Una demanda por despido informal con fuero maternal, subterfugio laboral y otras materias está enfrentando Casa de Salud. En concreto, la trabajadora denuncia [RIT O-641-2023 en Juzgado de Letras del Trabajo de Concepción] que no fue contratada, se le remuneraba con dinero en efectivo, sin pago de cotizaciones previsionales y haber sido despedida de manera verbal y a pesar de tener fuero maternal, lo que le ha traído una serie de problemas tanto a ella como su hija. No se trata de la primera vez que el local nocturno enfrenta un proceso por infracción de protección a la maternidad.
Por Alejandro Baeza
Casa de Salud es uno de los locales nocturnos más conocidos del Gran Concepción. Ubicado en Brasil esquina Caupolicán, con cerca de 10 años de trayectoria, se ha convertido en uno de los centros más importantes de la transformación del emblemático barrio La Pampa -caracterizado por sus viviendas de familias obreras y bodegas de fábricas e industrias de nuestro pasado productivo- como el nuevo polo del carrete penquista.
Si bien gran parte de las actividades artísticas y culturales que se desarrollan en el local pueden catalogarse como más cercanas a posturas progresistas, acusaciones y denuncias apuntan a una serie de episodios de eventuales ilegalidades y abuso en el trato con su plana trabajadora.
RESUMEN se contactó Francia Rayo, trabajadora de la cocina del local quien lleva adelante una demanda en contra de sus empleadores por lo que califica como una situación de vulneración, tanto para ella, como para su hija. Se trataría de un despido verbal violando el fuero maternal, no pago de cotizaciones y que le ha dejado sin sueldo ya por cuatro meses sin poder cobrar salario ni buscar otro trabajo, pues no está desvinculada formalmente.
«Yo llegué en diciembre de 2020, en junio o julio de 2021 me enteré que estaba embarazada. Ahí es cuando yo le cuento al Eduardo [Eduardo Soto-Aguilar] y al Negro [Germán Estrada, «Negro Pésimo»]. Como habían echado hace poco a una niña por estar embarazada, estaba nerviosa de contarlo, pero yo en ese entonces tenía buena relación con el Eduardo, incluso yo pensaba que de amistad, así que me dijo que no había ningún problema y que siguiera trabajando» relató la trabajadora, quien aseguró que jamás estuvo contratada ni emitiendo boletas, sino que su sueldo se le pasaba en la mano en efectivo. De hecho, Al chequear la afirmación en cuanto a que trabajaba con sistema de «boleteo», pudimos corroborar que con Rayo en la web del SII que sólo tiene una boleta por 54 mil pesos con fecha de marzo de 2021.
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No obstante, los problemas comenzaron después, cuando en una visita a un Cesfam fue consultada por su pre y post natal y que tenía que llevar su contrato de trabajo para hacer los trámites legales. "Les dije que estaba trabajando pero que no estaba contratada, pero me dijeron que era un requisito el contrato y las imposiciones y yo quedé mal porque no alcanzaba, la fecha de parto era en abril, entonces ahí tuve mi primera pelea porque le dije al Eduardo que me hiciera un contrato y se negó rotundamente porque, supuestamente, se iban a ir a la quiebra. Y ahí le dije: ‘me tienes que contratar, me da lo mismo que seamos amigos, me da lo mismo que no tengan plata, yo me voy a preocupar por mí y por hija, necesito pre y post natal’." comentó.
Finalmente, habría accedido a hacer un contrato retroactivo desde mayo de 2021 -pese a que su relación laboral comenzó en diciembre de 2020 y con la referida boleta de marzo de 2021-, justo el periodo para alcanzar el año para acceder pre natal, aunque según Rayo, habría exigido una abusiva condición: que ella misma se pagara sus imposiciones. Al respecto, la trabajadora señala que "accedí porque necesitaba el contrato y un día me llama y me dice ‘estoy aquí en la página de Previred y tengo que pagar tus cotizaciones, necesito que me deposites la plata’ y yo me negué, obviamente, porque es su obligación como empleador hacerlo y me dijo super enojado ‘loca, me mentiste’ y yo le dije ‘sí, te mentí, pero tú me has cagado todo este tiempo, te tuve que decir que sí para que me contrataras’, estaba tan presionada que tuve hacer eso, no me quedó otra opción, porque o si no qué hacía, porque además es una persona super violenta, pierde los estribos fácilmente y se pone agresivo de un segundo a otro como si nada, a mí me gritó no sé cuántas veces que yo era una sinvergüenza, una cara de raja, que lo único que quería era ganar plata, todo por pedir tener un contrato que debió existir desde el primer minuto».
