Por Ruperto Concha
Durante toda la semana, la prensa internacional apareció respaldando lo que planteamos en nuestra Crónica del domingo pasado: que el futuro de repente se nos vino encima con esa calamidad que es el Cambio Climático. Que lo que se temía ya está sucediendo.
Sobre que los Acuerdos de París son una farsa maquillada con buenas intenciones, ya esta semana los gobiernos de Gran Bretaña y de Australia dieron señales fatídicas: suspendieron el financiamiento de nuevas investigaciones científicas, indicando que, fíjese Ud., ahora es tiempo de que sean los políticos los que tendrán que decidir sobre cómo adaptarnos para sobrevivir en la nueva realidad.
Y, el jueves, el bloque de senadores nacionalistas de Australia emitió atronadoramente la denuncia de que el Cambio Climático no existe. Que es una conspiración para instaurar sobre todo el planeta un gobierno central de tipo socialista.
Bueno, pero vamos ahora a las noticias serias.
La noticia más grave de los últimos días fue el surgimiento de una epidemia de ántrax en el noroeste de Rusia, que afectó súbitamente a una comunidad de pastores de renos, en una península que se adentra profundamente en el Ártico. De hecho, es una región más al norte de las fronteras de Noruega y Finlandia, donde el Océano Glacial se extiende hasta el Polo Norte.
La epidemia afectó a 72 pastores nómadas de la etnia Nénet, que son afines a los lapones de Escandinavia y a los esquimales de Alaska. Y contagió también gravemente a los rebaños de renos, provocando una mortandad de más de 2.000 animales.
Por fortuna, se dio aviso instantáneo a las autoridades sanitarias rusas que lograron desplazar a los pastores a una zona de cuarentena, donde fueron sometidos a tratamientos de urgencia. Gracias a ello sólo se produjeron dos casos fatales, una anciana y un pastorcito de 12 años.
Pero, detrás de esta epidemia quedó en descubierto una situación que parece sacada de una novela de terror. Ocurre que en 1941, cuando Alemania nazi lanzó contra Rusia la llamada Operación Barbarroja, toda aquella región quedó cubierta por cientos de miles de cadáveres humanos y también de animales por los encarnizados ataques del ejército alemán y los contraataques del Ejército Rojo.
Se estima que alrededor de un millón de cadáveres fueron precariamente enterrados en fosas poco profundas. Y fue en ese año terrible que se produjo la única epidemia de ántrax conocida en aquella región subpolar. Se supone que el contagio fue llevado soldados enfermos con el tipo de bacteria del llamado "Antrax Maligno", que afecta a los pulmones y el aparato intestinal.
A diferencia del ántrax cutáneo, que produce forúnculos y tiene un índice de mortalidad relativamente baja, la forma respiratoria es fatal en casi todos los casos. Y el ántrax intestinal produce la muerte en uno de cada cuatro enfermos, eso siempre que se les proporcionen oportunamente los medicamentos necesarios.
Las fuerzas armadas de Estados Unidos consideran que el ántrax es una de las formas más peligrosas y letales de arma biológica en manos de terroristas, ya que las cepas del bacilo pueden sobrevivir en el suelo o el agua, durante cien años.
Pues bien, en este verano de 2016 en el hemisferio norte, la temperatura de aquella región, en pleno círculo polar, ha llegado a niveles tórridos incluso para países de clima templado. De hecho, durante el mes de julio pasado, en aquella región la temperatura se mantuvo con máximas superiores a los 35 grados Celsius.
Ud. puede imaginarse lo que pasó cuando esas temperaturas tórridas penetraron en el suelo helado de la tundra, donde aquellos cientos de miles de cadáveres habían permanecido en estado de virtual congelamiento.
De hecho, la Agencia Federal de Salud, de Rusia, anunció de inmediato el inicio de vastos programas de vacunación no sólo contra el ántrax sino contra una gama de otras enfermedades infecciosas que pueden propagarse a medida de que el deshielo del subsuelo filtre aguas contaminadas de microorganismos que lleguen a las napas subterráneas y a los manantiales.
