Publicado originalmente en 2019 y actualizado a fines de 2020 el informe "Una transición justa es una transición post-extractivista" entrega una sistematización y recomendaciones a considerar en un verdadero proceso que irrumpa con el modelo extractivista. Conversamos con su autor, Benjamin Hitchcock Auciello, y compartimos la transcripción de la entrevista.
La profunda crisis ambiental que remece internacionalmente ha llevado a los gobiernos y empresas a hacerse cargo de su responsabilidad en la vulneración de derechos de las comunidades y la naturaleza. Sin embargo, han utilizado dicho contexto para justificar la profundización del extractivismo a través de una clamada "agenda verde", la cual mantiene la forma de relacionarse con el medioambiente.
Ante esto, se han levantado propuestas desde la población para establecer una verdadera transición postextractivista que sostenga pilares como la justicia ambiental, el freno del poder empresarial por sobre el comunitario, la equidad y redistribución para con los pueblos y ecosistemas, entre otras.
De esta forma, Benjamin Hitchcock Auciello, integrante de Earthworks y autor de la investigación «Una transición justa es una transición post-extractivista. Cómo enfocar la frontera extractiva en la justicia climática», o su versión en inglés "A Just(ice) transition is a post-extractive transition. Centering the extractive frontier in climate justice", logra sistematizar no solo el escenario actual al que se enfrentan las propuestas comunitarias, sino también materializarlas en propuestas.
Así, la investigación publicada originalmente en septiembre de 2019 y actualizada en octubre de 2020, levantada con el apoyo de Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (OLCA), War on Want, Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina (OCMAL) y London Mining Network[1] establece algunos énfasis como base para promover una discusión profunda sobre las urgentes salidas postextractivistas.
A continuación, compartimos la entrevista sostenida con Benjamin Hitchcock a partir del informe lanzado nuevamente en abril de este año.
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– ¿Cómo nace este trabajo originalmente?
Nace a partir de una preocupación por el discurso que están utilizando las mineras en sus asambleas de accionistas, las cuales se hacen cada año normalmente en Londres, donde vienen los accionistas y los grupos de inversores, pero también vienen activistas.
Nosotros veníamos oficialmente como accionistas también porque teníamos una acción cada uno, que no vale mucho, pero nos permite, nos da el derecho a entrar a la asamblea y hacer preguntas, como también se pueden asignar acciones a los activistas de las comunidades.
Lo que estábamos notando era que en el discurso que las empresas están utilizando hacían mucha referencia a su rol de héroe climático, o sea ellos hablaban mucho de que iban a ayudar a salvar el clima mediante la extracción de cobre, por ejemplo, o incluso cosas mucho menos concretas, como por ejemplo decían "nosotros estamos extrayendo carbón metalúrgico para que se pueda hacer el acero que se utiliza en las turbinas eólicas". O sea cosas así, pero cosas que son absurdas, el carbón no tiene nada que ver con la energía del viento ¿Me entiendes?
Utilizaban cualquier justificación para vincular la minería con la transición energética, y lo hacían para justificar su existencia como empresa. Estábamos viendo también un discurso preocupante sobre los proyectos, por ejemplo, de litio, donde se hablaba como si las comunidades que se oponían a la extracción de litio se estaban oponiendo a la transición misma. Como poniendo en una posición a las comunidades, sobre todo a las comunidades indígenas, como un obstáculo en la transición energética. Entonces veíamos ese discurso con mucha preocupación y empezamos a averiguar un poco y más.
De ahí nace la idea de escribir un informe sobre este nexo entre la minería y la transición para tratar de contrarrestar los discursos de las mineras.
– ¿Cuáles son las características de ese discurso que planteas que tenían las mineras? ¿Existe alguna relación con el proceso de transición que plantean las empresas con la legislación de los países?
Existe un caso interesante en Estados Unidos. Bajo Trump hubo una serie de lo que se llaman ""rdenes Ejecutivas", que son órdenes que vienen del presidente y tenían que ver con un término que ellos utilizan mucho en los Estados Unidos, no sé si en Chile se usa tanto: los minerales críticos. Hablan mucho de que existen una serie de minerales y metales que son críticos para la seguridad nacional, para la geopolítica.
