Por Ruperto Concha
Ya van al menos 8 años de simular que la crisis económica está terminando, y que la genial estrategia de endeudarse y chutear las deudas para más adelante, finalmente dejaría feliz a todo el mundo.
Pero, igual que nuestra atmósfera y nuestros océanos, esos sueños de placer solitario llegan a un punto de saturación. En nuestra geografía planetaria, la saturación se expresa en cambio climático. Y, al parecer, en nuestra geografía política también se está expresando en un cambio de clima que ya tiene asustados a todos los que disponen de suficiente cerebro.
Hoy día comienza en China una nueva Cumbre del Grupo de los 20 países más industrializados del mundo, donde se están viendo las caras el Presidente de China, Li Xiao Ping, y el crepuscular presidente de Estados Unidos, Barak Obama, quien trata de darle algún brillo a sus últimos 2 meses de gobierno.
Pues bien, se espera que en esta Cumbre puedan desenmascararse las simulaciones y puedan aparecer planteamientos más francos y libres de maquillaje.
Pero no se confía en que ello pueda ocurrir de buena forma. Las cosas, en su conjunto, no lucen nada de bien.
Ya desde ayer, la llegada de Obama a Hangzhou, donde es la Cumbre, Obama se encontró con incómodos mini-problemas de esos que hacen sentirse un poco humillado. De partida, por alguna razón, no le pusieron la ceremonial escalera con alfombra roja para bajar del avión, y tuvo que bajar por una escalerilla secundaria.
Abajo, fue recibido con los honores de un destacamento militar que abría una avenida para Obama y su comitiva, en dirección a las limusinas ceremoniales. Avanzó el Presidente, acompañado de su personal inmediato, pero también se le apegó el pelotón de empleados de gobierno, guardias personales y agentes secretos, todos dispuestos a treparse también ellos a los autos.
Por supuesto, el oficial a cargo de la seguridad del aeropuerto se interpuso, dejando pasar únicamente a Barak Obama y a sus acompañantes personales. Los otros miembros de la comitiva trataron de abrirse paso a la fuerza, pero fueron bloqueados por los chinos, también por la fuerza, cuyo jefe les exigió ceñirse al procedimiento.
Los estadounidenses replicaron en tono arrogante y a gritos que el Presidente de Estados Unidos y sus acompañantes tienen su propio protocolo. Entonces el oficial chino respondió en igual tono, diciéndoles: Este es nuestro país y este es nuestro aeropuerto y aquí las cosas se hacen a nuestra manera.
Bueno, los norteamericanos no tuvieron más remedio que ceder, seguir el protocolo, y la situación se resolvió sin más demora.
Fue algo parecido a lo que ocurrió aquí en Chile, en noviembre de 2004, durante la Cumbre de la APEC, cuando los 8 guardaespaldas del presidente Bush trataron de colarse al banquete ofrecido por el presidente de Chile. Cumpliendo sus instrucciones, los Carabineros destacados en el lugar los interceptaron y de hecho los rechazaron mediante la fuerza cuando los estadounidenses trataron abrirse paso.
El forcejeo terminó por llamar la atención del presidente Bush quien regresó a la puerta, pidió cortésmente a los carabineros que dejaran pasar siquiera a uno de sus guardaespaldas. Lo cogió por el brazo y a su vez el presidente Lagos hizo unas señas a carabineros para que accedieran. Bueno, esa fue una de las ocasiones en que la opinión pública chilena aplaudió a los carabineros de todo corazón.
Pero había otras incomodidades más serias perturbando a Barack Obama. El miércoles recién pasado, el Departamento del Tesoro, o sea, el Ministerio de Hacienda de EEUU, había informado que la deuda fiscal ya superó, fíjese bien, los 19 millones con 510 mil millones de dólares. Eso que en castellano se dice 15 y medio billones.
