Capítulo de libro| Inundaciones en Hualqui tras caída de muro de Ralco: Cuando el Biobío suena...

A inicios de los años 2000 vecinas y vecinos de Hualqui alertaron la inundación de sus viviendas por crecidas del río Biobío luego que Central Pangue abriera sus compuertas producto de la caída de un muro de 42 metros construido por Endesa para levantar la Central Ralco. RESUMEN publica este capítulo del libro «El debate pendiente: Panorama de los Conflictos Ambientales en la región del Bío-Bío, 2001-2002», escrito por Gonzalo Henríquez y publicado en 2003 por el Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales – OLCA donde se explican implicancias y alcances del conflicto que protagonizó la comunidad y la transnacional Endesa (hoy Enel).

Por Gonzalo Henríquez

En mayo comenzaron lluvias fuertes, aunque todo dentro del cauce normal. Sin embargo, el cauce que no estaba en su dirección histórica era el del río Biobío. Endesa, a través de su filial Ralco, había decidido meses antes levantar un muro de 42 metros de alto que desviara las aguas por un túnel paralelo al río, para realizar una serie de obras de la futura Central Hidroeléctrica Ralco, iniciada en 1999. Para los pehuenches, los dioses escucharon, y la presión del agua destruyó el muro provisorio, generando un aluvión de agua y escombros que traería consecuencias no solo de emergencia sino de nuevas críticas al cuestionado proyecto.

¿Quién fue el responsable de lo que sucedió aguas abajo? ¿El muro estaba bien construido y la fuerza de la naturaleza fue tal que ningún pronóstico previó el desastre que vendría? ¿Tuvo alguna influencia la apertura de compuertas en Pangue, aguas abajo? ¿O Endesa y el gobierno decidieron y aprobaron realizar un proyecto energético que ahora y siempre significará problemas?

Las autoridades gubernamentales mostraron su preocupación por las inundaciones ocurridas en el Alto Biobío y a más de 100 kilómetros hacia el oeste, principalmente en la comuna de Hualqui, provincia de Concepción. Pidieron informes, aunque inmediatamente apoyaron el accionar de la empresa: ante el aluvión de agua que se acumuló en la ya construida Central Pangue, a una veintena de kilómetros de Ralco, Endesa decidió abrir las compuertas para evitar una desgracia, pues la acumulación podría sobrepasar la capacidad de esa central, destruirla en parte o completamente. Para la autoridad el informe era positivo y suficiente.

En Hualqui el alcalde culpó a la central, amenazó con ir a la justicia. Hasta hoy los tribunales no han aceptado dos recursos legales de vecinos de Hualqui, que exigen indemnizaciones. Solo los dirigentes de los pobladores afectados y parte de la comunidad mantienen su rechazo a la central y la culpan de lo sucedido. Lo mismo ocurrió en el proceso de aprobación de la construcción de Ralco: el gobierno la aprueba basado en su independencia de los privados, aunque con una serie de denuncias de irregularidades por parte, otra vez, de los afectados directos, organizaciones mapuche y ambientalistas.

 

Inundaciones nunca vistas

El río se salió en Hualqui a las 6 de la tarde del 27 de mayo de 2001. En la noche llegó a niveles que sus habitantes no habían visto nunca antes. Había llegado en forma intermitente durante los dos días anteriores. «Pero históricamente para que el río se salga acá en Hualqui, deben alcanzarse ocho días y sus noches con lluvia permanente», aclaró Liliana Díaz, presidenta de la Junta de Vecinos del barrio República de Hualqui.

Generalmente el agua entraba a algunas casas y sitios. Esta situación ha hecho que la mayoría ubique sus viviendas en forma de palafitos de 1,10 metros de altura del suelo, aproximadamente. Pero ese día el agua llegó a los pisos de las casas y los sobrepasó unos 50 centímetros. Un hecho jamás ocurrido ni visto por los más antiguos habitantes de la comuna. Es decir, los patios de las casas tenían 1 metro y 60 centímetros de agua. Cada persona que intentaba ingresar allí tenía, literalmente, el agua hasta el cuello.

