Por Ruperto Concha
En esos buenos tiempos en que se enseñaba filosofía y lógica en los liceos de Chile, todos sabíamos que para definir algo nuevo es necesario utilizar dos elementos. El "Género Próximo" y la "Diferencia específica". O sea, determinar a qué de lo que conocemos se parece lo nuevo y en qué se diferencia.
En estos tiempos, no tan buenos, en que el señor Barack Obama sigue siendo presidente de Estados Unidos, ¿cómo podríamos definir sus frenéticas actuaciones y decisiones?
Fíjese Ud. que los más connotados analistas coinciden en que Barack Obama está denotando una cierta desesperación por ocultar que sus ocho años de gobierno no dejarán ni un solo monumento para que se le recuerde con gratitud. Por el contrario, se le recordará por la brutal destrucción de Libia y la media docena de otras sangrientas ocurrencias que decoraron su Premio Nobel de la Paz.
Algunos lo han dicho claramente, y otros, pudorosamente, se han limitado a insinuarlo. Entre los más francos se cuenta el académico y ex embajador británico Craig Murray, quien dice que estos días postreros de Barack Obama han sido "una tempestad de subterfugios, mezquindades y engaños". Y que la fábula sobre la supuesta manipulación política de Estados Unidos mediante jaqueo por agentes rusos a las órdenes del Presidente Putin, es una farsa sólo comparable con la mentira de George Bush sobre supuestas armas de destrucción masiva de Saddam Hussein.
De hecho, numerosos analistas técnicos, especializados en el tema de los hackers y el jaqueo, han enfatizado que una vez más el gobierno está lanzando acusaciones sin tener pruebas, y presenta simples indicios y falsos positivos como si fueran evidencias concretas.
Peor aún, según el analista británico, el propio Barack Obama está dejando en evidencia sus propios contrasentidos, cuando admite que las agencias de seguridad del gobierno habían investigado y habían mantenido en observación a los grupos rusos sospechosos durante un largo tiempo, desde mucho antes de la filtración de datos sobre el Comité Central del Partido Demócrata y sobre el jefe de campaña de Hillary Clinton, John Podestá.
De hecho el ex director técnico de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, William Binney, quien además diseña los recursos técnicos de la NSA, admitió que no se han presentado pruebas que necesariamente debieran estar disponible, fechas, duración, direcciones IP, en fin… Y si no se presentan esas pruebas que debieran tener, es simplemente porque no las tienen.
Por supuesto existen los jaqueadores rusos, así como los jaqueadores chinos, alemanes, y también por supuesto, estadounidenses. Todos tratan de jaquear. Pero el reporte que exhibió el presidente Obama no contiene ni la menor prueba de algún jaqueo exitoso, y tampoco ni la menor prueba de conexión entre jaqueadores y el gobierno de Rusia.
Claro y fuerte es el consenso sobre este asunto del supuesto jaqueo y la súbita decisión de Obama de imponer sanciones graves e insolentes contra el gobierno ruso, incluyendo la expulsión de 35 funcionarios diplomáticos rusos con sus familias.
La propia Deutsche Welle, agencia de propaganda y noticias del gobierno de Alemania, preguntaba ayer, con grandes titulares: "¿Qué hay detrás de la agresiva política exterior de Obama?". Y entre las respuestas de académicos alemanes, destaca la de Patrick Horst, de la Universidad de Bonn, quien resume el caso como una expresión de 8 años de frustraciones en que el gobierno de Obama no logró cumplir con sus principales proyectos.
Al margen de los ejemplos que aduce Patrick Horst, tenemos que sacar las sencillas cuentas de los resultados del programa de gobierno de Barack Obama: Fracaso completo en los proyectos de tratados comerciales y judiciales en el Atlántico Norte y en la Cuenca del Pacífico. Fracaso en su política exterior sobre el Oriente Medio y Siria. Fracaso en sustentar el acuerdo internacional que liberó de sanciones a Irán. Fracaso en completar el término del bloqueo contra Cuba.
Fracaso en su proyecto de "aislar" internacionalmente a Rusia, y de arruinarla con sanciones económicas. Fracaso en su intento de formar un bloque de alianzas militares contra China, fracaso que incluyó la violenta e insultante separación de Filipinas.
