Centroamérica en la sociología latinoamericana

En Tegucigalpa, Honduras, la Asociación Centroamericana de Sociología (ACAS) celebrará del 4 al 7 de agosto, su decimonoveno congreso titulado Los desafíos de la sociología en Centroamérica y América Latina.

Por Marcos Roitman Rosenmann

El encabezado es sugerente. Pensar nuestras sociedades en medio de las transformaciones del capitalismo digital, supone visualizar los cambios que han sufrido las estructuras sociales y de poder, en un continente, cuya característica común, es la incorporación subordinada y dependiente a los procesos de acumulación de capital, división internacional del trabajo, la producción y los mercados.

Exportadores de materias primas, el poder de las trasnacionales campa a sus anchas, condicionando el devenir soberano, cuando se trata de gobiernos democráticos y populares. Centroamérica y América Latina han sufrido, en todas sus formas, el intervencionismo imperial. España, Francia, Inglaterra o Estados Unidos. Invasiones, financiamiento de golpes de Estado, bloqueos económicos, chantajes, asesinatos políticos y magnicidios.

Hoy, más allá de Donald Trump, nuestra América es víctima del asedio de políticas tendentes a hacer fracasar los proyectos populares. Este es el campo de condiciones donde el sociólogo centro y latinoamericano desarrolla su quehacer. En Centroamérica, sus desafíos teóricos han estado marcados por coyunturas disímiles. La mayor parte de las veces, desarrolladas en condiciones perentorias. Si pensamos más allá de la recepción de los conceptos propios de la sociología, debió recrear, forjar y pensar nuevas categorías acordes a las estructuras sociales y de poder que daban vida a los estados-nación.

En esta dimensión surgen las propuestas de cambio social, el tipo de capitalismo, los debates sobre la oligarquía, la concepción centro-periferia, el colonialismo interno, la dependencia político-económica o los regímenes autoritario- burocráticos. Todo en medio de dictaduras, proyectos contrainsurgentes, guerras de baja intensidad.

Años difíciles, pero la sociología centro y latinoamericana respondió a los retos. Un elemento que lo hizo posible y dio fuerza fue el conocimiento profundo de los clásicos donde habita el pensamiento marxiano, hoy tan denostado como vulgarizado. Veamos dos ejemplos claves.

Edelberto Torres-Rivas publicará en Chile, 1969 por la Editorial PLA: Interpretación del desarrollo social centroamericano, texto que no circulará en Centroamérica. Sólo dos años más tarde, Educa lo redita. Utilizando el arsenal marxiano, y un gran conocimiento de la historia, muestra las estructuras de una sociedad dependiente. Para lo cual se apoya en Theotonio Dos Santos y Mauro Marini, dos destacados marxistas brasileños, forjadores de la teoría de la dependencia. Sin embargo, Torres-Rivas, abandonará la crítica marxista latinoamericana, abonándose a los postulados de la sociología de la modernización. Su ensayo La piel de Centroamérica; una visión epidérmica de setenta y cinco años de su historia es demostración de lo apuntado.

Y en 1985, dos sociólogos, un costarricense y un salvadoreño, Daniel Camacho y Rafael Menjívar, coordinaron la investigación más completa sobre el origen, desarrollo y evolución de los movimientos populares en Centroamérica. También publicado por Educa.

Sin embargo, entre reveses, grandes aportes marcan el desarrollo de la sociología centroamericana. Leticia Salomón fue pionera en mostrar las características del militarismo subyacente en las fuerzas armadas hondureñas y su dependencia con Estados Unidos. Mónica Baltodano presenta en 2010 una obra monumental de la Nicaragua contemporánea en tres volúmenes: Memorias de la lucha sandinista.

Y también en este siglo, los aportes de Nancy Piedra Guillén y Montserrat Sagot Rodríguez, costarricenses, por separado, cuestionan desde la sociología de género y la militancia feminista, el patriarcado y la violencia machista. Igualmente, Franz Hinkelammert, teólogo y sociólogo alemán, afincado en Costa Rica, realiza una mordaz crítica a la economía de mercado y las ideologías de la muerte. Sus lecturas han marcado a generaciones de científicos sociales en Centro y América Latina. Y desde Panamá destacar a Marco Gandasegui hijo, sus trabajos sobre democracia en Panamá y el papel de EU en la región son imprescindibles.

En peores o mejores circunstancias, no hay especialidad donde los sociólogos centroamericanos no destaquen. Procesos de paz, integración, migraciones, ambiente, juventud, derechos humanos. Pero hoy brega a contracorriente. El rechazo visceral al pensamiento de tradición marxiana empequeñece las ciencias sociales. Por ello, la sociología centro y latinoamericana requiere recuperar y apoyarse en sus clásicos. No es tarea fácil cuando se ha tirado el niño con el agua sucia dentro.

La sociología centro y latinoamericana ha sobrevivido al cierre de universidades, centros de investigación, persecución política, exilio o la eliminación física de sus representantes. Pero nada parecido a la guerra neocortical que desarticula la capacidad de pensar. El rechazo al estudio de América Latina como unidad, el desprecio hacia la teoría social latinoamericana se muestra con el desconocimiento del pensamiento crítico latinoamericano. Los grandes debates sobre modos de producción, capitalismo o feudalismo, estilos de desarrollo, cambio social, marginalidad, clases sociales, colonialismo interno, entre otros.

Así, podemos preguntarnos: ¿Cómo ser sociólogo en Centro y América Latina, desconociendo el ensayo de Rodolfo Stavenhagen Siete tesis equivocadas sobre América Latina? O el texto de José Aricó: Marx y América Latina. Sin olvidarnos de Agustín Cueva: El desarrollo del capitalismo en América Latina, y La democracia en México, de Pablo González Casanova, cuya edición cambió para siempre la sociología en América Latina.

Hoy, el desafío consiste en sacudirse el antimarxismo, el desprecio a los clásicos, cuyas categorías y conceptos nos hace sociólogos. Me refiero a Weber, Simmel, Veblen, Sorokin, Mills, Sennett, Adorno o Marcuse, acusados de promover una teoría colonial y opresora (sic). Vivimos tiempos en que la sociología hecha de retales es dominante. Pero resulta infecunda. Para los organizadores del decimonoveno Congreso de ACAS, revitalizar la sociología centro y latinoamericana es el reto.

Son tiempos conservadores y es necesario dar batalla. No basta con resistir. Pensar para ganar debe ser su objetivo.

Imagen de Pablo González Casanova extraída de La Jornada

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