Mi viejo me entregó el (ahora mal) hábito de escuchar la Radio Bio Bio. Creo que bajo el lindo lema de piretanil sin pseudoefedrina, las breeee-veee nooo-tas y "el hombre que no es informado, no puede tener opinión", transcurrieron largos viajes y discusiones sobre contingencia que nos absorbían a todos los involucrados. Hoy, sigo con el mismo (mal) hábito de camino al trabajo; desde Tomé a Concepción, bordeo generalmente una hora de traslado escuchando la radio que me heredó mi viejo, pero hoy dije: no más.
No me dio el ánimo de seguir escuchando a los que vociferan de ser "independientes de verdad", porque uno esperaba de Radio Bio Bio una visión precisamente mucho más independiente. Y es claro que podemos no coincidir, de hecho, una de las principales virtudes del próximo plebiscito es que, por primera vez en la historia de este terruño, nos preguntarán a todos y todas, qué opinamos al respecto del proyecto constitucional.
Esta excepcionalidad histórica puede tener personas que la aceptan y sus detractores.
Hasta aquí no hay vicio, salvo las mentiras de los últimos para defender su opción. Mi queja va directamente a Tomás Mosciatti y su equipo que va al aire, pues, de su mentada independencia informativa, han pasado a ser la radio oficial del Rechazo. Y es que constantemente defienden esa opción, vuelven como noticia de acontecer nacional un volanteo en la feria y obviamente la utilización de las estadísticas que dan como ganadora a la opción conservadora, son su base de análisis, a sabiendas me imagino, sin ser especialista en métodos cuantitativos, que una muestra de 700 a 1200 personas no puede ser representativa del país. No se habló nada de los masivos "APRUEBAZOS" en Pudahuel, Estación Central o en Puente Alto, que, por lejos, cada uno de esos eventos, superó en proporción de 1 es a 10 los muestreos de la CADEM.
Señor Mosciatti, su posición intelectual, válida y legítima en todo caso, no tiene por qué ser la referencia de su radio. Sabemos que, en La Radio, han ocurrido ciertas actitudes que lo posicionan como un literal patrón de fundo, especialmente con la condena que recibió tras la huelga del sindicato en 2019, por prácticas antisindicales. Que se vio obligado a leer por tres mañanas consecutivas el fallo del tribunal que públicamente lo tachaba a usted como un mal empresario. Por tanto, hoy, me limito a atestiguar primero, la falta de compromiso con su propio eslogan: INDEPENDIENTES DE VERDAD, y segundo, que está la oportunidad abierta aún de hacer un periodismo más objetivo, sin tanto juicio de valor, puesto que, por lo dicho anteriormente, usted tiene un tejado de vidrio.
Juan Pablo Orellana, profesor de Filosofía