Y sobre todo, el sangriento fracaso en el intento de derrocar al presidente de la República Árabe Siria, Basher Assad, luego de 5 años de brutal guerra, medio millón de muertos, dos millones y medio de desplazados, y la demolición de la infraestructura económica del país.
Fuera de esos y tantos otros fracasos acumulados en 8 años, se cuentan la enormidad del endeudamiento de Estados Unidos, que se duplicó durante el gobierno de Obama sin lograr ni siquiera equilibrar el déficit de su balanza comercial, que sigue en torno de los 40 mil millones de dólares mensuales…
Y, en política interior, la desastrosa secuela de derrotas del Partido Demócrata, que durante el gobierno de Obama perdió mil 42 cargos políticos en las sucesivas elecciones. En el senado federal, cayó de 55 escaños a 46. En la Cámara de Representantes, cayó de 256 escaños a sólo 194. Y en las elecciones de gobernadores, de los 50 estados, 34 fueron ganados por los republicanos y sólo 16 por los demócratas.
De hecho, resultó patético que en la campaña para arrebatarle electores a Donald Trump, el resultado fue que sólo 2 electores abandonaron a Trump, y en cambio 4 abandonaron a Hillary Clinton.
En realidad, la definición de este Barack Obama de las últimas semanas de su gobierno podría formularse partiendo de su semejanza con la trágica heroína Medea, de Eurípides, que habiendo perdido sus valores iniciales derivó hacia un resentimiento corrosivo que incluyó el odio a su amado Jasón y la destrucción de sus propias criaturas.
Es conocido el rencoroso resentimiento personal de Barack Obama hacia su rival Vladimir Putin, de Rusia, quien apareció invariablemente como ganador en cada arremetida de Washington contra Moscú. Y se hace notar en ello la reacción de una persona que se siente humillada.
El viernes, tras conocerse la furiosa orden presidencial de Obama contra Rusia, una vez más Vladimir Putin le respondió con la tranquila precisión de un buen jugador de ajedrez. Contra lo que esperaba Washington, Putin desestimó replicar expulsando a otros tantos estadounidenses. En cambio, fíjese Ud., invitó a todos los funcionarios diplomáticos con sus familias, a las fiestas de celebración de la Gran Pascua Rusa, el próximo 5 de mayo.
El impacto de la decisión del presidente Putin fue enorme. De hecho, medios de Alemania y de Francia señalaron que Barack Obama, sin desearlo, le había hecho un magnífico regalo de pascua a su odiado rival ruso, y gran número de jefes de estado y de gobierno, incluyendo al propio presidente electo Donald Trump, expresaron su admiración por la serenidad y la inteligencia de Vladimir Putin.
Y fue precisamente en esas circunstancias, que el director del Foro Económico Mundial de Davos, y ex ministro de Hacienda de Alemania, Filippe Rossler, emitió un llamamiento formal a la Unión Europea, el viernes pasado, para restaurar e incrementar las buenas relaciones con Rusia. De hecho, Filippe Rossler señaló que la relación entre Europa y Rusia es ante todo un asunto esencial para los europeos y no para los Estados Unidos.
En esos momentos en que la figura del jefe de estado ruso aparece agigantada en el escenario mundial, se produjo la aprobación por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, del proyecto presentado por Rusia y Turquía, para una inmediata suspensión de las acciones militares en el territorio de la República de Siria.
El proyecto fue aprobado por unanimidad de los 15 integrantes del Consejo de Seguridad, y eso tiene especial importancia ya que allí se contempla la permanencia del presidente de Siria, Basher Assad, hasta la realización de las elecciones generales.
En el caso de que el presidente Assad no sea confirmado electoralmente en su cargo, se establece total protección para su persona, su familia y el conjunto de sus principales colaboradores, garantizando en plenitud sus derechos políticos y civiles.
La suspensión de los enfrentamientos armados fue también aprobada por una gran mayoría de las organizaciones opositoras al régimen de Assad, y de hecho ya se han suspendido todos los enfrentamientos en casi la totalidad del territorio.