La firma de un contrato tampoco habría cambiado la situación al interior del local en cuanto a condiciones laborales, asegura Rayo, pues nunca se habría respetado: «Yo trabaja en cocina y tenía una remuneración que no era la del contrato, el contrato nunca se respetó en ningún sentido, ni en horarios ni en remuneraciones. El contrato decía que yo trabajo ocho horas al día y que gano 500 mil pesos. Jamás, nosotros trabajamos de 11 a 11, por lo que me enfermé. A los seis meses de embarazo ya no podía seguir trabajando 12 horas de pie. Fue súper estresante para mí, mi bebé no estaba creciendo y a mí me dio hipotiroidismo y anemia. Ahí me cambiaron, porque yo lo exigí, como anfitriona, lo que fue otro problema porque no querían respetar las remuneraciones anteriores y la ley dice que si te cambian de funciones por estar embarazada, tienen que seguir pagando lo mismo».
La trabajadora señala que aquí se agravaron los problemas, pues habría estado dos meses sin que le pagaran lo que correspondía y nuevamente nos comenta que tuvo que advertir con una demanda, y luego de varias discusiones, comenzó a remunerar lo que ganaba antes, pero que tampoco era lo que estipulaba el contrato «y me seguía pagando el sueldo en efectivo» agrega.
El pre natal se pagó sin problemas, sin embargo, en medio del postnatal, afirma que Eduardo dejó de mandar licencias médicas. «Cuando ya fueron dos meses que no recibía el pago, fui al Compín y ahí me dijeron que mi empleador no envió la licencia. Tuve que hacer un tremendo trámite legal para que me pagaran porque él no enviaba la documentación o no la enviaba completa, llevo cuatro meses sin recibir pago. Al reclamarle me decía ‘bueno, entonces renuncia’, ‘Si no te gusta como soy como empleador, renuncia’, yo sabía lo que significa renunciar así que no caí en su juego.» Esto en alusión a los derechos que se pierden al renunciar.
La situación de incertidumbre se alargó hasta el fin del postnatal. «A finales de diciembre -comenta Rayo- yo le dije a Eduardo ‘Se va a acabar mi postnatal el lunes, tengo que volver a trabajar’ y no me respondía ningún mensaje. Le insistí un montón, le escribía, llamaba, hasta en sus redes sociales le mandaba mensajes, me puse hincha pelotas porque quería saber qué onda mi situación, hasta que una vez me respondió y me dijo ‘tú ya no puedes venir a trabajar, porque estás despedida’, yo le dije, ‘bueno, despídeme como corresponde entonces’ a lo que contestó ‘no, no vengai nomás’, al preguntarle el porqué me dijo ‘Estamos en quiebra, no podemos recibir más gente y tu puesto ya está ocupado, no podís venir a trabajar’.»
Esto pese a que se trataba de un contrato indefinido. Sin embargo, lo que reclama la trabajadora -y que forma parte de la acción legal- es que se habría realizado una maniobra para no cumplir el contrato, cambiando la sociedad comercial dueña del local desde «Pésimos Ltda.» a «No Estamos Fritos SpA«, teniendo, en consecuencia, un nuevo rut.
No obstante, comenta que iba a trabajar igual como su contrato lo decía, pese a que nadie le abría la puerta. «Luego de dos días en que pasó lo mismo, fui acompañado de una fiscalizadora para que me reintegrara, como es el protocolo, lo que yo no quería porque en realidad ganas de volver a exponerme a trabajar ahí no tenía, sólo quería que me pagaran lo que me debían y que me despidieran formalmente».
Al entrar con una trabajadora de la Inspección del Trabajo, se habría vivido otro episodio complejo: «Cuando llegué Eduardo se puso de 20 mil colores, tenía una cara que me quería matar, estaba super enojado, me gritó incluso frente a la fiscalizadora que no se me volviera a ocurrir pisar Casa de Salud, que no se me ocurriera siquiera pasar por afuera, que él tenía guardias, que todos allí sabían que yo no podía volver y que le devolviera el coche que le regaló a mi hija».
«La fiscalizadora estaba impactada -agrega-, pero él siempre pierde el control así, yo no quería llorar delante de él, la fiscalizadora me tranquilizaba. Él me intentó negar con la fiscalizadora, diciendo que no me conocía y después salió con lo del coche, fue todo muy incoherente. Después salió con que ellos no conocían a Germán, que él era parte de la sociedad anterior pero que no tenían idea de él ni cuál era su paradero, cuando él vive ahí mismo en Casa de Salud. Es como la palabra de Eduardo que no me conoce contra mi palabra y mi contrato indefinido diciendo que yo trabajo ahí, contrato que más encima está firmado por el mismo Eduardo, aunque nunca fue firmado por notaría y nunca tuve una copia yo, hasta que una vez se lo exigí para un trámite y ahí me lo imprimió y lo firmó».