Cuando Barak Obama asumió el gobierno, la deuda fiscal de Estados Unidos era de 10 y medio billones o trillones de dólares, según se diga. O sea, durante su gobierno prácticamente duplicó el endeudamiento del país. Según la Oficina de Presupuesto del Congreso de Estados Unidos, el endeudamiento asumido por Obama sólo se equipara con el de 1950, al estallar a Guerra de Corea, que terminó en un sangriento empate de Estados Unidos y Corea del Norte.
Pero el endeudamiento no es más que una parte del problema. Esos millones de millones de dólares supuestamente debían financiar superar la crisis económica que estalló el 2008, y devolverle a Estados Unidos la prosperidad.
Pero no fue así. Las cifras oficiales de Washington, ahora, indican que el crecimiento económico penosamente está llegando al 1,1 por ciento en lo que va del año. La creación de empleos en agosto recién pasado fue en 50 mil puestos de trabajo inferior a lo esperado. Durante todo el gobierno de Obama la creación de empleos alcanzó apenas a la mitad de los que había creado en su gobierno Bill Clinton.
El Ministerio del Trabajo, por su parte, informó que la productividad de los trabajadores de EEUU ha seguido disminuyendo a un ritmo del orden del 0,5% por trimestre. Eso significa que el valor de los productos o servicios generados por los trabajadores estadounidenses es cada vez menor.
Y, según los economistas que aplican estadísticas más rigurosas, en estos momentos la cesantía real en Estados Unidos es de 9,7%, y no la cifra oficial de 4,9%.
El ya célebre operador financiero John Maulding, quien saltó a la fama por sus certeras predicciones sobre las tres últimas grandes crisis económicas, el viernes pasado lanzó la advertencia de que hay una gran posibilidad de que también en Estados Unidos se llegue a aplicar la llamada Tasa de Interés Negativo. O sea, que los que ahorran dinero, o los que otorgan créditos tendrán que pagar por ello.
Ese Interés Negativo ya se está aplicando en Japón y en varios países de Europa, con la intención de que un crédito barato y un ahorro inconveniente, harán que la gente opte por gastar toda su plata, dinamizando así el mercado y reactivando la economía.
Pero hasta ahora el interés negativo ha tenido por efecto estimular la salida del dinero hacia otros países donde se mantiene una tasa de interés, aunque sea baja.
¿Por qué haría eso la Reserva Federal de Estados Unidos?… Maulding piensa que es una posibilidad desesperada, al menos por un tiempo corto, y que luego, si se puede, se volvería a las tasas de interés normal, del orden del 3% o algo más.
Al menos, ya la Presidente de la Reserva Federal, Janet Yellen, admitió que su institución tiene todas las facultades legales para comenzar a aplicar Interés Negativo, sobre todo cuando la crisis política y económica de Europa comience a proyectar sus efectos en Estados Unidos, desatando una nueva recesión.
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El pesimismo de los operadores financieros contrasta con las publicaciones optimistas de la prensa controlada por las grandes sociedades anónimas.
De hecho, sólo se mencionó brevemente las declaraciones de los gobiernos de Alemania y Francia, de que el Tratado Trans Atlántico de Inversión y Comercio entre Estados Unidos y Europa, intensamente gestionado por Estados Unidos, está prácticamente muerto.
Por cierto, los jefes de estado de Francia y Alemania moderaron esas declaraciones de sus ministros de economía, pero igual nomás confirmaron que no hay ninguna posibilidad de que ese tratado pueda aprobarse pronto. Incluso otros países europeos han señalado que será necesario reestudiar profundamente sus términos, pues hasta ahora resulta excesivamente desequilibrado en contra de los intereses europeos.
Y en Europa, igual que en Estados Unidos, ya se hacen sentir las presiones de la base social que, según las encuestas, en toda Europa está exhibiendo el rechazo de la gente a los términos no sólo del tratado con Estados Unidos, sino también el tratado equivalente que está proponiendo Canadá.
Para Europa resulta cada vez más claro que las esperanzas de salir de la crisis económica ahora se relacionan con la integración hacia los bullentes mercados asiáticos, por supuesto incluyendo a Rusia.
En cuanto a la propuesta del TPP, con algunos países de la cuenca del Pacífico, ya en Estados Unidos resulta extremadamente improbable que el Congreso vaya a ratificar el proyecto estrella de Barack Obama.
