y el déficit de presupuesto que más que duplicaba el máximo aceptado por la Unión Europea.
Básicamente, la operación consistió en transferir la deuda griega a papeles con denominación en diversas monedas y en condiciones extrañas y completamente turbias. Con ello se logró hacer que la deuda pareciera ser muchísimo más pequeña.
Estas operaciones, que en el hecho actuaban con fines dolosos, sin embargo se realizaron dentro del marco legal, utilizando hábilmente diversos resquicios existentes. Y por su excelente trabajito, la Goldman Sachs obtuvo una ganancia inmediata de 800 millones de dólares netos.
Y fue a partir de ello que Grecia comenzó a contraer sucesivos enormes empréstitos tanto del Banco Central Europeo como de los principales bancos comerciales, sobre todo de Alemania y Francia.
En 2010 y 2012, bajo los gobiernos del partido socialista PASOK y del derechista Nueva Democracia, Grecia obtuvo empréstitos por 272 mil millones de dólares, que en su mayor parte se destinaron a pagar otros empréstitos anteriores.
El despilfarro fue tan enorme que, por ejemplo, en los Juegos Olímpicos de Atenas, de 2004, Grecia gastó un exceso superior a los 11 mil millones de euros, que se sospecha fueron repartidos entre altos personeros de la política y la banca.
Pero otras cifras son abrumadoramente más grandes y más sucias. Por ejemplo, en la última década, a instancias de Estados Unidos y la OTAN, los gobiernos griegos gastaron un 7% de todo su producto interno bruto en comprar armas y equipamiento militar, incluyendo batallones de tanques, aviones de combate, plataformas de misiles, barcos y submarinos, por un valor estimado de 150 mil millones de dólares. O sea, la mitad de todo el endeudamiento del país.
Ya, en octubre de 2013, el ex ministro de defensa griego, Akis Tsochatzopolous, militante socialista del PASOK, fue condenado a 20 años de cárcel por recibir sobornos de los mercaderes europeos de armas. Se le comprobaron al menos 75 millones de dólares en sobornos recibidos.
Y la gran compañía alemana de armamento, Ferrostal, a su vez fue condenada a pagar una multa de 150 millones de dólares por haber sobornado a agentes políticos griegos para la adquisición de 4 submarinos.
En ese contexto de corrupción criminal, los gobiernos del socialista PASOK y la derechista Nueva Democracia, ya habían aceptado las imposiciones de los acreedores europeos, en términos de rebajar dramáticamente los sueldos, flexibilizar los contratos laborales haciendo que los puestos de trabajo fuesen siempre precarios, rebajó el promedio de sueldos y salarios y lanzó a la cesantía a un 30% de los trabajadores del estado, especialmente profesores y personal de la salud.
Y ahora, en los intentos del gobierno de Tsipras de renegociar los pagos inmediatos de Grecia a sus acreedores, ofreció disminuir en 200 millones de dólares anuales el gasto de sus fuerzas armadas y compras de armamento. ¿Y sabe Ud. qué pasó?… Pues que los líderes de la troika de los prestamistas rechazaron de plano una reducción en los gastos militares, porque, según ellos, la defensa de la Patria está ante todo... Sobre todo si la defensa es un suculento negocio para los fabricantes alemanes.
Dos de los más importantes economistas de Estados Unidos, ambos ganadores del Premio Nobel, Joseph Stiglitz y Paul Krugman, han denunciado la destructiva rigidez de los acreedores europeos respecto de los intentos de negociación del gobierno de Alejandro Tsipras.
De partida, se sabe ya que el Fondo Monetario Internacional tenía ya muy claro desde hace tiempo su diagnóstico en que señalaba que Grecia simplemente no puede, no tiene manera alguna de pagar la enormidad de sus deudas actuales, y menos en los términos que la troika europea le está imponiendo.
El informe del propio Fondo Monetario Internacional señala que es preciso condonarle a Grecia una gran parte de su deuda, y que el resto es necesario renegociarlo en términos inteligentes y pragmáticos. Que en estos momentos Grecia se encuentra en una recesión abrumadora, agravada por el hecho de que sus exportaciones, en un porcentaje desmesuradamente alto, tienen que destinarse forzosamente al pago de sus deudas.
O sea, las famosas medidas de austeridad han demolido la capacidad económica de Grecia y obviamente hacen imposible que pueda pagar la deuda.
