Por Ruperto Concha / resumen.cl
Sólo 12 días pasaron desde nuestras encogidas Fiestas Patrias y el derribamiento de un avión ruso de observación, sobre el Mar Mediterráneo frente a Siria, hasta este final de mes en que los gobiernos del mundo se mostraron sin maquillaje ante las naciones del mundo.
Rusia cumplió su palabra, y ya el 20 de septiembre, a menos de 24 horas del derribamiento del avión, comenzó a instalar en Siria sus primeras baterías de misiles antiaéreos S-300, provistos de sensores infrarrojos que detectan incluso a los supuestamente invisibles F-35 de Estados Unidos.
En los mismos días, Corea del Norte y Corea del Sur, oficialmente, conectaron sus redes ferroviarias y sus gobiernos anunciaron un acuerdo para procurar que en toda la península desaparezcan los arsenales atómicos, lo que implica que previamente Estados Unidos entregue garantías sólidas de que no atacará a Corea del Norte.
El 22, en la pequeña ciudad de Avhaz, en el suroeste de Irán, un comando terrorista atacó con ametralladoras al público y a los militares que desfilaban conmemorando la victoria frente a la invasión de las tropas de Saddam Houssein, en 1980, cuando era protegido por el gobierno de Estados Unidos.
29 personas resultaron muertas. De ellas 5 eran militares que desfilaban, los demás eran familias que miraban, incluyendo 8 niños. Otras 60 personas fueron heridas. Los terroristas eran separatistas árabes financiados por Arabia Saudita. Dos murieron en el lugar y otros fueron capturados.
Y así se llegó al lunes 24, cuando se reunieron en Nueva York los gobernantes y representantes de 193 naciones para la Asamblea 73 de las Naciones Unidas.
Ese día, previo a los debates de la Asamblea, el Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, pronunció un discurso de bienvenida a los gobernantes, en términos que instantáneamente fueron entendidos como un ataque en contra del presidente de Estados Unidos Donald Trump.
Guterres advirtió a la Asamblea que el orden mundial está entrando a un período cada vez más caótico, enfrentando masivas amenazas para la humanidad, por el Cambio Climático planetario, y llamó a que las naciones apliquen los acuerdos de París incluso en el caso de que Estados Unidos decida desertar.
Denunció que los principios democráticos y el Derecho Internacional están siendo atacados por gobernantes que ponen sus intereses nacionalistas por encima de los derechos de los demás. Admitió que es natural que cada gobernante procure defender los intereses de su nación, pero enfatizó que, junto con eso, todos tienen la responsabilidad de buscar el bien común, promoviendo y respaldando un sistema multilateral que sea más justo y más fuerte.
Bueno, el martes 25, Donald Trump dejó las cosas muy, muy claritas, como si estuviera confirmando los temores y advertencias del Secretario General de las Naciones Unidas. Rechazando el multilateralismo, que él calificó de Globalismo, atacó abiertamente a todos los gobiernos anteriores de Estados Unidos, que adherían al concepto de valores y derechos universales. De hecho, los calificó como "una sarta de supuestos expertos, que año tras año demostraron ser incompetentes".
Rechazó despectivamente la autoridad de las Naciones Unidas y sus instituciones, para imponer normas sobre las naciones, y específicamente declaró su rechazo a la Corte Criminal Internacional, y advirtió que sus fallos jurídicos para él no tienen ningún valor.
Según el comentarista Stephen Colbert, del súper programa de TV, Good Morning America, el discurso de Donald Trump sólo podía desembocar en lo que pasó a los pocos minutos, cuando una abrumadora mayoría de los gobernantes allí presentes estallaron en carcajadas... al extremo de que Trump tuvo que hacer una pausa dando tiempo a que dejaran de reírse. De hecho, dijo "No me esperaba que reaccionaran así, pero, en fin, está bien".
Eso, según el comentarista de Good Morning America, fue porque resultaba demasiado ridículo que Donald Trump hubiera escogido su discurso inaugural en las Naciones Unidas, para atacar y denigrar a las naciones que estaban unidas.
Retomando su inspiración mesiánica, Trump declaró que rechazaba cualquiera doctrina internacionalista o globalista, y que, en cambio, abraza y defiende una doctrina que él llamó "Patriotismo", por la cual cada nación debe ser fuerte y poderosa para defender su propia soberanía y hacerla prevalecer sobre las demás.
Bueno, Ud. recordará, ya antes de la II Guerra Mundial, en Alemania se popularizó la marcha que decía "Deustchland, Deustchland Über alle", "Alemania, Alemania, por encima de todas las demás"... ¡Y ya vimos que eso no terminó nada de bien para Alemania!