Por ello es que la acción legal no busca un reintegro judicial, sino que se aplique el despido de manera correcta.
En este proceso ya se han vivido tres audiencias de negociación. En la segunda, nos comenta la demandante: «el abogado del Negro me ofreció 500 mil pesos en total. Hasta la mediadora quedó impactada y le dijo 'pero eso es la remuneración de un mes', pero él respondió que al haberme autodespedido ellos lo veían como una renuncia así que cumplían con pagar el mes, a lo que la mediadora preguntó '¿y no van a incluir las vacaciones, sólo le van a ofrecer una remuneración?’ y respondió que sí a las reiteradas veces en que le hizo la pregunta ‘¿Estás seguro que no quieres incluir las vacaciones en la propuesta?’ insistió, ‘no -dijo- 500 mil pesos, si quiere acepta y si no, no’. Obviamente lo rechacé, porque no es ni siquiera un décimo de toda la plata que deben. 'Dile a tu jefe que me deje de faltar el respeto, que ya basta con esto' le respondí en la audiencia porque yo tengo que ir a todas las instancias burocráticas con mi hija en brazos desde que tiene cinco meses, al Compín, Suseso, Dirección del Trabajo, Defensoría, donde en todas tengo que hacer filas por horas, más toda la recopilación de documentación -que también tiene un costo importante-, mi esfuerzo, mi tiempo, yo tener que hacer todo, yo poner la demanda, ir a la Dirección del Trabajo siete veces, y ellos nada, ellos ahí ganando plata como si nada, super despreocupados de lo que me está pasando a mí y a mi hija».
No sería la primera vez
Un caso similar fue lo que le ocurrió a otra extrabajadora de Casa de Salud, la gestora cultural, Millaray Leddy, también despedida con fuero maternal y que tuvo que llevar su caso ante la Inspección del Trabajo en agosto de 2021. Al ser consultada por RESUMEN, señaló: "Cuando me enteré hasta que punto habían llegado con la siguiente trabajadora que se embarazó [Francia Rayo], sentí que todo lo que pasé no sirvió de nada, que tengan que pagar 2,5 millones de pesos por multas, no obliga a los empresarios a cumplir con sus trabajadores y trabajadoras" esto en relación al informe de la fiscalización N° 1091-2021 del Departamento de Inspección de la Dirección del Trabajo que sanciona a "Pésimos Ltda." por infracción de Protección a la maternidad al "separar ilegalmente de sus funciones a trabajadora amparada por fuero maternal», así como por "informalidad laboral», cursada por el fiscalizador Fabián Andrés Pérez Pezo con fecha del 06/09/2021.
"Empecé a trabajar en Casa de Salud, muchos años atrás, primero llevando bandas a tocar, en septiembre del 2020 ingresé a trabajar en la cocina y su proyecto No Estamos Fritos, llegué a trabajar con y para los que creía mis amigos. En junio del 2021 me embaracé y ahí empezaron los problemas. Pedí que me contrataran y me pagaran las imposiciones suficientes, ni siquiera las reales, y ahí comenzó un hostigamiento constante hacia mi persona por parte de Eduardo y Germán" comentó en un relato similar a lo denunciado por Rayo.
Leddy declara que luego de un episodio de discusión con una compañera, el administrador le dice que termine su turno, pero que no vuelva más, sin haber tenido oportunidad de explicar lo sucedido ni conversarlo.
"Fue mi abogado a negociar mi salida antes que yo hiciera la denuncia y se rieron en su cara. 'Que denuncie' dijo el dueño y eso hice, pero sólo conseguí las cotizaciones desde agosto de 2020 hasta junio de 2021, dos sueldos, mis vacaciones y quedarme sin pega estando embarazada".
"Casa de Salud es un espacio que quiere ponerse el sello de estar a la vanguardia cultural de defensa de los derechos de las personas, de ser un espacio seguro, inclusivo y no puede ser que hasta este año no hubiera nadie contratado y que hubiera dos despidos de mujeres embarazadas en menos de un año. No pueden dársela de tener un paraíso cultural y explotar a los trabajadores. Han hecho su fortuna a costa de vulneración de la gente que trabaja ahí, quedas embarazada o te rompes un pie y te desechan, toda la gente ahí es desechable".