No terminó ahí. A las 6 de la mañana del 28 de mayo, la Onemi les informó a los pobladores de República de Hualqui, 18 de Septiembre y Nueva Hualqui que el río subiría medio metro más porque la central Pangue abrió más compuertas de su embalse. En el transcurso de la noche se habían enterado por la TV de la primera apertura decidida por la hidroeléctrica. Debido al aumento considerable en la cantidad de agua y la presión de ésta, Pangue decidió abrir dos compuertas primero, y otras dos después. El caudal del Biobío pasó de mil metros cúbicos por segundo a 6 mil 300, en una hora. Esta cantidad de agua, que normalmente circula en un periodo más largo, bajó «de un viaje» hacia el valle. Por esta razón el río no soportó tanta agua, se salió de sus cauces normales y de los de inundación históricos. Esta es la versión de los vecinos. Hubo 250 familias inundadas, más de mil personas.

La maniobra salvó de la destrucción a la central Pangue, que de colapsar hubiese producido una catástrofe no solo en Hualqui. Santa Bárbara, a unos 30 kilómetros de la central, hubiese desaparecido. Pero mientras en Pangue respiraban más tranquilos, aguas abajo morían decenas de animales, se destruían enseres, el pánico llegaba a cada casa, sobre todo cuando les anunciaron de la apertura de las otras dos compuertas. ¿Dónde dejar los artefactos del hogar que ya estaban encaramados medio metro dentro de las casas? Fue imposible sacar refrigeradores y camas a patios en los que casi solo se podía circular nadando. Cuando el río subía, en tiempo de inundación, su máxima cota duraba dos horas. En esta oportunidad estuvo así dos días. Se perdieron electrodomésticos y muebles. Nadie los pagó porque nadie se hizo responsable.

«Los abuelitos lloraban al ver sus casas con agua y sus animales muertos. Era impactante. Y como todos estábamos tensos, gritando y con impotencia, en plena noche , ni nos preocupamos de nuestros niños. Hoy un sicólogo nos ha contado que la mayoría está con problemas sicológicos por lo vivido ese día», cuenta Liliana. Hasta hoy tienen problemas de salubridad por la inundación de pozos negros. El barro que dejó el río no es lugar para juegos infantiles. Las enfermedades abundan.

La inundación movilizó a los vecinos que no podían creer lo sucedido. Ante la falta de apoyo gubernamental y de bomberos -según critica Liliana- decidieron formar un grupo de rescate liderado por jóvenes.

A mediados de junio se informó a la Municipalidad de Hualqui, desde Pangue, que se había decidido abrir las compuertas, otra vez, y que alrededor de las 2 de la mañana el Biobío subiría de nivel. Pero nadie sabía cuánto. El grupo de rescate estuvo cerca de una hora deliberando si se le avisaba o no a los vecinos de esta nueva apertura de compuertas, principalmente porque no había destrucción de muro, no había lluvia y el río mostraba un escaso mayor nivel propio de lluvias cordilleranas a más de 100 kilómetros de distancia. Por fortuna, resolvieron avisar a los pobladores y, en caso de que no hubiese inundación -que era lo más probable- , que la gente reclamara en el municipio por haber hecho, todos, el loco.

«La gente se reía, nos echaba, Váyanse para otro lado. Ya andan los flacos lesiando», cuenta Liliana. Los más viejos sabían que el río no se podía inundar y ya no había problemas en Ralco. Además, es posible que los integrantes del grupo de rescate fuesen conocidos por ser buenos para la talla. No hubo caso, nadie se movió de sus casas. «En el peor de los casos, la inundación se demora hasta diez horas en legar a su máximo nivel. Y si algo ocurría, en la mañana siguiente se tomaría una decisión», explica Susy Figueroa, dirigenta de la Junta de Vecinos de República de Hualqui. Normalmente el río sube medio metro cada hora. «¡En esta segunda oportunidad tuvimos que caminar desde la orilla del río para que este no nos alcanzara en su subida, que era a una velocidad impresionante!», recuerda Liliana. La inundación también afectó Santa Juana, unos 10 kilómetros  río arriba, en la ribera del frente, la del lado sur. En el Alto Biobío hubo 60 damnificados. O sea, la situación ocurrió por segunda vez. No en la misma medida que la primera de mayo, pero la ente debió sacar en plena noche algunas pertenencias de los patios. Otras se perdieron. A las 2 de la mañana estaba todo cubierto por agua.

 

Explicaciones y dudas

Para el gobierno esto tiene explicación. El director de la Dirección de Obras Hidráulicas de la Secretaria Regional Ministerial de Obras Públicas, Mario Riquelme, los barrios de la República de Hualqui y 18 de Septiembre nacieron en forma irregular, a pesar de que el municipio les dio los servicios básicos y la gran mayoría de los pobladores son propietarios con títulos de dominio. «El problema mayor es que están en el cauce del río -lo que desmienten los vecinos-, por lo que cualquier crecida de éste, por pequeña que sea, se inundan. Ellos lo saben y por eso construyeron palafitos», explicó Riquelme.

