Por Palos Pal Puente. Programa emitido este 25 de mayo en la Radio de la Universidad Austral de Chile
Editorial
La educación mi niño, la educación, eso es lo único que le puedo dejar. Aún resuena está acostumbrada frase en muchas casas de nuestro país, la gran promesa. Hijo, si usted estudia podrá ser más que nosotros, yo quiero que sea más. Como si la pura existencia de ellos -padres y madres- los instale por debajo de las generaciones venideras. En los hijos se proyectan los deseos de estar en otra parte, la búsqueda por no hacerlos vivir la mezquindad de un capitalismo salvaje que en la búsqueda de la acumulación destruye todo a su paso. Injusto juicio de una y más generaciones que han vivido la frustración por un proyecto popular derribado a tiros y la implantación de un modelo de desarrollo contradictorio que se expande en una democracia hipócrita.
Afortunadamente, para el juicio de algunos, que son muchos, estas contradicciones en la sociedad chilena han quedado expuestas a partir de las protestas se han levantado en los territorios donde el capitalismo muestra su rostro extractivista y ha dejado en evidencia el fracaso de la racionalidad técnica, la burocracia bursátil, la de los especialistas y las leyes, esa que los gobiernos de la Concertación, sumado el paréntesis derechista y ahora La Nueva Mayoría han implementado con la administración del Estado en todo el espacio geográfico donde ejerce el monopolio de su violencia.
En este nuevo escenario, la lucha por un nuevo modelo de educación recobra más fuerza y amplía los límites de la discusión hacia una crítica que bien podría penetrar en los cimientos del orden social neoliberal que hace coincidir a la clase política, los empresarios y el control de Estado en un proyecto ideológico que cobra realidad y que se nos impone como hegemonía objetiva en la forma y los contenidos de nuestras instituciones, en las privadas, pero en las públicas también.
Nuestras escuelas, liceos, universidades y centros de formación técnica son instituciones que están emplazadas en territorios que están vivos, donde habita una mayoría que tiene que lidiar con ese modelo que privilegia unos pocos intereses y que enceguecen con sus retoricas de la innovación, del emprendimiento, la competencia, pero sobre todo con la construcción política de una verdad que reposa en la arbitrariedad de su juicio técnico y científico.
Desmontemos la tecnocracia y las leyes que sostienen el orden social neoliberal en nuestras instituciones, exploremos sus límites y busquemos las grietas donde instalar la protesta.
-Protesta
– ¿Y si reprimen?
-claro, pero sería por desórdenes públicos, pero se trata de eso, ¿o no?
-Pero, y conversando, no será mejor, y los partidos políticos...
-puede ser, pero vea usted lo que pasó en Aysén, Punta Arenas, Chiloé, Freirina...
-Oiga, oiga, pero... Le puedo hacer una pregunta: ¿y pa qué sirve la universidad? ¿a quién le sirve eso en que usted trabaja?