En las regiones árticas las tierras están permanentemente congeladas a partir de unos 50 centímetros bajo la superficie. Y esas tierras ocupan alrededor del 25% de las tierras del planeta, y contienen alrededor de dos tercios del total del agua dulce, en su hielo subterráneo y sus glaciares.
Pero, además del agua sólida, el suelo congelado de la tundra contiene enormes depósitos de gas natural, básicamente de metano, que pugna por salir a la superficie a medida que el suelo se ablanda.
O sea, el recalentamiento del planeta no sólo ha comenzado a liberar cepas infecciosas. Además está, como hemos visto, provocando mutaciones en insectos y otras formas de vida, incluyendo una plaga de piojos en Estados Unidos, que es resistente a los tratamientos existentes.
Pero, por encima de todo eso, el calentamiento está retroalimentándose y acelerando el aumento de la temperatura. Y es aquí donde los seres humanos quedamos sin poder escabullirnos de hacer lo que tengamos que hacer para salvar el pellejo.
A nivel mundial, y casi furtivamente, casi como un secreto a voces, se ha venido desarrollando una revolución que no es política, pero que sin duda comienza a tener efectos políticos intensos e inesperados. Es lo que algunos han llamado el nacimiento de la Era Exponencial.
En la década de 1960, se esperaba que los comienzos del Siglo 21 traerían consigo una nueva Era Astrológica, la Era de Acuario, que los astrólogos consideran también como la Era del Mago, o la Era de la Magia.
Y realmente estamos frente a una realidad que parece cosa de magia. Un fenómeno que parecería ser pura tecnología, pero que en realidad nos está disparando como cohetes rumbo a nuevas fronteras psicológicas, sociales y éticas.
Partamos por entender eso de lo que es el Desarrollo Exponencial. Hay una antigua leyenda hindú que cuenta cómo el dios Krishna, por divertirse, se disfrazó de mendigo para jugar una partida de ajedrez con un rey que se creía el campeón imbatible.
Krishna lo invitó a apostar que, si ganaba, el rey le pagaría poniendo un grano de arroz en el primer casillero del tablero. 2 en el segundo. 4 en el tercero, 8 en el cuarto, y así sucesivamente, duplicando cada vez el número de granos del cuadro anterior, hasta cubrir los 64 cuadros del tablero
El rey pensó que el mendigo sólo estaba pidiendo una limosnita. Jugaron, Krishna ganó, por supuesto, y el rey comenzó a sacar cuentas de los granitos de arroz que le quedó debiendo. Y cuando recién iba a la mitad del tablero, se encontró con que en ese cuadrito debía colocar ya más de dos mil millones de granos de arroz. O sea, para cumplir el total de su apuesta, en los 64 cuadritos tendría que poner una cantidad tan enorme de arroz que cubriría todo el territorio de la India con un espesor de más de un metro.
Bueno, el dios Krishna entonces se reveló ante el rey, le perdonó la deuda y le recomendó que jamás nunca tomara un compromiso sobre algo que no conociera verdaderamente.
Ese crecimiento de simple duplicación es lo que se llama Crecimiento Exponencial. Lo que al principio no es más que uno, dos, 4, 8,16... en sólo 32 pasos se convierte en mucho más de dos mil millones. Parece cosa de magia, ¿verdad? Pues eso es lo que está ocurriendo precisamente ahora.
Fíjese que en 1998, ya al borde del año 2000, la empresa fotográfica Kodak tenía 170 mil trabajadores y vendía el 85% de la película fotográfica, el papel fotográfico y las cámaras fotográficas básicas que se usaban en el mundo. Y sólo 6 años después la Kodak estaba en la ruina, quebró y sus 170 mil trabajadores quedaron en la calle.
Lo que destruyó a esa gigantesca y monopólica empresa fue el desarrollo de la fotografía digital, que no utiliza película ni siquiera para filmar, y si uno lo desea, puede imprimir en una impresora común.
Pero lo interesante es que la fotografía digital había aparecido ya hacía 28 años. Sin embargo, en todo ese tiempo no llegó a ser del gusto de fotógrafos y camarógrafos hasta después del año 2.000. Podríamos decir que las cámaras digitales estaban recorriendo los primeros cuadritos del ajedrez del crecimiento exponencial. Cada mejora, cada avance de esa tecnología, se traducía en dar a los usuarios un aumento de satisfacción que el viejo sistema jamás podría ofrecer.