Respecto a la apertura de compuertas, señaló que Pangue es un regulador del agua, ya que primero la acumula en el embalse para producir energía, soltando una pequeña cantidad. «Sin embargo, si hay mucha lluvia y gran cantidad de deshielos, como ocurrió en esta ocasión, Pangue abre compuertas para evitar el exceso de acumulación, y lo hace en una cantidad igual o menor a la que está ingresando desde los altos del río». Por lo tanto, según esta explicación, es imposible que Pangue produzca las inundaciones porque no entrega al río más agua de la que ya proviene antes de llegar a la represa. El entonces ministro de Obras Públicas, Carlos Cruz, dijo que habría que «felicitar» a Endesa por la manera en que enfrentó la crisis. «De hecho una vez que colapsó el embalse, Pangue pudo igual resistir esas aguas. Hay que felicitarla», reiteró.

Para el director de Obras Hidráulicas, no tiene mayor importancia la lluvia que precipite en Hualqui, sino la que caiga en el Alto Biobío, además de los deshielos. Así explica la fuerte inundación de ese invierno y la suposición de los pobladores respecto de que sin llover en Hualqui no debiera haber inundación. Pero queda la duda acerca de que no debe ser la única vez que el cauce se inunda sin que llueva en Hualqui, lo que también debe ser conocido por los hualquinos.

«Vino gente del gobierno a explicarnos qué era lo que sucedía con esto de abrir y cerrar compuertas. Nadie entendió absolutamente nada. Había un técnico que enredó más la situación. Hasta gente que se siente más o menos preparada, como algunos concejales, tampoco entendieron. Al final querían explicar que Pangue no produce inundaciones», contó Susy. Endesa -parte del consorcio Enersis, el segundo conglomerado más importante en el país después de Copec- no se ha acercado a dar explicaciones a los pobladores.

 

Reparación a largo plazo

El gobierno decidió ir a terreno. El intendente, Jaime Tohá, visitó a los damnificados, entregó ayuda material y propuso construir un muro que bordee el Biobío, frente a Hualqui. Allí se supo que los pobladores no solo responsabilizan a Endesa por las inundaciones, sino también al gobierno «por no haber realizado estudios serios para ver los efectos negativos de Ralco y Pangue. Pensaron solo en los intereses de la empresa y no en los de los pobladores», opinó Liliana.

Tohá debió escuchar a la molesta dirigenta, quien le dijo que estaba mintiendo al decir que la inundación no era responsabilidad de Endesa. El intercambio de palabras fue bastante fuerte, especialmente de parte de la dirigenta, quien es la que sufrió la inundación de su casa, la pérdida de bienes y el miedo por futuros problemas aún peores. «Además, él es uno de los responsables principales porque cuando era ministro de Obras Públicas fue el que aprobó la construcción de Pangue», agregó Susy. Sin embargo, nadie se escapa, pues para ellas ninguna autoridad ha intentado resolver el problema: detener la construcción de Ralco o instalar el muro de contención en la ribera del río en Hualqui.

Las dirigentas también critican al alcalde, Renato Galán, porque «no ha hecho nada». Pero él se defiende. Primero aclaró que una de las presentaciones judiciales no es de la municipalidad, sino solo de la comunidad, ya que el municipio todavía está estudiando esa posibilidad. «El problema es que vamos a continuar con esta amenaza. Seguimos preocupados. Hemos hablado con el intendente y con Obras Públicas para que se realice alguna obra que mitigue los efectos de futuras inundaciones», explicó. Para él es imposible erradicar a las familias, por su alto costo.

¿Por qué no se ha presentado ninguna demanda judicial?

No está desestimado. Estamos esperando un informe externo respecto a lo sucedido y a las responsabilidades

¿Qué nivel de avance presenta la idea de construir un muro ribereño?

R: Existe tanta legislación al respecto, que no están claro varios aspectos que hacen difícil la construcción de cualquier protección en la ribera. Hay propietarios privados y aún no está claro si se les puede expropiar. Y de ser posible, es bastante caro. Creo que las empresas debieran comprometerse con una solución. Quienes afectan a la población son los que deben realizar una obra de mitigación.

