Día a día sufrimos la crisis económica en nuestros hogares con el aumento del costo de la vida. Aquello no solo se ve reflejado en el alza de precios de alimentos indispensables, sino que también se expresa en que los bajos sueldos ni siquiera alcanzan a cubrir los gastos básicos de un hogar, obligando a las familias a tener que endeudarse con créditos o tener más de un trabajo para poder salir bien parados a fin de mes.
Muy por debajo pasó el alza en la tarifa del gas durante el mes de abril que llegó a bordear los $29.000 el galón de 15 Kg. Gasto que en gran parte de la población se llega a triplicar considerando la cantidad de personas por hogar. Y para más remate se anuncia que desde el mes de Julio aumentará la tarifa de la electricidad incluso hasta un 60% en algunas regiones.
No debemos olvidar que el alza del precio de la luz era una medida que se iba a aplicar en el 2019 con un aumento del 9%, sin embargo, producto de la rabia incontenida de la gente que salió a protestar en las calles por el alza del pasaje, se vieron obligados a establecer una ley para congelar los precios. Ahora, el argumento es que ya no se puede seguir sosteniendo la deuda con las empresas de generación eléctrica y, que "no hacer el ajuste, sería irresponsable".
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La medida viene acompañada de un subsidio eléctrico para el 40% de los hogares más vulnerables pero que solo considera un descuento mensual migajero y, además, uno de los requisitos para obtenerlos es estar al día con el pago de la cuenta. Sin embargo, sabemos que la realidad para la clase trabajadora es mucho más difícil, pues el sueldo de $460.000 ya no alcanza, y por ende, la realidad de muchas familias es que deben repactar la deuda o tramitar un convenio por lo cual se reduce más la cantidad de personas que puedan obtener el subsidio.
Estas alzas se enmarcan luego de un periodo de deuda donde el ministro Marcel señala que "no se puede vivir fiado toda la vida", casi como si fuese un problema ético cuando en realidad es un problema de clase, pues somos las y los pobres quienes debemos pagar esa deuda, mientras los ricos se siguen enriqueciendo a costa nuestra.
Aquello ha quedado evidenciado con las ganancias que el grupo ENEL ha tenido hasta ahora con montos incluso de 1.386 millones diarios (Datos de la Fundación Sol). La tónica del último tiempo ha sido el salvataje a los privados como ocurrió con el caso de la Ley corta de Isapres y la protección a los ladrones y corruptos que han estado y siguen siendo parte de las instituciones del Estado, tal como ocurrió con Kathy Barriga, Camila Polizzi, Luis Hermosilla y Carabineros.
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Todo ello demuestra que no debemos confiar en quienes ostentan el poder y utilizan nuestras demandas como trampolín político, al contrario, debemos salir con unidad y organización a combatir las condiciones de precariedad en que nos tienen inmersos.
El alzamiento popular nos ha dejado dos lecciones importantes. En primer lugar, no confiar ni caer en el circo electoral, pues quedó demostrado que con un acuerdo entre 4 paredes - tal como ocurrió el 15 de noviembre del 2019- no se lograron nuestras demandas ni se obtuvieron mejoras para nuestra clase. Y en segundo lugar, el alzamiento nos demostró que cuando nuestro pueblo se une, podemos golpear mucho más fuerte poniendo en aprietos a los grandes empresarios y ricos de este país.
Aquella experiencia debemos tomarla como ejemplo para volver a llenar las calles con protesta popular, pero esta vez con organización y con la convicción de que es necesario aunarnos bajo un pliego común del pueblo con nuestras demandas más sentidas y con un proyecto de transformación social. Juntos somos más fuertes, pues sin las y los trabajadores este sistema se cae a pedazos.
Aquello nos interpela a seguir luchando por conquistar nuestras demandas más sentidas, lo que se debe expresar en poner fin al endeudamiento en UF, exigir un reajuste automático del sueldo que sea acorde al aumento del IPC, el congelamiento de precios de bienes y servicios básicos, la eliminación del IVA en productos básicos y el aumento de presupuesto para la alimentación de niños, niñas y estudiantes.
Son variadas e históricas las experiencias de nuestro pueblo que con convicción y empeño ha salido a reclamar por sus derechos, demostrándonos que con unidad, lucha y organización podemos recuperar lo que es nuestro y lo que es justo. Esos ejemplos de lucha son los que nos deben impulsar a seguir construyendo organización por las demandas más sentidas de nuestro pueblo desde la independencia de clase, el protaginismo popular y la solidaridad.
¡CONTRA EL ALZA DE LA LUZ Y EL COSTO DE LA VIDA, A LEVANTAR PROTESTA POPULAR Y COMBATIVA!