Jorge Luis Borges definía al Laberinto como una casa malvada que intenta extraviar a sus moradores. Los antiguos cristianos afirmaban que el Laberinto es el mundo, este engañoso mundo que nos lleva al extravío, y en el cual hay una sola senda de liberación. Y, por supuesto para ellos esa senda era el Evangelio.
Bueno, ya sabemos que para los griegos el Laberinto era la guarida artificiosa donde se ocultaba el monstruo Minotauro, y que la única salida se podía encontrar sólo por una larguísima hebra que una mujer enamorada le diera a su héroe.
En fin, desde Freud y el psicoanálisis, los laberintos han tenido diversas aplicaciones que implican engañar a otros o ser uno engañado, a extraviar o a extraviarse en un desorden malévolo que muchas veces es construir con malas intenciones.
Y fíjese Ud., todas aquellas descripciones del Laberinto tienen una buena parte de la verdad. Incluyendo la ingenua descripción cristiana de que los inocentes siempre podrán encontrar la salida... aunque, eso sí, aquella salida a menudo sólo se alcanza después de haberse muerto.
Y en el laberinto de este ahora, la barahúnda y el pandemónium de las noticias, nos deja desorientados... pero no tan desorientados como para no darnos cuenta de que todavía hay mucho más enredo del que salta a la vista.
Y, por cierto es de Irak de donde saltan las sorpresas como desde el sombrero de un prestidigitador, lo que por otro lado es natural, ya que Irak, y especialmente Bagdad, es la patria de las Mil y Una Noches.
Las noticias netas desde Irak no son muchas. El inesperado ejército de ISIS, formado por musulmanes sunnitas, se mantiene victorioso en la mayor parte de sus avances en el nor-oeste de Irak, aunque sin poder avanzar hacia la capital, Bagdad, ni hacia el noreste donde los kurdos recuperaron la ciudad de Tikrit, y las fuerzas del gobierno recuperaron la principal refinería de petróleo de Irak.
En cambio, el ejército del ISIS ha capturado varias ciudades pequeñas al oeste, incluyendo una sobre la frontera misma con Siria. En las zonas centrales que ha ocupado se encuentran ricos yacimientos petroleros que ha arrebatado tanto al gobierno de Irak, como a los kurdos de la región autónoma del norte fronteriza con Turquía.
En la zona del noreste, hacia la frontera con Irán, las fuerzas irakíes shiítas han recibido apoyo de algunos milicianos shiítas de Irán, así como abundante apoyo en armamento y vituallas, y gracias a ello, los milicianos sunnitas no han logrado avanzar.
Ante el pedido de ayuda de Estados Unidos que formuló el primer ministro de Irak, Nuri al Maliki, Washington respondió prácticamente con una negativa. Más aún, la Casa Blanca declaró que sólo habrá una ayuda importante si el jefe de gobierno de Irak renuncia a su cargo.
Casi instantáneamente, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, se comunicó con el gobernante de Irak y le señaló que Moscú le prestará en forma absolutamente incondicional, todo el apoyo que sea necesario. ¿Qué tal embrollo que viene a sumarse al de Ucrania?
¿No creían algunos que Rusia parecía estar acobardándose?
Aquí es donde comienza a perfilarse el verdadero embrollo. Si Ud. recuerda los informes respecto de la invasión a Irak por Estados Unidos en 2003, recordará también que el dictador Saddam Houssein era musulmán sunnita, que había alcanzado el poder mediante un golpe militar, oprimiendo brutalmente a la inmensa mayoría del pueblo irakí, que es shiíta.
Asimismo, el aparato de gobierno de Saddam Houssein en Irak se articulaba a través del partido político Ba-ath, integrado por una especie de aristocracia oligárquica, muy fiel al dictador y muy ligada a los sunnitas de la rama "wahabita". Oiga: esos wahabitas son esencialmente los militantes islámicos talibanes y el centro más aguerrido y disciplinado de la organización terrorista Al Qaeda.