El economista Joseph Stiglitz, derechamente, acusó la semana pasada a la Comisión Europea y al Banco Central Europeo, de haber intentado a toda costa impedir que se conociera el informe del Fondo Monetario Internacional, que demostraba en los hechos que la posición del gobierno griego es completamente correcta y que la famosa austeridad sólo agrava la crisis aún más.
Stiglitz concluye, en términos sombríos, que sólo se puede entender la obstinación brutal de la troika, como algo que va mucho más allá del problema de la deuda. Según él, no se trata de economía, se trata de política. Y es por ello que se han negado cerradamente a aceptar las propuestas de un gobierno de izquierda, planteado como alternativa democrática, que en realidad los burócratas de la Unión Europea perciben como una amenaza a su supuesto gobierno universal de técnicos con valores occidentales.
En el referéndum que a estas horas está concluyendo en Grecia, si gana el No, como lo pide el gobierno, o si gana el Sí, como lo exige la troika de los prestamistas, el resultado económico va a ser el mismo. Esto está absolutamente claro. Como lo señalamos en crónicas anteriores, Estados Unidos no permitirá que Grecia quede fuera del euro y que se le deje en default. Ello, porque si Grecia fuese dejada a lo que pase, sin duda se quebrantarán desde la Unión Europea misma hasta la alianza militar de la OTAN.
El primer ministro Alejandro Tsipras lo sabe muy bien, y sabe además que ya cuenta con el apoyo de Rusia y de China, y que Italia por su parte no sólo apoya a Grecia sino también está condenando las recetas de austeridad y las sanciones anti rusas de la cúpula europea.
De hecho, el líder griego advirtió categóricamente que Grecia de ninguna manera será expulsada de la eurozona. Y respecto del referéndum de hoy, aclaró que si ganara el Sí, y la mayoría votara por someterse a la tiranía de los prestamistas, ni él ni su partido están dispuestos a aplicar ninguna de las exigencias de la Unión Europea. Es decir, eso implica que, si gana el Sí, el gobierno de Syriza y Tsipras y sus aliados, renunciará y llamará a nuevas elecciones.
El objetivo político de la derecha europea con ello se vería aparentemente ganador, pero sería una victoria pírrica. Una victoria que sólo traerá consigo una derrota aún mayor, porque en las nuevas elecciones, en forma casi 100% segura, el vencedor volvería a ser el mismo partido socialista Syriza y posiblemente el mismo Alejandro Tsipras sería reelegido como primer ministro.
Pero las tribulaciones de los burócratas de la Unión Europea van muchísimo más allá. La validez del informe del Fondo Monetario Internacional, junto a las cifras netas de la estancada economía de Europa, ya están penetrando profundamente en la política de los países de la Eurozona.
El caso de Grecia tendrá un impacto poderosísimo en las próximas elecciones de Italia, España, Portugal e Irlanda, y se da por descontado que la derecha neoliberal será desplazada por nuevas propuestas más progresistas, lejos más progresistas.
También cobrarán mayor poder los euro-escépticos de Europa oriental, Polonia, Austria, República Checa, Lituania y Serbia, además de los británicos y franceses que ya están planteando abiertamente la tesis de retirarse de la Unión Europea.
O sea, el inexplicable matonaje de la troika de los prestamistas contra Grecia, aparece confirmando la validez del viejo proverbio que dice El que siembra vientos, cosecha tempestades.
Sin duda alguna, la Unión Europea va a salir mal parada, debilitada y desprestigiada después de este episodio en que, ante los ojos del mundo, la vieja, genial, intemporal y heroica Grecia de siempre,e ha protagonizado una batalla contra el imperialismo. Las Termópilas, Platea, Salamina... marcaron la ruina de la aventura imperial de Persia.
Y, ahora, Syriza y su líder Alejandro Tsipras parecen marcar la ruina de la aventura imperial del neoliberalismo.
¿Cómo reaccionará Washington ahora, ante este terrible error de sus aliados europeos?
Dentro de poco rato más sabremos los resultados del referéndum griego. Si gana el No, será mejor y más sencillo para el pueblo griego. Si gana el Sí, será más complicado y doloroso, pero finalmente el resultado será similar, al menos en lo económico.
¡Hasta la próxima, amigos! Cuídense, es necesario. Hay peligro....
Foto: Australianos solidarizan con el pueblo griego. HispanTV