AUDIO | Crónica de Ruperto Concha: ¿Libertad o leyenda?

Por Ruperto Concha / resumen.cl

En forma muy rápida, aunque no inesperada, los líderes Donald Trump, de Estados Unidos, y Benjamín Netanyahu, de Israel, comenzaron a bailar una especie de tango estratégico que parece hasta más dramático que Cambalache o la Cumparsita...

Y que los está dejando patéticamente solos, no sólo ante la comunidad internacional de las naciones, sus aliados y sus competidores, sino también ante sus propios organismos de planificación, de defensa y de seguridad nacional.

En este caso, la vinculación personal del presidente Trump con el régimen ultranacionalista que encabeza Netanyahu aparece enfatizada por la participación directa del yerno de Trump, Jared Kushner, quien es un judío ortodoxo, y funciona como principal asesor de la Casa Blanca en su relación con Israel y la nación palestina.

En una rápida sucesión de hechos, el pasado 27 de septiembre el enviado especial de las Naciones Unidas para la gestión de paz en Palestina, Mikolay Mladenov, diplomático de Bulgaria, denunció que Israel hace caso omiso de la demanda de las Naciones Unidas de detener las instalaciones de asentamientos israelíes sobre territorios pertenecientes a los palestinos.

Y el mismo día, por abrumadora mayoría, la Organización de Policía Internacional aprobó la incorporación de la nación palestina como estado miembro, eso, desafiando a la muy agresiva oposición de Estados Unidos e Israel.

Las denuncias de las Naciones Unidas venían sumándose, incluyendo el acusar de ilegal la ocupación militar israelí del territorio de Siria llamado la Alturas del Golán.

Y, durante la sangrienta aventura internacional que intentó derrocar al gobierno del presidente Basher Assad, en Siria, Israel prestó ayuda militar y financiera incluso a los terroristas de Al Qaeda y Al Nusra, y efectuó once ataques militares directos en contra el ejército leal de Siria y en territorio sirio, según informó la publicación israelí Debka Files.

Al producirse el derrumbe definitivo de la intervención internacional contra el gobierno sirio, y la derrota del Estado Islámico, para Israel el desenlace implicaba el triunfo de sus más temidos enemigos islámicos:

El ejército islámico libanés Hizbollah, el ejército leal sirio, y, sobre todo, las poderosas fuerzas iraníes que establecían bases militares en zonas cercanas ya a las Alturas del Golán.

Claramente, en la perspectiva de los estrategas, la aventura militar contra Siria había concluido con la victoria de Rusia y sus aliados sobre Estados Unidos e Israel.

Y, confirmando los alcances colaterales de aquella victoria, la implementación de los acuerdos internacionales de paz con Irán ya estaba expresándose en intensa colaboración industrial y comercial con la Unión Europea, y los nuevos acuerdos estratégicos y económicos de Irán con China, Rusia y las naciones asiáticas del Acuerdo de Shanghai.

De hecho, el nuevo cuadro de alianzas, acuerdos comerciales e inversiones, comenzaba a concretarse en el enorme corredor de territorios integrados que estaba uniendo a las naciones desde la costa del Pacífico Oriental hasta la costa del Mar Mediterráneo.

Para los actuales gobiernos de Estados Unidos e Israel la única manera de desarticular aquella alianza antes de que se volviera invulnerable, implicaba anular el Acuerdo de los cinco estados permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia, más Alemania, con Irán.

Al anular ese acuerdo, Estados Unidos pretendía volver a imponer sanciones internacionales suficientes para estrangular económicamente a Irán y paralizar todos los proyectos ya puestos en marcha con las naciones europeas.

Pero esta vez Estados Unidos se encontró con que ninguno de sus aliados europeos aceptó que Washington les impusiera la violación de un tratado vinculante, sin tener argumentos jurídicos para ello.

El Viernes 13 es el día de mala suerte en el folklore anglosajón. Equivale a nuestro Martes 13. Y para muchos fue significativo que justo cayera en viernes 13 la decisión de Donald Trump de negarse a certificar la vigencia del tratado con Irán. No teniendo él atribuciones para desconocer los términos del Tratado, lo remitió al Congreso, requiriendo que en un plazo de no más de 60 días, se apruebe una ley que modifique los términos del Tratado e imponga nuevas y férreas sanciones en contra de Irán.