Esta serie de metales está considerada bajo esa definición que es muy amplia, y también tiene que ver con esas tecnologías de la transición. Entonces prácticamente cualquier mina en Estados Unidos que puede justificarse como una de minerales críticos puede acceder a un proceso de licencia ambiental, permiso ambiental, mucho más facilitado. Un proceso mucho más rápido, entonces ellos tienen un fast track: le ponen la pista rápida para acceder a sus permisos.
Eso sí está pasando, en términos de políticas públicas existen como beneficios concretos para esos proyectos que se pintan de verde, que se pintan de críticos para la transición.
En términos de la responsabilidad empresarial-social, eso ya existe desde hace años. Hay una evolución constante en la justificación en la minería. O sea, minería para el desarrollo, minería para las comunidades, minería para el clima. Siempre se está reinventando para justificar sus operaciones, y las empresas como Anglo American, como BHP son muy sensibles a la crítica.
Son empresas hipergigantes y no les gusta la crítica, porque ellos, la verdad, están bajo presión por sus inversores, por las empresas que compran sus minerales.
Las empresas que, por ejemplo, construyen autos eléctricos no quieren estar vinculados a la violación de derechos indígenas, no quieren estar vinculados a la escasez de agua en el Atacama. Ellos no quieren tener su imagen manchada por las violaciones que pasan en el Congo, de derechos humanos, por ejemplo. O en Indonesia, o donde sea, porque la verdad es que las cadenas de valor de los metales son muy complejas e involucran a muchos países y muchas zonas de extracción.
Esas empresas están conscientes de sus problemas pero lo que hacen simplemente es lavar su imagen. O sea, eso no se traduce en cambios concretos en su forma de actuar, a menos que tengan mucha presión. Muchas veces simplemente es como esa evolución en el discurso, esa forma de apropiar el discurso y pintarse de verde.
– Por lo que comentas la visibilización de los conflictos es esencial ¿Plantearías que existe un verdadero efecto ante la visibilización de una vulneración de derecho respecto al avance o presencia de estos proyectos?
Sin dudas. Por ejemplo, el tema del litio chileno ha salido en la prensa internacional varias veces y yo creo que los consumidores de los autos eléctricos, sobretodo porque podríamos decir que la gente que compra un auto eléctrico en estos momentos es alguien bastante consciente, porque alguien está optando por comprar un auto más caro -considerando que todavía los autos eléctricos son más caros que los autos convencionales- y lo están haciendo normalmente por algún compromiso ecológico. Y cuando ellos descubren que su litio proviene de un territorio que está en una serie de conflictos socioambientales pues eso puede ser muy preocupante para esa persona.
La zona de extracción y la zona de consumo, muchas veces, son tan alejadas, entonces esa visibilización se tiene que hacer en Europa, se tiene que hacer en América del Norte, se tiene que hacer, supongo también, en China o en Corea o en Japón; bueno, en muchos lugares.
El problema es que siento que muchas veces la narrativa no se traduce tan bien. Digamos, lo que quieren las comunidades o lo que están diciendo las comunidades, el mismo mensaje no llega al público, por ejemplo, inglés o estadounidense. Lo que llega es una narrativa un poco mal traducida a veces, y sobre todo lo que llevan las empresas: "hay un problema en nuestra cadena de suministro", pero ellos van a buscar su propia solución, que no necesariamente corresponde a lo que están buscando las comunidades.
Entonces eso sí puede ser un problema, porque la idea para ellos es: "bueno, tenemos que pacificar ese problema, tenemos que resolverlo, suavizarlo", pero no necesariamente escuchar las preocupaciones de las comunidades, de la gente, porque, a veces, si lo que quiere la comunidad es cerrar una mina, por ejemplo, eso no puede ser para una empresa minera, y para una empresa de autos tampoco es conveniente, porque al final lo que buscan es suministrar su producto.
Hay un desvínculo, pero sí tiene peso. Y el trabajo que estoy realizando ahora con Earthworks está basado sobre esa lógica. La lógica de nuestra campaña es hablar con las empresas de autos, explicarles cuáles son los problemas con sus cadenas de valor y proponer una serie de soluciones, entre comillas, y muchas veces las soluciones pueden ser buscar líneas de reciclados, puede ser, obviamente, no comprar minerales a una mina donde no hay consentimiento previo, puede ser hablar directamente con las comunidades sobre lo que ellos quieren y tratar de usar su peso como empresa para presionar a la minera.
Hay una serie de cosas que proponemos.
