Por Ruperto Concha / resumen.cl
Cuando presenciamos el coro furibundo de la prensa mundial sobre el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, lo más lógico sería suponer que a esa persona ya no la quiere nadie, y que bastaría un empujoncito para destituirlo del gobierno.
Sin embargo, el jueves pasado, se dio a conocer la última y muy grande encuesta de opinión realizada por la Rasmussen Reports en la totalidad de los estados de esa nación. Y, oiga, para desmayo del Partido Demócrata, el resultado indica que en estos momentos Donald Trump tiene más apoyo popular que el que tenía Barack Obama en el mismo tramo de su gobierno. A un año de asumir la presidencia, a Trump lo está apoyando el 50% de los encuestados, mientras que a Obama lo apoyaba sólo el 45%.
Sin embargo, el apoyo al presidente Trump no es necesariamente apoyo a su gobierno. Muchos de los analistas políticos estadounidenses consideran que la gente de Estados Unidos percibe en Trump una cierta franqueza personal, que a menudo lo pone en conflicto no sólo con la maligna oposición del Partido Demócrata, sino también con muchos miembros de su propio Partido Republicano e incluso con muchos de sus colaboradores en la Casa Blanca.
Como fuere, las últimas enormidades pronunciadas por Donald Trump han dejado a republicanos y demócratas rascándose la cabeza sin saber a qué atenerse. Vamos viendo.
Ya el pasado 20 de enero Washington había confirmado que se proponía formar una fuerza militar altamente capacitada y dotada del mejor armamento, en torno de las milicias kurdas del norte de Siria.
El ministro de Exteriores, Rex Tillerson, llegó a anunciar que efectivos militares y de la CIA, en número de más de dos mil hombres, iban a permanecer indefinidamente en Siria incluso después de la aniquilación del Estado Islámico o Daesh, como una fuerza militar enemiga del actual gobierno sirio.
El estruendoso anuncio, ciertamente resonó en todas partes. El ministro Tillerman había declarado ni más ni menos que se proponía invadir Siria y participar en el derrocamiento de un gobierno. Pero hubo otros efectos desastrosos para Estados Unidos: Primero, Turquía replicó lanzando una invasión militar sobre el norte de Siria, atacando a los kurdos apoyados por Estados Unidos, y destruyendo enormes cantidades de pertrechos militares y armamento proporcionados por Estados Unidos.
En la nueva situación, Tillerson trató de componer sus declaraciones. Dijo que lo habían mal interpretado y que las intenciones de Estados Unidos sólo consisten en eliminar el terrorismo.
En un esfuerzo por recomponer las relaciones de Estados Unidos y Turquía, el ministro Tillerman viajó a reunirse con su contraparte en Turquía, anunciando que la amistad entre ambas naciones iba a prevalecer.
Pero el presidente turco Tadyip Erdogán, en un tono campechano y taimado, le respondió que siendo así, las fuerzas de Estados Unidos en Siria tendrían que unirse al ejército turco para barrer con las fuerzas militares kurdas que considera terroristas.
Por supuesto, Washington no contestó, guardó un elocuente silencio. Pero el presidente turco, el viernes 23 de febrero, remató las esperanzas del canciller Rex Tillerson, declarando, fíjese Ud., que: "Estados Unidos es una nación mentirosa, traidora y retorcida". Esas fueron las palabras del presidente de Turquía.
O sea, Washington no logró componer sus relaciones con Turquía. Y como si fuera poco, tampoco Estados Unidos está defendiendo militarmente a las milicias kurdas y, además, anunció que ya no seguirá proporcionando a los kurdos más equipamiento militar.
Y, el viernes 23, el propio Donald Trump se encargó de desmentir a su canciller Tillerson y a los líderes kurdos pro estadounidenses, señalando que la meta de Estados Unidos en Siria consiste únicamente en aniquilar a los terroristas del Estado Islámico, el Daesh. Cumplida esa misión, que ya está casi terminada, Estados Unidos se retirará por completo de Siria y sus efectivos, todos, regresarán a casa.