¿Esta obra será suficiente?, pensando que hay denuncias de pehuenches y asociaciones ambientales que dicen que Pangue tendría problemas estructurales

R: No creo que cualquier obra sea insuficiente. Lo que se pueda hacer va a mitigar el posible daño. Además, más adelante se deberá continuar hasta Hualqui la costanera que unirá Concepción con Chiguayante, lo que también servirá como defensa. Hay otras alternativas, como recuperar el río por medio de rellenos. Ya algo se ha hecho, pero existe un litigio judicial para saber quién será el propietario de esos terrenos nuevos. Nosotros decimos que debe ser el fisco, pero los particulares señalan que deben ser de ellos.

Pero todas esas soluciones son a largo o mediano plazo. ¿Qué se hará para las próximas lluvias, que empiezan fuerte en mayo?

R: Hay que solucionar todas estas trabas ahora. El informe jurídico que solicitamos también tiene que dar resultados pronto.

Al respecto, Mario Riquelme informó que su servicio está realizando un estudio de topografía del área afectada para informar al intendente respecto al tipo de obra y costo que ésta tendría. Adelantó que el posible muro de contención deberá tener una longitud y altura que dependerá del tipo de inundación de la cual se quiera proteger. Es decir, si se piensa solo en evitar las inundaciones de todos los años o de cada tres años, es más barato que construir un muro que evite las inundaciones que se producen, en promedio, cada 20 años. Adelantó que una posibilidad es construir un muro de seis kilómetros de largo y 10 metros de alto, lo que sería casi imposible en términos económicos, dijo. «No sé si en ese caso será mejor erradicar a las familias», opinó.

La última opción para los vecinos es la justicia. Dirigentes de 66 familias decidieron interponer un recurso de protección contra Endesa, el Ministerio de Obras Públicas y Conama. Sin embargo, no fue aceptado para la tramitación. Las vecinas reclaman que a los dirigentes que suscribieron la demanda les llegaron citatorios atrasados cinco días respecto del plazo para presentar las confirmaciones de la demanda. Incluso, muchos no sabía de qué se trataba, pues el escrito solo pedía su comparecencia en los tribunales, pero no decía para qué. «Hubo gente que dijo pero por qué me citaron si yo no he hecho nada, pensando en alguna falta o delito», explicó Susy Figueroa. Sin embargo, lograron apelar y esperan la nueva decisión del tribuna. Paralelamente, Liliana Díaz y el grupo de rescate de la villa presentaron una segunda demanda contra Endesa. El tribunal también la rechazó.

Hasta ahora se ha logrado que la puesta en marcha de esta planta prevista para julio de 2003, se retrase nueve meses. ¿Solo un logro de los dioses?

 

El agua también regó flores

El día antes de la primera inundación, los vecinos y sus dirigentes sabían muy poco de Pangue y de Ralco. Solo lo que conoce el común de la gente: que a  los pehuenches del Alto Biobío les quieren comprar sus tierras para construir las centrales. Nunca, no hasta ahora, se les ha explicado qué es Pangue y Ralco, sus beneficios y daños, ni las planificadas aperturas de compuertas para cada temporal de lluvia.

Así es que ahora se organizaron. No solo con el grupo de rescate -que sigue funcionando-, sino que estas dos dirigentas y otros más empezaron a informarse, a tomar contacto con autoridades y entendidos. Incluso los visitaron representantes de pehuenches para conocer de su situación y explicarles su lucha por la tierra. Ambas son nuevas como dirigentas, pero parecen experimentadas y conocedoras. Han estudiado.

«¿Tú sabes que las represas tienen una vida útil de 70 años? ¿Y que en otros países las están derribando porque ahora son un peligro? O sea, Endesa vino a construir aquí lo que no puede construir en otros lados. ¡Por pocos pesos somos vendepatria!», exclamó Liliana con rabia. Parecen dos ecologistas, pero son dos dirigentas, dos pobladoras informadas, que decidieron enfrentar a la empresa hasta impedir que cada año se inunden y pierdan sus bienes y su salud. «¿Tú sabes que el 80% de las aguas del Biobío son de propiedad española? Entonces, estamos hablando de una sinvergüenzura del porte de… ¡del porte de Endesa!», declaró.