Tanto Donald Trump como Hillary Clinton han reiterado su rechazo al TTP en los términos actuales, y, de hecho, el gobierno de Vietnam, por ejemplo, ya admitió que sus perspectivas de desarrollo económico no se siguen basando en las propuestas de Washington.
En tanto, justo en los días previos a la Cumbre del Grupo de los 20, en la gran ciudad de Vladivostok se realizó el Foro Económico Oriental de 2016, en el campus de la Universidad Federal de Rusia, durante los días 2 y 3 de septiembre, con participación de más de 3 mil representantes de 56 países.
Las delegaciones más importantes fueron las de Japón, China y Corea del Sur. En ese par de días se transaron negocios por más de 27 mil millones de dólares.
Especialmente han destacado los acuerdos de minería, plantas de refinamiento y procesamiento industrial con empresas, fíjese Ud., de Estados Unidos y Gran Bretaña. Las empresas Amur Minerals, de Gran Bretaña y la canadiense-norteamericana IG-Copper estiman la explotación de un yacimiento de más de 5 millones de toneladas de cobre y 274 toneladas de oro, y un segundo yacimiento con un estimado de 750 mil toneladas de níquel y 213 mil de cobre.
Para ello, las empresas estadounidenses y británicas realizarán inversiones iniciales por 1.500 millones de dólares en 5 años.
Es decir, cada vez queda más claro que el supuesto "aislamiento" de Rusia impuesto por Estados Unidos, en realidad no tiene más efecto que generar titulares en la prensa anti-rusa.
Entre las últimas sanciones de Washington contra Rusia, se cuentan medidas financieras contra las empresas que están construyendo el puente que unirá a Crimea con la región de Krasnodar, en el sur de Rusia, que con su longitud de más de 18 kilómetros sobre el mar, será el más largo del mundo.
Bueno, el costo de ese puente, que será carretero y ferroviario, alcanzará a los 3.200 millones de dólares. O sea, tendrá un costo por kilómetro similar al que tendría el puente que se pensaba construir uniendo a Chiloé con el continente, sobre el Canal de Chacao.
Volviendo a la Cumbre de los 20 en China, Estados Unidos cuenta con que podrá movilizar a otros gobiernos para presionar contra las reclamaciones chinas de soberanía marítima que se sobreponen a otras reclamaciones de otros países, especialmente Filipinas, Indonesia y Vietnam.
Hasta ahora, esos países han eludido adherir al lenguaje amenazante de Estados Unidos, y optan por buscar negociaciones bilaterales con Beijing. Pero a ello, ahora, comenzó a sumarse la sombra del terrorismo y las guerras religiosas iniciadas por el fundamentalismo islámico sunnita, el llamado Islam Wahabita, que encabeza la monarquía de Arabia Saudita.
En la India, en Indonesia y en Filipinas ya se ha denunciado que la monarquía de Arabia Saudita está financiando y apoyando de diversas maneras, a menudo ilegales, la expansión de células terroristas ideológicamente unidas por una visión totalitaria del Islam, y esto incluye, específicamente, la ideología del Estado Islámico.
Se ha denunciado que en número creciente las células terroristas wahabitas ya están iniciando situaciones de guerras intestinas en Afganistán, Pakistán, Yemen, Indonesia y Filipinas. De hecho, esta semana los atentados terroristas islámicos llevaron a que el gobierno de Filipinas tuviera que decretar estado de emergencia nacional, movilizando a las fuerzas armadas para controlar la amenaza interna.
Con apoyo de Estados Unidos, Arabia Saudita ha financiado y equipado las acciones que comenzaron con la destrucción brutal de Libia, que era el país con mejor nivel de vida en todo el mundo islámico, y que luego ha seguido con acciones golpistas y guerras internas en Egipto, Pakistán, Afganistán, Yemen y sobre todo en Siria.
