[resumen.cl] Ayer las autoridades británicas informaron que Londres, ciudad con área urbana de más de 8 millones de habitantes, no registró ninguna muerte asociada al coronavirus en las últimas 24 horas tras más de 6 meses de pandemia, acompañando su política pública con la garantización de recursos económicos a la población.
La noticia es tremendamente alentadora, tomando en cuenta que las autoridades británicas, cometieron graves errores durante la primera ola de la pandemia que lo llevó a ser el país europeo con más muertes asociadas a la Covid (126.592) por sobre países gravemente afectados como Italia (107.933) o España (75.010). A modo de contexto, durante la primera ola de la pandemia se registró en Londres alrededor de 230 muertes relacionadas con el virus por día.
El primer ministro británico Boris Jhonson estaba junto a Trump, Bolsonaro o Piñera, como los mandatarios más ineptos a la hora de combatir la propagación del virus en el mundo, priorizando intereses económicos inmediatistas. Sin embargo tras el colapso de hospitales en diciembre y primeros días de enero, el gobierno tomo medidas drásticas que se mantienen hasta el momento: se cerraron escuelas y comercios no esenciales, el gobierno impuso restricciones de viaje, especialmente a países con altos niveles de contagio, pero también al interior del país.
Pero la cuarentena británica es efectiva gracias a que el Estado garantiza a las y los confinados recursos económicos para sobrevivir dignamente, fijando una ayuda de 3.400 dólares (casi 2,5 millones de pesos chilenos) para más de 10 millones de trabajadoras/es afectados por la cuarentena.
Las y los británicos, además de todo esto, apostaron todo a la vacuna y aceleraron el proceso de inoculación. Hoy en el Reino Unido un 45% de la población ya tiene su primera dosis, en Chile ese porcentaje llega al 34,5%. Sin embargo, Chile tiene más vacunados con la segunda dosis (17,7%) frente al 5,51% de los británicos, y es que la vacuna Astrazeneca, la más usada en el Reino Unido, requiere al menos 6 semanas para aplicar la segunda dosis a diferencia de la vacuna China que se aplica en Chile, que requiere menos de un mes.
Pero ¿Por qué las estadísticas de contagio y muerte son tan distintas en el Reino Unido y Chile, si los porcentajes de vacunación de la población no difieren mucho?
Te puede interesar| Las medidas exitosas de Gibraltar: férrea trazabilidad, cierre de fronteras y amplio testeo
La respuesta es simple, en el Reino Unido el Servicio Nacional de Salud (National Health Service – NHS) es el servicio de salud estatal único que brinda cobertura universal y gratuita a todas y todos los habitantes de Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte, conocido internacionalmente por la alta calidad de la atención primaria de salud.
A pesar de todos los intentos privatizadores, especialmente durante el gobierno neoliberal de Margaret Thatcher, la población británica y los sindicatos supieron defender su sistema de salud público.
En Chile el sistema de salud público ha sido sistemáticamente destruido, desde la dictadura militar y por cada uno de los gobiernos postdictadura. La salud primaria o preventiva está sumamente debilitada, pues en la concepción neoliberal que hoy prima lo importante es "el negocio de la salud". Por lo tanto, no es tema que la población este sana, sino más bien la industria que se genera en torno al negocio de las enfermedades, partiendo por las clínicas privadas, las grandes farmacéuticas, laboratorios privados y los seguros de salud.
Sin duda, el desastre sanitario que actualmente vivimos tiene otras explicaciones; sin duda las torpezas (creyendo que no son actos deliberados) del gobierno de Piñera, que ha relajado cada una de las medidas sanitarias hasta que estas ya no tienen sentido, más que el control social de la población, y con ello del Estallido iniciado en octubre del 2019.
Hoy en Chile se aplica cuarentena, pero todas las actividades económicas son esenciales, las medidas de distanciamiento en el transporte aéreo y terrestre no existen, las fronteras se mantienen abiertas inclusos con países donde la Covid-19 se propaga libremente y con cepas nuevas más peligrosas como Brasil. Se crean permisos estúpidos como el de vacaciones o el de semana santa o se intenta forzar el retorno de las y los niños a clases cuando aumentan los casos de fallecidos por la pandemia.
Fotografía principal: El Periódico | REUTERS / TOBY MELVILLE