En conferencia de prensa, junto al Primer Ministro de Australia Malcolm Turnbull, Trump señaló que, sin embargo, él, claro, considera que es una desgracia que Rusia y China junto a Irán apoyen al gobierno de Basher Assad, pero que eso no es responsabilidad de Washington.
Por supuesto ahora también aquellos kurdos pro-norteamericanos se sienten traicionados. Pero, al menos para la mitad de la gente de Estados Unidos, Trump se las arregló para sacarse de encima el desastre de Siria.
Otra buena noticia para la República Siria es que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, acogiendo las observaciones formuladas por Rusia, aprobó en forma unánime implantar en Siria una tregua total, con suspensión absoluta de enfrentamientos armados, inicialmente por 30 días y prorrogable indefinidamente.
Sin embargo, la tregua no se aplicará a la lucha contra los terroristas del Daesh Islámico, los de Al Qaeda, los del Frente Al Nusra y los de otras organizaciones terroristas conectadas.
De hecho, en el dramático caso de la Ghouta Oriental, ocupada por fuerzas de Al Nusra, la tregua se limitará a permitir el acceso de auxilios en alimentos y medicinas para la población civil que, según el gobierno, se encuentra en calidad de rehenes de los terroristas.
El canciller ruso, Sergei Lavrov, informó que los jefes de Al Nusra en Ghouta habían rechazado el ofrecimiento de Rusia de retirarse pacíficamente hacia las zonas de seguridad garantizadas tanto por Rusia como por Irán, Turquía y el gobierno sirio, como ya lo han hecho el 80% de las otras organizaciones rebeldes.
Otra noticia extraordinariamente importante de los últimos días fue la destitución del Ministro de Relaciones Exteriores de Holanda, Halbe Sijstra, tras haber sido desenmascarado por testimonio falsos y calumniosos sobre el presidente ruso Vladímir Putin. Abrumado por las pruebas, el canciller holandés acabó confesando que había mentido acerca de una supuesta reunión con el presidente ruso en 2006, en la que Putin le habría expresado a él su ambición de reconstruir la Unión Soviética, anexando a Rusia las repúblicas de Letonia, Lituania, Estonia, Belarus y Ucrania.
La supuesta reunión con Putin se habría producido mientras el canciller holandés era alto empleado de la petrolera Shell. Pero finalmente se verificó que ese individuo en realidad jamás fue recibido por el presidente ruso.
Tratando de justificar sus calumnias, el diplomático Halbe Sijstra señaló que la intención de sus mentiras era sólo reforzar la unidad de Europa ante una posible amenaza de Rusia.
El escándalo del ministro de Relaciones Exteriores de Holanda se produjo en momentos en que se realizaba en Munich, Alemania, el Foro de Seguridad, durante el cual simplemente los participantes europeos y estadounidenses reiteraron su programa de adquisición de armamento de fabricación norteamericana, y la preparación de un gran ejercicio militar, con unos 100 mil soldados, a realizarse en Polonia u otro país cercano a la frontera rusa.
Como fuere, las declaraciones tranquilizadoras de Donald Trump en relación con Siria, contrastaron muy fuerte con sus anuncios apocalípticos en contra de Corea del Norte. El viernes, Trump anunció que su gobierno impondrá contra Corea del Norte las sanciones y presiones más enormes, tan enormes como jamás antes se aplicaron a país alguno.
Indicó que sus buques de guerra detendrán y eventualmente atacarán a cualquier barco, de cualquiera nacionalidad, que se atreva a transportar carga hacia o desde Corea del Norte.
Aunque confirmó que estaba dispuesto a dialogar con Corea del Norte, Trump señaló que cualquiera solución a la crisis tendrá que comenzar con la eliminación de todo el equipamiento y toda la tecnología nuclear norcoreana.
Si eso no se cumple, dijo, Donald Trump, escuche bien... "Pasaré a la fase 2, en que haré cosas muy, muy horribles no sólo para Corea del Norte, sino para el Mundo Entero"..
Obviamente, esa amenaza de castigar al mundo entero puede quizás no ser más que un acto de fanfarronería animal, como la de un chimpancé que muestra los dientes y se golpea el pecho. Pero, tratándose de alguien tan, digamos, tan especial, como Donald Trump... ¿No será que lo está diciendo en serio?