Fuera de Indonesia y Filipinas, también la China, la India, Irán, Rusia y los estados de Asia Central están movilizándose para enfrentar ese terrorismo que emana de Arabia Saudita y ante el cual Estados Unidos aparece como un facilitador o alcahuete.
Ese enfrentamiento con el plan de expansión wahabita-sunnita, ha tenido por efecto que los países de la Organización de Cooperación de Shanghai defiendan resueltamente al gobierno de Siria, encabezado por el presidente Basher Assad.
En ese contexto, Rusia e Irán consienten la intervención militar de Turquía contra las fuerzas rebeldes de los kurdos, a la vez que contra el Estado Islámico. Washington ya declaró que es "inadmisible" que Turquía ataque a las fuerzas kurdas que han sido entrenadas y equipadas por Estados Unidos. Pero Turquía ahora simplemente ya no hace caso de lo que diga Washington.
En Europa, la amenaza de desintegración está aumentando día a día. Polonia, Italia, Hungría, plantean la posibilidad de convocar a referéndum sobre salirse de la Unión Europea. Y, de los países más defensores de la Unión, Alemania y Francia, los actuales gobiernos aparecen al borde de la derrota en las elecciones del año próximo. Una encuesta de agosto señaló que en estos momentos dos tercios de los alemanes se oponen a la reelección de la primera ministro derechista Angela Merkel, mientras que el neo-socialista presidente de Francia Francois Hollande ya está apareciendo como irremediablemente derrotado.
Un fenómeno muy significativo se produjo por el fallo de la Unión Europea, que condenó a la megaempresa estadounidense Apple a una multa de más de 14 mil millones de dólares, por maniobrar con políticos de Irlanda para eludir el pago de impuestos a sus ganancias.
Lo más notable es que el propio gobierno de Irlanda tomó partido en defensa de la Apple, y anunció que presentará una apelación a fin de anular esa multa. De hecho, los políticos irlandeses de gobierno estaban coludidos con la Apple para otorgarle enormes reducciones en impuestos y patentes, violando la legislación de la Unión Europea que prohíbe otorgar privilegios tributarios a las grandes empresas.
En Irlanda, los partidos de oposición sí respaldan la aplicación de la multa y destacan que de esos más de 14 mil millones de dólares, la mitad al menos ingresará a las arcas fiscales irlandesas.
Es decir, este enfrentamiento entre el gobierno de Irlanda aliado con la Apple, en contra de la legalidad europea, está marcando la tónica del rechazo generalizado al Tratado Transatlántico con Estados Unidos, que permite precisamente aquellos privilegios a las grandes sociedades anónimas, mientras, en cambio, se aplica extremo rigor a las empresas pequeñas y medianas, y por supuesto también a la gente común.
Al mismo tiempo, como destacando el cambio climático de la política mundial, inesperadamente esta semana la candidatura de Donald Trump mostró un repunte extraordinario de 13 puntos, mientras que la candidata demócrata Hillary Clinton sufría una caída que la dejó un punto por debajo de Trump, por primera vez en lo que va de la campaña.
Entre otras cosas, la revelación del interrogatorio del FBI a Hillary Clinton confirmó que ella presenta severas alteraciones cerebrales, específicamente en su memoria, y otros síntomas que al parecer se originan en una concusión craneana que sufrió en 2012 y que la tuvo durante 6 meses imposibilitada de actuar con normalidad.
Oiga, ¿y si después de todo Donald Trump fuese el nuevo presidente de Estados Unidos?
Y un último detalle de la Cumbre del Grupo de los 20. En representación de Brasil, concurrió el presidente no electo Michel Temer. Hasta ahora Temer ha sufrido los más dolorosos desaires por su vinculación con hechos delictuales y, por cierto, por su participación en la destitución de la presidente Dilma Russeff. De hecho el primer ministro de Japón se negó a conversar con él.
Y, al menos por ahora, Brasil fue eliminado como miembro del Brics, donde participaba junto a Rusia, China, India y Sudáfrica. Ahora el grupo pasó a llamarse simplemente el Rics
¡Bueno, hasta la próxima, amigos! Cuídense, es necesario. Hay peligro.