Sin embargo, tanto la Unión Europea como los gobiernos de Alemania, Francia y Gran Bretaña, reiteraron que Estados Unidos no tiene atribuciones para anular un tratado suscrito por siete naciones de inmenso protagonismo mundial.

Los gobernantes enfatizaron que Irán ha dado cumplimiento completo a sus compromisos, y advirtieron que harán causa común con los gobiernos de China y Rusia, en contra de Estados Unidos, para impedir que sea violado un acuerdo de tan enorme magnitud.

Paralelamente, en Washington, el Secretario de Estado, Rex Tillerson, y el Secretario de Defensa, James Mattis, admitieron también que Irán ha dado cumplimiento a sus compromisos, y señalaron que desconocer el Tratado no es algo que pudiera ser bueno para los intereses de Estados Unidos.

Según los analistas estratégicos de los principales medios de prensa europeos y estadounidenses, la arremetida de Donald Trump en contra del Tratado con Irán está teniendo por efecto un peligrosísimo aislamiento de Estados Unidos, y creando un antagonismo entre Washington y sus más importantes aliados. De hecho, el embajador de Austria ante las Naciones Unidas, Jan Kickert, afirmó que el Tratado con Irán se mantendrá plenamente vigente incluso si Estados Unidos se retira. Y la Comisionada de Relaciones Exteriores de la Unión Europea, Federica Mogherini, comentó con extrema dureza diciendo, fíjese Ud., que:

"El mensaje que Washington está enviándole al resto del mundo, es que no se puede confiar en Estados Unidos, pues un acuerdo que Estados Unidos aprobó hace apenas 2 años en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en voto unánime, ahora ese mismo país lo está desconociendo y rechazando."

Por su parte, el Ministro de Exteriores de Alemania, Sigmar Gabriel, declaró ante la prensa que la decisión de Washington de desconocer el Tratado con Irán obviamente tiene por efecto que Corea del Norte ya no podrá llegar a alguna clase de acuerdo con un Estados Unidos que no cumple sus compromisos.

Es decir, la decisión de Donald Trump está teniendo por efecto hacer que el peligro de guerra mundial se vuelva más real y más próximo.

Ciertamente, Irán ya se está preparando para una eventual guerra. Y para Israel, ya la respuesta que la primera ministro británica, Theresa May le dio directamente a Benjamín Netanyahu fue definitiva: "Señor Netanyahu, sepa Ud. que Gran Bretaña permanece respaldando firmemente el Tratado con Irán"

Uno de los más prestigiosos asesores de seguridad del gobierno israelí, Uzi Arad, señaló que Netanyahu está renunciando a elementos concretos y reales, a cambio de un proyecto aventurero que puede convertirse en un desastre para Israel.

Por su parte, Efraim Halevy, ex director del Mossad, el célebre servicio de espionaje de Israel, opina que el tratado con Irán, aunque no sea óptimo, al menos establece términos confiables y verificables, que le dan tiempo a Israel para preparar mejor sus alternativas estratégicas.

Otro importante especialista en Irán del Consejo de Seguridad Nacional de Israel, Yoel Guzanski, advierte que la coyuntura actual, en que Israel y Estados Unidos aparecen solos en contra de la comunidad internacional, es precisamente la peor alternativa, ya que Israel necesita situarse en medio de una coalición que tenga credibilidad moral e inspire respeto.

En tanto, en Irak, se ha amansado mucho la inicial postura desafiante del líder kurdo Nechervan Barsani, que había declarado la independencia total de la región de Kirkuk, cortando todo vínculo con el gobierno nacional de Irak. El primer ministro irakí, Haider al Abadi, se ha negado a iniciar conversaciones con los independentistas kurdos, mientras no renuncien explícitamente a las pretensiones de independencia y desmembramiento del territorio nacional de Irak.

De hecho, la producción petrolera de Kirkuk bajo control kurdo es el 75% de toda la producción petrolera de Irak y en estos momentos el gobierno autónomo kurdo está reteniendo la totalidad de esos ingresos.

El gobierno central de Irak ha declarado que no lanzará acciones militares en contra la zona kurda, excepto en el caso de que los kurdos intenten por la fuerza impedir la acción del gobierno nacional en su propio territorio.

Hasta ahora, las fuerzas militares de Irak han ocupado importantes zonas de control, sin encontrar más que algunos esporádicos intentos de resistencia armada por parte de los kurdos.

