Por Ruperto Concha / resumen.cl
Esta fue una semana de la que muchos hablan y van a seguir hablando. Incluso aquellos que saben poco y opinan demasiado. La semana anterior, el diplomático jefe en asuntos de Siria, Brett Mac Gurk, había declarado en Washington, en un informe oficial, que el Estado Islámico había sido destruido en Siria e Irak, pero que no estaba aniquilado del todo. Y agregó: "nadie puede decir "misión cumplida". Esto porque, según reconoció, la lucha contra el Estado Islámico, o el Califato Islámico, "no es más que una parte de una campaña militar mucho mayor, que durará mucho tiempo más".
Luego, el lunes pasado, el enviado especial de Washington a Siria, Jim Jeffrey, precisó en conferencia de prensa que Estados Unidos se quedará con sus tropas en Siria todo el tiempo que sea necesario, hasta que se materialice un proceso de paz que le parezca conveniente a Washington.
Sin embargo, esos dos altos comisionados de Estados Unidos en Siria obviamente ignoraban, fíjese Ud., que el viernes 14 el presidente Donald Trump había tenido una larga y muy secreta conversación con su colega, el presidente de Turquía, Tadyip Erdogán.
Tampoco sabían nada de eso los altos mandos militares de Estados Unidos. Y, menos aún, los jefes de gobierno de los demás países de la OTAN, aunque supuestamente son aliados de Estados Unidos.
De hecho, todos quedaron atónitos el miércoles 19, cuando el presidente Trump despachó un twitter a las redes sociales anunciando que, habiendo sido derrotado el Estado Islámico, quedaba ya cumplida la misión de Estados Unidos en Siria, y por ende todas las fuerzas militares estadounidenses en Siria, unos 2.400 hombres, iniciarán de inmediato sus operaciones de regreso a casa.
Además, Trump anunció que también retirará 7 mil de los 14 mil efectivos estadounidenses que mantienen en Afganistán la guerra contra los talibanes. Una guerra que dura ya 17 años; en la cual han muerto 2.400 militares de Estados Unidos, y cuyo costo para la nación norteamericana ya sobrepasó el millón de millones de dólares. De hecho, en estos momentos, los talibanes todavía controlan casi 2/3 de todo el país afgano.
La reacción de la prensa internacional de occidente, fue un coro de imprecaciones contra Donald Trump por lo que parecía un regalo para el presidente ruso Wladímir Putin, que ahora quedaba como figura dominante en el llamado Medio Oriente.
Además, por cierto, todos lamentaban el triste destino de los kurdos que ahora quedaban teniendo que enfrentar, solitos, el ataque del poderoso ejército turco, por el norte, el ataque el ejército leal de la República Siria, y los ataques de los últimos combatientes del Estado Islámico, que ahora están luchando por sus vidas.
Sin embargo, fíjese Ud., el presidente Putin no se mostró nada de feliz. Declaró, por supuesto, que Trump había hecho lo correcto al poner fin a una guerra no declarada y no autorizada ni por el Congreso de Estados Unidos, ni por las Naciones Unidas, en un intento de derrocar por las armas a un gobierno legítimo y democrático.
También señaló Putin que ahora, sin la interferencia y el obstruccionismo amenazante de Estados Unidos, el proceso de paz podrá lograrse rápidamente, bajo la dirección de las Naciones Unidas, con la aprobación de una nueva constitución política de Siria seguida por elecciones generales.
Pero ni Wladímir Putin, ni su gabinete de gobierno, ni el Parlamento de la Federación Rusa, creen que ese retiro, si se realiza, va a ser realmente favorable para Rusia y sus aliados. Al parecer, los servicios de inteligencia del Kremlin ya están enterados de otros ángulos ocultos de la nueva situación estratégica internacional.
Más aún, Rusia, en estos momentos, está movilizando activamente sus fuerzas armadas hacia posiciones de combate en diversas zonas fronterizas, comenzando por la Península de Crimea.
Asimismo, las Fuerzas Armadas rusas están realizando ejercicios con cuerpos especializados en protección, rescate y atención médica a sobrevivientes, en situación de post ataque con bombas atómicas.
Entre las más resonantes reacciones, en el seno del aparato de gobierno, destacaron las renuncias del Ministro de Guerra, general en retiro James Mattis, quien abandonará su cargo el 31 de diciembre, y del comisionado diplomático para Siria, Brett McGurk que lo hará en febrero próximo.
En el caso del general Mattis, prácticamente todos los analistas de prensa afirmaron, erróneamente, que su renuncia era por su desacuerdo con la retirada de tropas de Siria y Afganistán. Pero están equivocados. El famoso James "Perro loco" Mattis, explícitamente, renunció por el hecho de que Trump no informó ni consultó esa decisión con los gobernantes de los países aliados de Estados Unidos, y con ese desprecio quebrantó profundamente la red de alianzas que es fundamental para la supremacía militar de Occidente.
Fuera de eso, Mattis señaló que la decisión de retirar las tropas destacadas en Siria, debía haberse tomado secretamente, a fin de darle tiempo a los aliados y a los kurdos en especial, para prepararse a la nueva realidad.