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– ¿Qué elementos caracterizan una verdadera transición versus esta supuesta transición que estarían haciendo las empresas o que buscan instalar?
Creo que la verdad es que hay una pluralidad de transiciones justas o con justicia o postextractivistas que van a depender mucho del contexto en donde estén. O sea, una comunidad indígena en Chile, o una población urbana en Londres, por ejemplo, van a tener transiciones muy distintas, y yo creo que eso es parte del problema; parte del problema es que la idea dominante en la transición viene de un modo de vida muy particular, que es el modo de vida estadounidense, con coche, con casa grande, con mucho consumo de electricidad, con ganas de viajar cada cuatro meses y muy dependiente de las cadenas de valor de todo el mundo, de todo tipo de producto.
Y, obviamente, eso se basa también en la explotación como todo elemento de capitalismo se basa en la explotación de personas y la naturaleza, entonces ese concepto de la transición de mantener el estilo de vida que tiene alguien en Estados Unidos. Y simplemente cambiar su motor por una batería, eso en sí no puede ser sostenible, porque ya hay un problema en ese concepto.
Yo creo que en cada lugar se tendrá que buscar soluciones para bajar el consumo de energía, para bajar el consumo de productos de materia prima, sobretodo en el norte global. O sea, cuando digo en cada lugar estoy hablando, sobretodo, el norte global porque en muchos países, obviamente en el sur global, no hay un problema de sobreconsumo.
Mucha gente no tiene el poder adquisitivo o el acceso para sobreconsumir, eso no existe para mucha gente entonces eso no es un problema en esas áreas, es lo opuesto. O sea, deben tener más acceso, deben tener más equidad de acceso a la energía, al transporte, a lo que sea, a lo que ellos desean, pero para que esto pueda existir se necesita un equilibrio a nivel global mucho más equitativo, lo cual es difícil de imaginar porque nuestros sistemas son tan injustos, tan desiguales que suena bastante idealista, pero yo creo que es casi objetivamente la única forma en que se puede hacer bien.
Lo que se requiere, en mi visión, es que haya un decrecimiento económico en el norte global para que pueda haber un crecimiento económico, justo, equitativo y sostenible en el sur global, y requiere de cosas, bueno si hablamos de autos, requiere algo muy sencillo que es volver a un sistema de transporte público en las grandes ciudades, por ejemplo.
En Estados Unidos hace 100 años tenían trams, como un tranvía. Hace 100 años todas las ciudades tenían eso. O sea, no es algo tan complejo, nosotros podemos volver a reinstalar una infraestructura de transporte público, podemos colectivizar muchas cosas para que se utilicen de una forma mucho más justa pero también más eficiente.
Ese tipo de cosas, en vez de imaginar que cada familia va a tener un auto eléctrico en su casa. Eso no va a ser sostenible, no existen actualmente los metales suficientes en el mundo para hacerlo y requiere una destrucción desmedida de territorios, de comunidades, de ecosistemas para hacerlo.
Acá cuando se habla de transición justa se habla casi exclusivamente de los trabajadores. Just Transition es un término que, en inglés, fue promovido por los sindicatos para hablar de los trabajadores que actualmente trabajan en sectores de extracción de combustibles fósiles o que trabajan en plantas de electricidad.
En este informe en inglés pusimos "Una transición con justicia", para diferenciarlo un poquito, para no apropiar el término de los sindicatos respetando que es un término de ellos, y también para ampliar el concepto para que incluya muchas otras dimensiones de justicia.
– Un punto a enfatizar es que esta transición tiene que ser contextualizada en el sentido de que no va a ser igual en el norte de Chile que en el centro de Inglaterra, tiene que tener ese rol de comprender las particularidades y también los intereses de las comunidades, pero ¿Existen algunos pilares estructurales? Viendo que la transición también tiene que ser un proceso amplio, no solamente focalizado.
Hay que entender que una extracción de recursos es necesaria en cierta medida, pero entender cuál es el balance entre el ecosistema, las comunidades y esos recursos, y cómo se pueden formar finalmente este, equilibrada y sensatamente.
Lo que a mi me choca es el tema de equidad en términos de la economía. O sea, sin que haya un cambio estructural en el neoliberalismo actual que puede conllevar un sistema económico mucho más equitativo, no veo una posibilidad de una transición con justicia.
Estamos frente a una larga crisis social de neocolonialismo, entonces yo creo que eso es lo más clave pero también siento que es lo más difícil. Mientras esperamos esos cambios creo que igual se pueden hacer muchas cosas.