Eso es el crecimiento exponencial del cambio que ofrece la revolución tecnológica. Le tecnología se supera a sí misma, se re-inventa una y otra vez, y en cada etapa alcanza más eficacia en términos de proporcionar satisfacciones en un campo determinado.
Es lo que está sucediendo con lo que llamamos la "Inteligencia Artificial", con sus ya vertiginosas aplicaciones en educación, en impresoras tridimensionales de uso industrial y doméstico, en servicios de medicina y salud, en agricultura, automatización del trabajo, automóviles que se manejan solos, en fin.
Esa llamada "Inteligencia artificial" es el resultado necesario e inevitable del desarrollo de las nuevas computadoras, asombrosamente rápidas, capaces de almacenar, combinar, procesar y analizar miles de millones de datos simultáneamente, y que en estos momentos están a punto de superarse a sí mismas por su aplicación de recursos de física cuántica.
En 1997, la empresa IBM construyó uno de los más primitivos súper computadores, al que llamó "Deep Blue". Y tras aplicarlo a analizar partidos de ajedrez de los más grandes maestros a través de la historia, la IBM se atrevió a desafiar nada menos que al campeón mundial de ajedrez, el ruso Garry Gasparov. Y bueno, ganó la Deep Blue, porque en realidad Gasparov estaba jugando ajedrez contra todos los grandes maestros de ajedrez, al mismo tiempo. La computadora tenía en su memoria la totalidad de variantes de posiciones en el tablero, con todas sus proyecciones y todas las maneras en que los grandes maestros las habían resuelto.
O sea, la Deep Blue era una inteligencia artificial que se definía por su capacidad de recordar, ordenar, comparar, aplicar la información adquirida y elaborar un diagnóstico, es decir, tomar una decisión.
Pues bien, este año, otra súper computadora logró vencer ahora al campeón mundial del juego chino llamado "Weikí", ése que los japoneses llaman "Go". Es un juego comparable al ajedrez, pero mucho más abstracto, ya que en él no hay piezas que se muevan. Sólo fichas blancas y negras que se van colocando en el tablero y se amenazan unas a otras como en una mortífera danza de kung-fu. Se creía que la inteligencia artificial tardaría aún unos 10 años más para ganarle al campeón mundial. O sea, el desarrollo exponencial superó diez veces la velocidad prevista por los mismos técnicos.
En esta nueva generación de la vieja giganta IBM, ha surgido la propuesta bautizada como IBM-Watson, que ha sido definida como una especie de simbiosis de poderosísimas computadoras con seres humanos que necesariamente tendrán que ser muy especiales, a su manera. Es decir, abre una nueva frontera a la Inteligencia Artificial, al asociarla orgánicamente con una gama de facultades netamente humanas, que van desde la capacidad de tener intuición, hasta la capacidad de experimentar emociones, deseos o incluso antojos y vicios.
De hecho, por ejemplo, ya IBM Watson puso en marcha un sistema de asesoramiento legal, con computadoras que tienen en su memoria la totalidad absoluta de las leyes, reglamentos, procedimientos y protocolos judiciales de cada país del mundo, y, también la forma en que se relacionan y se conjugan los diversos sistemas judiciales en casos de litigio internacional.
Con ello, IBM-Watson está en condiciones de entregar en apenas unos minutos un diagnóstico judicial y la base completa de un asesoramiento legal, que en un estudio de abogados tardaría semanas en ser elaborado. Y, más aún, la exactitud del informe de IBM-Watson es de 90%, frente a una exactitud de sólo un 70% en el servicio prestado por abogados humanos.
Ya se prevé que en un futuro aterradoramente próximo, el 90% de los abogados van a quedar cesantes.
En el campo de la medicina, ya este año IBM Watson tiene anunciado el lanzamiento del sistema llamado "Tricorder X", que puede cargarse en un teléfono celular, de los modernos, claro, y con el que Ud. podrá hacerse un scaner de retina, también podrá hacerse un análisis de sangre y de respiración con un dispositivo que Ud. puede pedir que se lo manden por correo y cuyos resultados Ud. podrá enviar electrónicamente.