Las primeras reacciones internacionales por la decisión de Donald Trump ya se hizo sentir, principalmente, en los países de la cuenca del Pacífico, especialmente Japón, Australia, Corea del Sur, Taiwan y la India, donde de inmediato se produjeron reacciones de inseguridad por la dudosa lealtad de Estados Unidos en materias estratégicas. Pocas horas después de conocerse la decisión de Trump sobre retirada de tropas, se produjo un primer conato de hostilidad militar, fíjese Ud., entre Corea del Sur y Japón, cuando buques de guerra surcoreanos enfocaron sus radares de puntería misilística, sobre buques de guerra de la armada japonesa.
Y, nada menos que en Taiwan, el gobierno dejó de lado su retórica anti china y aprobó una inversión de 9 mil millones de dólares para la instalación de una fábrica de chips de computación, en territorio de China continental.
Pero el principal impacto, hasta ahora mantenido en discreta reserva, se está produciendo en los países de la Unión Europea, donde las protestas callejeras, el endurecimiento de los partidos políticos de centro izquierda, y las crecientes penurias económicas están haciendo tambalearse a los gobiernos.
De hecho, el viernes las protestas de los chalecos amarillos volvieron a engrifarse en París y otras ciudades de Francia, dejando un saldo de 200 manifestantes detenidos y llegando a 10 el número de muertos por la represión policial.
Las redes sociales y los medios de prensa independientes han denunciado que los gobiernos derechistas están presionando a la gran prensa y las agencias noticiosas, para que traten de producir la sensación publicitaria de que las protestas están perdiendo fuerza.
Más aún, se informó que reiteradamente se han producido situaciones en que la policía se niega a atacar a los manifestantes.
Bueno, en esas circunstancias resultó patético el llamamiento de la cúpula militar de los kurdos, en Siria, a que sea el ejército de Francia el que ocupe el lugar que Estados Unidos está abandonando.
Por otra parte, medios oficialistas como la BBC, de Londres, han tratado de mantener alguna ecuanimidad para tratar la inesperada decisión del presidente Donald Trump. De hecho, en su edición de ayer sábado, se mencionó que la desastrosa estrategia de Estados Unidos en el Medio Oriente parte con los errores de los gobiernos anteriores de George W. Bush y Barack Obama, aunque ahora Trump, lejos de corregir esos errores, parece estar agravándolos.
Paralelamente, la situación política de Arabia Saudita, gravemente quebrantada por la complicidad del gobierno monárquico en el bestial asesinato del escritor y periodista Kashoggi, muestra ahora un cambio profundo pero cauteloso en su relación con Siria, específicamente con el presidente Bashar Assad. De hecho, el presidente de Sudán, Omar al Bashir, la semana pasada viajó a Siria y sostuvo una reunión cordial con el presidente Assad.
A todas luces, el viaje de Bashir a Damasco fue decidido por Arabia Saudita, como anuncio de una nueva relación pacífica entre la coalición monárquica árabe y el régimen republicano de Siria.
Por lo pronto, hay indicios ya muy claros de que Arabia Saudita dejó de hacer aportes financieros para los grupos armados contra el gobierno sirio.
Lo que aparece confuso es el estado de la problemática alianza de las monarquías árabes con Israel. En estos momentos el gobierno israelí de Benjamín Netanyahu aparece asumiendo muy abiertamente una postura de hostilidad hacia Rusia, ya muy próxima a la enemistad.
De hecho, Netanyahu anunció que se propone reanudar sus ataques con misiles y bombardeos contra posiciones del gobierno en territorio sirio, aún a riesgo de impactar posiciones con presencia militar rusa.
Por su parte, la agencia noticiosa Sputnik, de Rusia, informó que el Kremlin respalda al gobierno sirio incluso en la eventualidad de responder a ataques israelíes en territorio sirio, con ataques misilísticos sirios sobre territorio de Israel.
Es decir, si Netanyahu realiza sus anunciados nuevos ataques, estará poniendo a Israel en situación de guerra contra Siria... y también contra los aliados de Siria, Rusia incluida.
Ya el lunes pasado, el gran diario israelí Jerusalem Post, calificó de "enemigos de Israel" a los gobiernos de Turquía, Irán y Rusia y llamó a una alianza militar de Israel con Egipto, Chipre y Grecia, para controlar por las armas el Mediterráneo oriental.
En realidad, al menos en esta etapa, el foco de mayor peligro estratégico se desplazó desde Siria hacia Ucrania. Ya el ministro ruso de Exteriores, Sergei Lavrov, denunció que se están preparando nuevas acciones de hostigamiento militar desde Ucrania sobre las provincias rebeldes y pro rusas de Lugansk y Donetsk.
Estados Unidos ya envió a Ucrania un aporte adicional de armas letales y equipamiento militar, por 450 millones de dólares, que se suman a los más de dos mil millones anteriormente enviados durante el gobierno de Barack Obama.