Wahabitas fueron también los principales conductores de la rebelión contra el dictador libio Muammar Khadaffi, y el grueso de los contingentes terroristas de Chechenia. Desde su organización básica Al Qaeda, se disociaron en ramas relativamente autónomas, actuando en las acciones insurgentes o terroristas de Yemen, Sudán, el Sinaí, y, por supuesto, en las fuerzas rebeldes que siguen tratando de derrocar al presidente de Siria Basher Assad.
La poderosa rama wahabita de Siria formó la facción llamada Frente Al Nusra que rápidamente se convirtió en la fuerza más poderosa entre los rebeldes de Siria, y, si bien se declaró independiente de Al Qaeda, declaró bajo juramento su alianza con esta organización terrorista, y su adhesión al liderato estratégico de Al Qaeda de Irak.
De hecho, Al Nusra operó en acciones conjuntas con Al Qaeda tanto en territorio de Siria como de Irak. Y no sólo eso: Al Nusra no vaciló en atacar despiadadamente, e incluso aniquilar a otros grupos rebeldes en Siria, y de hecho, llegó a apoderarse de una abrumadora mayor parte del dinero, las armas, los pertrechos, hospitales de campaña, vehículos y otras ayudas que, quizás ingenuamente, estaba enviando Washington en su empeño de derrocar el gobierno de Assad.
Es decir, las decenas de miles de millones de dólares girados tanto por Estados Unidos como las monarquías árabes, de una u otra manera terminaron expresándose en el surgimiento, de la noche a la mañana, de este ejército islámico formidablemente aguerrido y espléndidamente equipado con armamento moderno, vehículos cero kilómetros e incluso con uniformes que incluyen preciosas zapatillas Adiddas.
Ahora Estados Unidos tiene a sus equipos de publinoticias afanados diseñando un nuevo lenguaje para referirse a estos sunnitas wahabitas herederos de Saddam Houssein. Por lo pronto, Washington ha evitado referirse a ellos como terroristas. No. Terroristas son los independentistas de Ucrania. A estos, en cambio, prefiere llamarlos "milicianos".
En realidad ha comenzado a destaparse el increíblemente enorme compromiso de Estados Unidos en su estrategia de provocar caídas de gobiernos que no fueran de su agrado, aplicando la táctica de dividir para reinar. Importantes órganos de prensa de Estados Unidos y Europa están revelando más y más antecedentes que ilustran cómo miles de millones de dólares eran invertidos en provocar turbulencias políticas y caos, sobre todo en el oriente medio, a la vez que Washington parecía empeñado en negarse a reconocer que esa ayuda en realidad iba a parar a manos de los mismos grupos que había calificado como terroristas.
Muchos analistas expresan sus sospechas de que el gobierno de Barack Obama haya intentado, intencionalmente, ese doble juego de mantener el poderío de los terroristas a la vez que seguía en su supuesta Guerra contra el Terrorismo.
Medios y agencias noticiosas de gran importancia han revelado que desde 2012 instructores militares estadounidenses venían entrenando a grandes contingentes que irían a sumarse a la rebelión armada en Siria. Centenares de combatientes fueron entrenados en territorio de Turquía, en campos inmediatos a una base militar estadounidense. Y este entrenamiento de combate, en que no se verificó nada sobre la militancia de los participantes, se realizó con pleno conocimiento del presidente Barack Obama.
Más aún, según informa el periodista Eli Lake, del conglomerado de Newsweek, un número muy grande de terroristas y militantes de Al Qaeda y otras ramas afines, ya han penetrado a los Estados Unidos utilizando pasaportes de países occidentales, que les fueron proporcionados por agentes de la CIA y otros funcionaros norteamericanos.
El periodista Greg Palast, de la BBC de Londres, informó ya en 2001 que funcionarios estadounidenses reconocieron haber extendido una gran cantidad de visas a militantes que claramente estaban vinculados al terrorismo.
Posteriormente, el funcionario diplomático norteamericano reveló al periodista Alex Jones que, meses antes de los atentados del 11 de septiembre en Nueva York y Washington, se extendieron visas precisamente a los que luego secuestraron los aviones lanzados contra el World Trade Center.
Otro broche de oro, lo señaló el fiscal Patrick Fitzgerald, ante la Comisión Investigadora sobre los atentados del 11 de septiembre. Según este profesional, un oficial egipcio llamado Alí Mohammed fue reclutado por la CIA para proporcionar entrenamiento a varios miembros top de Al Qaeda, específicamente en espionaje y contraespionaje, asesinatos, secuestros, interrogatorios, encriptación y desciframiento, y otras técnicas.
