La Convención Relativa a los Humedales de Importancia Internacional que se conoce en forma abreviada como Convenio de Ramsar, se celebró en la ciudad de Irán en el año 1971, Convenio que se acordó el dìa martes 2 de febrero del mismo año. Este Convenio fue firmado por varios países y entró en rigor el 21 de diciembre de 1975, en Chile entró en rigor el 27 de noviembre de 1981. Su principal objetivo es «la conservación y el uso racional de los humedales mediante acciones locales, regionales y nacionales y gracias a la cooperación internacional, como contribución al logro de un desarrollo sostenible en todo el mundo».
Para difundir la importancia de salvaguardar estos ecosistemas es que invitamos a participar a toda la ciudadanía de las próximas actividades que estaremos desarrollando por el Día Mundial de los Humedales a nivel mundial este 2 de febrero. Esta actividad tiene por objetivo ayudar a concientizar, educar ambientalmente, y alertar sobre la importancia de detener las proyectos en curso que amenazan nuestros humedales y de la importancia en el avanzar hacia un cambio constitucional, creando instrumentos de protección ambiental que sean fiel reflejo de los intereses de la comunidad y que incluyan el valor intrínseco de la Naturaleza, tal como la reciente Ley 21.202 de protección de humedales urbanos (publicada en el diario oficial el 23 de enero de 2020), ley que tiene el objetivo de frenar la indiscriminada expansión inmobiliaria sobre estos espacios naturales pero la cual podría ser efectiva solo si existe voluntad política y se rediseñan los Planes Reguladores con influencia real desde la ciudadanía.
El mundo y Chile sufre una crisis ecológica y climática con características de terminal. Año tras año vemos cómo se intensifican los problemas de contaminación en zonas de sacrificio y en todos los territorios, pérdida de biodiversidad, frecuencia e intensidad de incendios, sequía y conflictos socio-ecológicos. Como lo manifiesta el estallido social, la crisis social también es por el medioambiente, y como sociedad civil y pueblos ya nos cansamos de convivir con decisiones de la clase gobernante que no nos representan y con una cultura empresarial de saqueo, de mercantilización y abuso sobre nuestro patrimonio natural, personas y comunidades..
Como agrupaciones, redes y personas comprometidas con la defensa y recuperación de los ecosistemas, la investigación, la formación de conciencia ambiental, en particular de los Humedales ríos y cuerpos de agua, promovemos un buen vivir social y natural. Esto apunta a crear un nuevo modelo de desarrollo sustentable, integrador (social, económico y ambiental) y efectivo, con participación ciudadana vinculante y medidas robustas que satisfagan las necesidades de alimentación, vivienda, generación y utilización de energía, gestión de desechos, consumo de agua y resguardo de la biodiversidad en tiempos de cambio climático.
En nuestra región convivimos con un paisaje transformado por la urbanización acelerada y equivocada, el monocultivo forestal y la industria de la celulosa, la sobreexplotación del mar y su contaminación por descarga de Riles, termoeléctricas y grandes centrales hidroeléctricas que degradan nuestros territorios y ecosistemas. Los Humedales son, junto a remanentes de bosque nativo y bolsones de vida marina, la última línea de defensa de la naturaleza frente a la extinción. Su rol es fundamental en la preservación de la biodiversidad, por ser refugio de una gran cantidad de especies y aves residentes y/o migratorias, por mantener la diversidad genéticas, proteger la fertilidad del suelo, almacenar agua y regular su ciclo hídrico. Actúa además como zona de contención ante crecidas y tsunamis; son grandes reservorios de carbono para mitigar el calentamiento de la Tierra, y filtran sustancias contaminantes. Es decir, proveen de múltiples beneficios para nuestro bienestar como sociedad, sostener la vida de la fauna y flora y reducir la vulnerabilidad humana a los desastres provocados por fenómenos naturales.
Sin embargo, los Humedales se encuentran entre los ecosistemas más degradados a nivel mundial, y en Chile enfrentan actualmente gravísimas amenazas debido a factores de cambio antrópicos, entre ellas: 1) micro-basurales clandestinos y contaminación de agua por hidrocarburos y desechos domiciliarios; 2) fauna doméstica y especies invasoras que atacan a la biodiversidad nativa y sus nichos ecológicos; 3) expansión urbana y su mala o nula planificación, rellenando humedales y aumentando el riesgo de inundaciones, 4) construcción de barreras físicas y/o proyectos de infraestructura que fragmentan y degradan estos ecosistemas, 5) falta de medidas efectivas de protección que se funden en la investigación científica y la participación ciudadana; 6) proyectos de embalses, canales, carreteras y pozos que saquean el agua; y 7) falta de educación ambiental y de un cambio de paradigma hacia el buen vivir.