Y en una entrevista con la BBC de Londres, el general ucraniano Alexander Turchinov, en un tono francamente fanfarrón, afirmó que se están preparando nuevas incursiones navales sobre el estrecho de Kerch, con barcos de guerra más poderosos, en desafío a Rusia. Y no sólo eso. Turchinov afirmó que otros buques de guerra de la OTAN se sumarían a las nuevas incursiones sobre el estrecho, eventualmente amagando el gran puente de Crimea.
Por supuesto, ello derivaría instantáneamente en una guerra generalizada entre Rusia y sus aliados, contra la OTAN.
¿Quiénes son los que querrían desatar esa catástrofe que por cierto, sería demoledora para toda Europa?….
La estrategia de esa entidad que se autodenomina "Occidente", se basa en el supuesto de que ni China ni Rusia se atreverán a recurrir a su armamento nuclear.
En las organizaciones belicistas, tanto de Estados Unidos como de Gran Bretaña y algunos de los países del Báltico, se han elaborado planes fantasiosos que, según ellos, podrían aniquilar el poderío militar de China en una serie de ataques relámpagos.
Supuestamente la guerra comenzaría con la destrucción de todos los satélites militares de China y Rusia, y luego el bombardeo de las principales ciudades chinas, más el sembrado de millones de minas explosivas a lo largo de toda la costa del Mar de la China. Paralelamente, se procedería a la destrucción total de las bases militares chinas construidas en los islotes de sui mar territorial.
Y todo eso, desde luego, se realizaría y quedaría consumado, antes de que los chinos pudieran reaccionar. Un magnífico plan, Ud. ve, muy bueno para un juego de niños de 12 años.
En realidad, como ya señalé en crónicas anteriores, las mismas cifras oficiales de la OTAN y del Pentágono, demuestran sin la menor duda que Rusia simplemente no tiene un ejército para enfrentar a la OTAN en una guerra convencional, así a la antigua. Y es precisamente por ello que se desmiente por absurda, la tesis de una supuesta amenaza de invasión rusa sobre países europeos.
En concreto, la OTAN cuenta con ejércitos que sumarían 3 millones 600 mil efectivos. Rusia tiene 800 mil. O sea, tres de la OTAN por cada soldado Ruso. La OTAN dispone de 7.500 tanques. Rusia solo dispone de 2.750, o sea, una vez más la relación es del orden de 3 a uno en contra de Rusia. Y en aviones de combate, la OTAN dispone de 5.900 aparatos, frente a 1.571 de Rusia.
Entonces, ¿por qué y para qué podría querer Rusia provocar una guerra en situación tan desventajosa?…
Como lo advirtió el Presidente Putin, las fuerzas armadas rusas son perfectamente suficientes para ganar cualquier guerra defensiva, con recursos tradicionales.
Pero si Rusia es blanco de un ataque masivo, está en condiciones de responder instantáneamente con todo su arsenal de misiles nucleares frente al cual, como lo saben y reconocen los ejércitos de Estados Unidos y la OTAN, Occidente no tiene ninguna defensa real.
Fuera de eso, es claro que Rusia es parte de una red de alianzas que responderá en forma unánime en caso de una guerra de gran envergadura.
Así, pues, según la gran prensa de las transnacionales, la retirada de Estados Unidos de Siria y Afganistán está siendo condenada por toda la nación estadounidense y los países de la OTAN. Pero eso no es real. Numerosos parlamentarios norteamericanos siguen apoyando con énfasis la decisión de Donald Trump.
Y una gran mayoría de los medios alternativos, digitales o impresos, enfatizan que los políticos a sueldo de las transnacionales y la gran prensa que es propiedad de las transnacionales, están jugando un juego sanguinario, que ha llevado a que los soldados de Estados Unidos se desparramen por el mundo atacando, destruyendo y matando seres humanos.
Y, en todo caso, sigue habiendo esa masa de estadounidenses que sigue apoyando a Donald Trump, y que además, según las encuestas, apoya también la tesis de Trump de construir un muro en la frontera con México.
Y es también por ello que han sido claras las encuestas inmediatas a la paralización parcial del gobierno norteamericano por la negativa de la Cámara de Representantes de aprobar el presupuesto presentado por Trump que incluye 6 mil millones de dólares para la construcción del muro. Las encuestas han indicado que más del 50% de la gente acusa a la oposición de provocar paralización del gobierno sólo por su agenda anti Trump.
Y es por eso, también, que los demócratas ya renunciaron al intento de destituir al Presidente, pues, según la Constitución de Estados Unidos, para lograrlo tendrían que reunir dos tercios de los votos en ambas cámaras del Congreso, algo que ni remotamente podrían conseguir.
Así, pues, aunque comience con el sonido "Pas", esta Pas-cua no nos está prometiendo paz. Y estas Navidades nos llegan con Novedades muy turbias.
Como sea, ¿no parece asombroso que una decisión de paz asumida por Donald Trump haya provocado chillidos heroicos de los políticos y la prensa partidaria de la guerra?
Hasta la próxima, amigos. Cuídense. Es necesario. Hay peligro.
*Imagen: James Mattis escucha a Donald Trump | EFE