Las fuerzas rebeldes, estimadas en alrededor de 80 mil hombres poderosamente dotados de armamento estadounidense, contemplan que no más de 18 mil combatientes rebeldes quedarían al margen o serían excluidos del acuerdo de paz.
De ellos, entre 5 mil y 10 mil milicianos corresponden al grupo de Al Nusra, rama combatiente de los terroristas de Al Qaeda. Sin embargo, son el grupo más disciplinado y con mayor capacidad de combate entre las fuerzas rebeldes.
Igualmente, quedan fuera del acuerdo los combatientes kurdos, a pesar de que tienen el apoyo de Estados Unidos, Israel y otros países de la OTAN, pero que en estos momentos siguen siendo atacados, principalmente por tropas turcas, en la zona norte de Siria.
El plan como se aprobó, implica la creación de zonas de influencia de Turquía, Irán y Rusia, pero siempre respetando la soberanía de Siria, o sea, pidiendo autorización o ratificación de las decisiones que se propongan.
Hasta ahora, la gran tregua, aunque frágil, parece estar afianzándose, y la población civil ha comenzado ya a reintegrarse y a recibir ayuda internacional en forma sistemática y organizada.
Ha habido algunos enfrentamientos menores. Sin embargo, desde Jordania se informa que representantes de las milicias rebeldes vinculadas al sector religioso sunnita, financiado y respaldado por Arabia Saudita, ya declararon que ellos no aceptarán la permanencia el presidente Basher Assad, ni la de ningún miembro de su gobierno, y amenazaron con volver a la guerra si no se cumplen sus exigencias.
No obstante, ya algunos de los grandes financistas de los rebeldes, por ejemplo el emirato de Qatar, anunciaron que no seguirán haciendo aportes económicos ni gestiones diplomáticas en favor de los rebeldes.
Pareciera ser que finalmente la desastrosa guerra lanzada por el gobierno de Obama para derrocar al gobierno de Siria, está llegando a su término. El único peligro latente se mantiene en torno de la ciudad de Idlib, donde efectivos kurdos, apoyados por Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña e Israel, intentan ocupar y hacerse fuertes en aquella ciudad, pero se están produciendo duros enfrentamientos armados principalmente con tropas del ejército turco.
Existe el peligro latente de que Estados Unidos o la OTAN pudieran decretar zona de cielos vetados para aviones de guerra. Eso conllevaría inevitablemente a un enfrentamiento con Rusia y al quiebre de la OTAN si se enfrenta a Turquía.
En realidad, parece muy poco probable que las operaciones por el control de la ciudad de Idlib puedan pasarse de la raya, desafiando lo aprobado por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y entrando así a un callejón fatídico rumbo a la Tercera Guerra Mundial.
En tanto, sin embargo, vea Ud., Japón y Corea del Sur están intentado, esta semana, concertar con la China la formación de un Pacto Tripartito, orientado a disminuir las tensiones, perfeccionar los acuerdos económicos y establecer una estrategia común contra el terrorismo.
De lograrse ese entendimiento, las tensiones militares sobre el Mar de la China podrían relajarse o incluso eliminarse, a la vez que se espera una disminución del intervencionismo militar de Estados Unidos en la cuenca del Pacífico, como ya lo anunció Donald Trump.
Por su parte, Estados Unidos, en su recién aprobado presupuesto nacional, mantuvo su condición de déficit, lo que hace una vez más que esa nación necesite recurrir al crédito internacional para seguir funcionando.
Más aún, el propio equipo de gobierno del presidente electo Donald Trump está evaluando los tiempos y los niveles de control y estímulo para que el mercado estadounidense se vuelque más intensamente a consumir los productos nacionales.
Recordemos que, en principio, Trump había anunciado la posibilidad de aplicar gravámenes prohibitivos a las importaciones, sobre todo de China y de México, que llegarían a más de un 50 y un 30%, respectivamente.
Por ahora se tiene claro que esa política produciría un encarecimiento desastroso para los compradores estadounidenses.