Frente a las proclamas nacionalistas de Trump, naturalmente China y Rusia se irguieron como líderes en defensa del multilateralismo o globalismo. El Ministro chino de Exteriores, Wang Yi, aclaró que China no tiene ningún interés en desplazar a Estados Unidos y ocupar su sitial como líder mundial. No. Lo que China busca es un sistema mundial de derecho que garantice una normalidad efectiva en las relaciones de todas las naciones.
Por su parte, el canciller ruso Sergei Lavrov denunció que la doctrina dominante de Washington ha quebrantado el Derecho Internacional, reemplazando la cultura política de diplomacia y negociación por dictados y medidas unilaterales, y ha arrastrado también a algunos de sus aliados a utilizar métodos que incluyen desde la extorsión política y el chantaje económico, hasta la bruta fuerza militar.
A las posiciones de China y Rusia han adherido muchos otros países, incluyendo a importantes aliados de Estados Unidos, que plantearon resueltamente la defensa del multilateralismo. De hecho el Ministro de Exteriores alemán, Heiko Maas, dijo con desprecio que eso de "poner mi país por encima de los otros" encuentra su propio límite en la defensa del medio ambiente, ya que el cambio climático y la destrucción ecológica no reconocen fronteras ni nacionalismos.
En cambio otros gobiernos, incluyendo el de Chile, aparecieron respaldando con entusiasmo la doctrina del "patriotismo" de Trump. En el caso de Chile, eso demuestra la incapacidad de nuestro gobierno de haber aprendido algo de nuestra propia historia, como fue el llamado "Incidente del Baltimore" en 1892, en que, en una borrachera de cantina de Valparaíso, marineros del crucero estadounidense de ese nombre se agarraron en una gresca contra marineros porteños, resultando muertos dos de los norteamericanos.
La actitud del presidente de Estados Unidos, Benjamin Harrison, republicano igual que Donald Trump, fue tan amenazante y despectiva hacia Chile que finalmente el presidente Pedro Montt tuvo que sufrir la humillación de pedir perdón a Estados Unidos, de poner la bandera de Chile a media asta, en señal de sometimiento, y pagarle a cada una de las familias de los marinos muertos una indemnización de 75 mil dólares de esa época, equivalentes a unos 10 millones de dólares de hoy, a cada uno.
Bien claro nos quedó entonces que el "patriotismo" de los grandes funciona muy distinto que el patriotismo de los chicos.
Después del incidente con su discurso inaugural, Trump se preparó para presidir una sesión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en que impondría un acuerdo para someter a Irán las más demoledoras sanciones. Como ya lo había anticipado el Secretario de Estado, Mike Pompeo, se trataba de llevar a Irán a aceptar una serie de 12 terribles condiciones. O sea, Irán tendría que elegir entre rendirse o admitir la guerra.
A esa sesión del Consejo de Seguridad asistirían también la primera ministro británica, Theresa May, el presidente de Francia, Emmanuel Macron y el canciller ruso Sergei Lavrov. Según reconoció el diario Washington Post, estaba claro que Francia y Gran Bretañaiban a defender a Irán, enfrentándose a Trump.
Pero lo que nadie se esperaba fue la intervención del presidente de Bolivia, Evo Morales, quien se le plantó cara a cara, a no más de un metro de distancia de Trump, y le espetó muy cortésmente el más duro e inesperado discurso.
"A Estados Unidos no le importan ni la justicia ni los derechos humanos. Si le importaran habría firmado las convenciones y los acuerdos internacionales de derechos humanos, y no habría bloqueado las investigaciones de la Corte Internacional de Justicia, ni habría autorizado el uso de torturas, ni habría abandonado el Consejo de Derechos Humanos, ni habría arrebatado de sus familias a los niñitos hijos de inmigrantes y tratarlos como prisioneros.
Y agregó: Bolivia condena las acciones unilaterales impuestas por Estados Unidos contra Irán y sus ocultas maniobras en contra de nuestro país hermano que es Irán.
Donald Trump, que estaba de pie cuando Evo Morales tomó la palabra, terminó sentándose poniendo cara de cualquier cosa. Y, cuando el presidente boliviano terminó su discurso, Trump optó por quedarse sumamente callado. Y por cierto el Consejo de Seguridad no aprobó ninguna de las propuestas de sanciones contra Irán.
De hecho, según informa la United Press International, al margen de la Asamblea de las Naciones Unidas, la Unión Europea, más los gobiernos de Alemania, China, Francia, Gran Bretaña, Irán y Rusia, acordaron elaborar en conjunto un nuevo sistema bancario y financiero internacional capaz de eludir las sanciones impuestas por Estados Unidos contra Irán y mantener sus negocios normales y legítimos en su totalidad.