En tanto, en nuestra América Latina, una vez más Venezuela protagonizó las noticias. Por una parte, el presidente Nicolás Maduro formalizó ya su inscripción como candidato presidencial para las elecciones del próximo 22 de abril.
Pese a los intentos de la oposición venezolana y las organizaciones internacionales enemigas del actual régimen, la Asamblea Nacional Constituyente confirmó definitivamente la elección presidencial en esa fecha, aunque aceptó postergar para otra fecha aún no determinada la realización de elecciones parlamentarias.
Profundamente dividida, la oposición intentó desconocer esta elección presidencial, negándose a presentar un candidato y haciendo un llamado a la abstención. No obstante, las decisiones de la Asamblea Nacional Constituyente se atienen por completo a las disposiciones de la actual Constitución de Venezuela, y el recurso de no presentar candidatos no tiene la facultad de anular el proceso.
Más bien, la actitud de abigarrado grupo de opositores al gobierno actual de Venezuela parece confirmar que se trata de un conglomerado incapaz de desarrollar un programa político más allá de simplemente ganar el Ejecutivo, y que sus metas se limitan a una vaga noción de "derrotar y derrocar al gobierno".
A eso se añade el hecho de que las actuales enormes inversiones de China y Rusia en proyectos industriales y agrícolas en Venezuela hacen prever que en un par de años más la economía del país quedará saneada por completo.
También la semana pasada el gobierno venezolano hizo el pre-lanzamiento de su nueva cripto-moneda, el Petro, alcanzando un éxito sorprendente de mil millones de dólares en ofertas de compra.
La oferta real de venta del Petro se iniciará con 100 millones de unidades, cuyo valor garantizado es 60 dólares por unidad, totalizando así 6 mil millones de dólares.
Según los informes del gobierno, se han recibido ya 192 mil ofertas de compra.
Pese a la campaña de desprestigio que se había lanzado en contra del Petro, ya otros países se han mostrado interesados en buscar una equivalencia para lanzar sus propias cripto-monedas.
En el caso venezolano, el Petro no está respaldado por el estado ni por la banca, sino por su convertibilidad en bienes materiales. En este caso cada petro está respaldado por un barril de petróleo o su equivalente en gas, oro o diamantes, sobre la cotización de 60 dólares por barril de petróleo.
Como valor adicional de esta nueva moneda digital se encuentra el que sea intraceable, lo que anula por completo la aplicación de sanciones impuestas por Estados Unidos para privar a Venezuela de divisas en dólares e imposibilitar acuerdos comerciales.
En cuanto al monto del respaldo petrolero a la nueva moneda, Venezuela tiene las más grandes reservas petroleras del mundo, lejos superiores a las de Arabia Saudita. De hecho, sólo en los yacimientos de la Cuenca del Orinoco se ha verificado la existencia de 5 mil 342 millones de barriles de petróleo.
Y en estos momentos, ya en asociación con la petrolera rusa Rosneft, la producción de Petróleos de Venezuela ha recuperado en más de 60% de su productividad, que había sido vulnerada por sabotajes y robos ya detectados y que concluyeron con la condena de varios importantes miembros de la oposición.
Así, pues, hemos vivido unas semanas ricas en acontecimientos significativos, sorprendentes y muchas veces imprevistos.
Un auditor tuvo la gentileza de enviarme un correo señalándome que la realidad en que vivimos ya se ha vuelto tan confusa, tan llena de falsedades y de intenciones ocultas, que ya la mayoría de la gente ha perdido el interés por conocer la verdad.
Eso, porque la verdad que surge detrás de las noticias suele ser repugnante.
Nuestro amigo auditor está en lo cierto. Pero debemos recordar que detrás de esas turbias verdades noticiosas hay una verdad mayor. La verdad de nuestra condición humana y la certeza de que, sea cual fuere, nos espera un futuro, un destino, humano.
Nuestro mayores nos lo decían, antaño, con un versito: "La verdad, aunque severa, es amiga verdadera".
Hasta la próxima, gente amiga. Hay que cuidarse. Hay peligro.