El sistema podrá analizar unos 54 marcadores biológicos que permiten identificar casi cualquiera enfermedad conocida. Con ello, el sistema ofrece a la gente acceso velocísimo a una medicina de primera categoría mundial, a un precio tan bajo que resulta prácticamente gratis.
También se están realizando ya intervenciones quirúrgicas de gran precisión, en las que el médico humano sólo es supervisor, pues el cirujano es un robot capaz de realizar intervenciones con un rango de exactitud de décimas de milímetro. Y, claro, al robot no le tiembla el pulso ni tiene tampoco que sobreponerse eventualmente a la resaca de una fiestecita de la noche anterior.
En fin, ya están en diseño líneas de robots para trabajos agrícolas, que se estima podrán tener un costo de menos de mil dólares. O sea, si el robot reemplaza a tres trabajadores humanos, se amortizará en menos de 3 meses, teniendo además como plus un rendimiento muchísimo mayor en horas de trabajo.
Se estima que en los próximos 5 años, habrá desaparecido alrededor de un tercio de los puestos de trabajo que hoy existen. Y en 10 años desaparecerá otro 45%. O sea, de cada cien puestos de trabajo, sólo se mantendrán 25. ¿En qué trabajará la gente entonces?
Por cierto se van a abrir nuevos empleos para atender las nuevas tecnologías. Pero se mantendrá la realidad de que cada vez se necesita menos gente para producir lo que la gente quiere comprar.
Ya las nuevas ofertas propias de la Revolución Exponencial avanzan, por ejemplo, en una educación más eficiente a través de los nuevos celulares, que incita a los niños y jóvenes a estudiar con intensidad, como en un juego que puede ser más apasionante que los famosos pokemones, y que, por ejemplo, ya está haciendo que en países africanos pobres como Senegal, Uganda y Eritrea, haya en estos momentos miles y miles de niños que ya han logrado dominio del idioma inglés.
Otras nuevas ofertas son del área de la alimentación, donde ya se está alcanzando niveles comerciales en la fabricación de carne, a partir de reproducción genética de tejidos extraídos de un animal y luego cultivados en tanques de alimentación donde crece una carne sin nervios ni aponeurosis, que se va cosechando diariamente sin que haya una instancia de muerte o de dolor de un animal.
También se ha logrado producción industrial de agua dulce, por desalinización del agua de mar, a un costo, fíjese Ud., de sólo 4 kilowatt/hora por metro cúbico.
¿Se fija Ud.?, esta Era de la Magia Exponencial por un lado se nos acerca como la caravana de los Reyes Magos, cargados de regalos asombrosos.
Incluso ya hay médicos y sociólogos que se preguntan si llegarán al mercado robots sexuales con formas adecuadas al gusto de los pedófilos, como una manera de proporcionar una alternativa inocua al abuso infantil.
Pero al mismo tiempo nos pregunta: ¿Qué van a hacer Uds? ¿Valdrá algo un ser humano que ya no necesite ganarse el sustento?
Lo que sí está claro es que el derrumbe vertiginoso de nuestra ecología planetaria está coincidiendo con el derrumbe de la civilización que conocíamos.
Es posible que la Revolución Exponencial pueda lograr que todavía salvemos nuestro planeta, aunque, por cierto, para ello tendremos que experimentar también cambios profundos en nuestras mentes, en nuestras almas.
De hecho, se está detectando ya un vuelco inesperado, que había mencionado antes, en las parejas jóvenes de los grupos socio culturales medios y altos, en relación con tener o no tener hijos. Y ya son una mayoría parejas jóvenes que dicen estar dispuestas a no tener hijos.
Y eso coincide también con los últimos avances de la biología que están anunciando que en un futuro ya muy cercano la esperanza de vida humana puede llegar a mucho más de cien años, y con un estado físico bastante juvenil.
Hay mucho más que preguntarse acerca de lo que es inteligencia humana y lo que es ser específicamente un ser humano.
¡Hasta la próxima, amigos! Cuídense, es necesario. Uds. ven, hay peligro. Sobre todo hay peligro de engañarse uno mismo.