Y el fiscal Fitzgerald especificó que durante 5 años ese entrenador de terroristas entró y salió de Estados Unidos a su regalado gusto y sin ser jamás molestado.
Pero otros analistas no creen que esa complicidad con los terroristas haya sido intencional y planificada en una política maquiavélica de la Casa Blanca. Más bien, se inclinan a considerar que la creación de esa potente y bien entrenada fuerza sunnita fue obra del hombre fuerte de Arabia Saudita, el príncipe Bandar Bin Sultán, quien tenía atribuciones ilimitadas para realizar operaciones secretas utilizando fondos reales.
Como jefe máximo de los servicios de inteligencia de Arabia Saudita, fue Bandar bin Sultán el que manejó directamente el envío de armas, dinero y pertrechos que en su mayor parte iban a manos de los sunnitas de Al Nusra, y de ahí a Al Qaeda en Irak. Y ciertamente algo inesperado se produjo, ya que en febrero de este año, sin darse motivos aparentes, este príncipe fue destituido de todos sus cargos y dejado fuera del gobierno.
Según analistas alemanes y británicos, fue este príncipe el que concibió dislocar la unidad territorial de Irak, dando con ello un respaldo a los rebeldes de Siria y, a la vez, poniendo un tampón sunnita separando a Siria de Irán y a los kurdos de Irak del sur.
Ahora, la situación de Irak puede deslizarse en pendientes muy diversas, y al parecer todas las variantes son dramáticamente adversas para Estados Unidos.
Por lo pronto, Barack Obama no puede ya meter a su país en otra guerra. Mas aún, incluso si resolviera lanzar algunos ataques aéreos contra los sunnitas, tendría que pedir previamente autorización al Congreso.
Pr otra parte, Obama posiblemente no se atreverá a iniciar acciones duras contra los rebeldes sunnitas, para no empeorar sus ya no tan buenas relaciones con Arabia Saudita. La maniobra más bien desesperada de Washington apunta a forzar el cambio de gobierno, hacer que el primer ministro al Al Maliki renuncie, y reemplazarlo por personajes elegidos cuidadosamente, tanto de la mayoría shiíta, como de la minoría sunnita unida a los restos del partido Ba-ath, que fue de Saddam Houssein.
Pero Al Maliki mantiene un sólido prestigio nacional, aunque la política irakí esta dividida en decenas de mini partidos y caudillismos tan poco dispuestos a formar coalición, que el gobierno ya lleva más de un año sin lograr que el Congreso le apruebe el nuevo presupuesto.
Sin embargo, el ataque de los ejércitos sunitas del ISIS ha tenido el efecto de unificar al fin a los shiítas, a la vez que voluntarios de Irán, de Siria y del Líbano han entrado en combate con ellos. De hecho, ayer el ejército sirio, leal al gobierno, ocupó dos emplazamientos que estaban en poder de Al Nusra, y bombardeó un emplazamiento junto a la frontera con Irak, ya ocupada por el ISIS.
La apresurada exigencia de Washington de que haya cambio de gobierno en Irak, provocó instantáneamente la réplica de Rusia, que ciertamente está en condiciones de proporcionarle a Bagdad todos los recursos para una victoria militar.
Y ciertamente ya existe un corredor expedito para el envío de la ayuda rusa a través de Irán.
¿Qué podría hacer Estados Unidos ante eso?… ¿Aplicarle nuevas sanciones a Rusia, justo ahora que Japón está proponiendo un tratado comercial con Rusia para tender un gasoducto submarino directamente a Japón?
¿O desafiar a la opinión pública de Estados Unidos, que se opone abrumadoramente a una nueva intervención militar en Irak?
En Estados Unidos, una terrible secuencia de escándalos está golpeando al gobierno demócrata de Barack Obama. Por un lado, la inaceptable excusa del Servicio de Impuestos Internos de Estados Unidos, para no entregar los correos electrónicos intercambiados por esa repartición y la Casa Blanca, en relación con una campaña para perjudicar abusivamente a las instituciones de los republicanos. Cuando la exigencia del Congreso se hizo imperiosa, ese servicio simplemente declaró que todos, todos esos correos intercambiados durante dos años... se habían perdido. Hubo una falla de sistema, y ¡plop!… desaparecieron.