La Ministra de Exteriores de la Unión Europea, Federica Mogherini, señaló que la nueva entidad llamada "Vehículo de Propósito Especial", permitirá que las empresas y los gobiernos puedan continuar sus negocios legítimos con Irán sin temer interferencias ni castigos por parte de Washington.
Al mismo tiempo, China ya puso en marcha su propio sistema mundial de comunicaciones interbancarias y financieras, con verificaciones y transferencias instantáneas de fondos, equivalentes al sistema Swift de Estados Unidos, pero con garantía total de invulnerabilidad a factores externos o a cualquier intento de uso para ejercer presiones políticas.
Rápidamente la nueva entidad china, llamada CIPS, ha incorporado hasta ahora 29 bancos internacionales grandes que están operando en euros, yuanes chinos, yens japoneses, rublos rusos, libras británicas, coronas suecas, dólares canadienses o australianos, en fin, evitando únicamente los dólares de Estados Unidos.
Paralelamente, según informes de expertos estadounidenses, Corea del Norte, por su parte, está teniendo pleno éxito en evitar las sanciones de Estados Unidos mediante dinero digital. De hecho, existe una caudalosa corriente de compra de dólares mediante cripto-monedas para Corea del norte, incluso dentro de Estados Unidos.
Es así que, como preveíamos el domingo pasado, esta Asamblea de las Naciones Unidas está cargada de efectos inesperados, efectos colaterales que van más allá de la Asamblea misma.
Mirado en la perspectiva actual de Washington, ya se produjo una ruptura profunda entre Washington y la mayoría de sus más importantes aliados tanto en Europa como en Asia y el Oriente Medio.
Pero, ¿es Estados Unidos y su discutible "doctrina del patriotismo", lo que está siendo derrotado?… ¿Por qué Rusia y China insisten en que no se sienten enemigos de Estados Unidos, y que quisieran dialogar sensatamente incluso con el mismísimo Donald Trump?
Las propuestas de globalización y multilateralismo que proponen los gobernantes burocráticos de la Unión Europea junto al establishment capitalista de las grandes transnacionales apátridas, ¿son quizás iguales o no al multilateralismo que proponen Rusia y China, y que está centrado en unas Naciones Unidas reformadas?
Claramente, la propuesta de Donald Trump sólo puede ser seductora para gobiernos como el de Colombia, Perú, Chile y Brasil, que dan muestras de ser producto de una marea de seudo-derechismo que ahora parece estar comenzando a retroceder.
También en la Asamblea General, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, recibió el aplauso, de pie, de la mayoría de los gobernantes presentes durante su discurso en que denunció la enorme operación sediciosa urdida en Estados Unidos y apoyada por la burocracia gobernante de la Unión Europea, que apunta a derrocar el gobierno bolivariano a cualquier precio.
Pero junto con su denuncia, el presidente venezolano insistió en la posibilidad y el deseo de generar un diálogo racional y de buena fe.
En realidad, el gobierno de Venezuela está demasiado sólido tanto en su base social como en sus alianzas internacionales. El fracaso de Washington en provocar sobreproducción mundial de petróleo, ya produjo una subida vertiginosa del precio de los hidrocarburos. De hecho, ya superó los 80 dólares por barril y se especula que puede llegar a los cien dólares.
Pero, en fin, el tema de los procesos en Bolivia, Venezuela, Nicaragua y, sobre todo en Brasil, amerita una crónica de análisis a información.
El próximo domingo, 7 de octubre, será la primera vuelta en las elecciones de Brasil. Es posible que en esa primera vuelta el candidato golpista Jair Bolsonaro obtenga una frágil mayoría. Pero está clarísimo que en la inevitable segunda vuelta será ampliamente derrotado por Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores.
Según la propia encuestadora Data Folha, Bolsonaro perdería ante cualquiera de los otros candidatos, si bien podría quizás empatar con la ex comunista candidata evangélica Marina Silva.
Y, para rematar su imagen de golpista perdedor, ya Jair Bolsonaro anunció que reconocerá los resultados de la elección únicamente si él es elegido presidente. Si no gana, considerará que la elección fue fraudulenta.
Así pasaron los últimos días de septiembre. Bueno, además de todo eso, en nuestro Sur ya llegó la Primavera.
¿Traerá tiempos mejores para todos?..
Hasta la próxima, gente amiga. Cuídense. También la primavera es peligrosa.
*Foto de Joyce N. Boghosian | Prensa oficial Casa Blanca