A pesar de esta condena de la Inspección del Trabajo, los episodios se habrían repetido. «Ha sido heavy tener que llevar todo esto sola, mientras ellos están sentados ganando plata despreocupadísimos, porque yo sé mi caso hasta se les debe estar olvidando, yo creo que ni siquiera deben pensar que los voy a demandar» comenta Francia Rayo, agregando que además le genera mucho conflicto ver el tipo de actividades que se realizan en el lugar y lo contradictorio que es con la situación que ella está viviendo. «Cuántas personas van con un discurso super feminista, pro niñez, a tocar a Casa de Salud, donde jamás se han preocupado de mi hija, de cómo lo ha pasado con todo esto. Llevo cuatro meses sin sueldo y si no es porque tengo una pareja que trabaja ¿qué como? ¿qué come mi hija? ¿bajo qué techo vive mi hija? Jamás les ha importado en lo más mínimo».
Esta situación de ambigüedad contractual además le ha traído la dificultad de poder acogerse a la subsidiariedad del Estado. «He intentado postular a bonos a los que no califico porque no soy trabajadora y otros a los que no puedo postular porque figuro como trabajadora, porque no me han despedido formalmente, no puedo optar a nada». Asimismo, indica «No puedo buscar otra pega porque todavía estoy con fuero maternal y tampoco puedo dejarla en un jardín porque no quedo en la Junji porque supuestamente gano 500 lucas mensuales, pese a no recibir ni un peso. Estoy en una precarización en todo sentido, me siento atada: no puedo postular a bonos, no puedo buscar otro trabajo y no estoy despedida. Y ellos tienen conciencia de todo esto, pero les da lo mismo».
«Si ellos tuvieran contratadas a todas las mujeres que trabajan ahí, tendrían que tener sala cuna, porque no es que no trabajen mujeres, sólo no las tienen contratadas. Por eso yo no puedo acceder a sala cuna ni a bono compensatorio. Trabajan fácilmente 25 mujeres en planta» concluye.
La versión de Casa de Salud
RESUMEN conversó con Eduardo Soto-Aguilar, para conocer su versión de los hechos de estas denuncias, a lo que en primera instancia respondió "Deberían hablarlo con el abogado porque lo que sale hablando ella no es cierto como es, se le ofreció una salida, pero ella quería una suma de dinero. Deberías hablarlo con el abogado porque eso se está viendo en tribunales. En el local están todos los trabajadores contratados, ella quiso tener otro régimen. Ahora 'Pésimos Ltda' ya no existe, no está funcionando, se le dio una salida, ella no la quiso y después se fue por otro lado y lo quisimos ver directamente por tribunales no más" señaló, cuando en realidad quien interpuso la acción legal fue la trabajadora.
Al consultarle respecto a si los trabajadores están contratados, pues es uno de los argumentos principales que acusan las trabajadoras, señaló: "Todos los trabajadores que están ahora están contratados por 'No Estamos Fritos SpA'. 'Pésimos Ltda' no existe." Esto a pesar de no haberle consultado aún por las sociedades comerciales.
En cuanto, a si es verdad que sólo le pagaban en efectivo y el porqué lo hacían, comentó que "Eso es mentira, por supuesto que es mentira. Ella boleteaba cuando estuvo trabajando, ella quedó embarazada en pandemia. Nosotros le hicimos un contrato. Después de eso nosotros quisimos ayudarla, yo le regalé una cuna, le regalé un coche, para cuando ella quisiera volver, pero ella no quería volver, quería una salida de mucha plata y eso era imposible por los años trabajados. Después de eso ella se fue en la demanda por la Inspección del Trabajo y ahora estamos en tribunales. Entonces lo que está diciendo ella es todo una mentira". Asimismo, también señala no ser cierta la acusación que el despido haya sido solamente de manera verbal y no formalmente "No es cierto. Ella fue directamente con la Inspección del Trabajo al local."
Si bien la conversación había partido tranquila, fue en este momento en que progresivamente comenzó a subir el tono de su voz. Al preguntarle respecto a lo que dice de que aceptaron hacerle el contrato bajo la condición que ella misma se pagara las imposiciones, señaló que él fue quien las pagó. No obstante, en relación a lo que señaló Rayo de haber mentido en cuanto a que aceptaba pagarse ellas sus contribuciones para que le hicieran el contrato, respondió que no contestaría más consultas.
A pesar de existir una legislación clara en relación a la protección laboral tanto a las trabajadoras embarazadas como a sus hijos e hijas, en la práctica existen diversas maneras en que éstas pueden ser burladas y es una responsabilidad del Estado ser más estricto tanto en la fiscalización y protección de las trabajadoras, así como en facilitar las condiciones para poder denunciar de manera rápida y efectiva cuando éstas no se están cumpliendo.
Finalmente, cabe precisar que intentamos contactarnos con Germán Estrada, «Negro Pésimo», pero no atendió a los llamados.