El propósito del gobierno de Irak apunta a asumir el control total de la producción y exportación del petróleo, a través de oleoductos que cruzarían hacia Turquía y Siria, y distribuyendo los ingresos en forma proporcional entre el gobierno nacional y la zona autónoma kurda.

Estados Unidos, por su parte, está haciendo ahora llamamientos para negociar la autonomía de la zona kurda sin que ello implique despojar a Irak de parte de su territorio y de sus riquezas naturales.

Completamente rodeada por una coalición integrada por Irak, Irán, Turquía y Siria, la zona kurda no tiene más opciones que la otra zona kurda, la que está en Siria, la que confirmó su respeto por la integridad territorial de la patria siria, con un retorno a la democracia plena y una autonomía satisfactoria.

En tanto, en Corea del Sur, el gobierno ha reiterado que no permitirá que Estados Unidos tome por su cuenta la conducción de las tensas relaciones con Corea del Norte. El presidente surcoreano Moon reiteró que las dos Coreas necesitan dialogar y encontrar soluciones puntuales a los problemas puntuales que las afectan, y admitió que la actitud amenazante de Corea del Norte es básicamente un recurso para establecer un punto de partida de negociaciones que hasta ahora han sido interrumpidas una y otra vez por la interferencia de intereses de otras naciones.

Esta posición del gobierno surcoreano es compartida también por un sector creciente de la opinión pública del Japón, donde hay conciencia clara de que una guerra contra Corea del Norte inevitablemente acarrearía destrucción y millones de muertos en los tres países directamente afectados, sin que importe quiénes resulten vencedores.

No está claro cuáles serán las decisiones que prevalezcan en el Congreso de Estados Unidos, en los 60 días de que disponen de tiempo en relación con el Tratado Nuclear con Irán. Hasta ahora han surgido indicios de que hay una gama bastante amplia de posiciones dispares, incluso a menudo antagónicas, tanto en el sector Demócrata como en el Republicano.

Conceptos que antes parecían inadmisibles ahora surgen como variantes peligrosas y muy reales. Por ejemplo, el que Estados Unidos pueda quedar aislado, y que las propuestas y exigencias de Washington, desprovistas de credibilidad, puedan ahora provocar burlas y chistes.

Arabia Saudita ya aceptó que sus exportaciones petroleras a China no sean pagadas en dólares, sino en yuan, o renminbi, y la renegociación del Tratado de Libre Comercio con América del Norte, ya comenzó a poner en peligro la continuidad de las plantas de la General Motors en Canadá.

En fin, la salida de Estados Unidos e Israel de la UNESCO, y, en nuestra América, la grotesca designación de una Corte Suprema Alternativa para Venezuela, realizada en una asamblea vacía en la sede de la Organización de Estados Americanos, bajo la sola autoridad del secretario de Estado Rex Tillerson, de Estados Unidos, y del Secretario de la OEA, don Luis Almagro..., fíjese.

Todo parece confluir en un paisaje arremolinado desde el cual, inesperadamente, de entre la bruma estúpida, pueden surgir propuestas distintas, claras e inteligentes para enfrentar a los privilegiados que hasta hoy siguen decidiendo cuándo, dónde y cómo habrá una nueva guerra.

Fíjese Ud. que, en medio de esta batahola, un grupo de físicos y matemáticos ha comenzado a discernir la posibilidad teórica de que existan unas partículas inimaginablemente más pequeñas que un electrón. Unas cositas, unos pedacitos de realidad que podrían ser la base absoluta de cualquier cosa que sea, cualquier cosa que exista. Incluso ser la base absoluta del tiempo mismo.

Según esa teoría, los fenómenos aparentemente contradictorios de las mareas gravitacionales del Universo, y las diminutas singularidades cuánticas, se podrían reconciliar entre sí. Las contradicciones desaparecen. Una cosa puede estar aquí y al mismo tiempo estar por allá lejos.

Pero, como todo en el Universo, esa realidad sustentada por los pedacitos vertiginosamente pequeños, nos impondría un precio inexorable: el precio de que la libertad simplemente no existe. Que todo lo que es tiene una causa y tiene un efecto, y la dialéctica de infinitos pliegues de causas y efectos son un determinismo absoluto incluso en su infinita diversidad. ¿Qué tal?

Siendo así las cosas, igual hay que cuidarse. Aunque sea sólo una hermosa leyenda, la libertad sigue siendo peligrosa.

*Imagen: Trump anuncia la nueva estrategia de Estados Unidos sobre Irán. 

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