El otro escándalo se deriva de la campaña del gobierno para captar las simpatías de los inmigrantes ilegales latinoamericanos, a los que intenta otorgar derecho a voto. La inmensa campaña del gobierno llevó a que en toda América Central se extendiera la creencia de que Barack Obama se proponía amnistiar a todos los inmigrantes ilegales y que de ningún modo se aplicarían medidas de fuerza sobre los niños ilegales.
Por supuesto, miles de chiquillitos latinoamericanos, sobre todo de Guatemala, Honduras y El Salvador, se lanzaron en oleadas a colarse a través de las fronteras. Se ha estimado que en pocas semanas lograron colarse a Estados Unidos entre 50 y 60 mil niños, entre 10 y 15 años, que por supuesto no iban acompañados de sus padres ni de ningún adulto.
Ha sido necesario acondicionar vastos campos de acogida, para evitar una catástrofe humanitaria, y hasta ahora el gobierno no sabe qué hacer.
Y ya el viernes, el propio Barack Obama admitió que realmente la propaganda del gobierno había parecido incitar a los menores.
Y, hablando de menores, a todo esto, ya van más de 25 ciudades de Estados Unidos que han impuesto toque de queda para los menores de 18 años. En general, el toque de queda es entre 9 y 10 de la noche, en días de semana, y hasta las 11 de la noche los festivos y sus vísperas.
Los menores que son sorprendidos son arrestados sin miramientos ni suavidades, deben pasar la noche en un calabozo y al día siguiente sus padres deben retirarlos tras pagar una multa de varios miles de dólares.
Esto, debido a que las propias familias y las organizaciones sociales han exigido medidas de control sobre adolescentes que parecen dispuestos a cometer excesos y destrozos, consumir alcohol y drogas fuertes, y llegar a extremos que incluyen violaciones y actos de matonaje que en algunos casos culminan en homicidio.
En fin, pareciera que la declinación de Estados Unidos no es sólo política y económica. El laberinto está llevando también al extravío de los que recién empiezan a protagonizar su vida.
Mientras observamos estas noticias, es bueno prestar atención a otras informaciones. Las amenazas de guerra siguen acentuándose. Filtraciones de fuentes de la OTAN y de gobiernos europeos, van sumándose a la noción de que Estados Unidos estaría realmente preparando un ataque fulminante contra Rusia, empleando masivamente sus misiles nucleares, para aniquilar por completo una capacidad de réplica de parte de los rusos.
De hecho, Estados Unidos ya obtuvo la aprobación de Holanda para instalar bombas atómicas en las bases aéreas estadounidenses adscritas a la OTAN, y en Estonia, sobre la frontera misma de Rusia, se han desplegado escuadrillas de bombarderos F-22, capaces de cargar bombas atómicas.
Por supuesto, Rusia está al tanto de ello, y sabe que se han ya emplazado instalaciones antimisiles S-400, capaces de interceptar incluso misiles hipersónicos, y de alcanzar blancos terrestres a más de 500 kilómetros de distancia.
Otras baterías no sólo defensivas han sido instaladas en el extremo oriental de Rusia, frente a Alaska, y en la Península de Kamchatka, a la cuadra de las grandes ciudades estadounidenses del Pacífico, incluyendo Los Angeles.
En fin, mucho ruido de sables. Tanto, que lleva a pensar que perro que ladra no muerde. O, al menos, no muerde mientras está ladrando.
¿Se fija Ud?… Hay una barahúnda de noticias, todas ciertas pero también todas incompletas, cargadas de incertidumbre.
Sabemos que hay mucho más que está ocurriendo y que sólo podremos conocer más adelante. Como fuere, insisto en mi estimación de que, al menos en lo que va quedando del año, no estallará la Tercera Guerra Mundial.
Hasta la próxima, amigos. ¡Cuídense! Es necesario.
Fuente imagen: http://www.bbc.co.uk
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