En general los economistas no ven con optimismo lo que 2017 va a traer consigo, especialmente para Estados Unidos y Europa. Pero, más allá de las dificultades financieras y las guerrillas monetarias, se hace cada vez más claro que la economía neoliberal con fue concebida hace 30 años, ya está moribunda y quizás esté muerta. Y, puesto que aún no surge una propuesta nueva, de alternativa, aunque sea dentro de un esquema social demócrata, lo que está pasando es que ese enorme cuerpo enfermo, moribundo y ya en gran medida en descomposición, está pesando encima de las naciones y de la gente.
A diferencia de la Gran Crisis y la Depresión de 1929, ahora todas las grandes economías se encuentran en niveles de endeudamiento insostenible. Los recursos naturales, que estaban casi intactos en 1929, ahora están en vías de agotamiento, lo que hace que el costo de extracción sea mucho mayor.
La automatización y la robótica siguen eliminando decenas de miles de puestos de trabajo, impactando principalmente a las generaciones de jóvenes que están ingresando al mercado laboral. Un informe de España, por ejemplo, señala que en estos momentos alrededor de un 40% de jóvenes con título universitario y a lo menos un magister, están trabajado en cualquier cosa y no en aplicación de aquello que estudiaron.
Peor aún, también las empresas de retail, las multitiendas y los supermercados, están ahora eliminando personal y cerrando sucursales, ante el impacto de los sistemas de ventas por internet. Y, oiga, el comercio detallista era la mayor oferta de trabajo en los últimos 20 años.
Por otro lado, están circulando cada vez más informaciones sobre la disminución de matrimonios entre la gente joven de todo el mundo desarrollado. Países como Japón, Dinamarca, Holanda, Italia y ahora también España, están en un proceso de notable disminución de la natalidad. No sólo por la disminución de matrimonios, sino, además, por la creciente preferencia por las formas estériles de sexo, el uso de preservativos y dispositivos intrauterinos, o, también, por un notorio aumento de la homosexualidad.
Es decir, la función reproductora del sexo está siendo relegada a una toma racional de la decisión de engendrar un hijo, o quizás dos como máximo, y eso tomando todas las precauciones posibles para garantizar médicamente las virtudes genéticas del bebé.
Por supuesto, ese proceso es visto con alarma o incluso con horror por las mentalidades más conservadoras. Pero a la vez se hace cada vez más evidente que no sólo la explosión demográfica, el nacimiento de demasiados niños, es lo que está provocando el derrumbe de la ecología y de la economía.
Más que la alta natalidad, el proceso de crecimiento económico, la incorporación de millones y millones de personas a altos niveles de consumo, es lo que se refleja en el crecimiento del producto interno bruto, considerado como índice de crecimiento de los países.
Por supuesto, cada punto de aumento del poder adquisitivo de la gente, implica miles de toneladas de productos industriales, incluyendo agua potable industrializada, y también miles de toneladas de residuos polucionantes.
Es así cada vez más obvio que el paradigma de crecimiento económico y aumento del poder de compra de la gente, es absolutamente incompatible con el paradigma de desarrollo sustentable.
Grande es la tarea que les espera a nuestros jóvenes. Van a tener que inventar mucho. Tendrán que descubrir y poner en acción muchas nuevas alternativas. Tendrán que ser fuertes, disciplinados, inteligentes, corajudos y con profundas ganas de ser felices.
Muchachas y muchachos tendrán que aunarse en un proceso que necesariamente surgirá de una revolución cultural humanista, hedonista, capaz de encontrar el sentido de la vida no en el esfuerzo bruto de ganarse la vida, sino en un empeño ambicioso por vivir bellamente, intensamente.
Fíjese Ud. que entre las primeras decisiones que tendrá que tomar el presidente Donald Trump, estará aprobar o no la construcción de robots soldados capaces de atacar eficazmente y matar a seres humanos por propia decisión, según hayan sido programados.
¿Qué decisión tomarán esos robots?…
En su discurso de año nuevo a la nación rusa, el presidente Vladimir Putin les dijo a sus compatriotas: "Hagan magia... Sean buenos... la bondad es mágica".
¡Hasta la próxima, amigos! Cuídense, es necesario. Ud. ve, hay peligro.