En representación de la Red de Sitios de Memoria, saludamos al Segundo Encuentro Nacional de Sitios de Memoria y Seminario Internacional de Memoria, Justicia, Verdad y Garantías de No Repetición, convocado por el Ministerio de las Culturas, Las Artes y el Patrimonio, que se desarrolla en el marco del natalicio, 90 años, de nuestro querido Víctor Jara.
Saludamos la presencia de la ministra subrogante Andrea Gutiérrez, del Ministerio de las Cultura, las Artes y el Patrimonio; de la subsecretaria de DDHH, Haydée Oberrreuter, de Francisco Ugás, consejero del INDH, de Francisca Jamett de la Unidadad de Cultura y Derechos Humanos y de todas y todos los invitados internacionales, en especial a quiénes representan a organizaciones de Sitios de Memoria, y agrupaciones de familiares así como organizaciones de derechos humanos de distintos lugares el país.
Queremos desde este espacio de encuentro y debate, recordar que las luchas del pasado en dictadura, y por supuesto las de mucho antes, tienen un correlato y continuidad con aquellas desarrolladas en la post dictadura, en especial el estallido social, que han reivindicado no solo el derecho a la vida, la libertad y la integridad física sino que el conjunto de derechos sociales y económicos tan vulnerados en nuestro país.
Estamos conscientes que el rechazo a la propuesta de nueva Constitución nos sitúa en un escenario político muy complejo, que nuestro esfuerzo por consagrar el derecho a la Memoria que habíamos logrado integrar en el texto constitucional debe dar paso a mayores esfuerzos para avanzar en políticas de memoria y que para ello requerimos más unidad y fortaleza de nuestras organizaciones, donde la independencia y autonomía respecto a las instituciones del Estado es un valor que nos permitirá dar continuidad a la lucha por nuestras demandas.
Las insuficiencia de las políticas públicas dirigidas hacia los grandes temas de verdad, justicia y la carencia absoluta de ellas respecto a los sitios de memoria ha contribuido a la impunidad de los victimarios y las instituciones represivas de las que fueron parte, la permanencia de los pactos y archivos secretos, así como al desarrollo de expresiones negacionistas y acciones vandálicas a los lugares y sitios de memoria.
El deterioro, la destrucción y el abandono de los sitios de memoria constituyen borraduras premeditadas de una materialidad que es vestigio, testigo y evidencia judicial de los más atroces crímenes cometidos, y son manifestaciones de impunidad que no podemos seguir aceptando.
Las declaratorias de monumento histórico obtenidas para numerosos sitios han sido un atajo útil dentro de un árido panorama de protección a la memoria. Pero estas declaratorias no bastan porque no permiten proteger ni recuperar sitios, muchas veces ocupados por organismos de las Fuerzas Armadas, Carabineros o la policía, es decir, los mismos que han violado sistemáticamente los derechos humanos.
Estos grandes temas, lejos de desaparecer a lo largo de los años, continúan gravitando en el acontecer nacional, en gran parte gracias a la persistente y continua movilización de familiares, sobrevivientes y jóvenes que se han sumado a la construcción de nuestra memoria histórica.
Los lugares de memoria y resistencia expresan muchas cosas. De partida constituyen un formidable soporte material y simbólico desde donde podemos entrelazar la lucha de ayer y de hoy. Expresan el desarrollo de una memoria colectiva de la lucha de resistencia que ha sido negada como factor decidor del término de la dictadura.
La Red de Sitios de Memoria, constituida en 2009, agrupa a 22 organizaciones de sitios de memoria recuperados y por recuperar, principalmente en la Región Metropolitana. Recordemos que son 1132 los ex centros de detención, tortura y exterminio consignados en el Informe Valech. De ellos, 40 han sido declarados monumentos nacionales y sólo 17 están recuperados.
La red supone una articulación de sitios con propósitos comunes, pero donde se expresan diferencias producto de diversidad y la libertad que tienen las propias organizaciones en definir su identidad y perfil.
Uno de los mayores logros de esta instancia ha sido el trabajo de reflexión y debate para formular una ley de sitios de memoria, que debería constituirse como el eje central de una política pública de memoria expresada en la recuperación de sitios por parte del Estado y la entrega de estos lugares a la administración de las organizaciones de sobrevivientes, activistas y grupos de la comunidad local que han luchado por recuperarlos. Junto con ello, es clave el diseño de una institucionalidad que, con independencia y autonomía a los gobiernos, proporcione los recursos para la sostenibilidad de los sitios de memoria y asegure el respeto a las políticas que definan las propias organizaciones.
En la red de sitios nos encontramos numerosos y numerosas sobrevivientes que pasamos por los diversos recintos de detención y tortura que funcionaron a lo largo de todo el territorio, pero ello no basta, es fundamental buscar la incorporación de jóvenes activistas, de organizaciones comunitarias y colectivos territoriales que nos permitan recoger el aporte de quienes desde otros espacios construyen nuevos paradigmas de lucha. Serán las nuevas generaciones quienes enriquezcan nuestro trabajo de construcción de Memoria pero por sobre todo, quiénes nos permitan entrelazarla con el presente y proyectarla hacia el futuro.
Los sitios de memoria y las organizaciones de DD.HH. hemos vivido las consecuencias de políticas en medida de lo posible. Hoy valoramos la voluntad que se manifiesta por parte del Gobierno para enfrentar estas deudas pendientes del Estado con la sociedad.
¡A continuar luchando por una constitución que garantice la Memoria y los Derechos Humanos!
¡Por una Ley de Sitios de Memoria y Memoriales!
¡Memoria y Derechos Humanos siempre!