Tengo un poco más de fe en lo que sí está pasando en los territorios, lo que proponen como alternativas postextractivistas muchas comunidades afectadas por la minería, por ejemplo, que vuelvan a poner valor en la agroecología, en distintas formas de subsistir en sus territorios que no sean dañinas.
Y obviamente requiere procesos políticos mucho más democráticos en el sentido de involucrar a la gente, y de escuchar, integrar voces de las comunidades y sobretodo las poblaciones y gente marginada.
Y eso es un problema, eso también lo vemos: vuelvo a los autos eléctricos. Los autos eléctricos en Estados Unidos están siendo subsidiados masivamente por el gobierno, lo cual está bien, yo no tengo problema con eso, pero me molesta un poco porque esa plata que son, me parece, 7.500 dólares por auto que el gobierno entrega a los consumidores, esa es mucha plata para la clase trabajadora.
Y entregar esa plata a alguien que ya tiene bastante para comprarse un auto eléctrico, pues obviamente está bien para equilibrar la concurrencia, la competición entre la industria convencional e industria de autos eléctricos, pero yo podría imaginar que en vez de hacer eso dar 7.500 a una familia de clase trabajadora que no tiene auto, que no necesita auto porque coge el transporte público, darles esa plata para que ellos accedan a lo que necesitan, o para reconocer el hecho de que ellos están viviendo de una forma mucho más ecológica que sus vecinos ricos, que consumen mucho.
También debemos valorizar las economías del cuidado, en el feminismo, en el ecofeminismo se habla de que, por ejemplo, el cuidado es un trabajo que quizás debe ser remunerado y eso también hacer parte de la transición, o sea eso quizás suena como un poco fuera de lo que estamos hablando, pero yo siento que también debe tener su espacio, y debe ser reconocido como algo, pues, valorado por la sociedad.
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– ¿Tienes algunas reflexiones de cierre por ejemplo en cuanto al proceso constituyente ahora en Chile o a la extracción de litio?
En cuanto al litio, son las personas que habitan, estudian y protegen los salares que mejor pueden hablar por ellos, pero creo que es esencial que se entiendan las cuencas de los salares como ecosistemas y territorios conectados.
Es como que la cuenca en sí, la cuenca como territorio, la cuenca como serie de ecosistemas interconectados, como ámbito social, como territorio indígena, todo eso se tiene que tomar en cuenta y tienen que haber políticas públicas respecto a eso, y una de las cosas más importantes, a parte de la necesidad de una consulta que ya no es previa en el Atacama, pero una consulta post, sería que la salmuera sea considerada como agua legalmente, porque actualmente la salmuera está considerada bajo la ley chilena casi como un producto minero en vez de agua, y obviamente la mayoría de la salmuera es agua. Afortunadamente, hay grupos como el Observatorio Plurinacional de Salares Andinos (OPSAL) que trabajan estos temas.
Lo que me chocó cuando fui a Chile fue la escasez de agua, o sea la sequía. Cuando hablamos de la crisis climática, sobretodo en el norte global, se suele hablar de emisiones de gases de efecto invernadero, por ejemplo, y ya.
La crisis climática no es simplemente algo matemático, es una crisis que ya se vive, yo creo que en Chile se vive mucho con el tema del agua, y no simplemente la crisis climática como en sí, como los impactos en la sequía, sino la crisis climática en su raíz que es el extractivismo.
O sea, el extractivismo ya es parte de la sequía, es causa de la sequía junto a los impactos del cambio climático, junto a todo el resto. Creo que un manejo de agua mucho más equitativo para las comunidades, la agricultura y para los ecosistemas es algo muy esencial en Chile.
Espero que se pueda cambiar el código de aguas y las leyes en ese proceso para que el agua no se entregue tan fácilmente a las empresas extractivas.
Puedes descargar el informe completo en español haciendo clic acá o en inglés haciendo clic acá.
Si es que quieres recibir el informe en español en formato físico escribe a [email protected]
Referencias:
[1] London Mining Network es una red de organizaciones cuyo vínculo es el hacer seguimiento al comportamiento de la industria minera británica, por lo que monitorea empresas multinacionales de capitales ingleses, además de brindar apoyo y solidarizar con comunidades afectadas en los territorios donde estas empresas están instaladas.
Fotografía principal: anfrix.com