El grupo de rescate está formado por jóvenes que, muchas veces en forma atrevida y heroica, se metieron al agua y bajo ella para rescatar personas y bienes. Jóvenes que normalmente eran conocidos en la población por estar en las esquinas esperando pasar el día y la noche, sin oportunidades, muchas veces bebiendo alcohol. Aunque no es un trabajo remunerado, ser parte de este grupo es un porte social de alto nivel.

Hay que estar preparados para nuevas inundaciones, aunque el gobierno y la empresa digan que son normales y periódicas. La experiencia de los hualquinos les dice que nunca había ocurrido, y todo comenzó desde que existe Pangue y desde que Ralco está en construcción. El próximo invierno se sabrá si alguien tiene toda o parte de la razón. Por ahora, es una información que solo manejan algunos dioses… no mapuche.

 

Un año después se repite la historia

Transcurrió un año y nuevamente llegó el invierno con sus lluvias a la región. Los pobladores esperaban que se cumplieran los pronósticos de expertos gubernamentales en el sentido de que no era posible ver inundaciones como las del invierno del 2001.

Esta vez los acontecimientos más dramáticos se desencadenaron a partir de la media noche del sábado 24 de agosto. En medio de la oscuridad y el frío, el agua comenzó a avanzar cubriendo implacablemente casas y calles. La mayoría de las 285 casas que conforman las poblaciones Nueva Hualqui, 18 de Septiembre y República de Hualqui fueron inundadas. Se contabilizaron más de 150 personas albergadas, entre niños y adultos, colapsando la capacidad de la sede vecinal de la población República de Hualqui y de la Biblioteca Municipal.

Como un año antes, se repitieron las visitas de altas autoridades nacionales y regionales que expresaban la preocupación del gobierno y el compromiso de entregar toda la ayuda necesaria. Esta vez fue el subsecretario del Interior, Jorge Correa Sutil, quien, encabezando la comitiva, desestimó cualquier responsabilidad de Pangue en las inundaciones. Los pobladores, cada vez con mayor convicción, piensan absolutamente lo contrario. En esta ocasión, también el edil Renato Galán no tuvo duda en atribuir a la empresa hidroeléctrica la responsabilidad por la abrupta crecida del río. El alcalde hualquino esta vez se puso con mayor firmeza al lado de los pobladores ribereños y expresó que los argumentos de los ejecutivos de Endesa y de las autoridades de gobierno «no los entiende nadie».

Para el subsecretario del Interior la solución pasa por la simple erradicación. Los pobladores se preguntan: ¿por qué no erradican a Pangue que se instaló mucho después que ellos? Otra inquietud que ronda cada vez con más insistencia es ¿qué pasará cuando entre en funcionamiento la represa Ralco que tiene un embalse siete veces más grande que el de la central Pangue? ¿Seguirá afirmándose que la apertura de las compuertas de los embalses no incide en el caudal del río?

Estas dudas se agudizan aún más para los pobladores que llevan varias décadas viviendo y conviviendo con la naturaleza en el sector. No encuentran comparación y los datos estadísticos así lo ratifican, con las precipitaciones de junio de 1991 o la de junio de 1972, que fueron mucho más intensas y prolongadas que las de los últimos dos años. Para las lluvias de esas magnitudes ellos se preparaban y construyeron sus casas en altura, pero no fue suficiente.

Se abre una esperanza con la investigación que efectuará en terreno una comisión del Banco Mundial. La misión viene a verificar las denuncias y quejas presentadas por pehuenches y otras personas que representan diversos grupos de la cuenca del Biobío, entre ellos los pobladores de la comuna de Hualqui. La esperanza obtener información y conocimiento de los estudios prometidos por la empresa hace más de 10 años sobre el manejo de caudales de aguas abajo y los impactos de las represas en el mismo.

La exigencia de la comunidad es clara: realización de un estudio técnico efectuado por una entidad seria y que garantice su plena independencia e imparcialidad de las presiones de la transnacional Endesa. A estas alturas, más de alguna vez se han preguntado si se podrá encontrar en el país un ingeniero hidráulico capaz de efectuar un estudio objetivo del comportamiento del caudal del río Biobío. Lamentablemente, por la experiencia, los pobladores tienden a ser escépticos en esta materia.

Tercer capítulo del libro «El debate pendiente: Panorama de los Conflictos Ambientales en la región del Bío-Bío, 2001-2002» publicado en 2003 por el Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales – OLCA; autoría de Gonzalo Henríquez.

Fotografía principal: Portada del libro «Aguas Turbias. La Central Hidroeléctrica Ralco en el Alto Bío Bío»

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